NORA, LA ANTI-MÁRTIR, SUPERFICIAL HEROÍNA DE LA TIBIA MODERNIDAD por nikkus2008

Portada de CASA DE MUÑECAS

Terminé “Casa de muñecas” ayer; me gustó algo, pero esperaba mucho más: y creo que me si me gustó ha sido más por las sensaciones que me provocó que por su calidad literaria (posiblemente sea este un síntoma de calidad) y profundidad psicológicas y hasta filosóficas que contiene. Creo que la sencillez de los diálogos, que es de agradecer, es de algún modo compatible con la casi inexplicable y facilista (disculpen si no existe el término) resolución del final, el cual me pareció un poco forzado y hasta como apurado. Me explico mejor. Creo que Ibsen tenía una idea formada, bien moldeada sobre la situación innegable que las mujeres padecieron durante casi toda la historia, salvo por los últimos años, donde las cosas comenzaron a cambiar bastante, aunque no todavía lo suficiente. Sin embargo, ese pensamiento (defendible desde ya, y que comparto totalmente) lo llevó a escribir una obra no totalmente sincera, y que peca, desde mi punto de vista, de ser excesivamente sectaria, tendenciosa y tremendamente proselitista.

Ibsen comete el mismo error que critica, en el fondo. Recuerdo, por ejemplo, la parte que Nora juega con los niños, y se esconde debajo de la mesa, y (y me da cierto dolor, como si esta historia hubiera sido cierta -posiblemente lo sea, lo haya sido, con otros nombres, en distintas partes del mundo) el grito de júbilo de los chicos cuando la madre sale de su escondite y la descubren, andando como un gato, para asustarlos y divertirlos; y es que me parece que la libertad, la independencia nada tiene que ver con el abandono de las únicos seres que no la traicionaron, (el egoísmo de Helmer es producto de una teórica superioridad del hombre sobre la mujer, teoría aprendida desde hace siglos), y que son los pequeños y encantadores hijos de Nora. Hasta se podría interpretar como que Nora (del mismo modo que el marido mientras su esposa obedecía a sus órdenes, expuestas y escondidas casi siempre bajo una máscara dulce y mediante palabras tiernas, siendo más reconvenciones que órdenes, se descubre como un ser enceguecido por salvar su propio prestigio, y nada más) estuvo, a su vez, utilizando una doble cara, aunque de manera inconsciente, es decir, la de la esposa sumisa, la de la muñeca dócil de su marido, como lo fue en su momento de su padre, por un lado y la de la mujer con ansias de liberarse de las cargas impuestas, milenariamente, por la sociedad, la religión, por el otro. Lo cuál me supone una suerte de excusa de Nora. Es decir, que en el fondo, y así como el marido, ciego ante los esfuerzos de Nora, ciego a causa de su estupidez, de su cobardía e ignorancia, esperaba el momento apropiado para abandonar una vida que en el fondo (como dijo al final, reconociendo que nunca había sido feliz) no la satisfizo jamás.

Espero que se entienda lo que para mi ha sido un punto flojo. Ibsen madura una idea. Luego, para poder volcar esa idea al papel, crea una historia, sencilla, para justificar sus pensamientos y elaborar su defensa. Ahora bien, dicha defensa, carece de profundidad a la hora de ser expuesta. El origen de la misma, el fin, es admirable, no así la forma, no los argumentos.

