La segunda mejor cama por Faulkneriano

Portada de HAMNET

A menudo se recuerda, para ejemplificar la displicencia y el desapego de Shakespeare hacia su mujer, el hecho de que , en su testamento, el escritor le dejara "su segunda mejor cama". En esta peculiar novela se explica satisfactoriamente tal cuestión, si el lector está atento, porque O'Farrell no es muy aficionada a subrayar las cosas.

Anne (o Agnes) Hathaway fue una presencia importante en la vida de Shakespeare. La novela se construye en torno a ella, desde su infancia hasta el acontecimiento que afectó de lleno a la familia y los hundió a todos en una tristeza sin remedio. La obra de O'Farrell habla de los anhelos, del misterioso vínculo de los gemelos, del amor, de la mujer en la sociedad isabelina, de la ambición, del teatro, de la pérdida. Sobre todo de la pérdida, un tema que suele echarme para atrás pero que aquí se constituye con autoridad en el centro del relato, sin concesiones a lo sensiblero ni interminables rumias de libro de autoayuda. El misterio de la muerte tiñe de fantástico una novela que no lo es, pero que no renuncia a recrear la fascinación que provoca en los vivos el mundo de los muertos (en cierto momento un personaje sueña con una casa iluminada, en la que los vivos descansan de sus bailes interminables; una casa en medio de un páramo de tinieblas, con los muertos asomándose a las ventanas)

Agnes, la hija de la curandera, la chica sin madre, la propietaria del halcón (no, de la cernícala) termina por engatusar al preceptor de latín, al culto hijo del guantero al que nunca se nombra. También es la que anima al hijo esclavizado por su violento progenitor a partir hacia Londres a cumplir su nebulosa ambición de vivir de otra manera, aun a costa de renunciar a él en buena medida, a que el marido se convierta en un personaje que les visita un par de veces al año, cuando la peste u otro acontecimiento cierra los teatros.

Juntos, Agnes y el innominado afrontan la pérdida: ella, a punto de perder la razón; él, valiéndose de la literatura para conjurar el dolor. El final, más que hermoso, da escalofríos y arroja una luz insospechada sobre una de las obras más famosas de la literatura. Ya sabemos que no es cierto, que O' Farrell, afortunadamente, no es historiadora ni biógrafa, que inventa la historia de una mujer digna de los más altos empeños, de la que nada se sabe. No importa, digo. Si non è vero, è ben trovato.

Shakespeare dejó su segunda mejor cama a su mujer porque es allí donde se amaron de jóvenes, de recién casados, donde concibieron a sus hijos; la primera mejor cama la compraron cuando él ya había hecho una fortuna y había adquirido la mayor casa de Stratford. ¿Se entiende?

Escrita hace 2 años · 5 puntos con 4 votos · @Faulkneriano le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Poverello hace 2 años

Pues no, no tardes tanto en escribir reseñas. Curioso, no me atrae nada la historia, pero la voy a leer, porque has escrito una reseña después de dos años. Lo mismo se entiende menos esto que lo de la segunda mejor cama, pero mientras lo entendiera su mujer, el resto sobra.

@Poverello hace 2 años

Seis, seis años, que no sé en qué estaba yo pensando.

@Faulkneriano hace 2 años

Pues ya te puedes poner a la tarea... Dicen que el resto de la obra de O'Farrell es más que estimable. De hecho, ésta, que yo sepa, es su única novela "histórica".

¿A mí qué cama me dejarán? Esto es lo que se llama una pregunta retórica.

@Poverello hace 2 años

En la biblioteca está. Este y varios más, así que lo mismo cojo carrerilla.

Como vivo de alquiler no creo yo que me dejen ninguna cama propia.

@Tharl hace 2 años

Ostras, Faulkneriano, no hagas estas cosas. Que creía que ya me había librado de 'Hamnet', a la que encontraba por todas partes hace meses pidiendo un hueco entre lecturas. Solo he oído maravillas de ella y tú me acabas de convencer, pero me da tanta pereza el tema metaliterario... No quiero una novela filológica ni una reflexión sobre Shakespeare, ni un juego sobre los vacíos de su biografía, aunque por tu reseña no parece que el libro vaya por allí, que no sea para eruditos.

