EL MAL DEL INDIVIDUO por Poverello

Portada de NOSOTROS

“El nosotros proviene de Dios, y el yo, a su vez, del diablo”. Esta concisa y pragmática frase soltada a bocajarro y con más reflexión de la deseada por D-503, protagonista de la novela de Zamiatin, podría ser un resumen perfecto de la sociedad y el pensamiento uniformado al que están sometidos desde la más ingrata creencia en la libertad los habitantes del inexistente país en el que se desarrolla la trama de la mejor obra distópica de las que he tenido el gusto de leer. El remate a la faena puede de igual manera determinarse gracias a las mecánicas conclusiones extraídas de una mente de inexistente individualidad, con número de identificación cual código de barras en clara disonancia con el concepto de ser humano que ni aparece de forma concreta en toda la novela, y cuyas ideas han sido concebidas, como en implante, para asentir sin discernir en cualquier momento y lugar: “con absoluta certeza uno está enfermo cuando siente su propia personalidad”.

“Nosotros”, la obra de visionario futuro concebida por Zamiatin y prohibida hasta 1988 en su país natal, fue escrita sorprendentemente en 1921 y supuso la irrupción clara en la literatura del género distópico y todas sus características tipo más allá del primer acercamiento de Jack London a principios del siglo XX con su novela “El talón de hierro”. El propio Orwell reconoció abiertamente la influencia de “Nosotros” a la hora de lanzarse a escribir “1984” pocos meses después de leer al escritor soviético (el Bienhechor y El Gran Hermano son hermanos univitelinos), y aunque las resonancias en “Un mundo feliz” de Huxley no son tan meridianamente claras como en el caso del autor de “Rebelión en la granja”, por mucho que el británico renegara de haber tenido conocimiento de la obra de Yevgeni Zamiatin antes de escribir su novela más conocida el choque cultural ciudad versus mundo salvaje, reminiscencias religiosas de marcado componente cristiano, los lavados de cerebro o los métodos reproductivos son evidentes rescoldos de lo expuesto metódica y taxativamente en “Nosotros”.

Tras disfrutar (verbo he de decir no del todo apropiado en virtud del mal cuerpo) con la lectura de esta poderosa creación tanto en el plano narrativo como estilístico -ambos cargados de sarcasmo, ironía, directividad y lapidación de innumerables fundamentos ideológicos- no es de extrañar las vicisitudes de la obra y su autor a lo largo y ancho de una vida de exilio y diáspora. Algunas perlas contenidas en la novela de Zamiatin sobre las maldades de la individualidad pasan por la consideración socio-política de que “el hombre ha podido ser una criatura civilizada al levantarse el primer muro” , que “el alma es una enfermedad”, que la fantasía y los deseos hay que curarlos aunque sea atando a los seres más predispuestos a creer en los sueños a una mesa de laboratorio e inyectarles la libertad de no pensar, o a hacer un comentario jocoso a años vista sobre las elecciones libres de antaño (según nuestro a veces sujeto de compasión D-503) realizadas “en forma secreta, es decir, se escondían como ladrones.”

De igual modo y acierto al estilo directo que emplea Zamiatin a la hora de desarrollar la trama y el argumento, es la manera epìstolar en la que están divididos los capítulos de la novela, compartidos por un narrador equisciente, que a partir de unos inicios nada titubeantes parece ir modificando su conducta y forma de entender el mundo que le rodea desde el preciso instante en el que gracias a la única realidad que nadie es capaz de controlar: el amor y la capacidad natural de ver al otro como persona, sintiéndose por momentos hasta incapaz de asumir y justificar sus propios pensamientos y valores en una especie de renuente e inmediata paradoja entre lo que escribe y lo que piensa.

Pero no nos engañemos, ese narrador, único conocedor de la historia y que parece querer otorgar frustrada esperanza al interlocutor futuro es el protagonista de una obra distópica y no ha de esperarse o presuponerse el milagro del individuo libre frente a la masa informe. En las distopías, por desgracia, como en la realidad que tantas veces supera a la ficción, no es spoiler hablar de finales desastrosos y ausentes de esperanzas.

Escrita hace 11 años · 4.9 puntos con 9 votos · @Poverello le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Tharl hace 11 años

No tenía ni idea de esta novela poverello, pero me alegro mucho de haberla descubierto. Desde adolescente me han gustado las distopias -FAHRENHETI 451, UN MUNDO FELIZ, 1984, EL TALÓN DE HIERRO (por orden de lectura) las disfruté largamente.
Esta que comentas hoy parece igual de seria en lo social que la de Orwell pero de mayor calidad literaria. Y con mayor calado psicológico y autoconciencia que el resto.
Me la apunto sin dudarlo, que quede en tu conciencia.

