Existe en Cerdeña un queso, el Casu Marzu -cuyo significado literal es queso podrido-, repleto de larvas de moscas, las cuales se introducen en su masa blanquecina produciendo un especial proceso de fermentación. Dichas larvas aparecen en el queso como gusanos largos y transparentes en el momento de su consumo y las gentes de todo el mundo que asoman por la región italiana buscan tan curioso manjar, exquisito a ojos de los expertos, pues, huelga decirlo, su distribución para el resto del mundo está prohibida por las autoridades sanitarias de la Unión Europea, aunque al haber sido inscrito por Cerdeña dentro del listado de productos agro-alimentarios tradicionales de Italia puede seguir siendo fabricado en la zona durante, al menos, un cuarto de siglo.
Sí, es probable que a la mayor parte del personal que ha logrado leer el párrafo anterior no le apetezca pegar un salto a Cerdeña para meterse en la boca aunque sea sólo un minúsculo pedacito de formaggio marcio, que lo llaman. No se me ocurría otro ejemplo mejor para comprender el alcance de la odisea que supondrá para un lector agarrar entre sus manos “En nadar-dos-pájaros”, cuyo título ya es un monumento a la rareza, del mosquetero irlandés menos conocido: Flann O'Brien.
Obviamente, la novela de marras no es ilegal ni te vaya a revolver las tripas, pero desde luego, hay que ser muy aguerrido para metérsela entre pecho y espalda sin escupirla de la boca a las 20 o 25 páginas; por mucho que pueda ser una exquisitez. La propia historia de la publicación de esta novela, experimental hasta límites inaprehensibles, ya es un voto de voluntad por parte de propios y extraños. Vio la luz en Londres, en 1939, con una tirada inicial de pocos ejemplares, que serían destruidos en su totalidad cuando la aviación nazi bombardeara la capital británica junto con el almacén en el que se guardaban. O'Brien, en un ejemplo de sus dotes para la comedia gustaba comentar que tan crítica era su novela que Hitler bombardeó Londres para impedir su publicación. Lo consiguió casi, ya que tan escasa repercusión tuvo a todos los niveles que, hasta su segunda edición en 1960, apenas existían manuscritos en las bibliotecas y en España, un artículo de El País de 2006 sobre James Joyce, olvidaba que “En nadar-dos pájaros” había sido publicada en castellano a mediados de los 80 por Edhasa. Finalmente, fue en 2010 cuando esta novela indescriptible de O'Brien se dio a conocer al gran público gracias a Nórdica Libros, que ha publicado íntegra toda su obra.
Resulta evidente que, a estas alturas, tratar de hacer una sinopsis del libro que nos ocupa sería una empresa más ardua que los doce trabajos de Hércules, y tampoco puede ser esa la pretensión. O'Brien desarrolla innumerables temas en “En nadar-dos pájaros”, la mayor parte de ellos relacionados con la sociedad irlandesa de la época, desde un prisma ácido y crítico, atestado de puro simbolismo y, por tanto, de oscura y casi imposible comprensión para quien no sea un estudioso de la historia gaélica y sus tradiciones socio-culturales. Incluso con un esfuerzo sostenido de detenimiento e investigación acerca del sentido de cada uno de los personajes y conductas que aparecen dentro de sus páginas, abstrusas, absurdas, tragicómicas, es dar palos de ciego una y otra vez contra la piñata elaborada de manera concienzuda por el autor, en la que nada parece responder al antojo o a la improvisación. Te tronchas en determinados pasajes, aunque ni siquiera logres entender del todo el contexto social al que se hace alusión, y la novela llega a alcanzar tintes grandiosos cuando en sus páginas finales azota sin piedad la propia naturaleza de la creación literaria, de la propia novela que tenemos entre manos, dando voz a los personajes, que se rebelan contra su creador, lo apalean, lo juzgan, lo condenan por jugar a su antojo con su vida.
Pero O'Brien demuestra en esta novela un control tan absoluto del lenguaje y de los estilos literarios que te desarma y consigue que muchos otros aspectos pasen desapercibidos (si te gusta mucho el queso, claro): desde la poesía épica hasta la contemporánea, narración de estructura decimonónica romántica intercalada con sátira y con una pinta de cerveza... Humor negro, cruel.
No sé si por suerte o por desgracia no habría que ir hasta Cerdeña para conocer el curioso y especial gusto de la prosa y de la obra de O'Brien; basta, muy probablemente, con acercarse a la biblioteca más cercana. En ello está la bendición y la maldición, según el paladar, y para éste, hace falta que te guste mucho, pero que mucho, el queso.
