LA SCI-FI MEJOR VALORADA DE SOPA DE LIBROS... por Volsung

Portada de HYPERION
El autor de esta reseña ha idicado que contiene spoiler, mostrar contenido.

Antes que nada dos cosas. Simmons demuestra que es un tío inteligente. Segundo, me gusta la ciencia ficción, mucho, antes más, pero sigue gustándome mucho. Dicho queda. Y ahora al tema.

He aquí la primera frase del libro:

“En el balcón de su negra nave espacial, el cónsul de Hegemonía tocaba el preludio en do menor de Rajmaninov en un antiguo pero inmaculado Stenway, mientras grandes y verdes saurios bramaban en los pantanos.”

A lo mejor soy yo, a lo mejor ésta frase no está mal escrita, ni es pedante, ni es el preludio en un do muy, pero que muy, menor de unas introductorias 40 páginas a un nivel muy flojo. Tecnicismos innecesarios, referencias penosas de Wagner: solo es válido para tormentas, el despegue entre rayos jurásicos al son de la cabalgata de Die Valkure… Por favor, que en el 89 ya habían sacado Apocalypse Now. Efectista, demasiado efectista, y sobretodo extraña, porque luego no sigue el mismo tono, mejora. Un poco.

He aquí una novela de relatos. Los interludios son breves pausas para que los peregrinos/narradores cambien de sitio, se insulten un poco, muestren un estoicismo escalofriante (irreal) y se vuelvan a sentar para atender al siguiente cuento. Se dice de los personajes de éste libro que son arquetípicos. Perdón, pero no, lo que son es tópicos, no usemos eufemismos pretenciosos. Un personaje plano es tópico, un personaje que no cambia, pero es profundo y global es arquetípico. El centro de los relatos no son los personajes ni lo que representan.

El militar palestino. El cónsul con su whisky. El poeta, una auténtica caricatura, deliberada, desde luego, pero no quita que sea una caricatura, ergo un personaje no muy bueno, entretenido si uno supera la irritante pedantería. En el principio fue la palabra dice, bueno, menos mal que al final tenemos el tomarnos las cosas con humor, porque si no éste libro no lo acabo yo. Luego están el erudito judío, el mojigato padre católico, el absolutamente hueco personaje de Het Masteen y la “detectivesa” junto a su replicante, a lo Blade Runner (cíbridos en éste libro, ¿debió creer que inventaba algo?).

Perfecto, ahí están los personajes y cada personaje tiene un culebrón particular. También tenemos, claro, el clásico monstruo. Todo es bastante clásico, o pasado de moda, según lo malo que uno quiera ser.

Hablemos de los relatos, los interminables relatos. Más de una vez conté las páginas que me quedaban para llegar al siguiente interludio…

El primero, como ya se ha dicho en otra reseña tiene incongruencias de trama absolutamente desconcertantes, de ésas que dices, ¿cómo no te ha dicho nadie, un amigo, un editor, tu mujer, quien sea, que tienes que cambiar eso Dan? ¿Entonces el libro tiene un defecto de trama? Resulta que no, porque éste relato, como los tres siguientes, son absolutamente prescindibles de cara a la resolución final. Sin embargo, goza de un final potentísimo y eso no lo tiene ningún otro.

La historia del militar… Hay una buena historia de amor en éste libro, pero no es ésta, ésta es mayormente acción. Leer una batalla, para bien o para mal, nunca será lo mismo que ver una, y leer varias páginas de batallas estelares, trampas láseres, etc… Bien al principio, sorprende, pero luego… Arduo, aburrido, irrelevante de nuevo, más aún si el personaje en apuros es quien cuenta la historia y no queda margen para la emoción.