'Una cama propia' era un ensayo de la virginia wolf pobre, ¿no?

@Poverello hace 2 años

Una habitación (o cuarto) propia. Más que pobre, mujer. Es el ensayo en el que dice que para poder escribir, toda mujer debe de tener una habitación propia, algo que no está al alcance de muchas, vaya. En un ensayo sobre escritorias rebeldes que leí, Proscritas, en el que una de ellas es Woolf, la autora hace constante referencia a esa frase.

@nikkus2008 hace un año

Me alegra mucho que haya vuelto a escribir una reseña, amigo. Me pregunto a qué se deberá que cada vez escribamos menos reseñas, cuando antes lo hacíamos más a menudo. ¿Algo de pereza, o de desinterés, tal vez? En el caso de ustedes, sé que siguen leyendo furiosamente, a juzgar por sus votaciones; yo ando ahí, leyendo de a diez libros a la vez y avanzando muy lentamente con cada uno de ellos.

En fin, Santi querido, celebro tu vuelta, y ojalá sirva para motivarnos un poco y animarnos a reseñar al ritmo de otras épocas... esas hermosas épocas que extraño tanto.

@nikkus2008 hace un año

"El misterio de la muerte tiñe de fantástico una novela que no lo es, pero que no renuncia a recrear la fascinación que provoca en los vivos el mundo de los muertos (en cierto momento un personaje sueña con una casa iluminada, en la que los vivos descansan de sus bailes interminables; una casa en medio de un páramo de tinieblas, con los muertos asomándose a las ventanas)".

Esta imagen me parece extraordinaria y muy poderosa. Como recurso literario es genial, pero creo que en general, los sueños siempre están pobremente iluminados, como si la radiación procediera de una luz de tubo, pálida, triste y muerta, y sin origen o fuente concreta o visible.

P. D. : Creo que si el mundo sigue así, con una inflación creciente (acá ya es un descalabro total), y para peor mezclada con una recesión, no nos quedarán ni camas propias ni cuartos propios ni nada propio, jaja (el "jaja" es para desdramatizar, JAJA).

Abrazo :)

@Faulkneriano hace un año

La imagen de la muerte acechando desde las tinieblas un interior fuertemente iluminado, más que deberse a O'Farrell, la he descrito con un recuerdo un tanto lejano de una obra teatral de Hugo von Hoffmansthal, Trilogía de la ceguera, más concretamente su segunda pieza, "Interior", que el Centro Dramático Nacional, donde se estrenó, describe así:

"Interior, escrita en 1894. La hija de una familia ha ido a visitar a su abuela. Su verdadera intención era quitarse la vida tirándose al río. Los padres están tranquilos en su casa ya que no esperan a la muchacha hasta la mañana siguiente. Dos hombres, uno de ellos anciano, llegan a la casa con el cuerpo inerte de la joven. Desde el exterior observan la placidez de la familia ignorante de la tragedia. El diálogo se establece solo entre estos personajes fuera de la casa; en el interior permanecen mudos".

Esas sí son ideas geniales. La obra pasó un tanto desapercibida por su estreno en Madrid, pero para eso estamos los memoriosos.

Hoy me he puesto pizca pedante, pero es que el tema me gusta mucho.

Y sí, tienes razón, Nikkus, estamos de lo más perezoso, yo el primero.

@Tharl hace un año

Esa obra es de 2015, Faulkneriano, que he tenido que googlear. Qué memoria. Deberíamos hablar más de teatro por aquí y dar movimiento a las notas. Quería coger entradas para algo las próximas semanas y no he visto nada que me convenza. Ahora mismo en Madrid solo me lanzo a ciegas a la Zarzuela.

Luega está lo de la novela gótica inglesa, que (creo) por aquí nos gusta a todos más que procrastinar reseñas. Yo recuerdo escenas parecidas,, al menos en la atmósfera, en Jane Eyre, que era el último libro en que lo esperaba.

