NÁUFRAGOS DEL DESIERTO por _567_

Portada de MERIDIANO DE SANGRE

Tomemos 1833 como punto de partida, año de nacimiento del pálido niño protagonista que agarrándose desesperadamente a las paredes del cuello uterino de su madre consigue salir al exterior estrangulando así la existencia de quien durante nueve meses le incubó en su interior. El padre jamás pronuncia su nombre, ni el mismo se lo ha preguntado nunca, tampoco sabe leer ni escribir… y a los catorce años decide pirarse de casa. A grandes rasgos es en este flash back de inicio de la novela cuando realmente empieza a tejerse su trama argumental y ese ínfimo dato me parece importante de mencionar porque a partir de aquí, 1847, el niño ya es y será para siempre “El Chaval” (al menos hasta que se haga un hombre, pero no adelantemos acontecimientos…); desde este punto de partida, toda la acción transcurrirá en una especie de tiempo lineal sostenido, aunque con muchísimo movimiento en espacio territorial. El chaval empieza a recorrer mundo: Menfis, San Luis, Nueva Orleans, San Antonio… hasta que tropieza con otros dos personajes fundamentales en el transcurso de la historia: El juez Holden (el coronel Kurtz trasladado desde Vietnam al Far West, háganse ustedes una paranoica idea… y aun así deléitense con la sorpresa de que se han quedado cortos de perspectiva) y Toadvine (secundario de lujo y amigo del alma hasta… que el destino los separe). Ellos tres, a su modo y manera, se enrolan en las filas del escuadrón de la muerte que dirige con puño de acero un tal John Joel Glanton, gran estratega que se erige como auténtico protagonista en los dos primeros tercios de narración (quede claro que esta es una opinión muy personal) y cuya misión consiste en exterminar indios de toda tribu y pelaje -excepto los delaware, colaboracionistas, con un terceto de miembros rastreadores entre sus filas- como objetivo prioritario para recaudar gastos de empresa y cobrar recompensas del gobierno mexicano (y por lo bajini del estado de Texas también) por sus cabelleras o cabezas empaladas, pero además a todo aquel pobre diablo que ose interponerse en su demente viaje a ninguna parte; todo ello envuelto en una espiral de violencia que, estoy completamente convencido, va a descabalgar a muchos lectores de la que, por otra parte, me parece la novela de McCarthy más fácil de seguir para el lector común, y eso es una verdadera pena, antes de llegar a ese apoteósico y crepuscular final de trayecto. Danzad o leed, malditos, al son de los tambores de amor y de guerra.

Sería injusto no mencionar en los títulos de crédito a David Brown (¡oye! pon oreja, y no te pierdas el collar que luce el menda en el cuello…), los Jackson (un blanco y un negro que comparten apellido… y no lo pueden soportar) y sobre todo Benjamin Tobin (un cura que cuelga los hábitos para unirse a la banda: la batalla dialéctica con la religión, la justicia y la filosofía como pilares de debate que sostiene con Holden, y el chaval como testigo, es sencillamente memorable). A partir de aquí, el lector puede cabalgar solo, el camino puede que sea largo y sinuoso -23 capítulos distribuidos en casi 400 páginas- pero vale la pena no desfallecer. Además de los lugares citados con anterioridad, incluye otras muchas paradas y fondas: Laredito, Chihuahua, Corralitos, Janos, Gallego, Nacozari, San Bernardino, Yuma, San Diego, Fort Griffin (Texas)… y por supuesto, el inevitable Desierto, puede que el protagonista mayúsculo y absoluto de la novela, no en vano es bajo su influjo donde se suceden la mayoría de sus mejores momentos. Espejismo, espejismo, ¿Quién entre todos los malvados autores es el más guapo o te ha sabido describir mejor?