La historia de Martin Silenus es compleja, hay mucha información, mucha descripción de paisajes, de hechos históricos y se desarrollan ideas. El libro comienza a tener enjundia, pero no por el relato, si no por lo que lo rodea, aporta muchísima información contextual. La historia en sí del poeta… aay. Sin embargo, entretiene más que la anterior, es mejor, sí; sigue siendo innecesariamente pedante en sus referencias, pero eso tienen más sentido. En cualquier caso la ambición de Hyperion comienza a tomar forma aquí. En mi caso ganaba interés por la historia de la humanidad en el universo de Simmons al mismo tiempo que lo perdía por la de los protagonistas. No creo que se pueda considerar un logro para la novela.

La historia del erudito judío (¡por favor!). Dos cosas, a) Benjamin Button b) ¿éste señor no había leído a Nietzsche ni ningún otro crítico de la moral judeo cristiana más o menos moderno? Se mete en un berenjenal filosófico que le queda grande. Es un profesor de lengua, lo suyo es citar y hacer referencias cultas cada X páginas (hay que amortizar la carrera, supongo). Más allá… mucha reflexión estéril. Páginas, páginas… Eso sí, momentos hermosos también, muy emotivos. La historia es conmovedora. Se recupera algo de empatía hacía los peregrinos.

Quinto personaje. ¿Masteen? ¿Alguien ha visto a Masteen? Supongo que tendrá un papel en los siguientes libros de ésta saga. Sin ganas de averiguarlo.

Quedan dos relatos y probablemente son los mejores. Menos mal, porque el final de “la novela” es casi tan pobre como el principio. Hablando en plata: no es un final, solo se acaban las páginas.

Sinceramente, vale la pena coger Hyperion, leer el terrible principio de 40 páginas (solo para situarse) y luego saltar directamente hasta la 400 para tomar la narración de Brawne, la detective y luego el amor estelar de Siri. Esos dos relatos sí valen la pena. Desde luego. Se pierde en matices, cierto, pero ¿afecta a la trama? NO. Y éste, como ya he ido anunciando, es el error imperdonable de Hyperion. La hermosura, la curiosidad, el entretenimiento, lo que sea que aporten las primera cuatro historias no tiene nada que ver con la trama. Es Relleno, sacrificable. Simmons haciendo de pitoniso. Por eso puede permitirse cargarse a uno de los peregrinos. Podría, de hecho, haberse cargado a cualquiera, excepto a los dos últimos.

Dos buenas historias al cabo de cuatro cuentos demasiado tópicos, demasiado largos y demasiado innecesarios. En fin, literatura, demasiado diluida para mi gusto. Quien quiera ciencia ficción que coja a Jack Vance, que coja al psicópata de juego de tronos, o qué diablos, leamos los relatos de Bradbury, no son creíbles, pero tiene él más talento y sensibilidad poética en la ceja izquierda que todo Simmons, a pesar de su amor por Keats. Lo que sea, pero no la saga de Hyperion.

Me consuelo pensando que el éxito de éste libro se debe a que en inglés pueda ser mucho mejor… Ah, y fantaseando con mi próxima lectura, Matadero–5.

Escrita hace 9 años · 5 puntos con 3 votos · @Volsung le ha puesto un 5 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 9 años

Varapalo bien documentado. No seré yo quien me lance a muerte a defender esta novela: hay otros soperos más devotos de ella.

La estructura en relatos, con un lejano precedente en Chaucer, es lo más alabado (y para tu gusto, lo más débil) de esta obra, que, al menos, aspira a reivindicar cierta ambición formal y ciertos referentes literarios clásicos que no abundan precisamente en la sf moderna.

@Faulkneriano hace 9 años

Al hilo de este comentario, y respondiendo de paso a David Fernández Casa, que preguntaba por obras maestras de sf posteriores a 1990, aprovecho para citar a vuela pluma las novelas más recientes del género que han superado el 5. No son muchas, y advierto que ninguna, ni tampoco Hyperion, es una obra maestra.

Con seis: Elantris, La vieja guardia, Máscaras de matar, Desgraciadamente Philip K. Dick ha muerto, Mundo de dioses, Super Cannes, Tiempo muerto, Camelot 30K, Navegante de la luminosa eternidad, Rio lento.

Con siete: El jugador, de Ian M. Banks; Casa de Soles, de Alistair Reynolds.

