POMBO por Faulkneriano

Portada de EL METRO DE PLATINO IRIDIADO

Tras despachar de un tirón El parecido y El héroe de las mansardas de Mansard, dos novelas excelentes, la lectura de El metro de platino iridiado, de la que tenía buenas referencias, me ha afectado de forma muy personal. Reconozco que la alta consideración que me merece es directamente proporcional a la turbación que ha producido en mí. La novela (insisto: desde mi muy peculiar punto de vista) se plantea como el desarrollo de una idea única: ¿es posible la felicidad, y, más exactamente, la felicidad conyugal? No es poca cosa. La novela se plantea, a manera de thriller emocional, como una angustiosa serie de pruebas a las que se someten Martín, un escritor en ciernes, y su enamorada mujer, María, la roca inconmovible, el metro de platino del título, sobre la que pivota el resto de sus personajes: su desamparada madre, su inestable hermano Gonzalito, su amiga Virginia y su hijo Pelé. Pombo no renuncia a sus constantes: un estilo robusto, un grand style que a algunos les parecerá un tanto alambicado y hasta grandilocuente, desde luego exigente con el lector pero lleno de una rara delicadeza y una contundencia notable a la hora de describir ideas y sentimientos; el omnipresente tema de la homosexualidad, aquí encarnada en el dubitativo y desnortado Gonzalo, antes y después de su iniciático viaje a Londres; el mundo de la infancia y de la adolescencia, territorio que Pombo recorre con una habilidad notable, ya explicitada en el dibujo de Cus-Cus, inolvidable protagonista de El héroe de las mansardas, y aquí revalidada en el complejo personaje de Pelé, de una bondad sin fisuras, digno hijo de su madre; las reflexiones filosóficas, aquí potenciadas por el background de Martín, personaje discurseante, antipático poseedor de la verdad perpetua; y, finalmente, el gran tema de la literatura, disciplina que Martín confunde, para su desgracia, con la vida. Y uno asiste, con el alma en vilo, al desarrollo de un amor que se quisiera siempre eterno, pero que arrostra, una tras otra, las grandes olas de esa furiosa tempestad que es la vida real, la vida vivida, la vida misma. Aunque Pombo no renuncia a su peculiar sentido del humor, el resultado es una novela grave, a ratos sentenciosa, con un final sobrecogedor, que convierte a María en una de las heroínas más complejas, para mi gusto, de la narrativa española posterior a 1975.

Escrita hace 9 años · 4.9 puntos con 7 votos · @Faulkneriano le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Poverello hace 9 años

Pues habrá que aumentar la lista de pendientes, glup.

Recuerdo a colación de lo del matrimonio eterno y el amor conyugal la última reseña de Fausto sobre la novela “La sonata a Kreutzer”. Que parece distar mucho de lo eterno y el amor.

@nikkus2008 hace 9 años

Bueno, de este autor ni idea; ahora, la reseña, otra vez estupenda. Creo que hay reseñas en esta página, que superan ciertos libros. Habrá que anotarlo en la lista "de Babel"...ya esto me asusta..no habrá vida para tantos libros (además, está la vida misma, que tendré que vivirla, a su vez)...

Excelente Faulk, excelente reseña: corta, expresiva, bien escrita, analítica...

@Guille hace 9 años

Abordé varios libros de Pombo en los noventa, estaba de moda tras recibir varios premios nacionales. A pesar de mis buenas intenciones, no logré conectar con el autor. Naturalmente, aquel que fui ya no está, por lo que es posible que hoy esté en mejor predisposición que ayer de captar y disfrutar de todo aquello que con tanto poder de seducción recoges en tu reseña.

Me lo apunto (con una única, pero no despreciable, reserva: la nota que le otorgó Krust y que espero que aquí defienda).