¿Qué gana una mujer abandonando a su marido y fundamentalmente a sus hijos, cuando estos (sus ángeles, como los llama frecuentemente) ningún dolor le infligieron? ¿No se puede ver, contrariamente a lo que hubiera querido Ibsen, que Nora, al realizar los esfuerzos a espaldas de su marido, no era sincera y que lo hacía no por amor o por cariño siquiera, sino por adjudicarse un laurel, un triunfo, más para sentirse útil, dentro de un sistema plano, de una vida que transcurre a media temperatura, plácida y cálida, relativamente confortable, sin excesos ni lujurias, pero sin demasiados apuros, sin notables miserias y aflicciones?. Creo que entiendo la defensa que Ibsen quiso realizar. No comparto los argumentos. Creo que el final, es decir la frialdad repentina de Nora, es mentiroso y muy ficticio y poco creíble. Y es que hasta para las decepciones se necesita madurar la pasión, el sentimiento, hasta que se fortalezca, hasta que se endurezca y se solidifique, hasta que se haga carne, hasta que se templen los nervios y fluya la sangre caliente por sus venas, ahí recién se puede tomar tan dramática decisión; Ibsen hace a Nora una persona voluble. En unos pocos minutos, decide abandonar a sus pequeños hijos, con quiénes el día anterior jugaba y a quiénes amaba, en aras de su independencia. Creo, más bien, que esa fue la intención escondida en su insatisfecha, en el fondo fría, e inútil vida y que dicha determinación no fue tomada por el planteo estúpido y corto y tremendamente egoísta y trivial de Helmer, sino por un deseo oculto detrás del bonito juego de “la familia feliz” de soltarse, de quemar las cuerdas que la sujetaban a las convenciones que la ahogaban, sin darse cuenta, mientras la comedia no se trocaba en drama. Y conste que no hablo de Helmer, porque es el prototipo del idiota miserable, que se cree un ser dominante, y nada domina en realidad. Prefiero, por esto, enfocarme en Nora, que es la heroína de la obra. Vamos a invertir el asunto. Claro que alguien podría decirme que no es justo invertir la historia, porque no hubo hombres cuestionados en sus actos, abrumados por la lupa de la sociedad moralista, a lo largo de la historia. Pero quisiera saber, si alguien define a un hombre como tal, cuando abandona a sus hijos, vamos a suponer por alguna gran decepción ocasionada por su esposa (como una excusa). Todos los días, mujeres con hijos, muchas veces solteras, tienen que trabajar por ellas y por sus pequeños, cuando los padres ausentes no parecieran existir, ni afectivamente con sus hijos, ni económicamente con ambas partes. Yo los llamo idiotas, y malparidos. No son hombres. Son miserables. Y ellas SI son heroínas. Fácilmente podrían hacer “la gran Nora” y abandonarlo todo en lugar de compensar las faltas de sus maridos o parejas, para realmente ser seres sacrificados, donde priman los sentimientos hacia sus propios hijos, en lugar de sus frustraciones y sueños irrealizados.

No me importa la razón; ya lo dijo Huxley: “Los métodos no justifican el fin, ya que los mismos determinan su naturaleza”. Nora emprende una secreta lucha por salvar la salud del hombre con quién hasta entonces era su adorado esposo (este tipo de acciones se hacen por amor y DESINTERESADAMENTE, y me parece que cuando uno hace algo que cree,”aunque sea en ese momento”, correcto, no debería estar al tanto de los aplausos y de las aprobaciones) pero luego pretende ser reconocida por dicha acción, cuando además de realizarla por él, debió hacerlo por los chicos, por “sus ángeles”.

Y es que en realidad, Nora sigue siendo una esclava, pero esta vez de su orgullo y de su pedantería solapada: no ha sido recompensada en sus actos. Sigue siendo una muñeca, de ella misma. Sigue esperando una palmadita de aprobación, de su marido, de la sociedad, de alguien, de quien sea. Si lo vemos así, Nora no se liberó, o bien se liberó del estúpido de su marido, para seguir dependiendo de un mimo ajeno. Esto quiere decir que no hubiera habido historia si nunca se hubiera descubierto la carta, ya que al mismo tiempo el esposo no se hubiera demostrado como un ser vil, egoísta y superficial y Nora jamás se hubiese dado cuenta del tipo de hombre que tenía a su lado.

Una acción justa no debería requerir una felicitación, ya que eso le quitaría toda pureza, todo lo GENUINO y diáfano de la misma. Nora no es para mi un ejemplo, ni una mártir, ni nada. Dejó a sus hijos, para comer almendras y respirar aire fresco, para sacar la cabeza fuera del agua un momento; esperando por el milagro que nunca llegaría, porque el deseo más sincero de Nora, fue siempre el de vivir livianamente, sin preocupaciones y la única vez (según la historia que nos presenta Ibsen, que nada dice del pasado de Nora, de alguna anterior muestra de madurez o de esfuerzos y sacrificios) que hizo algo por otro (su marido y sus hijos), buscó, POR MAS QUE NO LO HAYA RECONOCIDO, UNA FIESTA, UNA APROBACION.