Con ocho: El globo de oro, de John Varley.

La lista, como todas, es fruto del azar. Para saber más recomiendo tres libros:
- David Pringle: Las 100 mejores novelas de sf
- Alberto Cairo: Las 100 mejores novelas de sf del siglo XX ( mejor y más actualizado que el anterior)
- Obras maestras: la mejor sf del siglo XX, de Ediciones B. La selección creo que la hace Orson Scott Card.

La sf es un género en decadencia, comido por la fantasía y los mundos de Yupi. Hay que echarle una mano. ¡Larga vida a la ciencia ficción (de verdad)!

@Volsung hace 9 años

¡Nada como Julio Verne! Jaja, es broma. Gracias por las referencias @Faulkneriano. Está claro que la fantasía tiene ahora mismo un tirón mucho mayor que la SF (desde marvel hasta los dragones), pero no hay que olvidar que el sambenito de literatura menor le viene ya de lejos. En parte, esa condición de pájaro de vuelo bajo sirve de filtro parcial contra la comercialización del género, haciéndolo... probablemente no mejor, pero más diverso quizá. En lo bueno y lo malo y todo a la vez.

Creo que hay ideas a expresar en la SF que cuesta mucho tratar en otros géneros, pero no tienen que ver precisamente con teleeyecciones, ni con varas de muerte ni láseres infernales. La SF cobra fuerza, para mí claro, cuando se mete con consecuencias sociales del desarrollo. Cuando habla de la gente, de lo vivo. Eso sale un poquito en Hyperion, el tímido alegato antiimperialista/ecologista del final. Por eso me gusta tanto Un mundo feliz o Lámpara de Noche (Vance) o Muerte de la Luz.

Me uno a tu invocación ¡Larga vida a la ciencia ficción (de verdad)! Jeje.

@Faulkneriano hace 9 años

Cada vez que se menciona Muerte de la luz me acuerdo del gran escritor que perdió la cf por culpa de la pasta: George Martin.

@nikkus2008 hace 9 años

Faulk..esa listita que diste me catapultó como un enajenado mental a la búsqueda de los mencionados títulos...ya tengo un par. El de ocho puntos, todavía no lo conseguí..jaja..sigo buscando..gracias desde ya..alguno más?..o mejor aun..¿los mejores libros de CF que recuerdes, de cualquier época?..

@Faulkneriano hace 9 años

Hombre, Nikkus, la lista que daba no es muy buena: es solo, para mi gusto, lo más presentable de lo que he leído en los últimos tiempos de la sf, donde los cuatros y sobre todo los cincos están a la orden del día. Ya digo que no son buenos tiempos para el género: quien quiera obras maestras que se vaya a 1940-60.

Más adelante hablamos de esa otra lista.

@Volsung hace 9 años

@Faulkneriano: "Cada vez que se menciona Muerte de la luz me acuerdo del gran escritor que perdió la cf por culpa de la pasta: George Martin." - A los universos paralelos me remito caballero. Nuestros yos de otras realidades lo están disfrutando jaja

@Tharl hace 9 años

Me parece muy interesante, desde un punto de vista social, la sustitucion de la ci-fi por la fantasía (lo maravilloso). Me suena haber leído algún texto medianamente interesante al respecto. Creo que de Bauman, por si tenéis curiosidad. No lamento la decadencia del género. Incluso me gusta pensar, aunque con seguridad me equivoque, que de debe a un cambio de sensibilidad. Por fin empezamos a desprendernos de la literatura de púlpito -o novela de ideas o sermones, propaganda, alegorías o ensayos camuflados, según la mala leche de quien lo sufre-. Descanse en paz, yo no la echaré de menos.
Pero me temo que nos precipitamos en dar certificados de defunción. Mala hierba nunca muere, dicen. Mirar el exito de blackmirror, la próxima nueva trilogía de Starwars, Interestellar o el auge de la literatura social sin otro valor. En tiempos de crisis, de adolatria a una técnica desbocada y sus tecnócratas, y de dudosos lectores, no me extrañaría un nuevo renacimiento del género.
Personalmente, mi infancia transcurrió entre novelas de caballerías (fantasía épica en su mayoría) que fueron siendo poco a poco sustituidas por la ciencia ficción. En especial la social: distopias, sermones novelados, 1984, esas cosas, ya sabeis. Actualmente sigo fascinado por la literatura de género: fantastique (o terror, no confundir con el de lo maravilloso tan de moda en la fantasía épica), la novela negra, la de aventuras y, sobre todo, el western. Pero, por el modo dn aue ldo y en que entiendo la literatura, ka ci-fi y la fantasía cada día me dan más y más pereza.

