Aviso para los que manejáis estas cosas. Ernst Junger, y Ernst Jünger, son el mismo escritor, como es obvio; sin embargo, prescindiendo de la diéresis sobre la letra u, aparecen diez libros suyos y escribiéndolo con diéresis aparecen otros cinco; eso sí, no hay ningún título que sea coincidente entre ambas entradas.
Habría que arreglarlo.
He creado una ficha independiente de Cantos de vida y esperanza, una de las obras más importantes de Rubén Darío ( sopadelibros. ). No obstante, ya existe una ficha que agrupa esta obra y Azul ( sopadelibros. ), y hay una ficha independiente para Azul con varios votos ( sopadelibros. ). Por eso de que son obras separadas y muy delimitadas y por tener una ficha para cada una, yo sugeriría eliminar la ficha que incluye ambas y dejar una para cada obra -Azul y Cantos de...-. Si os parece bien lo hacemos así y que @scardanelli , si no le importa, individualice su voto para cada una de las dos obras.
He creado además una ficha como antología de Dario, pues no había ninguna. Ahí la cosa se complica, pero yo diría de incluir en ella todas las antologías de Dario. Estoy leyendo la antología de Austral, pero rellené los datos con la de Alianza que, aunque seguramente peor, imagino que será más popular. En cualquier caso, siempre se pueden crear infinitas fichas con otras antologías distintas.
Seguro que entre tanto clásico resulta herético, pero desde luego hay que reconocer su indudable originalidad y belleza (y brutalidad soterrada) aunque tampoco es un libro estrictamente marinero: "Océano Mar" de Alessandro Baricco.
@Kodama : (porque la reseña de Maqroll es mía), como igualmente le decía a Lucero, inténtalo... la factura y hechuras de los dos primeros libros son impecables, pese a que las historias en sí...
Gracias a todos por las múltiples recomendaciones y comentarios. Me apunto nuevos títulos y rescato otros. ¡Cómo se me pudo olvidar Retrato de un náufrago! Por otro lado, gustándome Hemingway tanto como me gusta, El viejo y el mar ya estaba el primero de mi lista, inamovible. Seguramente mi próxima embarcación.
Lo que me gusta de los géneros -y aquí los géneros con los que crecí (fantasía y CiFi) salen perdiendo- es que ofrecen un marco muy rico del que se desprende una forma de sentir y una visión del mundo fundida con sus paisajes, sus claves y su tiempo pero al mismo tiempo universal y que cada autor interpreta y enriquece de manera personal, aportando nuevos sentidos. Es algo que se siente en la lectura por todos los poros, sin necesidad de leer molestos discursos en la novela. La “aventura” es lo de menos. Lo importante es la atmosfera y las relaciones humanas que la transcienden. Por eso, de primeras y por lo que decís, me inclino mucho más hacia Conrad, Kipling, Melville y Mutis que hacia Verne o Salgari. Gracias, por cierto, Sedacala por la recomendación de El buque maldito antes que Sandokan, acabo de cambiarlo en mi wishlist. De Verne, con quien soy tan escéptico como con Salgari, tengo en mi wishlist precisamente “20.000 leguas…”. A O’Brien (me encanta la película Master and Commander) y a Forester no se bien dónde situarlos. Baroja, con las Aventuras de Shanti Andia, fue la primera “novela de barquitos” que leí y la situaría en un punto intermedio. Me gustó mucho el tono, la nostalgia y la agilidad de la novela pero me habría gustado un poco más de densidad. Me gustaría leer otra novela suya del género, pero por lo que sé Shanti Andia es la mejor de ellas.
Quiero leer a Defoe y a Swift, ¡cómo no leerlos!, pero de ellos me espero algo distinto. Desde luego no espero aventuras libres de digresiones en las que la densidad del universo sea palpable y sensible antes que didáctica y alegórica. La literatura del XVIII… en fin.
Por este mismo argumento, me parece que los libros de ficción tienen más que ofrecer que lo de no ficción, como la literatura de viajes. Probablemente me equivoco.
Nadie va a mencionar Trafalgar y alguna otra historia de barquitos del académico Pérez Reverte?
