UN ETERNO PURGATORIO por Nastenka

Portada de DESGRACIA

“Demasiada vergüenza, se dirán el uno al otro: demasiada vergüenza para contarlo”

"Desgracia"...el título en sí es ya todo un preludio de lo que nos vamos a encontrar..
Si tuviera que buscarle un calificativo...le pondría varios, duro, ante todo, fácil de leer pero nada sencillo de interpretar, donde Coetzee nos cuenta el proceso "espiritual" de este profesor, los límites y márgenes de una cultura, el precio(a mi juicio, demasiado alto) de la inserción en un mundo que aparece como extranjero, los rebordes de lo femenino y lo masculino y, como no... la complejidad de los países multiculturales..

La novela es un descenso a los infiernos. Coetzee nos hace acompañar al protagonista en su caída en desgracia, en su vergüenza, en su deshonra, que comenzarán por un "error" que cometió el profesor, si bien, personalmente, no sé hasta que punto se podría llamar error, cuando en realidad, él no hizo más que actuar de acuerdo con su naturaleza..
Esa acción desencadenará en una serie de sucesos que convertirán su antes sosegada existencia en el título de esta desgraciada historia..
Una historia en la que Sudáfrica se nos presenta casi como un personaje más, omnipresente durante toda la historia, donde la agonía del Aparheid se muestra como motor de la misma. Lurie va de un sitio a otro, de Ciudad del Cabo a la rural vida de su hija Lucy, cerca de Grahamstown, donde ella posee una granja, dejando cosas por el camino, cualidades, esperanzas, sueños. Nada es lo mismo cuando llega al otro lado, es ahí donde los protagonistas se muestran como seres intermedios, imperfectos y ambivalentes que no muestran sus cartas ni desvelan del todo sus secretos.
Y, Laurie, el viejo(no tan viejo en edad) Laurie contempla lo que lo rodea como un dinosaurio del pasado que no puede o no sabe adaptarse a los cambios porque no los comprende, no los comparte.

Dejando un poco de lado la historia, las páginas están llenas de reflexiones existenciales, tan profundas y reales como las que nos asaltan a todos los seres humanos en las situaciones más inverosímiles. Esa clase de pensamientos que aparecen en nuestra mente como estrellas fugaces y que pocas personas, muy pocas, pueden retener, y menos aún, expresar de viva voz. Coetzee se convierte en un recolector de pensamientos, esos que se enlazan directamente con las cuestiones más profundas, que más nos atormentan, que sacuden nuestra alma.... y nos duelen.

Y al llegar al final, lo que interpreté quiso decirme Coetzee, no me agradó en absoluto;
“Los viejos tiempos” son sólo un recuerdo del pasado, la naturaleza sigue su curso de forma lenta e imparable, sin que nada ni nadie pueda detenerla.
Los seres humanos, sólo pueden sobrevivir si aceptan esa realidad, si se mezclan con lo nuevo. Pero ese proceso tiene un alto precio: es sumamente doloroso, indignante y crea deshonra, vergüenza.Y los viejos, los que no pueden adaptarse a esa nueva realidad, tan sólo podrán aspirar a tener una muerte digna: a que alguien les administre una inyección letal mientras se los acaricia y se los calma, para después, encerrarlos en una bolsa de plástico y quemarlos en un horno industrial.
Asegurándose de que estén bien muertos.
(Quién lo haya leído sabrá el porqué de esa alusión a la muerte)
Pero no, no estoy de acuerdo...
Menos aún en la decisión de Lucy que me pareció un sometimiento al fuerte, sin un mínimo intento por imponer su voluntad, por imponer su vida...digna..

Eso sí, el final que nos muestra Coetzee, desprovisto de moralejas, incita a una reflexión que no se saldará fácilmente..

