La nueva versión de "Anna Karenina" es visualmente llamativa. Está rodada como si estuvieran sobre un escenario, incluso hay secuencias en las que cambian de emplazamiento sin ningún corte como si fuera una transición más propia del teatro (del teatro musical incluso en ciertos momentos por las coreografías, hay una muy chula y otra ridícula). Si se te llenan los ojos con facilidad con artificios visuales y de montaje se puede hasta disfrutar (no es mi caso), pero si no es así huye de ella como del Demonio porque no aporta absolutamente nada y la pareja protagonista está para pegarle una paliza en un callejón oscuro bajo amenaza de amputación de piernas si vuelven a interpretar algo que no sea un anuncio de Oscar Mayer (con todos mis respetos a Oscar Mayer).