Faulkneriano ha escrito una
nota hace 13 añosAdiós a Bradbury. Quizá no fuera un gran novelista y, como muchos otros autores, se sobrevivió ampliamente a si mismo, publicando sus mejores obras siendo joven, pero introdujo el lirismo, a todo volumen, en la ciencia ficción, cambiando de arriba abajo las convenciones acartonadas del género, y sus primeros libros de cuentos merecen estar, por derecho propio, en el Olimpo. Sus Crónicas marcianas han puesto un nudo en la garganta a varias generaciones de lectores. Un ejemplo de su inimitable estilo, quizá un poco largo para las notas, es el final del cuento Caleidoscopio (un spoiler en toda regla, aviso), cuando una nave espacial sufre un terrible accidente y sus tripulantes se dispersan por el espacio:
"Todos estaban solos. Sus voces se habían desvanecido como los ecos de palabras divinas vibrando en el cielo estrellado. El capitán marchaba hacia el Sol. Stone se alejaba entre la nube de meteoritos, y Stimson, encerrado en sí mismo. Applegate iba hacia Plutón. Smith, Turner, Underwood... Los restos del calidoscopio, las piezas de lo que otrora fue algo coherente, se esparcían por el espacio.
"¿Y yo? -pensó Hollis-. ¿Qué puedo hacer?. ¿Puedo hacer algo para compensar una vida terrible y vacía? Si pudiera hacer algo para reparar la mezquindad de todos estos años, el absurdo del que ni siquiera me daba cuenta... Pero no hay nadie aquí. Estoy solo. ¿Cómo hacer algo que valga la pena cuando se está solo? Es imposible. Mañana por la noche me estrellaré contra la atmósfera de la Tierra. Arderé, y mis cenizas se esparcirán por todos los continentes. Seré útil. Sólo un poco, pero las cenizas son cenizas y se mezclarán con la tierra."
Caía rápidamente, como una bala, como un guijarro, como una pesa metálica. Sereno, ni triste ni feliz... Lo único que deseaba, cuando todos los demás se habían ido, era hacer algo válido, algo que sólo él sabría.
"Cuando entre en la atmósfera, arderé como un meteoro."
-Me pregunto si alguien me verá -dijo en voz alta.
Desde un camino, un niño alzó la vista hacia el cielo.
-¡Mira, mamá! ¡Mira! -gritó-. ¡Una estrella fugaz!
La estrella blanca, resplandeciente, caía en el polvoriento cielo de Illinois.
-Pide un deseo -dijo la madre del niño-. Pide un deseo".