@arspr hace un año

Ufff, pues lo acabo de finalizar y soy muchísimo menos entusiasta de él que tú, @Faulkneriano. Por dos motivos: primero, solo creo que resultará interesante a amantes de Shakespeare y, segundo, sobre todo porque toca uno a uno todos los clichés que se puedan pensar de novela "políticamente correcta" según tiempos presentes. Y es importante, y creo que tampoco para bien, el "presentes" que indico.

El primero de los puntos es clarísimo. Esta es una novelilla que creo que todos tildaríamos de un tanto insulsa si en vez de Shakespeare y su mujer, tratase de Mary Wilson, panadera, y John Smith, amantísimo (o no) marido y granjero con todos los honores. Es decir, aquí el tema es que conozco cuatro datos de la vida de Shakespeare y por tanto a más de uno y a más de dos le interesará muchísimo por un mero "a priori", por simplemente tratar sobre él hilando esos cuatro datos como sea. Vale, es respetable y entendible, pero yo esperaba más. Esperaba más profundidad en esa inventada historia y en mi opinión no la hay. A la primera parte del libro, para lo poco que realmente cuenta le sobran la mitad de las páginas.

Y esta "invención" nos lleva también de cabeza al segundo punto. Vale, la sociedad de la época (y de muchas épocas) era machista con mujeres estructuralmente analfabetas y relegadas. Como detalle costumbrista al respecto, (uno de los pocos), se incluye que incluso en el teatro los hombres actuaban como mujeres. Y tan es así que era frecuente que ni se las nombrase en las obras escritas más que como "la esposa de ...". Ya, y entonces, ?qué hay más moderno y pro-tiempos actuales que invertir las tornas? Puestos a inventar el relleno de la historia, pues pongamos a Agnes como una superheroína aguerrida y, como espejo feminista castigador, dejemos innombrado a Shakespeare que así queda más cool. Porque si a Agnes la pongo de pobre mujer, desdentada, analfabeta y mojigata, como posiblemente fue, y no por su culpa sino por la sociedad que le tocó, pues vaya mierda de libro tendría. (Además machista y deleznable diría algún justiciero de salón). Y ya puestos, que el tal William sea un flojo que todo lo que hizo en su vida se lo deba a su mujer. Y ya puestos pongamos unas dosis de retorno a las raíces, a los espíritus florales de los elfos, (o algo así), porque ya sabemos que la civilización es mala y los médicos, ni ahora ni nunca, han tenido más idea que el (la) chamán en conexión astral con la naturaleza. Y ya sabemos que tanto te adivina tus pensamientos como te cura lo que sea con cuatro hierbas bien puestas y unos chakras desatrancados. Y por supuesto ya sabemos que los mellizos tienen entre sí una conexión astral que lo flipas, (pues no perdía tiempo Mengele con ellos). Y por supuesto en una época en que los niños (y los adultos) se morían como chinches, tu(s) protagonista(s) afronta(n) el duelo como lo haríamos en el S. XXI, pero eso sí me permito poner de aderezo a su alrededor a no-sé-cuántos muertos en situaciones similares que no debían tener caché suficiente para que sus parientes se los tomasen igual de a pecho. Y ya puestos esposa amantísima y sobre todo fiel, pero por contra esposo amantísimo pero pica-flor londinense porque si no el cliché de cabra loca de los hombres se me descuadra.

No sé, es todo TAN previsible, TAN blandito, TAN de la moda de hoy en día (dicho con toda la carga peyorativa que puedo). Hasta el final: ¡oh! cuánto le desprecio por usar en vano el nombre del hijo, hasta que, (sorpresa, sorpresa), me doy cuenta que es que él sufre tanto como yo y es su forma de honrarlo y recordarlo...

Eso sí, reconozco que está muy bien escrito y que cuando uno consigue olvidarse de las connotaciones artificiosas que contiene, pues llega. Por ejemplo, en tramos de la segunda parte, (y si obviamos a beneficio de inventario que aquello era el S.XVI y no el S.XXI), pues por momentos ha conseguido transmitirme la sensación de tirar para adelante sin realmente tirar que al final es tan habitual en hogares tocados por la desgracia de perder trágicamente a uno de sus hijos.