No me considero un experto en estas lides narrativas, aunque esté entre mis libros preferidos “Robison Crusoe” de Defoe (imposible la comparación con otros robinsones), pero se me ocurren unas “alternativas” a lo expuesto.
Ya que se ha citado a Verne, no puede pasar inadvertido “20.000 leguas de viaje submarino” (también su continuación “La isla misteriosa”, aunque con menos dosis de aventuras marinas) cuyo personaje Nemo me resulta fascinante, para mí un gran personaje literario. Tampoco olvidaría al gran clásico “La Odisea” de Homero, donde son notables las pericias y episodios marinos de Odiseo. Por último añadiría una de mis últimas lecturas: “Relato de un naufrago” de García Márquez. En esta corta novela se recrean las desventuras y las vicisitudes para sobrevivir en el mar; un relato lleno de realismo, dramatismo y angustia, que tiene como aliciente el estar basado en hechos reales.
Kodama, Maqroll es un marinero más melancólico que aventurero. Son novelas llenas de pesadumbre existencial más que fulgurantes travesías. Estimables, eso sí.
Robinson Crusoe y La isla del tesoro no necesitan recomendación; por eso no los citaba. Los otros robinsones son ya más tenues: a los suizos les tengo una especial manía.
La literatura de viajes que citas es otra rúbrica: yo solo había incluido ficción. Es, por cierto, muy interesante. De los que mencionas, conozco el de Slocum, toda una rareza.
Y otra rareza: las aventuras marinas de terror de William Hope Hodgson, toda una delicatessen. Seguro que hay mucho más.
Se me van ocurriendo más cosas. Aparte del ya mencionado “El buque maldito” de Salgari, el filón de los náufragos da mucho de sí. ¿Cómo se nos pudo olvidar “Robinsón Crusoe”? Porque, en la novela de Defoe, su personaje mantiene un combate permanente con los elementos marítimos, con las costas, las playas, los indígenas que vienen de islas vecinas, los piratas que recalan allí de vez en cuando, la salida de la isla que le obliga a más y más aventuras. Es por tanto una auténtica historia náutica. Algo de eso hay también en "Los viajes de Gulliver" aunque en menor medida. Y luego, la novela del náufrago dio lugar a “El robinsón suizo” de Wyss, y a “Escuela de robinsones” de Verne, si bien esta última no la leí, si lo hice con “Segunda patria”, también de Verne, que se me quedó grabada. Volviendo a Salgari, guardo muy buen recuerdo de la serie formada por las siguientes:
El capitán Tormenta
El León de Damasco
El Hijo de León de Damasco
La Galera del Bajá
En ellas, los piratas berberiscos, los turcos, algunos cristianos griegos y gente así se pelean en el Mediterráneo oriental, dando lugar a entretenidas aventuras en lugares de resonancias míticas como Candía o Famagusta, todo ello ambientado en el siglo XVI.
Tampoco me explico que Faulkneriano haya pasado sobre el nombre de R. L. Stevenson, sin mencionar “La isla del tesoro” Yo no soy un entusiasta de la prosa de Stevenson, pero la novela es sobradamente conocida, y para ir a la isla hay que navegar y luego moverse por ese ambiente, entre playero y tropical, tan seductor. No creo que se deba desdeñar. Y luego, ya dejando de lado la literatura como tal, no me resisto a recomendar algunos títulos sobre navegación en sí misma, que aunque no relatan historias de ficción, son auténticos libros de aventuras, por las múltiples dificultades que padecen sus protagonistas, véase: “Los viajes del Capitán Cook (1768-1779)” de A. Grenfell Price, con los viajes del insigne capitán; “La verdadera historia del motín de la Bounty” de William Bligh, que cuenta su viaje de 2.000 millas en un simple bote de remos, desde que le echan al mar los amotinados hasta que alcanza tierra firme; o cambiando de época, el relato del primer viaje alrededor del mundo de un navegante en solitario, a vela naturalmente, y contado en el libro “Navegando en solitario alrededor del mundo” de Joshua Slocum (1899).
