En el mes de enero, en un caluroso verano, hace ya muchos años, leí este hermoso libro de Roberto Arlt, bajo la verde y fresca sombra de la higuera del patio de la casa de mi abuela, quién ya no está. Aun recuerdo el goce que me ha proporcionado su lectura; repleta de crueldad, una crueldad endulzada, si se quiere, por la prosa extrañísima de Arlt, tan cargada de colores, formas y perfumes, y cuyos relatos transcurren en los mercados, selvas y desiertos orientales. El exotismo de los paisajes, el humor irónico, ácido, pesimista de Arlt, las aventuras y desgracias que padecen sus protagonistas, en medio de un ambiente siempre hostil, conforman un compendio perfecto del estilo cargado, aunque ligero, y siempre amable de este genial e inimitable escritor argentino.
Siendo la totalidad de los cuentos entretenidos, destacaría injustamente tal vez, dos de ellos: "El cazador de orquídeas" y "Los bandidos de Uad-Djuari". El prmero de ellos, es un relato de aventuras al estilo Arlt, con toda su esplendorosa exageración y con el habitual y sano gusto por los colores. El segundo, es un divertidísimo relato con un final "sorpresa". Y entre cuento y cuento, en aquel lejano verano (o tal vez no tan lejano), recuerdo el dulce sabor de la carne roja de los higos maduros, que se desprendían solos de las ramas y caían cerca de mí. ¡Ah!, que gran recuerdo, que mezcla perfecta; las hirvientes tardes de verano, las frutas maduras en el plato, racimos de uvas negras y blancas, higos y naranjas y manzanas, las innumerables tazas de café humeando, la torta que nunca faltaba y que horneaba por las mañanas mi querida abuela, todos los domingos del año, y un libro, todos los domingos un libro diferente, en conjunto a todos esos manjares y en compañía de mis viejos y hermano, mis gatos (que ya no están) y mis abuelos, a quiénes extraño tanto...
Escrita hace 12 años · 4 puntos con 1 voto · @nikkus2008 le ha puesto un 10 ·