...En cambio, se ven (si se quiere ver), calladamente, dulces heroínas confundidas entre las sombras de las ciudades, sufrientes, adorables, engañadas, solitarias, heridas, pero dispuestas a realizar SIN RECIBO a cambio, de sus hijos, todos los sacrificios que los hijos de puta de los padres no hacen. A esas madres (y a los buenos padres también, que los hay muchos, como lo fue mío y a mi madre mucho más que una Nora cómoda de fáciles y simplistas resoluciones) abnegadas, luchadoras, y verdaderamente independientes les dedico mis plegarias, mis bendiciones y les confieso mi más profunda admiración y les otorgo humildemente, la verdadera corona, de mujeres independientes, fuertes y maravillosas...

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 2 votos · @nikkus2008 le ha puesto un 5 ·

Comentarios

@nikkus2008 hace 11 años

Huxley no dijo "los métodos sino LOS MEDIOS", cosa de las altas horas, disculpen...

@Poverello hace 11 años

Curiosa tu percepción de esta obra, nikkus. No estoy de acuerdo para nada y soy incapaz de ver por ningún lado el enfoque que le das a la decisión de Nora, que yo veo coherente, perfecta y respetuosa. De hecho das por hecho una situación que no tiene por qué darse y que supone en parte machismo (disculpe usted, jajajaja): Nora se marcha, ni siquiera se sabe por cuánto tiempo; en ese espacio, ¿acaso Helmer no puede hacerse cargo de sus hijos? ¿Dónde, hasta dónde y de quién es la responsabilidad? La cosa es peliaguda, como en cada decisión gorda, pero digamos, desde un punto de vista moral la lucha por la libertad es de lo más incomprendida. El final es un giro radical a las convenciones sociales de la época (como suele pasar con toda la obra del noruego) y a los roles preestablecidos, y de hecho su final fue cambiado en el estreno para no levantar ampollas. Pero tampoco quiero darle demasiadas vueltas a un tema que ya expliqué en la reseña que escribí sobre 'Casa de muñecas' incluyendo algunos aspectos de otras de las obras de Ibsen.

A mí me encanta Ibsen, y su forma de escribir y romper determinadas facetas del teatro que se daban por hechas. En fin, curioso, y muy buena reseña, nikkus.

Un abrazo, hermano argentino.

@nikkus2008 hace 11 años

Hola Pove, es simple, mirá, Nora decide demasiado rapidamente una solución (alejamiento de lo que quería, amaba hasta apenas unas horas antes) muy a su conveniencia. Y dejo en claro mi postura hacia la repugnancia que me dan las irresponsabilidades de ambos lados. Es más, ataco furiosamente al inítil de Helmer. Nora es el prototipo moderno de la mujer, por un lado, idiota, por no haberse dado cuenta de tener a otro idiota a su lado durante tantos años, y por el otro lado, una mujer no abnegada, sino ligera. Es decir, cuando supuso que debía "sacrificarse" (vaya sacrificio el suyo, ahí es donde vuelvo a la VERDADERA REALIDAD, NO LA TEATRAL FALSIFICADA Y AMANERADA DE IBSEN, sino la que se palpa en las calles amigo, esa verdad) lo hizo, ahora bien, cuando no se le reconoció o cuando vió la reacción de su marido, decide tomarse el raje a la casa de la amiga y dejarle el cuidado a (DESDE LUEGO QUE HELMER PUEDE CUIDARLOS, PERO ES QUE ¿POR QUE HABRÍA DE HACERLO EL SOLO?; hasta donde entendí, Nora no hacía otra cosa que atender la casa (ayudada por una criada, para mayor comodidad de ella) mientras el bobo del marido trabajaba y jugaba al amo. Bien, cuando ella tomó las riendas a escondidas de Helmer, lo hizo pensando en que estaba bien. Amigo Pove, es fácil, e insisto: cuando se hace alguna obra de bien, no se debe pedir recompensa. Y LO MAS IMPORTANTE, ES QUE EN TODO CASO DEBIO SEPARARSE DE HELMER Y LLEVARSE A LOS CHICOS CON ELLA YA QUE CON ELLA ES CON QUIEN JUGABAN Y NO CON EL PELOTUDO (O GILIPOLLAS) DEL PADRE; ESA HUBIERA SIDO UNA DECISION MADURA. NO LA DE RAJARSE A LA CASA DE LA AMIGA PARA OXIGENAR UNAS NEURONAS QUE IBSEN DEJA BIEN EN CLARO, NUNCA FUNCIONARON DEMASIADO BIEN. Y OTRA COSA MUUY IMPORTANTE: IBSEN NADA CUENTA DE LOS SEGUROS SACRIFICIOS Y DOLORES DE CABEZA DE LOS PADRES DE NORA PARA CON ELLA; ESTO ES CICLICO. ASI SON LAS COSAS. NO ES CUESTION DE DEJARLES AL GILIPOLLAS Y LA LA CRIADA LA CRIANZA DE LOS NIÑOS, ASI, TAN LIGERAMENTE.

