Sinopsis
Juan Galba se cree a salvo en su tranquilo empleo en un balneario. Hace ya una década que disolvió la sociedad criminal que formaba con su gran amigo, Pablo Echevarría, muerto en extrañas circunstancias. Pero un día se presenta en el balneario Claudia Artola, la viuda de éste. Lleva consigo unas cartas que obligarán a Juan a volver, muy a su pesar, a los manejos ilícitos. Por una lealtad no exenta de culpa, deberá proteger a Claudia de una implacable persecución y resolver un escabroso crimen. Pero lo que Juan no sospecha es que tras la sucesión de cadáveres y asesinos, se perfila una venganza perfectamente trabada.
Noviembre sin violetas parece, en una primera aproximación, una apasionante y vertiginosa novela policíaca. Sólo que en este caso el enigma encuentra al detective y no al revés, como suele ser habitual en este género. Desde esa inversión de los cánones, nada es lo que parece y los personajes casi nunca muestran su verdadero rostro. La novela es, en fin, una reflexión sobre la absolución que quizá merezca toda acción humana y sobre la condena que pesa, por el contrario, sobre sus consecuencias.
Lorenzo Silva especifica con una prosa incisiva -y llena de humor- el horror de un hombre que huye de su destino, pero que termina aceptando que el presente, al ser la resolución del pasado, es un tiempo imposible de vivir. Cuando todo está perdido, el recuerdo de la belleza constituye la única forma de salvación.
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VIOLETAS por @mdemar hace 11 años
Si después de leer varias páginas de una novela se dibuja una sonrisa en mi rostro, es presagio de que pasaré buenos momentos leyéndola, si pertenece al género de novela negra esa sonrisa puede ser preámbulo de felicidad. Con esta he pasado un buen rato.