Kodama, lo que señalas son las Tablets, el iPad y esos cacharros demoníacos. No es el siguiente paso todavía, pero es el añadido de funciones que ya vimos en los reproductores mp3: además de música manejan fotos, texto, vídeos... y llegaron el mp4, el iPod y el mp5. Ahora intentan colocar las tabletas como el libro electrónico con pluses: color, fotos, vídeo, audio, cámara de fotos. La tendencia parece ser de unificar todos los dispositivos habidos y por haber en un trasto del tamaño de un e-reader o poco más. Incluyendo el teléfono con todas sus funciones inútiles, claro.
Los aparatos tienen todos los días contados. Es natural y previsible. Lo que veo frito es la forma de distribución, tanto del texto como de la música y las películas. ¿Libros electrónicos al mismo precio que libros de papel? Vamos hombre.
Es que el tío se expresa en ese tono grandilocuente siempre, de ahí mis observaciones a su persona. Creo que tiene parte de razón: ciertamente, quien lee algo y es completamente impermeable, un poquito soso sí que es. Hay gente que no le ponía cara a Aragorn hasta ver las películas, gente que pasa por la universidad sin dejar que la universidad pase por ellos, y gente que lee a Asha Miró y no capta ni una leve esencia a cardamomo y muerto hinchado. Supongo que a eso se refiere, y entonces estoy de acuerdo. Hay que ir al Támesis y a oír el acento de Yusu.
(El primer libro de untar tiene alguna gracia; los otros dos son un petardo).
Al hilo de Faulk: dice Fernández Mallo (gafapasta perdido y un tanto cretino por otra parte) que hoy día, con tanto libro e internet, lo de viajar es sólo para brutos enceguecidos que no perciben nada si no lo soban con las manos. Es decir, perfecto está viajar; pero tenemos otros medios más etéreos de ver y aprender mundo, incluso sin mucha potencia de imaginación.
¿"Sueño en el Pabellón Rojo"? Buen gusto esas majestades. Io lo tengo en dos tomos todavía vírgenes. Y si te da por seguir esos caminos, apunta "El erudito de las carcajadas" (más... desenfadado) y el muy popular "Viaje al Oeste - Las aventuras del Rey Mono". Si te pones a leer tu regalo tendré que animarme y cambiar impresiones antes de las siguientes campanadas.
No es una novela (otra novela) sobre el cisma postbélico de la sociedad nipona. Este cuadro, descrito hasta la saciedad en multitud de textos contemporáneos, aparece sólo como un óleo decorativo en la pared de fondo del escenario donde se desarrolla el argumento. El conflicto a mí me suena más a generacional...
Divertida novela de viajes con todos los tópicos del mundo y una narradora muy especial. Los doce personajes viajeros se vuelven demasiados y, para no espesar el libro, algunos llegan al final de las páginas siendo prácticamente desconocidos. Por sus ojos (y manías) se echa un vistazo a Birmania o Myanmar....