Aunque no estemos de acuerdo con el género, interesante reseña! Me has quitado una espinita que llevaba clavada por no haber leído en su momento. Cuando vuelva a intentarlo con la ci-fi, lo haré con Solaris, y no con esta.

Abrazos!

@Tharl hace 9 años

Pero, por el modo en aue leo y en que entiendo la literatura, la ci-fi y la fantasía cada día me dan más y más pereza.*

(Perdonad las faltas, pero últimamente o comento desde el móvil (:s) no lo hago...)

@Faulkneriano hace 9 años

Interesante comentario, Tharl. Algunas precisiones al respecto:

1. La fantasía se adecua más a épocas convulsas y en crisis: es por ello que está en su elemento en estos días, como vía de escape y/o alterntiva a una realidad nada complaciente.
2. La ciencia ficción tiene un componente de progreso y de fe en la técnica que se adecua a épocas más reposadas: no en balde nació con Verne y Wells, en plena época imperial y victoriana, y su mejor época fueron los años posteriores a la II Guerra Mundial, los años de la recuperación y del american way of life. En los 70, una época oscura de incertidumbres sociales y económicas, entró en una espiral crítica, tornándose sociológica, abiertamente catastrofista. En los 80 y 90 recuperó algo de su empuje pero fue finalmente derrocada por la fantasía.

Desde un punto de vista literario, debe reconocerse que el grueso de ambos géneros tiene una calidad literaria poco elevada, por decirlo de un modo piadoso. La sf es una literatura funcional, de prosa enérgica pero poco meditada, sin alardes formales (salvo la new británica y norteamericana de 1960-70, que pronto entró en un callejón sin salida, y algunos autores aislados, estilo Lem, de vigoroso y reconocible estilo). En realidad es un no-estilo, un vehículo de ideas, sensaciones e imágenes. Al desarrollarse en un tiempo o una dimensión diferente a la vivida, la sf proporciona atisbos de otros mundos: será mejor cuanto más intensa sea la extrañeza, el extrañamiento que cree en el lector. Es como el niño estelar de 2001 acercándose a la Tierra o Charlton Heston contemplando la Estatua de la Libertad, por poner un ejemplo de todos conocido. Los aficionados a la sf lo perdonamos todo por una imagen, una pirueta temporal, un argumento desasosegante, un atisbo de lo verdaderamente distinto (y no hablo de los hombrecitos verdes, sino de la extrañeza que causan, pongo por caso, los efectos de una sexualidad diferente en las vidas de los protagonistas de Muerte de la luz, por poner un ejemplo señero, o en La mano izquierda de la oscuridad)

La sf es poliédrica y no se reduce a las distopías (los autores que se invocan siempre, Orwell, Huxley y compañía, no tienen nada que ver con el género) ni a las space operas: hay obras que tratan de la superpoblación, la crisis alimentaria, la soledad, la extrañeza (otra vez) del paso del tiempo, el amor: lo importante no es el tema, sino el punto de vista. En la actualidad la ciencia ficción vira hacia la space opera por influencia de la fantasía (dichosa Star War) o hacia la hipertecnología (tras el nefasto brote ochentero del ciberpunk y otros compañeros de viaje) olvidándose de su componente de crítica social y de indagación de lo humano, una componente vertebral del género en su vertiente más adulta (que la hay) Me estoy refiriendo, claro está, a la ciencia ficción clásica (en la que, por cierto, los cuentos eran a menudo mucho mejores y numerosos que las novelas) que entró en crisis en los años 70 y que nunca se recuperó del todo de su tremendo bache de creatividad. Que tú, Tharl, te ensañes con la ciencia ficción actual no me extraña nada, aunque entre tanta morralla haya cosas de interés. Pero la sf como género merece, por lo expuesto, seguir viva, a la espera de mejores cultivadores que el creador de Ender.

