EL PESO DEL TIEMPO por Tharl

Portada de SOLEDADES. GALERÍAS. OTROS POEMAS

Soy un hombre bien prosaico. Más narrativo que lírico, necesito de la empatía y la identificación con los personajes para experimentar la emoción escrita en papel; necesito aferrarme a un hilo conductor para no perderme. Apenas conozco los códigos y juegos de la poesía, pobremente profundizo en su lectura, y rara vez encuentro un poema que de veras me impresione y se grabe en mi memoria (que los hay); y sin embargo, en mi reciente descubrimiento del género con Verlaine, Miguel Hernández, Pablo Neruda y, ahora Antonio Machado, al leer no un poema, sino al autor, encuentro imágenes que se me graban, formas de sentir y de mirar (y mirarme) que hacen que merezca la pena la lectura y salga enriquecido de ella, aun en libros que tardo meses en terminar por largos y caprichosos olvidos. Disculpadme por tanto mi falta de sensibilidad y de buen gusto al disfrutar un poema mediocre y pasar de puntillas por otro infinitamente más meritorio (que probablemente yo no haya entendido), y mi falta de tino por haber conocido a Machado por “Soledades…” y no por la superior “Campos de castilla”; que no me vea capaz de indagar mínimamente en el estilo, influencia y verso del autor -¡y menos aún valorar sus méritos con objetividad!-, que apenas pueda señalar un poema y que me limite a enumerar aquellas imágenes que, sin localizarlas en uno u otro poema, más me han impresionado hasta apropiármelas, o a comentar aquellas pequeñas cosas que Don Antonio me enseñó en su lectura. No sería capaz de valorar, comentar o disfrutar un poema aislado de esta colección, es a la totalidad, al libro, a quien agradezco mi lectura.

El fluir del agua, la burla alegría de la monótona fuente, la pesadez del girar de una noria para mostrar el monótono e implacable paso del tiempo; los atardeceres otoñales en un sombrío patio con musgo en las fuentes y las rocas, el denso horizonte inescrutable, y los espejos del ensueño que acompañan siempre a la introspección reflexiva y calmada de la propia alma y, sobre todo, del recuerdo; el camino construido por el caminante, las galerías de su pensamiento; las laboriosas abejas que fabrican miel con los pesares y los laboriosos gusanos de seda que, en ocasiones, se transforman en negras mariposas; estas son las imágenes que me llevo de este autor simbolista.

Pero sobre todas las imágenes, tras este largo y silencioso caminar con Antonio me llevo una forma reflexiva y reposada de sufrir la melancólica pesadez del tiempo. Esa losa que acarrea el caminante, que aumenta a cada paso del camino vivido, a cada vivencia, y que va enlenteciendo el parsimonioso caminar hasta aplastarnos dulcemente. Y de fondo, la belleza de un atardecer cargado de promesas en el horizonte y de hermosos recuerdos a nuestras espaldas.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 4 votos · @Tharl le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@nikkus2008 hace 10 años

Por ser un hombre más narrativo que lírico, te digo que tu reseña es notablemente lírica; muy hermosa en verdad. No leí este de Antonio, pero si varios poemas sueltos en antologías, y me gusta bastante. Creo que la poesía, el gusto por la poesía, se puede cultivar, más allá de que a algunos les resulte más ligero ese aprendizaje, ese cultivo. Lee a Baudelaire Tharl, "Las flores del mal", y vas a ver lo que es la poesía...hermosa reseña amigo, feliz año para todos!!

@Poverello hace 10 años

Para ser tan prosaico, como dices, tu penúltimo párrafo no desmerece a Machado, je.

La poesía quizá es para disfrutarla sin más pretensiones, aparte de ese cultivo del que habla nikkus. Los autores que citas son 'sencillos', digamos, o más bien comprensibles, al igual que Baudelaire, que evidentemente también recomiendo al igual que Rimbaud, por ejemplo, hablando de malditos, pero hay en otros poetas versos tan hermosos, que aunque en casos supongan un trastoque su lectura y una imposibilidad su acertada comprensión uno no debiera renunciar a ellos.

@Tharl hace 10 años

Gracias por las flores, amigos.
Comencé "Las flores del mal" en el instituto y aunque me gustó y encontré poemas magníficos, dado su grosor acabé dejándolo. Se juntó la impotente certeza de que apenas estaba sacando jugo a mi lectura con lo que me suele pasar con los poemarios de cierta longitud: acabo abandonándolos al centrarme en una novela. Seguiré vuestro consejo y le daré otra oportunidad.
Los poetas que leo los escojo cuidadosamente para que sean “sencillos”. Incluso así, me suele costar comprender muchos poemas, y aún más profundizar en ellos. Baudelaire, Rimbaud, Salinas y Lorca son los próximos que tengo en mi lista.

@lucero hace 10 años

Hermosa reseña, que Machado te ha inspirado!!! También soy de lecturas narrativas, más que ensayos o poesía y poco teatro también.
Pero Machado es maravilloso, uno se abandona a su fluir. Los españoles tienen poetas sublimes :Góngora y Quevedo, Machado y Hernández. No mucho más he leído.
Saludos y cuando leas poesía, regalanos una reseña!