Insisto, y pensalo de este modo: Cuando un hombre y una mujer tienen un hijo, ya no pueden tomar decisiones tan livianitas como la de esta heroína descafeinada...

Y amigo, deja de ser respetuosa la decisión en el momento en que me imagino (como si existieran) a los pequeños buscando a su madre...y el totnto del padre intentando explicarles que se las tomó a la casa de una amiga porque esta buscando el milagro: milagro sería que los hijos no intentasen matarla cuando fueran creciendo...

Jeje, igual, me importa poco y nada todo esto Pove, solo me estoy entretendiendo, asi, livianamente, para esconder otras cosas, como Nora...bueno, me voy, ya que no tengo guita para el alquiler y me decepcionó River el domingo pasado, asi que me voy a la casa de un amigo, y dejo a mi madre sola con mi hermnao y que se jodan!!, jejeje....

Un gran abrazo amigo...

@FAUSTO hace 11 años

Vade retro, Satan… digo, hola nikkus. Jeje, es broma. La verdad es que, al igual que a Poverello, me ha sorprendido enormemente tu punto de vista y argumentos, de los cuales comparto muy poco.
Primero expondré lo que coincidimos. Como bien apuntas al principio, es una obra con profundidad psicológica y filosófica, y además añadiría que moral y, por supuesto, social. Sus diálogos son sencillos, tienes razón, pero te olvidas de indicar la fuerza que tienen y la complejidad de los personajes, tanto de una forma simbólica y como de contenido. También resaltas su calidad, aunque para ti sólo sirve para no “catear” el drama. Yo soy más generoso en este aspecto, tanto del buen recuerdo que tengo de esta obra como la reciente lectura que he tenido de “El enemigo del pueblo”, con algunas características comunes con “Casa de muñecas” y la denostada Nora. En mi opinión, y como cuento en mi reseña, es uno de los grandes dramaturgos de todos los tiempos; por cierto, si tienes previsto dar otra oportunidad a Ibsen te recomiendo esta obra, y creo que puedes tener 2 reacciones opuestas: o sigues en tus trece en cuanto a la calidad y a las reacciones del protagonista, o cambias radicalmente de opinión.

Respecto a lo demás, antes debo decir que “Casa de muñecas” es una lectura bastante lejana (creo que de principios o mediados de los 90) y no la tengo “fresca”, pero si las sensaciones y la esencia del texto. “Comparar” a Nora con otras figuras femeninas de la literatura (Emma Bovary, Ana Karenina, Ana Ozores) que con sus actos quebrantaron los convencionalismos sociales, la heroína de Ibsen es con diferencia la más fuerte y con motivos menos egoístas; hablando claramente, y permitiendo el símil machista, Nora le echó un par.
Comentas que la decisión de la madre es fácil y repentina, para mi es todo lo contrario. No recuerdo si fue una decisión rápida, pero, desde luego, es meditada (muy bien pensada, reflexiva y calculada) y consecuente. Y de fácil, para nada. Su sacrificio es enorme, renuncia a su privilegiada posición, renuncia a la estima y respeto social y, sobre todo, renuncia al amor de sus hijos, no los abandona o se desinteresa. Todos estos sacrificios (que no son moco de pavo) no es sólo es por sí misma, ya que quiere y exige la emancipación y un mundo más justo para todas las mujeres; y este paso debe empezar por una mujer como ella, dentro de una acomodada clase, pues su repercusión será más eficaz. Dentro de lo duro y doloroso de su heroica resolución, lo más “fácil” ha sido tomarla (en cierto sentido tienes algo de razón ahí), lo arduo y lo penoso empieza con el final de la obra, con el portazo. A partir de ahí tiene que demostrar su fortaleza, su independencia y sus principios para luchar contra el sistema, la sociedad, la hipocresía y los protocolos sociales.
Si hubiera seguido en esa “casa de muñecas” hubiera perpetuado esa condición que tanto odia y, lo que es peor, la hubiera transmitido a sus hijos. Hubiera permitido y contribuido que sus hijos pensarían y actuarían como su padre, o sea como todo el mundo espera de ellos.