La fantasía que se escribe hoy en día, desde mi punto de vista, es muy adocenada, suscrita a una serie de fórmulas nada novedosas, vacías y repetidas como un mantra, para desesperación de unos pocos y satisfacción de la mayoría de los aficionados, que nunca han tenido tantas mapas imaginarios donde perderse y tantas genealogías, a lo juego de tronos, que consultar. Es un asunto que requiere más espacio, pero hay que comer.

@Poverello hace 9 años

¡Ay que comer! Qué adocenado eres, ji.

Puedo poner variados ejemplos de CiFi que me apasionaron cuando los leí y me siguen apasionando, y desde luego no son de este siglo precisamente, empezando por K. Dick, con sus paranoias y todo. No desespero, aunque el bache dura, vaya, y es tema de género no de literatura, como bien apunta Faulk, pues en cine tampoco es como para echar las campanas al vuelo, y en parte no sé si también es influencia de un público menos 'crédulo' y saciado de todo y que por norma general ni quiere ni se deja sorprender. Para que esforzarse si vende más lo que vende.

Abrazos a tutti.

@Volsung hace 9 años

Compañero sopero @Tharl (el clan sopero, jaja) por lo que más quieras, !!no caigas en la trampa de Solaris como a mí me pasó!! Reconozco que las dos ideas bases del libro son muy buenas, pero de verdad, no es un buen libro. Lo que tuviera de impactante en su momento se ha desvanecido y literariamente es poca cosa.

No sé si conceréis a NEAL STEAPHENSON. Es el escritor del Ciclo Barroco (una saga buenísima y larguísima sobre el origen de la ciencia, al nivel del reputado Plantador de Tabaco de John Barth) que, aparte, hace sus pinitos con la ciencia ficción. Recomiendo encarecidamente, sobre todo si tu fe titube, probar con Snow Crash. Encarecidamente. Es un libro divertido desde el principio, con un planteamiento sobre un futuro no muy lejano (en la Tierra) inteligente y aparte está bien escrito y lleva una buena carga de crítica social y filosófica. Luego tiene La era del diamante (1996), de la que me han hablado bien, pero que personalmente no conozco. Neal Steaphenenson es uno de mis escritores contemporaneos más admirados. !Es mejor que Mesi!

@Volsung hace 9 años

Para apoyar todavía más mi recomendación de Snow Crash a todo el que quiera probar sf actual diré que la revista Time la incluyó en su famosa y polémica lista de las 100 mejores novelas en inglés desde 1923. Garantía de fabricante.

wikipedia.

@Kodama hace 9 años

Me uno a la no-recomendación de "Solaris", para mí una novela correcta sin más, tampoco entiendo su sobredimensionamiento. Eso sí, si quieres leer algo de Lem antes Solaris que sus relatos (algunos de ellos recogidos en "Máscara")
Sobre Hyperion siempre he tenido ganas de meterle mano, el hecho de que haya variedad de opiniones aún me da más ganas.
De Stephenson ha pasado por mis manos el "Criptonomicon", pero el considerable volumen del libro hace que de momento no me anime con él.

@Kodama hace 9 años

Releyendo mi comentario-móvil (escrito del tirón, precipitado, sin posibilidad de relectura, con errores ortográficos y tipográficos) y a la luz de vustros comentarios, se hacen necesarias algunas matizaciones. No quería reducir la ciencia ficción al Space Opera y a la crítica social, aunque sea el tipo de sf que más he leído. En realidad, mi crítica a la ciencia ficción es como género. Ni se limita a la literatura ni se refiere a libros concretos; sino al género en sí y a sus potencialidades.