Ese chaval ya es un hombre y tiene nombre: Cormac McCarthy, 80 años, publicó esta novela con la bolsa becada que cobró en 1985 cuando contaba con 52 muescas en el revolver de la vida, justo antes de su famosa Trilogía de la Frontera (allá llegaremos, amigo) y justo después de “Suttree” (que le costó la friolera de veinte años de gestación). La prosa poética con que envuelve y disfraza la extrema violencia que hace acto de presencia en este “Meridiano de sangre” (puede que la novela más dura –dejaría la etiqueta de ‘gore’ en pañales- que un servidor haya leído jamás) me parece su mejor argumento defensor, un disparo certero en la diana de la inmortalidad.-

*El pesadillesco juez Holden se me ha aparecido esta noche en sueños, cuando aún no se cumple ni una luna desde que cerré la contraportada del libro, me ha despertado acariciándome el pescuezo con una de sus asquerosas manos y me ha susurrado al oído:
-Levántate y escribe la mierda de reseña que baila en tu mente, chaval… o calla para siempre.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 5 votos · @_567_ no lo ha votado ·

Comentarios

@Poverello hace 10 años

A mí Holden también se me apareció en sueños, para quitarme el aliento. Igualmente seguiré con McCarthy. Con gusto y aún disgusto.

@arspr hace 10 años

Bueno dos pedazo de reseñas con 8-10.

Supongo que me tendré que regalar al menos este libro.

@nikkus2008 hace 10 años

Jejeje, tremendo Krust, ese final tuyo es excelente. Expresivísima reseña, y de verdad que ya Poverello me había convencido, y ahora este puntaje, esta reseña, bueno, creo que tendré que probar con este tipo que ya a estas alturas me está dando intriga, mucha intriga.
Excelente Krust. Buen año amigo!!

@_567_ hace 10 años

Holden no ha reaparecido en la siesta reparadora que me acabo de marcar, Poverello, aun así me temo que es de esos personajes inolvidables de la literatura que como las oscuras golondrinas… volverá. El disgustillo de “La carretera” no fue suficiente para disuadirme de seguir descubriendo a este tío, al final me he podido cobrar la recompensa.

Supones bien, Arspr, porque si hay una persona en esta página a la que le recomendaría esta novela, sin miedo a errar el disparo, ese eres tú por aquello de que es más que probable que te haga rememorar o incluso superar un listón tan alto como el que supuso la experiencia Pollock…

Ese final está basado en una experiencia real de esta misma madrugada, Nikkus, de ahí que no haya podido ni querido resistirme a mencionarla ya que podría restarle realismo al escrito y eso me parece algo imperdonable cuando se homenajea a McCarthy. Tenía en mente leerla en un futuro, aunque quizás no tan pronto, Poverello se encargó de darme el último empujón al infierno.

*Se agradece la visita. Comentar también que este libro me lo compré por 8.95 € un precio más que recomendable para quién se arriesgue a tenerlo en propiedad. Espero que disfrutéis de un 14 repleto de grandes lecturas, en mi caso ya veis que la primera…. ¡en la frente! Toquemos madera.-

@Poverello hace 10 años

Pues a mí esta novela me cuesta recomendarla a personas que sepan mi dirección, bufff... Cierto que a arspr le puede gustar, por temática, pero el estilo no creo que sea muy fácil, y a ti, hermano nikkus, sé que te gustan los relatos de terror, mucho, pero esto es otra cosa distinta a Lovecraft, Pierce o Machen, aunque este último tiene algunas descripciones que ya ya...

No obstante, como comentamos, lanzarse con la posibilidad de estrellarse merece mucho la pena. Siempre queda la opción de abandonar.

@_567_ hace 10 años

Hummm, no sé yo si abandonar es una buena opción para esta novela. Desertar es de cobardes, diría Glanton, aunque respetaría la decisión del lector y lo dejaría marchar en libertad, pero la soledad en mitad del desierto mexicano no me parece una buena compañera de viaje. Además, en mi opinión, aunque el sobresaliente ya se alcanza a mitad de trayecto, el tercio final ya me parece sencillamente mayestático, una pena perdérselo por doloroso que resulte el trayecto…
Tengo la intuición de que Nikkus y Arspr bien podrían ser reclutados por la banda de McCarthy, ¿quién sabe si alguien más?, en caso contrario siempre tendrán la opción de intentar despellejar a Holden and Cía o montar un frente común de mercenarios criticones si no les gusta la novela, jejje! Esa es la función de SdL, ¿no?: compartir sugerencias, recomendar, amistar o confrontar opiniones, descubrir… yo que sé, Bang!