Venga un saludo para ambos.

@nikkus2008 hace 11 años

Tengo que ir a trabajar Amigos, pero luego comento. Solo una cosa. No nos pondremos de acuerdo en cuanto a la figura de Nora. Para mi, si lo vemos, no ya como un personaje literario, sino más bien, y como habrá querido Ibsen, como una mujer corriente, de cualquier parte del mundo. Nora deja todo, porque, insisto (y lo he visto infinidad de veces, una más cercana en mi familia, y si bien en nada me molestó porque no es tan querida) por favor, insisto, hombres y mujeres, da lo mismo y no acepto excusas, repito, hombres y mujeres, no deberían jugar con los hijos, jamás. Amigo, si tenés un hijo, si creíste que todo era rosa, una bonita "casa de muñecas" con el titiritero incluído (lo cuál le gustaba a Nora, hasta que la vió fácil), y después por alguna razón todo se desmorona: a joderse, los hijos son tuilizados como rehenes en los divorcios, como escudos, etc. DEspués sigo. A ver si llego. En media hora tengo que salir y ni me cambié y sigo perdiendo tiempo explicando esto, jeje. Salñudos""

@Poverello hace 11 años

Hola, hermanetes, jeje.

Creo que ya lo comenté antes, pero este debate acerca de Nora depende en buena medida de argumentos morales, experiencias vitales y escala de valores. Mi experiencia de la realidad, escala de prioridades (y no me refiero a la importancia de los hijos como algo aislado o externo) y formas de relacionarme y comprender los actos de las personas que me rodean simplemente no concuerdan ni se asemejan mucho a las tuyas, nikkus. Y no es que sean mejores ni peores, simplemente son distintas, y cada una tiene sus pros y sus contras sin entrar en otro tipo de juicio ético. Es tan simple como ver o no fácil y libre la decisión que Nora toma al final. Yo también tengo experiencias de personas que han jugado con los hijos en muchas ocasiones, pero también tengo experiencias de mujeres (mi abuela sin ir más lejos) que decidió no dar el portazo pensado en su hija (mi madre) y te aseguro que el resultado no ha sido muy bueno tampoco, sino al contrario. Me dijo una amiga el otro día que 'mañana somos todos muy listos', lo jodido es decidir hoy sabiendo que habrá quien te felicite y quien te lance piedras. Yo prefiero equivocarme hoy desde la reflexión que ser muy listo mañana.

Muchos abrazos a ambos. Y ya lo dejo, jajaja, que entramos en bucle y comprendo tu postura, nikkus, aunque me acerque mucho más a la de Fausto.

@nikkus2008 hace 11 años

Hola amigo, es verdad, no podemos conformar a todos al mismo tiempo, eso es cierto; podemos, eso si, tomar las decisiones que creemos correctas en su momento. Si Nora, o las Noras del mundo, creen que debe ser así la cosa, pues se verán los resultados luego; el tema, es que hay hijos en el medio. Es verdad también Pove, que es imposible para un padre saber que puede ser mejor para un hijo. Exceso de cariño, podría ser malo en algún punto, ya que eventualmente podría crear una fuerte dependencia y cierta debilidad y negación a la marea poderosa de la vida; lo opuesto, bueno, creo que a priori los resultados serían los inversos. Ahora, el abandonado, o el que ha recibido poco afecto o atención, se quejará de esto, pero será más fuerte (posiblemente) ante los momentos jodidos. El otro, no podrá dejar de reconocer (siempre en teoría, hay desagradecidos siempre) el amor, el cuidado, pero reprochará tal vez en algún momento crucial, dicha sobreprotección. Resultado, aun no tengo hijos, jeje.

En fin. Que se yo!, pienso en los ficticios hijos de Nora, en los grititos de alegría cuando jugaban a las escondidas y pienso que al otro día, o a los pocos días, y sin mediar explicación alguna, la madre que tanto los protegía, ya no estaba. Es un libro, pero es también, la realidad...