Escrita hace 12 años · 4.5 puntos con 6 votos · @Nastenka le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@_567_ hace 12 años

Lo leí hace relativamente poco con lo cuál tengo bastante presente el purgatorio al que tuvo que someterse Lurie, un “crimen” con un castigo excesivo (haciendo una referencia a Dostoievski que parece estar de moda en la página) en mi opinión, ya que si bien es cierto que la naturaleza de un hombre de mediana edad, además sin compromiso pese a los matrimonios anteriores fallidos, suele tender a buscar el contacto femenino como “perro en celo”, también me parece un dato importante conocer que la alumna ya es mayorcita de edad si no recuerdo mal. En ese sentido me gustó mucho el primer tercio del libro localizado en Ciudad del Cabo, donde Coetzee hace un planteamiento realmente interesante, sin embargo después la historia se desinfla y pierde consistencia en toda la parte final en la Sudáfrica profunda: no acabo de entender la relación de Lurie con su hija (aunque el autor apuesta fuerte en este punto), tampoco acaban de estar bien definidos los personajes secundarios de Petrus y sobre todo el de Bev Shaw. Pese a todo me parece una novela aceptable por lo didáctica que resulta para que el lector conozca en profundidad, y con bastante rigurosidad, el país en que transcurre…

@Poverello hace 12 años

Me gusta tu reseña... pero no me queda más remedio que no compartirla, al menos en su final.
Como queiro evitar el spoiler a todo costa, a ver cómo me las arreglo...
Coetzze es un amante radical de Sudáfrica, de sus gentes, de su malestar... una persona que odia el Apartheid, el concepto de raza desde lo más profundo. Por eso jamás describe la étnia de sus personajes, el lector/a had e suponer si Petrus, por ejemplo, el caso más discutido es negro o blanco. Esto tiene su función, que pude gustar más o menos, pero la tiene, y es fundamental: lo importante es la clase social y sobre todo el contraste entre la vida en la ciudad y el campo. Por eso, tal y como apunta Krust esa enorme diferencia casi de estilo y género cuando Lurie se marcha a lo salvaje, en la mayor y peor de sus acepciones. Esta hecho absolutamente a propósito, del mismo modo que en La edad de Hierro, el contraste brutal es entre la pobreza extrema y la riqueza, sin decir en ningún momento si el vagabundo coprotagonista de esa historia es blanco o negro.
Por todo ello, lo fundamental en Coetzee son las decisiones que va tomando cada actor, y la importancia de que nos resulte incomprensible tanto lo bueno como lo malo, porque sólo muestra la percepción de cada uno de ellos.
En un mundo hostil, sólo imaginable para las personas que viven en un entorno rural, la decisión de Lucy, para Coetzee, es una opción por la vida en medio del desastre de su Sudáfrica, es la esperanza de la bondad, y la inyección letal mata el dolor del mal pasado, para conseguir sobrevivir, y me resulta improbable por la estructura y pensamiento consecuencial de la obra de Coetzee que se refiera a la muerte y a la adaptación.
En esta pbra exioste un problema de fondo y de inicio, y es su propio título: Desgracia, pues el término inglés original es difícil de traducir al castellano. La desgracia no es lo que les sucede, que es el uso común que le damos al vocablo, desgracia es el sentimiento, y desde ahí debería repensarse el relato, ni como castigo ni como pecado.
Tal vez soy demasiado fan de este buen señor, disculpadme, pues esto parece una reseña, ja ja.

@sedacala hace 12 años

Hace mucho que la leí, la recuerdo como muy dura. También recuerdo que fue mejor en Ciudad del Cabo, para luego perderse en un proceso destructivo. Coincidimos por tanto Poverello; sólo que con tanta amargura no volví a tener deseos de leer otra vez a Coetze y sin embargo algún atractivo tuvo su lectura que no sabría definir. Quizá escoja otro libro suyo a corto plazo.

@Nastenka hace 12 años

Pues.. fíjate, que no compartiendo mi opinión, Poverello, estoy de acuerdo contigo en que Coetzee omite ciertos datos a propósito. Y en que la desgracia más que los hechos, es un sentimiento.
Pero sigo discrepando con respecto a la decisión de Lucy, eso que tú llamas "una opción de vida", en esas condiciones, con los antecedentes ocurridos, sí me parece una desgracia, más que el horrible suceso, pues éste no estaba en sus manos evitar.

@lucero hace 12 años

Hace ya tiempo que la leí y compartiendo el enfoque de Nastenka, sólo puedo aportar la sensación que me dejó la novela. Es la de inevitabilidad de los hechos, como si Africa marcara el rumbo y el ritmo que toman tanto negros como blancos.
La relación padre-hija es de distancia y extrañeza y le da contexto a su fijación con la joven alumna.
Me dejé inundar con el ambiente, ese sol que abrasa y una cultura que se distancia más y más. Creo que el blanco no entiende, es extraño y ajeno.
Lurie pierde su lugar en la Universidad, y no lo halla en el campo, ni con su hija. Se diluye en si "desgracia".