@nikkus2008 hace 11 años

Muchas veces lo estuve por "manotear" de mi estantería; me costó conseguirlo, y luego de enterarme, como bien decís, que Orwell había leído esta obra y que influyó-algunos sotienen que demasiado- en su excelente "1984", no dudé en comprarlo. Gracias por tu reseña, que como ya te he dicho con anterioridad, son cada vez más compactas. Abrazos Pove y también a Tharl, con quién comparto el goce de las novelas mencionadas (salvo la de London, que no leí).

@_567_ hace 11 años

Desde luego esa frase en forma de sentencia con la que abres la reseña contiene todo un mundo (el visionario futuro que pronostica Zamiatin) en la rotundidad con la que D-503 la pronuncia, y tú la escoges para desarrollar tu posterior comentario. El diseño de la portada, que me gustó muchísimo en su momento, a pesar de su aparente simplicidad, viene a poner en una sola imagen toda la fuerza que hay dentro de esa sentencia. La voy a repetir:

“El nosotros proviene de Dios, y el yo, a su vez, del diablo”

Aquí Huxley diría que su mundo feliz sería el que se pretende instaurar ahora, en pleno siglo XXI, es decir el de la globalización (triunfan los dioses del consumo y el bienestar, el coste de esa Victoria ya lo conocemos todos…), mientras que Orwell humanizaría al protagonista y jamás osaría nombrarlo con un puto número, lo llamaría Winston Smith (su 1984 debería haberse titulado originariamente ‘The last man in Europe’, es el que más me gusta de los tes, ya ves…) o puede que Juanito López, ¿Qué más da?, Orwell creía en el ser humano como individuo, diabólico si tú quieres pero diferente del resto del rebaño. ¿Qué quiero decir con todo este rollo? Pues que a veces el diablo individual, y humanista de la hostia, es necesario en la construcción de la sociedad futura que NOSOTROS queremos implantar…
Muchas cosas me hizo pensar la novela, también ahora leer esta reseña, y por supuesto me parece una lectura muy recomendable para todos los amantes de la ciencia ficción que por aquí pululan…
Así que poco más que añadir: necesaria, además de muy interesante reseña, Poverello.

Jau!

@Poverello hace 11 años

Hola a los tres.

Tharl, a mí 1984 me parece una muy buena novela, bastante mejor que Un mundo feliz (de Farhenheit 451 aunque me conozco de memoria la historia tan sólo he leído el cómic autorizado por Bradbury); bien escrita asumiendo el estilo más lacónico y ensayístico de Orwell (sçólo hay que leer Rebelión en la granja para darse cuenta de su ausencia habitual de 'superficialidades') y con una crítica muy seria hacia los totalitarismos. No obstante, ciertamente al contrario que a Krust, me gusta más "Nosotros", tal vez porque la acabo de leer, por el estilo irónico y cínico de Zamiatin o porque es más que evidente que en argumento, enfoque y trama define y es la matriz de la novela de Orwell, cuyo final es también escalofriante y casi irritante por mucho que te lo esperes.

Ya estás tardadno, nikkus si te gustan las novelas distópicas, porque más allá de detalles de si gusta esta más o menos que 1984 es imprescindible su lectura como cimiento de este género en la literatura.

Tienes mucha razón, Krust. Mientras leía la novela recordaba dos palabras que provienen de la misma raíz pero cuyos sentido y significado van por derroteros absolutamente antagónicos: individualismo e individualidad. Por otro lado, también Zamiatin humaniza sin duda a su prota D-503 más allá de la cifra, desde el mismo momento en el que él mismo pone en duda y se replantea cada argumento vacuo y obtuso cuasi implantado. Lo que ninguno de los dos (o los tres) consiguen es 'salvar' al individuo de la turba. Ni siquiera Bradbury que manda a los hombres libro (curioso que libro y libre compartan raíz latina, aunque sea de evoluciones distintas) a los bosques, donde habitan los humanos no numerarios de Zamiatin.

Eso sí, mientras haya capacidad (y haberla hayla, como las meigas) de contemplar y preservar la individualidad habrá posibilidad de revertir el individualismo paradójico del Nosotros, que engloba a todos sin que el individuo exista.

Gracias por los comentarios. Saludines y abrazos.