@Faulkneriano hace un año

Buena reseña, sí, señor.

Te concedo lo del exceso de corrección política: estoy ya tan acostumbrado que ni me entero. Pero insulso y blandito se me hace un poco fuerte en este caso.

No tengo tan claro que la novela solo guste a los shakesperianos, porque se ha vendido muy bien y no creo que haya tantos incondicionales del Bardo.

Y entiéndeme: creo que es una buena novela, superadora de muchos clichés historicistas, pero tampoco la defendería a muerte en un duelo dialéctico.

@Tharl hace un año

Arspr, me has trastocado mi idea del libro. Entiendo que no es una de las infinitas novelas históricas del mercado editorial (p.e. de Pérez Reverte) que ambientan dramas del presente en el pasado con un poquito de exotismo (aquí de parte de Shakespeare). Yo pensaba que sería más bien una reconstrucción historicista, que trata de sumergirte en el sentir de la época interesándose, eso sí, por la subjetividad femenina de entonces (o al menos una subjetividad de las muchas posibles en la época). Pero por tu reseña parece que no. Haber si me podéis sacar de dudas antes de ponerme a leer, que antes que leer un 'La tabla de Flandes' o 'La sabana santa' con Shakespeare me arranco los ojos.

Por sí mismo lo de la corrección política no creo que me moleste si es honesto y no un imperativo. Al fin y al cabo cualquier representación de la historia y del género en la historia es siempre política y artificiosa,¿no? O que alguien me explique por qué el pasado cipotudo y machoheróico de Pérez Reverte es más real que este otro y no una fantasía masculina. Sin embargo, por algun motivo consideramos que esa es la representación "normal" y lo otro una corrección política,

@arspr hace un año

Pues si esperas un mínimo de rigor histórico pasa del libro completamente. (Mira no obstante más reseñas/información al respecto) Porque sí, hay rigor en el decorado, pero son tres retazos mal contados. Esta no es una novela costumbrista o histórica ni de lejos. Es una novela claramente intimista sobre la pareja, sus hijas sobrevivientes y el dolor de la pérdida. Pero es absolutamente anacrónica en todos sus planteamientos y ni siquiera especialmente potente al respecto. Insisto en el "a priori": historietilla que vende porque trata de Shakespeare y no de John Wilson conocido en su casa y poco más.

Y lo de la corrección política es que es demasiado. Es que toca todos los tópicos típicos habidos y por haber. Y no se trata de hacer exaltación de la testosterona, no, antes bien todo lo contrario. Pero el S.XVI (y hasta ayer mismo a las 23:34) era machista estructuralmente hasta la médula lo cual tenía múltiples connotaciones. Punto. Si plantas a Yennefer o la Bruja Escarlata en la Inglaterra casi medieval como lo más normal del mundo, (o haciendo una lectura quizá torticera por mi parte como una supuesta revancha feminista), pues, por lo menos a mí, me parece una gilipollez tan grande como negar la realidad de dicha sociedad.

@Faulkneriano hace un año

Insisto: "Ya sabemos que no es cierto, que O' Farrell, afortunadamente, no es historiadora ni biógrafa, que inventa la historia de una mujer digna de los más altos empeños, de la que nada se sabe. No importa, digo. Si non è vero, è ben trovato."

No me gustan las novelas históricas. Me gusta esta novela. Ergo esta no es una novela histórica.

@Poverello hace un año

No puedo hablar mucho y, lejos de mi intención, crear discordia, porque apenas llevaré leída poco más de una cuarta parte de la novela, pero a mí me está encantando.

