Deprimente como pocas esta obra, por su cualidad de mostrarnos un reflejo imperecedero de un sistema decadente desde su inicio, un sistemas que devora sin control y mesura, un sistema que en sus escalones inferiores obliga a elevarse sobre los cráneos de los caídos...
Leerlo en estos tiempos provoca...
Deprimente como pocas esta obra, por su cualidad de mostrarnos un reflejo imperecedero de un sistema decadente desde su inicio, un sistemas que devora sin control y mesura, un sistema que en sus escalones inferiores obliga a elevarse sobre los cráneos de los caídos...
Leerlo en estos tiempos provoca...
Entiendo que los delirios literarios de Elizabet Smart entre la introspección y la poesía, metaliterarios, abigarrados de citas y cultismos, siempre al límite, echen para atrás a más de uno.
No es mi caso. Lo mismo que para algunos sus libros supondrán un sinfín de desvaríos hiperbólicos, a mí me encanta...
“Therese Raquin” fue escrita en 1867 y, además de un escándalo, supuso todo un acontecimiento, un antes y un después para el autor e incluso un evento (pequeño o grande, a gusto del lector) para la literatura: el nacimiento del naturalismo, un movimiento artístico que trascenderá lo literario. Con este...
Empecemos por lo fácil. La novela tiene una prosa extraordinaria, original, que me ha sorprendido primero y seducido completamente después. Tardé algo, no mucho, en acompasarme a su ritmo, en acostumbrarme a su estructura de frases y párrafos, en disipar mi confusión al atacar ese texto que, narrado...
\"(...) El tren atravesaba la oscuridad lenta y cautolosamente. Agotado, John se durmió.
Las ruedas transmitían inquietud a sus sueños, y una vez más vio los edificios ennegrecidos, las calles abiertas por las explosiones, el bar a la luz de las velas. Ya no le parecía que todo aquello carecía de...
Este es el primer y, por ahora, único libro de este autor que me ha gustado. Sobre todo destaco el primer capítulo, con esa ingenua ironía de esos muchachos ingleses que lo protagonizan, aunque sea un capítulo-prólogo del verdadero meollo de la novela.
Pero también me ha interesado mucho el segundo...