@_567_ hace 9 años

He intercambiado un par de privados esta semana con Faulk con respecto a Pombo, un autor al que en mi opinión le han dado demasiado ‘Bombo’ en la literatura española.
Al igual que tú, Guille, mis dos lecturas de Pombo (ésta y “El héroe de las mansardas de mansard” que tampoco me gustó demasiado… aunque todavía conserve las dos novelas en mi biblioteca personal) se retrotraen a los 90 o por ahí, no las recuerdo demasiado por la sencilla razón de que no dejaron ni un solo poso digno de recuerdo en el café de la memoria…

Como le comenté a Faulk, literatura folletinesca de ‘corrido cañí’, rollos familiares casposos, todo como muy ‘apelotonao’: descripciones excesivamente largas o ausencia de diálogos al uso, y algún que otro personaje cargante a más no poder: aquí el insoportable Gonzalito, que a ese ‘mocetón’ sí que lo recuerdo vagamente…

*Para gustos está la iridiada valoración personal e intransferible, que siempre es de color platino, claro, no se me vaya a enfadar Mr. Faulk, con el que suelo coincidir bastante. En caso contrario, como el que nos ocupa, está bien eso de contrastar afinidades dispares e ir conociendo los gustos personales de otros usuarios con autores tan dados a la controversia como Pombo…

@Faulkneriano hace 9 años

Entiendo perfectamente que Pombo no guste (y no solo no guste: que disguste) a mucha gente. No es un autor de consenso, ni un clásico. Si os fijáis, en mi reseña de El metro... insisto, desde el principio, en que se trata de una cuestión muy personal, cosa que no suelo decir en otras reseñas. El personaje público Pombo, sobre todo en los 90, tampoco ayudaba al buen escritor que creo que es.

Desde luego, el muchacho tiene premios, aunque no sea lo mismo el Nacional de la Crítica (precisamente por El metro... ) que el Planeta. Su producción más reciente no la conozco.

Me iba a dedicar a hacer reseñas de Faulkner, pero me han tomado la delantera...

@nikkus2008 hace 9 años

Que te hayan tomado la delantera, Faulk, nada significa. ¡"Competí" hombre!, en todo caso...a todos nos gustaría más reseñas de Faulkner, y si es hecha por Faulkneriano, que algo de este tipo entiende, mucho mejor...yo, de este tal Pombo, como ya dije, ni idea, pero siempre quedan apuntados.

Todos los libros, en definitiva, tienen que ver con algo muy personal, o algo del momento de cada uno..del momento de la vida de cada uno, o según las experiencias dignas de recordarse. En fin, que te pongas a escribir reseñas de Faulkner, dale amigo, vamos...

@FAUSTO hace 9 años

Vaya con Pombo, como diría Don Quijote: “con la iglesia hemos topado”. Por cierto, que dejen en paz los huesos del pobre Cervantes y se dediquen más al 4º centenario de la segunda parte del Quijote.
Como dice Faulkneriano es un autor que si no gusta es probable que llegue a irritar. Echando un vistazo por la red la mayoría de los lectores coinciden en sus críticas como un escritor difícil, denso, pesado y críptico, vamos todo un “rollazo”: un Pombo plúmbeo.

Hará unos dos años por fin me decidí y le eché un par (aunque menos que el famoso caballo) para probar su literatura. No me decidí por alguna de sus reconocidas (o vituperadas) obras, sino por la última de ese momento: “El temblor del héroe”. MI elección era debida a la atractiva sinopsis, la brevedad del texto y el premio Nadal, uno de los pocos galardones literarios que “merece” mi reconocimiento y respeto. Mi intuición fue recompensada con una interesante, agradable y amena lectura, pero, eso sí, requiere concentración y dedicación.
Leyendo el corto y sugestivo análisis de Faulkneriano, reconocí varias características propias que me encantaron. En primer lugar, el estilo puede pecar en un principio de presuntuoso, pero conforme se avanza se va normalizando (o el lector se va acostumbrando) la escritura; en mi caso estaba escrito con un lenguaje intimista de frases cortas, gran profundidad y, a la vez, con fluidez. En cuanto al fondo, comparto lo dicho en la reseña: gran descripción de ideas y sentimientos, los argumentos recurrentes de la literatura y la filosofía, las complejas relaciones humanas, etc. También se acerca a temas transcendentes: muerte, vejez, sexo, recuerdos, el paso del tiempo, la culpa…

En fin, ya sé que una golondrina no hace primavera, pero mi botón de muestra me hace conjeturar que Pombo es un escritor a considerar. Dentro de la poca aceptación general del autor y aquí en particular (pocos son los votos positivos si exceptuamos a Faulkneriano), bienvenida sea toda reseña elogiosa y ponderada que lucha contra “molinos de viento” (otra vez me sale Don Quijote, ¿por qué será?). Espero seguir opinando igual con las siguientes lecturas, aunque tampoco desecho las críticas adversas y razonables, pues de necios sería ignorarlas y no tenerlas en cuenta.