Contradiciéndome a mí mismo en lo que dije antes de falta de seriedad en Salgari, recomiendo: "El buque maldito" libro de relatos marineros que reseñó Shorby, y del que yo comenté lo siguiente en su reseña:
"Este libro lo leí dos veces, la primera con unos catorce años. Me pareció fascinante y me metió en el cuerpo para el resto de mi vida un interés casi irracional por las cosas de la mar. ¡El buque fantasma! ¡El holandés errante! el barco aquel que surcaba los mares sin tripulación en una inacabable derrota. Luego, me picó la curiosidad y la volví a leer hace un par de años. Ahora es otra cosa, está claro, pero sigue manteniendo un encanto un poco naif, que es muy agradable. Sin duda el Salgari que más me ha gustado, mucho más que el tigre malayo, ese Sandokán un poco chulesco que no me caía nada bien".
No estoy seguro si sus novelas y relatos pueden considerarse 100% marinos pero aprovechando que en septiembre se cumple un año de su muerte nombraré a Álvaro Mutis y su omnipresente personaje Maqroll el gaviero. Aunque una reseña leída en SdL no incita demasiado a su lectura.
Mucha razón tienes, sedacala, con el Rule Britannia y Patrick O'Brien. Pasa lo mismo con todos los cultivadores modernos del género marítimo británico, aunque unos tienen más sentido del humor que otros. Bien apuntado lo de Santhi Andía.
Tharl, me alegro encontrarme a la vuelta del verano con que te ha dado por los barcos: es, sencillamente, mi tema favorito, lo cual no quiere decir que esté todo el día leyendo cosas sobre el mar, ni mucho menos, primero, porque no hay tanto y segundo, porque, no hay que abusar de lo que a uno le gusta, a riesgo de desgastarlo.
Claro, todo depende del enfoque que le quieras dar al tema. Si quieres que prevalezca la calidad literaria por encima de todo, creo que es cierto: a Conrad no le supera nadie en ese género. A lo que dice Faulkneriano, añadiría “Juventud” (novela corta) y precisaría que “El espejo del mar” no es una novela sino relatos cortos más o menos reales extraídos de su experiencia como navegante. También precisaría otra cosa sobre Conrad. Excepto “El espejo del mar” (traducida y promovida su edición por Javier Marías), tengo la sensación de que las demás novelas de Conrad, se sitúan en el mar pero tratan temas de contenido, más bien, humano, mucho menos que, propiamente, de aventuras.
Evidentemente “Moby Dick” es una novela “muy” marítima y, en cierto modo, de aventuras, pero en cierto modo no (lee la reseña que escribí).
El caso de Poe es especial, no es un autor que se dedique a esto; es un autor que toca esto puntualmente. ¿El resultado? Pues yo te diría que es un libro que debe leer ineludiblemente alguien que manifieste afición por estos temas; ineludiblemente. Luego, te gustará o no; a mí no me gustó demasiado, pero por otras razones; en lo tocante a la cuestión aventurera es imprescindible.
“Capitanes intrépidos” me gustó muchísimo en el cine y muy poco o nada en novela; no sé porque. Y en cuanto a lo de Patrick O`Brien, es de terminar cantando ¡Rule Britannia! Good save the Queen, o cualquier otra cosa parecida, un empacho de Albión.
Aunque pueda sorprenderte, Las aventuras de Shanti Andía, de Baroja, están bastante en esa línea y no están nada mal. De London sólo leí Colmillo blanco, que nada tiene que ver.
Pero después de decir todo esto, quería terminar diciendo que donde yo más he disfrutado de ese tipo de lecturas es con Salgari y, sobre todo, con Verne. Claro que, con edad comprendida entre doce y veinte años. He probado, después, con la edad adulta y la cosa cambia. Salgari creo que no es rescatable si exiges a tus lecturas un mínimo de “seriedad” y pongo esto último entre comillas. En cambio Verne, para mí es la representación perfecta de la novela de aventuras, marítima o no. Y, de hecho, no recuerdo ahora novelas suyas exclusivamente marítimas, muchas tienen trayectos en barco, más o menos largos, pero también aparecen otros escenarios. El problema es que no todas las novelas de Verne tienen la calidad deseada, y desde luego, son excesivamente largas. En fin me pensaré cual es más recomendable y ya te lo diré.