Después de leer a Proust necesitaba emborracharme. Así, me bebí a Bukowski en dos días y quedé con ganas de más. Me pasé a la droga.
El material no era muy bueno. Burroughs no pasa un compuesto demasiado complicado. El lenguaje es funcional, simple y llanamente. Sin retóricas, ni connotaciones, ambigüedades...