@Faulkneriano querido, ante todo decirte que, como siempre, me alegra mucho leerte.
Es cierto lo que decís, pero los que no tenemos hijos, somos como hojas que el tiempo barre de un soplido, así, sin miramiento alguno. Aún así, el olvido es un hecho que se da de generación en generación; nadie recuerda a su bisabuelo, por ejemplo.
Lo que me gustó del relato (y que a Dunsany se ve que le afectaba o le preocupaba ya que este tema se repite en otros escritos suyos) es que nada hay más cierto que el tiempo puede destruirlo todo, salvo lo intemporal, lo que se convierte en eterno, merced al ingenio del ser humano.
Esa línea de Homero lo confirma. Como lo confirman todas sus líneas y las de otros tantos. El Tiempo, divinizado y, hasta diría corporizado por Lord Dunsany, no puede sino rechinar los dientes contra lo que ya es trascendente. Una música, un libro, algo que lleve la rúbrica de X persona.
Hay algo de vanidad, tenés mucha razón. De hecho, el primer cuento de Fifty-one-tales, se llama "La asignación" y alude a la notoriedad que se le da a la basura transitoria en cada época, mientras que lo verdaderamente sublime, en general no es comprendido en su tiempo y sí mucho después.
LA ASIGNACIÓN
La fama, cantando en los caminos, y bromeando mientras cantaba, junto a sórdidos aventureros, pasó por delante del poeta.
No obstante, el poeta le preparó unas pequeñas coronas de canciones para engalanar su frente en las cortes del tiempo, pero en su lugar llevaba las inútiles guirnaldas que los bulliciosos ciudadanos le arrojaban por los caminos, hechas de cosas perecederas.
Y al cabo de un tiempo, cada vez que estas guirnaldas morían, el poeta acudía a ella con sus coronas de canciones; y aun así ella se reía de él y llevaba las inútiles guirnaldas, aunque siempre morían al atardecer.
Y un día, en su amargura, el poeta la reprendió y le dijo "Amada Fama, ni siquiera en los caminos y en los senderos te has privado de reír y gritar y bromear con hombres inútiles, y yo he trabajado por ti y he soñado contigo y tú te burlas de mí y pasas de largo".
Y la Fama le dio la espalda y se alejó, pero al partir miró por encima del hombro y le sonrió como no lo había hecho antes, y, casi hablando en un susurro, dijo:
"Me encontraré contigo en el cementerio, en la parte trasera del Workhouse, dentro de cien años".
Un placer leerte, amigo. Abrazo grande. ;)