@arspr hace 10 años

Uffff tras acabarme esta desconocida novela, descubierta gracias a ti, discrepo seriamente en cuanto a su calidad.

Y es que queda completamente clara la intención del autor pero en mi opinión falla la factura estrepitosamente. Y al final se queda en "Un mundo feliz" caótico, enmarañado y bastante mediocre. Más que una novela me ha parecido el borrador (y muy pero que muy preliminar) de ella, en manos además de un escritor poco talentoso.

No hay coherencia en el desarrollo, ni en el todopoderoso Estado único que tiene más agujeros de seguridad que la Tia de Mortadelo, ni en la evolución de las relaciones personales de los protagonistas, ni en la coherencia de los hechos que por momentos roza lo incomprensible.

Ufff, a puntito he estado de dejarlo en más de una ocasión.

Eso sí, su valor premonitorio en cuanto a análisis distópico es igualmente innegable.

@Poverello hace 10 años

Pues no diré eso de los gustos, arspr, que más absurdo no puede ser, pero la calidad literaria de "Nosotros" y su estructura me parecen muy buenas. En este segundo aspecto mucho más seria y profunda que "Un mundo feliz" o "1984" y por ello considero que bastante más densa y compleja de leer. No es perfecta y tiene altibajos narrativos, cierto, sino le hubiera puesto un diez, pero la lógica en la evolución de los personajes me parece clara y basada en lo que comento en mi reseña a partir de lo único incontrolable por el Estado: los sentimientos de amor y respeto que surgen en el individuo hacia la otra persona.

Lo del talento es que es hilar muy fino. ¿Qué es el talento? ¿Escribir con la pulcritud de Borges que a muchos les resulta insufrible? ¿Transmitir visceralmente una idea y llegar a lo más hondo del lector a pesar de otras determinadas limitaciones al estilo de K. Dick? Pues oye, leyendo "Nosotros" yo he percibido ambas cosas, mucho más lo segundo que lo primero ciertamente, pero el estilo satírico y directo, aunque no por ello simple,de Zamiatin me ha llegado. Y mucho.
Tampoco veo lo de los agujeros de seguridad. Esta novela es de 1921, que se dice pronto, así 1921, pero es increíble si uno se pone a pensarlo detenidamente, y es inviable juzgar una obra desde los conceptos y sistemas existentes en el mundo actual (¡casi un siglo después!).

Pero bueno, para gustos se hicieron los colores, ¿no? Ja. Mejor que haya diferentes perspectivas para que un futurible lector o lectora sepa a qué atenerse.

Abrazos.

@Faulkneriano hace 8 años

Reconozco que la sombra de Nosotros es alargada: que prefigura en buena medida el argumento de 1984 (un hombre, deglutido por un sistema opresor, se replantea su actitud tras conocer a una mujer); que en 1920 la historia debía ser la puñeta y que iba bastante más allá de las intenciones del maestro H.G. Wells. Peeeero... Orwell escribe mejor. Incluso Huxley escribe mejor. Siempre he encontrado algo "ingenuo" la narrativa de la época soviética (con la excepción, claro, del maestro Bulgakov), y Nosotros no escapa a este problema. Probad a ver Aelita, de Yakov Protazanov: una película de sf espléndida, verdaderamente rompedora en lo visual pero de una desarmante simplicidad sicológica.

El comienzo de Nosotros es espléndido pero enseguida la forma de diario pasa factura, el argumento se hace más confuso con la entrada de los conspiradores (la descripción de lo que hay más allá del Muro Verde, las fallas del sistema, el extraño viaje en el cohete sin un destino muy preciso, la desarmante entrevista con el Bienhechor, el embarazo de O) y la fascinación desaparece. A mi pesar, debo reconocer que el interés de Nosotros es más histórico que literario: libro visionario, ofrece muy "en bruto" (entiendo el reproche de aspr) una fascinante perspectiva sobre el hombre en sociedad. Lo mejor, los estores bajados.

@Faulkneriano hace 8 años

Pues vaya lectura (o relectura, quizá, que te ha dado por elegir, ji).