Escrita hace 9 años · 5 puntos con 3 votos · @Poverello le ha puesto un 9 ·
@Tharl hace 9 años
Qué tendrán estos irlandeses que ya quisieran sus vecinos de al lado... Serán las moscas.
Jonathan Swift, Oscar Wilde, James Joyce, Samuel Beckett, Flann O'Brien... Por lo que parece, hay una divertida relación entre ellos. Para quien tenga estómago.
@Poverello hace 9 años
Tras leer tu comentario no sé si la reseña puede conducir a alguna confusión. O'Brien no es desagradable en el sentido literal de la palabra, sino que hay que tener ganas de arriesgarse y saltar sin red. De manera particular me ha resultado en esta novela más exigente que Beckett. De Joyce sólo he leído Dublineses.
Creo, no obstante, que por intentarlo que no quede.
@Tharl hace 9 años
Me refería, por un lado, a tener estómago para semejante manjar, como un platazo de judiones de La Granja (por la densidad literaria, se entiende). Y por otro, a la acidez (tal vez aquí tenía más en mente tu crítica de El tercer policia que esta). No a que sea algo desagradable en el sentido más literal. Por lo general, nada me mata tanto como la risa.
@Poverello hace 9 años
Pues con El tercer policía te mueres de fijo, ji. Y es bastante más dúctil que En nadar-dos-pájaros.
@Faulkneriano hace 9 años
Poverello, no entiendo yo lo del queso... Será que es lunes...
Por cierto que me recuerda el famoso libro de Ginzburg, El queso y los gusanos, que fundó la microhistoria allá por los años 80. El cosmos según un molinero del siglo XVI, creo recordar que era el subtítulo. El cosmos era el queso: los gusanos, los hombres. El molinero nos ponía a todos en nuestro sitio.
@Poverello hace 9 años
Pues si tú que lo has leído no lo entiendes no será que es lunes, sino que el ejemplo no era el mejor. Como digo a @Tharl, en realidad podía haber puesto que es como pegarle un lametón a una pila de petaca y querer que no te dé algo de calambre o saltar en paracaídas sin sensación de vértigo. Lo que pasa es que en estos últimos ejemplos el esfuerzo que se exige lo mismo es menor que pegarle un bocado a un queso lleno de gusanos y que creas que te va a poder gustar.
Supongo que compartirás conmigo que En nadar-dos.pájaros no es normal que lo aguante mucha gente, y no porque sea desagradable, sino porque hay que tener ganas de metérselo entre pecho y espalda incluso con haber leído sólo el prólogo. Si pasa con Beckett, Bioy Casares, Borges... ¡y a mí casi me han supuesto una minucia comparados con esta novela!
Pero que yo soy quesero quesero, sólo una vez fui incapaz de comerme uno, que sabía a pies rancios de hobbits después de transitar por la ciénaga de los Muertos.
De ese famoso libro de Ginzburg no había oído hablar en mi vida.
@Faulkneriano hace 9 años
Hombre, Pove, puede que En-nadar sea incomprensible, pero no desagradable. Supongo que lo que quieres decir es que no está hecho para todos los paladares. Lo dicho, que estoy muy espeso.
@nikkus2008 hace 9 años
Me maravilló El tercer policía y en cualquier momento vuelvo a Flann con, seguramente este título.... todavía estoy con "La montaña mágica" (me está encantando, pero voy de a poco)... estoy en la cima!... me falta el descenso... gracias por reseñar este tipo de libros Pove.... Faulk está espeso como el queso (la peor línea rimada jamás escrita en la historia del universo jaja).
@Poverello hace 9 años
Flann con nata mejor, je, por ponerme a la altura de O'Brien.
La Montaña mágica es para cogerla despacio, vaya, y cuando llegas a ese capítulo escrito íntegramente en francés sin traducir es de lo más. No sé si habrá alguna traducción en la que no aparezca así, glup.
Eso es lo que digo, Faulk, sobre todo que no está hecho para todos los paladares, del mismo modo que el Casu Marzu no es desagradable para todo el mundo.
@nikkus2008 hace 9 años
Ya pasé hace rato ese capítulo en francés jaja.... es un libro que no se me hace pesado, pero por mi impaciencia, tengo que leer otras cosas... con la misma lentitud de los últimos tiempos...