Sinopsis
Un pacifismo que no es ni cristiano ni justo, una falsa espiritualidad fundada en la reconciliación con el mundo y un lenguaje anodino se ha apoderado del católico medio. No se lo escuchará mentar siquiera la obligación paulina del Buen Combate. Ya no digamos en lo que el término pueda implicar de donación física en una contienda justa, sino en lo que contiene de obligación ascética, purificadora y reconquistadora de la Verdad.
Un desordenado apego por la propia vida ha logrado dominarlo, y una candidez suicida -cuando no una complicidad cobarde- lo ha llevado a bajar los brazos frente a los enemigos de la Fe. Se vive bajo el primado del sincretismo y del pluralismo, que ahoga todo celo apostólico, todo fervor misionero, todo gesto de batirse por la Reyecía de Cristo.
Y sin embargo, la lucha es un deber para el cristiano. Pertenece a una Iglesia que es también militante, a una tradición épica, a una historia de hazañas, a un santoral heroico, a un plan salvífico que se abrió y que ha de cerrarse con batallas.
Sigue vigente la consigna de Job: la vida del hombre es milicia sobre la tierra. Y aquella olvidada síntesis de Gracián: contra malicia, milicia.
Ordenar por Nuevas | Antiguas | Mejores | Peores
MEZCOLANZA POCO FELIZ por @EKELEDUDU hace 12 años
No es difícil darse cuenta de las razones por las que la figura del guerrero, desde antiguo, ha sido idealizada incluso por gente recalcitrantemente pacífica. Por un lado, representa la supervivencia en condiciones adversas; por el otro, es el protagonista...
0 votos, 0 comentarios, Ver completa