Si es verdad eso que comentaba Saramago en una entrevista acerca de que “no soy un pesimista, sino un optimista bien informado” resulta claro a todas luces que Jim Thompson es el culmen de la buena información. Leer sus obras de novela negra es como dispararse un tiro en el corazón al inicio de la primera...
Cuando uno topa con una novela de estas características, guiándose tan sólo de su enfermiza intuición y desconociendo todo lo referente a su autor más allá de un nombre asociado a un recuerdo de hace unos años cuando tomando una pinta de guinness en un pub de Edimburgo pude apreciar una fotografía enmarcada...