Como bien dice Faulkneriano, lo importante no es el tema, sino el punto de vista. Es mi lucha contra la novela de ideas. Existen Autores de púlpito y escritores a pie de calle. La Ciencia Ficción difícilmente puede huir de la novela de ideas, no puede escapar del púlpito. Existe un Autor que posee toda autoridad sobre su obra y la interpretación de ella; un Tema concreto X sobre el que se reflexiona alegóricamente; y un Mensaje claro, aunque pueda ser poliédrico. No me gusta. Ni en la ciencia ficción ni en ningún género. La novela de ideas es un tipo de literatura abstracta con el que tengo problemas para conectar, aun cuando está en manos de un escritor soberbio (Borges, Kafka… aunque habría que adaptar lo dicho a sus casos particulares).

Me gustan los escritores a pie de calle, aquellos con problemas concretos, que me afectan directamente, con obras que considero vivas, autosuficientes. Escritores que parece que no escriben para soltarte El Sermón, sino porque están preocupados por un problema y pretenden mostrártelo (nunca explicártelo ni con parábolas ni con soliloquios ni con excursos) para pasarte la carga. Mirad el género fantástico/terror. A veces cae en los mismos vicios que la ci-fi, pero otras veces sale un Cortazar. Entonces logra conjugar lo fantasmagórico y lo irreal, con lo concreto, lo cotidiano y mi vida real. Lo fantasmagórico, a veces, logra mostrarnos aquellas zonas de nuestras vidas donde no queremos mirar y nos hace vivirlo en primera persona. No se trata de un discurso con personajes-signos, se trata de sumergirnos en lo oculto de lo cotidiano, experienciandolo.

Me parece, y espero equivocarme, que la ci-fi -al menos la ci-fi dura- no puede salir de la novela de ideas.


Faulkneriano habla de extrañamiento -adoro esa sensación-. Como si la ciencia ficción fuese un género privilegiado a este respecto por el efecto de la sorpresa. Creo que el extrañamiento no está en el escenario de la acción (mundos imaginarios o reales), sino en la forma. Mirad Kafka, el extrañamiento alucinante que logra provocar desde lo cotidiano. Es más, opino que la meta del extrañamiento es distanciarnos de aquello que no vemos por su cotidianidad, por tenerlo frente a las narices. Gracias a la forma nos extrañamos de lo familiar, lo vemos desde una nueva perspectiva y descubrimos algo inquietante en ello. De nuevo esto es más terreno de la fantasía, y su subversión de lo cotidiano que de la ciencia ficción. La sorpresa. Si la sorpresa es una ventaja de la sf, me pregunto cómo puede levantar cabeza en una época en la que dudo de si seguimos teniendo la capacidad de sorprendernos y escandalizarnos. Basta entrar en la prensa digital. A un click un escándalo político perdido en lo familiar, en el pan nuestro de cada día. A otro click, videos sobre matanzas, sobre accidentes aéreos o sobre trenes descarrilados camino de Santiago. ¿De verdad un género puede apostar por la sorpresa?


Claro, que el derrocamiento de la ciencia ficción por el de lo maravilloso no es mucho mejor. ¿La fantasía se adecua a épocas convulsas y la ci-fi al progreso? Puede ser. Es cierto que yo hablé muy contaminado por mi entorno de este año. Filósofos de máster que adoran la ciencia ficción (en especial la social con series como Black Mirror), disfrutan de Kafka y se vuelven locos con Borges. Imagino que en unos círculos la crisis produce evasión y en otros compromiso social, aun pagando un alto precio estético. Jugando a ser profestas, apuesto a que, estando como están las cosas, la ciencia ficción continuará con el space opera (si es que a esta evasión es todavía ciencia ficción) y con la distopía, que las redes sociales, la fe actual en la técnica y la tecnificación de todas las áreas de la vida pública y privada nos inquieta a muchos.