Como digo en la reseña y algún comentario, Faulk, Zamiatin se parece más a K. Dick que a Borges, desde luego, y considero que es mejor narrador de historias que estilista, lo que pasa es que lo mismo me pasó leyendo Un mundo feliz y, en parte, 1984, aunque puede ser (las leí hace demasiado tiempo) que el estilo de Orwell en esta obra fuera mejor. Tampoco sé hasta que mundo, en la edición y/o traducción final que ha llegado hasta nosotros haya influido el hecho de que debido a la censura, Zamiatin tuviera que escribir originariamente la obra en inglés, parece ser, y para eso debe uno de controlar la lengua un poco como que bastante. De todas formas lo del estilo, las dotes de escritor y su trascendencia a la hora de valorar una obra a veces me cuesta hacerlo desde este único aspecto, aunque reconozco que a una novela muy bien escrita le suelo perdonar más fácilmente otros achaques. Puede que parte del 'odio' de muchos lectores a la llamada generación beat o a gente como Henru Miller se base en buena medida en que no se les considere 'buenos escritores' y se dedicaran básicamente a vomitar.

Aelita ciertamente es ingenua, bastante ha nivel de estructura psicológica, pero no veo lo mismo en Nosotros, donde D-503 (y algunos de los personajes que lo rodean) modifican notablemente su forma de percibir la realidad y las relaciones en virtud de determinadas situaciones que le van sucediendo. Eso sí, no es Kafka.
También comentaba que seguir la novela no me parece tan fácil como con las distopías de Huxley y Orwell, pero no lo achaco a la confusión de ideas o el barullo, sino al tipo de desarrollo de la trama y de la novela, que como bien dices, se resuelve de una manera muy poco concreta, algo que considero es opción de Zamiatin para que sea el propio lector quien interprete y saque determinadas conclusiones.

Para mí que esta obra fuera escrita en 1920-1921 me parece una barbaridad, y a eso suelo siempre concederle un plus.

@Poverello hace 8 años

Ese de arriba era yo.

@Faulkneriano hace 8 años

Es mi primera lectura de Nosotros. No sabía que fue escrita en inglés: pensé que Zamiatin la escribió en ruso y se tradujo al inglés para su publicación en Londres. Desde luego, no es asunto baladí.

Tampoco la fecha, ya lo digo... ¡1920! Ese año murió Pérez Galdós, por decir algo.

Puede que mi decepción le haya pasado factura a la novela, que, desde luego, recomiendo.

@Poverello hace 8 años

Realmente no sé si Nosotros, originalmente, fue escrita en inglés, el tema es que hasta 1988 no se pudo leer en ese idioma, y ese es el problema fundamental, que dudo mucho que las traducciones que circulan de la obra sean de después de 1988 sacadas del original ruso, sino que provengan del inglés, pues se publicó en 1924 con ayuda del autor. Ya se sabe que el tema de las traducciones en castellano es para cortarse las venas. Mismamente, la traducción de El tambor de hojalata que estoy leyendo y cuya edición es de 2007 es de ¡1963! Pa' fliparlo.

@Tharl hace 8 años

“Peeeero... Orwell escribe mejor. Incluso Huxley escribe mejor”. Glubs, Faulkneriano, qué forma de quitar las ganas de leer a uno. No conozco más de la novela, que ya me apunte en su momento, que vuestros comentarios. De todas formas sabéis de mis problemas con la ciencia ficción… Ahí queda, acumulando polvo en la wishlist por si algún día me reconcilio con el género.

En cuanto a Miller y al Generación Beat… No es fácil “vomitar ordenadamente”, como creo que dijo muy acertadamente sedacala hace tiempo. Otra cosa es que la generación Beat vomite tan bien como Miller…

@Faulkneriano hace 8 años

Me estáis poniendo mal cuerpo con tanto vómito.

@Volsung hace 8 años

No he leído todo lo que se ha dicho, así que a lo mejor ya se ha soltado ésta idea. El individualismo radical del derecho civil y de la moral norteamericanas deriva de la ética protestante y la postura del creyente ante Él sin intermediarios. El país más cristiano del mundo es el que generó la individualidad más... perfecta.

@Poverello hace 8 años

Concho, Volsung, pues de eso no se ha dicho nada, y es un tema largo de debatir, pienso. De la ética protestante sí que deriva, según mi opinión, determinadas posturas económicas, y ciertamente, algunos aspectos de varias doctrinas protestantes potencian el individualismo social, sobre todo las calvinistas, pero no todos los cristianos son protestantes ni toda la ética cristiana, a Dios gracias, deriva en esa línea, antes bien desde muchas comunidades católicas y protestantes no contemplan bajo ningún concepto la salvación como un bien a alcanzar de manera individual, sino que sólo puede lograrse si desde ahora se trabaja por y desde la solidaridad.

No sé, un tema complejo, desde luego.