No entiendo muy bien lo que significa políticamente correcto porque, me da la impresión por la experiencia personal, que cada cual considera como tal unas cosas y no otras según la propia carga ideológica. Y más allá de la escasa preocupación en mi caso de que algo sea o no histórico cuando no es la pretensión, lo que sí puedo decir es que el feminismo, o protofeminismo, con escritos que lo atestiguan, aparece en Inglaterra justo en el siglo XVI; al respecto se puede leer el ensayo recopilatorio de Lidia Taillefer de Haya "Orígenes del feminismo: textos ingleses de los siglos XVI-XVIII". Y si aparece en escritos es porque había mujeres que ya se planteaban otro modelo de sociedad y relación desde hace tiempo. Tampoco se puede decir precisamente que los mediados del siglo XIX fueran feministas, sino todo lo contrario debido sobre todo por contraposición a los inicios del movimiento sufragista, pero ahí tenemos por ejemplo a George Eliot (de quien me estoy acordando con Hamnet), con varias novelas de fuerte contenido autobiográfico increíbles para la época.

Como dice, Faulk, de momento, a mí me parece creíble è ben trovato más allá de su historicidad. A ver si la termino y puedo opinar con algo más de rigor, vaya.

@arspr hace un año

Ok, ya hemos establecido que no es histórica. Y si acaso olvidaos de mi crítica "feminista", (ya reconocía implícitamente en mi anterior post que quizá veía torticeramente fantasmas al respecto: es casualidad el planteamiento de superheroína y no oportunismo según tiempos actuales; soy yo el que tiene la mirada sucia...).

Ahora, no obstante, por favor haced la reflexión principal de si la habríais leído o si la valoraríais igual si tratase de John Smith y Mary I-Dont-Know-Who en vez de tan ilustres personajes... ¿Tan buena os parecería en ese supuesto? Y, aunque no les deis importancia, ¿no os chocarían ni un poquito los anacronismos y las tontunidades de moda como la conexión astral de los gemelos (en particular hay una escena "especular" que es para llorar a mares, y por supuesto, el intercambio central entre ambos que ni me molesto en calificar)?

Al respecto del anacronismo, no sé, y empleando un ejemplo que aparece en el libro: era relativamente típico que los hermanos heredasen los nombres de sus hermanos mayores muertos. ¿Y esto significaba entonces un luto por los siglos de los siglos, amén? Pues entonces estarían todos amargados... Es precisamente hoy en día, cuando afortunadamente la frecuencia de dichos decesos es muchíiiiiisimo menor, y por tanto mayor su impacto, cuando es que ni se nos ocurriría hacerlo, cuando nos parece hasta macabro. Pues eso pasa para todos en el libro, (repito que hay algún ejemplo en el propio libro), menos para el innombrado escritor que, según se narra, comete casi casi sacrilegio por emplear el nombre de su hijo muerto no ya en otro hijo sino en un puto libro... 'Amos, anda ya...

@Poverello hace un año

"... comete casi casi sacrilegio por emplear el nombre de su hijo muerto no ya en otro hijo sino en un puto libro... 'Amos, anda ya..."

No deja de ser curioso que, esto que niegas y te resulta tan abrumadoramente inapropiado y absurdo sea, justo, un aspecto que la mayor parte de la crítica literaria sobre Shakespeare consideran histórico (exceptuando mediados del siglo XX con la nueva crítica literaria, y no porque lo negaran, sino porque les importaba un pito los componentes biográficos de las obras).

@arspr hace un año

¿¿¿¿????

No me he expresado bien. Interpreto que estás interpretando que estoy negando que Shakespeare nombrase a su libro (y personaje) por su fallecido hijo. ¿Es así?

Si es así, relee lo que he escrito realmente. Lo que he escrito, y que ya verás tú mismo en tu lectura, es que a un montón de personajes, y en particular a Agnes, esto le sienta a cuerno quemado. A lo mejor soy un ignorante pero dudo mucho que esos críticos tuviesen capacidad de analizar este aspecto...

(Y ya para meter un poco el dedo en el ojo... que literariamente mola. Cuando acabes el libro responde por favor a mis preguntas sobre él).

@Poverello hace un año

De la pérdida va la cosa, vaya. Ni me acordaba que lo otorgaras esa importancia que tiene en tu reseña. Me ha encantado y soy de quienes lo recomiendan encarecidamente, Tharl.