Y aun así, gracias a Siegfried encontré una interpretación de lo maravilloso que sí me atrae. El mito. El mito como relato desde el que comprender e interpretar el presente. También, tengo que admitirlo, la épica me puede. No puedo evitarlo, por malo que sea, por mucho que siga una receta industrial, la épica me pone. Evidentemente, la evolución de lo maravilloso actual en la que se apuesta únicamente por intrigas, sexo, violencia y la psicología de los personajes, apuesta por derroteros absolutamente diferentes. No tienen más que llevar la cultura y la psicología del presente a un mundo con dragones, elfos y demás.

En fin, que me apunto a Stephenson y Snow crash. Muchas gracias por la recomendación Volsung. No sé si se nota, pero estoy deseando leer algo que me reconcilie con la ciencia ficción. Así que muchas gracias por tu comentario, Faulk. Un breve repaso al género desde la afición que, un lector como yo, que solo ha probado unos cuantos botones de muestra del género, te agradece sinceramente.

@Tharl hace 9 años

La parrafada es mía...

@Volsung hace 9 años

@Kodama, yo disfruté de Criptonomicón, sobretodo porque antes había leido el ciclo, que es bastante mejor. Sin embargo,si el que tienes te parece voluminoso el ciclo es el doble de largo. Sí, 8 libros de unas 400 páginas. Y se me hizo corto, !lo juro!

@Tharl los mitos tienen una fuerza que trasciende la literatura incluso se podría decir, siendo un poco fantasmas, que el arte. Leí la reciente reseña de Hamlet sobre la adaptación al comic en la serie Siegfred. Hay variaciones importantes respecto a los libretos de Wagner. Importantes porque cambian la filosofía de la obra. Me parece bastante distinto la lectura que se puede hacer si Sigfrido es hijo de una valquiria (trilogía cómic) o de humana (libreto). Recordemos que Siegfried es el paradigma del superhombre nietzschiano. La verdad es que si disfrutaste con los cómics creo que sería una buena oportunidad aprovechar ese estado de ánimo y echarle un ojo a los libretos. Leídos a ritmo de novela se despachan en un plim. Otra cosa es coordinados con la música...

@Faulkneriano hace 9 años

Con este tu segundo y más matizado mensaje, Tharl, estoy más de acuerdo o, al menos, entiendo mejor las razones de tu rechazo.

Es cierto que, en buena medida (y casi por definición) la literatura de sf es literatura de ideas (por más que la definición pueda ser un poco chocante en el contexto de la ficción popular estadounidense que es la base de todo el género: si a Heinlein le dijeran que escribe literatura de ideas, como si fuera Unamuno, le daría la risa floja) Y lo es porque describe problemas y proyecta soluciones que, por la misma naturaleza del género, tienden a ser planetarias (¿cuantas veces el protagonista salva no a los suyos ni a su ciudad sino a su planeta o a la humanidad entera?: eso sí es globalización)

Existen, eso sí, autores más relajados, menos enfáticos: leer un cuento de Robert Sheckley, de Poul Anderson, de Fredric Brown o de Henry Kuttner es todo lo contrario a lo dicho más arriba, puesto que a veces la mejor sf se vuelve juguetona y nada envarada; posiblemente es cuando dé lo mejor de sí mismo, y el cuento es su territorio privilegiado.

Claro que no solo la sf provoca extrañamiento: pero es que, por razones obvias, está especialmente capacitado para hacerlo si el autor está seguro de su oficio. La realidad siempre ha estado ahí. Por supuesto que la frase inicial de La metamorfosis provoca más extrañamiento que toda la saga de Battle Tech. ¡nos ha jodío mayo! La sensación de extrañamiento no tiene que ver con una sucesión de "cosas raras" sino con ese vértigo que provoca lo desconocido, lo inexpresable, lo irreductible a los elementos de la vida diaria: como diría Joyce, toda una epifanía.

En cuanto al Criptonomicon, lo confieso: solo resistí el primer volumen. Yo creí sinceramente que ya había terminado mi castigo; cuando luego me enteré de que había otros dos tomos, busqué, como decía César, la salvación en la huida.