Parece que la dispersa mano de Pessoa hubiera vuelto a actuar firme en la persona de Ángel Crespo. Que viniera Ángel Crespo con su antología y su prólogo de cien páginas a disolver como un heterónimo más la vida de Pessoa, como el propio Pessoa tuvo que corregir a Alester Crowley el día que le echó las cartas y quiso sentar su destino. Lean el prólogo, reléanlo, incluso tres o cuatro veces: asegúrense desembocar en los poemas cuidadosa y cariñosamente perdidos.
De los poemas, nada se puede decir, salvo que cada palabra se ha levantado, se ha sacudido el polvo y ahora está en su exacto sitio.... hace 6 años con una nota de 5