Cuando estuve en Perú los dos meses de verano, cada día moría un niño o una niña por enfermedades absolutamente evitables relacionadas con la desnutrición. Los lloros de las madres en los entierros eran demenciales, como la falta de asunción de la realidad por parte de Agnes y del "innombrable" por más que otras mujeres de su entorno insistan en pasar página. Como soy de pensar y se nota que O'Farrell también, me ha dado por creer que Hamnet, al morir con once años, ya había pasado la peor fase de mortandad en el siglo XVI, que eran justo hasta los diez años. Si hay algo más terrible que la muerte de tu hijo, debe de ser convencerte de que va a sobrevivir y resulta que no aciertas ni de largo.

Y O'Farrell escribe lindo, con sencillez y avaricia a la vez, como si estudiara cada línea, cada escena, otorgando un realismo fruto de la "invención" que me resulta estremecedor. La imagen de mujer incomprendida e incapaz de salir del bucle social en el que está que elabora la autora sobre Agnes Hathaway me ha recordado mucho a lo que tuvieron que pasar las que forman parte del ensayo Proscritas: cinco escritoras que cambiaron el mundo.

Y precioso el final. El enfado y el reniego de Agnes ante la obra trágica de su marido con el nombre de su hijo, incapaz de entenderlo hasta que se siente una con el sufrimiento indescriptible del esposo, del que nunca sabemos apenas cómo se siente, excepto en esos últimos párrafos con lo que describe Agnes: el intercambio, al padre por el hijo, la vida por la muerte.

En fin, una historia preciosa y casi inventada que necesitaba ser narrada porque no va de Shakespeare ni de corrales de comedias, sino de sentimientos universales.

@Tharl hace 9 meses

Aquí otro al que le ha encantado aunque comprendo absolutamente la indignación de @arspr. Yo tuve la suerte de haber leído antes 'El retrato de casada' y allí, como la imagen que tenemos de las cortes italianas del Renacimiento es mucho más fuerte que la de las clases populares isabelinas, no hay disfraces: Maggie O'Farrell no escribe, ni lo pretende, novela histórica. ¿Y qué? Su relación con la ficción histórica tiene más que ver con la de Sofia Coppola en 'María Antonieta' o las más recientes 'Miss Marx' y 'La emperatriz rebelde', que son ejercicios de imaginación. Ojalá aquí también hubiera esos anacronismos porque a la prosa púrpura de O'Farrell le vendría bien una sacudida. Pero tampoco hay que salirse de los clásicos, ¿era políticamente correcto Dumas al escribir 'La reina Margot' o 'Los tres mosqueteros'? Para él como para O'Farrell el pasado le interesa exclusivamente en tanto ambientación.

El rubito niño ideal, la madrastra amargada, la protagonista femenina especial, intuitiva, peculiar, familiar, que tiene una relación íntima con la naturaleza, brujita... no son clichés de lo políticamente correcto; son clichés de la novela sentimental. También de la novela sentimental es el lirismo recargado, tan púrpura, la descripción pictórica y el retrato de época. ¿Los que habéis disfrutado tanto 'Hamnet' como yo me quemaréis si digo que es una novela romántica? No he leído los libros de O'Farrell que transcurren en el presente, pero por las sinopsis intuye que se adscriben al género.

El espacio y el tiempo de 'Hamnet', de 'El retrato de casada', no es: Inglaterra, Italia - siglo XVI, es el género y los géneros tienen sus propias reglas.

Como todos habláis de lo mucho que os emocionó el final de 'Hamnet' yo quiero destacar el comienzo. El turbio pasado de John Shakespeare, el romance entre el preceptor y Agnes (una manzana caramelizada para toda antología de novela romántica) y el oscuro trato entre John y Barthlomew, una lectura impulsada por las idas y venidas de Hamnet hacia la tragedia... Es una pena, y aquí va un reproche, que O'Farrell se deshaga de todo esto más adelante, ¡de la cernícala!