Terminamos si te parece el bucle Pove, por mi parte. Hay cosas más importantes en la vida que estar o no de acuerdo con un libro. Y vos y algunos otros que saben quiénes son, me lo demostraron sin conocerme en su justo momento...un grandísimo abrazo, siempre....

@Faulkneriano hace 11 años

Pues cerrado el bucle. Interesante reseña, con una cola de cometa de interesantes comentarios.

No voy a entrar en la polémica (aunque ya podéis suponer de qué lado me decanto) pero sólo anoto una cosa: Nora no se lleva a sus hijos consigo PORQUE NO PUEDE. Estamos en el siglo XIX, queridos, y dudo mucho que pudiera disponer de su dinero libremente o firmar un contrato. En ese contexto histórico, cuando la mujer pasaba de la autoridad del padre a la del marido, la decisión de Nora es absolutamente shocking.

@nikkus2008 hace 11 años

Ok Faulk, cerramos, pero, peeero; NO PUEDE esta bien analizado, estamos de acuerdo. Ahora, justamente, porque cuando algo no se puede hacer y contra viento y marea se hace, en este momento y bajo circustancias adversas es cuando nacen los héroes. Cien soldados contra mil no pueden pelear a priori, si llegasen a INTENTARLO ya serían semi-héroes (o simplemente héroes por el intento), y de lograrlo serían dioses. Las reglas las rompen los osados, los que atraviesan muros gruesos, infinitos en apariencia, invulnerables; Nora, según la historia de Ibsen, para tener méritos, debió romper esa pared y mandar todo a la mier...
Pero bueno, todo es respetable desde ya. Y posiblemente (como tantas veces) me esté equivocando. Admiro a las chicas que conocí en mi vida que luchan solas, aunque se diga que los tiempos ayudan hoy, a una pelea por la vida más posible, y no tan ilusoria o improbable. Nora es todo virtud, pero no sostiene dicha virtud en el momento crucial. En mi familia (bastante sana por cierto y libre de crímenes y abyecciones mayores) hubo un caso a destacar. Y pongo este caso porque lo conozco al detalle. Una persona alcohólica que castiga a la mujer (hablo de hace unos 60 años atrás, es decir nada de tiempos actuales; es más, ni podía votar la mujer en esos tiempos) durante años; esa mujer, pudo dejar todo, era lo más fácil. No lo hizo, porque se sacrificó por sus hijos. Eligió un mal para ella, en cambio de un bien para los hijos. En esa época (sin ayudas del gobierno, ni pudiendo acudir a la TV, ni existiendo organismos de defensa de la mujer) y en las condiciones económicas que se encontraba, es como si hubiera sido en el 1870. Da lo mismo.

Y hablo, por último, y apartándome del tema central, de un detalle que, tratándose de una obra realista, es casi cómico. El prestamista y su abjuración son irrisorias. Faltó solo la canción de Los Beatles "All you needED WAS love" (si se permite el anacronismo, para mayor comicidad), para justificar semejante cambio de actitud.

@Faulkneriano hace 9 años

Este sábado tuve la oportunidad de ver la obra en un montaje interesante pero mejorable en los Teatros del Canal de Madrid y, desde luego, puedo certificar que, sobre las tablas, el texto funciona... ¡y de qué manera! Ea. le voy a subir una estrellita.

@nikkus2008 hace 9 años

Me alegra Faulk, que funcione sobre las tablas....lástima que para mi no funcionó en papel. Tal vez, la emotividad y el talento de los actores, le otorguen el calor que le faltó a la obra de Ibsen. Tal vez, en teatro, pueda comprender la razón por la cuál una esposa desencantada con su esposo, se desencanta también con los pobres "angelitos" como ella misma les llamaba...nunca, jamás, lo voy a tolerar, ni en la ficción, ni en la realidad: un padre a muerte con sus hijos; pero bueno, yo no los tengo, y quién sabe, tal vez sea en el fondo yo tan ruin como esta estatua de la independencia malentendida del feminismo...libertad e independencia...y me cago en dios. Para eso, Nietzsche, y a romper con TODAS LAS REGLAS, TODITAS Y TODAS....
Abrazo Faulk, pocas veces fui al teatro; tal vez deba ir alguna vez...