@Tharl hace 8 años

La reflexión entre individualismo e individualidad en una novela soviética me ha recordado al "socialismo individualista" de Wilde. No leí el ensayo donde lo expone, pero desde luego suena raro y parece ir en las líneas que señaláis en la novela.

La gran obra que relaciona la ética protestante con el ethos del capitalismo, es el clásico de Max Weber. Que, creo recordar (lo leí muy mal), se centra más en actitudes económicas que en el individualismo como tal. Pero la asociación no me parece descabellada en absoluto. Lo que señalas, Volsung, es muy cierto: la relación privada del creyente con Dios a través de la lectura individual y silenciosa de las escrituras y la oración privada, no podría encontrarse en mayor sintonía con el individualismo. Y eso es protestante, no sólo calvinista. Igual que la doctrina de la salarió por la fe, que elimina toda mediación institucional o comunitaria. De esa separación entre institución eclesiástica y religiosidad privada a la división liberal de esfera pública y privada -que es origen, no hay que olvidarlo, de nuestra preciada, universalizada e impuesta “tolerancia”-, y el individualismo y capitalismo que surge de allí, hay un paso.

Pero Poverello tiene razón en que es un tema complejo. Weber deja bien claro en su libro que no pretende decir que el capitalismo derive necesariamente de “la ética protestante”, sino que es un importante factor ideológico ha considerar. Detrás de esta tesis se encuentra una clara oposición al materialismo histórico de Marx. Pero sobre todo lo importante es que, cuando se dicen esas cosas, no se establece una relación de causa-efecto. La ética protestante derivó en capitalismo, pero pudo no haberlo hecho. Pudo generar algo diferente y mucho mejor, como puede que hayan pretendido algunas sectas puritanas (mirad qué monos los amish). Y si cedió paso a una cosa u otra fue por otras contingencias históricas que también intervinieron. Ni hay una conspiración del capital, ni una continuidad entre un fenómeno y otro. Los protestantes que promovían esa “ética del trabajo” se habrían horrorizado del capitalismo que ocupó su lugar. Y qué decir ya del nuestro que no conserva ni rastro de esa ética ascética para entregarse desenfrenadamente al consumo. Se trata simplemente de que un fenómeno supuso las condiciones de posibilidad de otro. Y por cierto, otro fenómeno que afirma Weber que posibilitó la “ética protestante” fue el Ciencia Moderna tal y cómo la conocemos a partir de Newton. No fue tan malo después de todo… ¿o si?
Werner Sombart señalaba muy acertadamente que un primer momento del capitalismo en la historia de occidente fue favorecido por la Iglesia Católica en el Renacimiento y, en especial, por el pensamiento tomista que restó importancia al “crédito”. También señala la importancia del dogma hebreo en el capitalismo.
Y la cosa no se queda en la religión. Lyotard, y esta hipótesis me gusta, señala un primer precursor genuinamente occidental del capitalismo (el crédito), el progreso y la historicidad: la idea griega del “agón”, que propicia la dialéctica. Por explicarlo rápido y mal, el “agón” supondría un sistema de juego en el la situación de partida y de llegada son asimétricas, o sea, que se abren a la ganancia y rompen el círculo equilibrado y sostenible en que se basan las prácticas de otras culturas. De acuerdo con Lyotard, así fue como cruzamos el umbral de la historia y, también, de las finanzas.

No es un tema fácil, no. Lo que más lamento es que ni si quiera los cristianos tienen la culpa de todos los males. ¡Ni si quiera la conferencia episcopal!

Abrazos

@Poverello hace 8 años

De repente nos hemos pasado a la economía, ji.

Este tema se está complicando bastante. Sólo unas cosillas que es muy tarde. Que los protestantes crean (y muchos católicos) que la salvación proviene de la fe, no significa ni mucho menos que provenga exclusivamente de la fe, lo que pasa es que los calvinistas y sobre todo los metodistas llevaron este dogma al absurdo. El paradigma de que eso no es así de simple es el doctor Luther King, pastor baptista y que era de todo menos individualista. Se pueden poner cientos de ejemplos más, pero bastante menos conocidos. En la propia biblia no deja de sorprender que un tipo que escribe para judíos y que trata de mostrar que en un judío distinto se haya la salvación, Mateo, sea el único que relata la escena la escena del juicio de las naciones, en la que el juicio no será sobre la fe, ni mucho menos, sino sobre el amor. Porque tuve hambre y me disteis de comer... aunque no creyeran en Jesucristo.

Abrazotes.