"Según contaban, por esos lares había una niña que vivía en la linde de un bosque"; ¿puede ser este el mejor segmento de la novela? Claro, luego está la muerte de Hamnet que te pasa por encima igual que te remueve las tripas 'Los puentes de Madison' otra película que me encanta. Sentimental, que eres un sentimental. La segunda parte del libro, con la depresión de Agnes y sus fragmentos líricos breves ya no tiene la misma tensión y yo llegué al final que tanto os gusta desorientado, cansado, ¿cómo puede seguir la novela si Hamnet ha muerto?, que diría Agnes. Para mí esa lectura de Hamlet, cogida por los pelos del primer acto, no lo disculpa.

En los comentarios se habló de literatura feminista y prejuicios machistas. ¿Por qué en la literatura, donde se ha reivindicado hasta la saciedad la novela de aventuras y la policíaca, seguimos teniendo tanto tantos prejuicios hacia la literatura romántica? ¿Es mejor el noir que el rose?

@Poverello hace 9 meses

Solo un breve apunte, Tharl. Yo no veo ni por asomo novela rosa en Hamnet. Vamos, ni de lejos, por dos motivos fundamentales que ahora explico. He leído novela romántica, entre otras cosas, porque una de mis mejores amigas, es lo que escribe, y me he visto obligado a ser su editor en algunas de ellas, y a leer la gran mayoría aun sin serlo, y este género se sustenta en dos principios fundamentales e inamovibles: toda la historia gira en su totalidad entorno a la relación romántica de dos personas (que, afortunadamente ya no tienen por qué ser hetero), y punto dos, tiene que acabar bien o, al menos, dar a quien la está leyendo la expectativa clara de que la relación va a durar para toda la vida. Tanto es así que, en una de las novelas de mi amiga, se me ocurrió proponerle cambiarle el final, porque era el más obvio, y le costó la misma vida hacerlo porque o acababa entonces bien. Y eso que esa novela, concretamente, también se salía de los parámetros.

A mí no me gustan las historias que giran absolutamente entorno a dos personas que "solo" se aman y, encima, ya sé que va a acabar bien y eso debe de hacerme sentir bien y relajarme. Esos son mis prejuicios personales hacia la novela rosa, vaya. Pero también tengo prejuicios respecto a Stendhal o Balzac, no sé por qué, quizá porque los inicios del realismo tampoco me gustan mucho, y eso que reconozco que, sobre todo el primero para mi gusto, escribe de una manera preciosa y perfecta.

Otra cosa, y en eso te doy la razón, es que se considere a la novela rosa, cosa de mujeres, y no leerla por ese único motivo. O que las novelas escritas por mujeres sean leídas sobre todo por mujeres, vaya.

@Tharl hace 9 meses

Es cierto que la novela rosa es el más estricto de los géneros por imperativo editorial. En el cine no tenemos esos remilgos y hablamos tranquilamente de drama romántico y comedia romántica. ¿La serie de 'La mujer del viajero en el tiempo'? Romántica, sin duda, coloquen donde coloquen los libros. Se me ocurre pensar: ¿por qué tener el género literario en cuarentena?, ¿tanto daño haría a las editoriales que se difuminaran sus límites y se etiqueteran como romántica novelas ajenas a la sección rosa, como Elizabeth Strout, O'Farrell y tanta maestras y maestros del género? Entiendo que en el cine, por su naturaleza popular, es más fácil; que las editoriales emplean los géneros como un sello de calidad y prestigio pero...

Luego están las preguntas sobre los géneros: ¿puede haber policíaca sin crimen, un thriller sin culpable? Borges y 'Zodiac' demostraron que sí, ¿y romántica sin romance y final feliz?

Supongo que convendría distinguir novela rosa, romántica y novela sentimental. A mí la novela rosa tal y como la defines me interesa tan poco como la industria del género criminal. Me interesa esa tradición romántica y púrpura que va de las Bronte y la novela gótica a O'Farrell, a donde pertenecen todos los lugares comunes y la sensibilidad de Hamnet. ¿No es acaso el género un depósito de arquetipos y códigos narrativos, el despliegue de una sensibilidad, tenga o no tenga final feliz?