UN REGALO DEL PASADO por Faulkneriano

Portada de SALAMBÓ

Un hercúleo guerrero, Matho, y un esclavo renegado, liberado de la ergástula, Spendius, se cuelan en Cartago a través de los conductos del agua y deciden entrar en el templo de Tanit para robar el velo de la diosa. Es de noche. Hay luna. Cruzan un misterioso jardín lleno de extraños animales. El templo no está protegido sino por el terror que inspira. Andan a oscuras por impresionantes salas vacías. Matan a un sacerdote. Una enorme serpiente se desliza por las losas pulidas. Finalmente, ante el velo, Matho siente que van a cometer un acto sacrílego, pero el esclavo arranca el velo sagrado y se precipitan fuera. Un enorme mono les contempla asombrado.

No es Conan, ni un relato de Robert K. Howard. Es Salambó, de Flaubert. Es una fastuosa Cartago, imaginada, redescubierta, recreada y sostenida por la fuerza de un estilo abracabrante, por una curiosa erudición atenta al detalle insólito, por una intensa devoción a la escritura. El obsesivo Flaubert se inspira en Polibio y en centenares de libros consultados sobre la época descrita, la rebelión de los mercenarios tras la primera guerra púnica. Pero, ante todo, imagina, describe, regala a un lector goloso inacabables sensaciones, olores, sabores y texturas.

Un libro se mide también por la sombra que proyecta y Salambó, uno de los mayores logros de la orientalia decimonónica, sentó las bases del decadentismo de fines del siglo XIX (la Salomé de Oscar Wilde le debe mucho), abrió nuevos territorios a una literatura bizarre que no desdeñaba la crueldad y hasta marcó un claro precedente de esa espada y brujería tan popular en el siglo pasado, a través de un Howard que sin duda lo había leido con provecho (es curiosa la referencia repetida a unos Comedores de cosas inmundas que figuran en la obra de Flaubert, bastante insólita en 1862)

Batallas, asedios, horripilantes torturas, ritos, macabros sacrificios humanos, sensuales banquetes, doncellas semidesnudas con una pitón sobre los hombros, jardines iluminados por la luna, extremas sensaciones: Flaubert describe un mundo hiperestésico, periclitado, bárbaro, definitivamente perdido, descrito con tanto realismo que parece definitivamente parte de un mal sueño. Despachar con indiferencia un obsesivo trabajo de años es cuando menos leer a la ligera. Hay quien prefiere la descripción de las batallas, o la entrevista de Salambó y Matho en la tienda de éste, o el asedio de Cartago o el sacrificio a Moloch. Todos tienen razón. Mi imagen favorita: tras una de las batallas, cae la noche sobre el campo cubierto de cadáveres y un puñado de elefantes vagan con su castillete incendiado "como faros en la penumbra". Esto no se lee todos los días. A veces conviene hacer un poco de arqueología y leer a los clásicos, que están mucho más vivos que sus desganados imitadores.

Escrita hace 13 años · 4.8 puntos con 6 votos · @Faulkneriano le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Culkas hace 13 años

Ésta era uno de los libros que tenía pendiente reseñar, pues para mi como lector marcó la base y la escala a partir de la que fui valorando las siguientes novelas históricas que cayeron en mis manos. No puedo estar más de acuerdo con tu reseña; por tanto doy por realizada la tarea pendiente, ya que difícilmente podría haberme expresado mejor.
Salambó es precursora en múltiples aspectos de la novela histórica contemporánea en cuanto a la Antigüedad se refiere, desde la descripción de las torturas y la obsesión por los banquetes y lujos, hasta las sórdidas batallas.

Me quedo con la descarnada lucha por la supervivencia de unos guerreros hambrientos y convertidos en poco más que bestias salvajes. Los que se rebelaron por ser tratados como animales por sus "amos" o jefes, terminan paradógicamente comportándose como tales empujados por la desesperación.

@sedacala hace 13 años

Acabo de empezarlo y me llama la atención el lenguaje altisonante que utiliza Flaubert en este texto, quizas no sea muy explicito pero es subyugante y de una belleza muy plastica.

@Faulkneriano hace 13 años

Ya sabes, sedacala, las molestias que se tomaba Flaubert a la hora de pulir sus textos... Sus biógrafos se hacen lenguas de su perfeccionismo. Celebro que te guste. A Flaubert, supongo, también le gustaría saber que después de un siglo y medio alguien leería su texto con el mismo cuidado con el que él lo escribió y no se saltaría páginas de descripciones y lo que hoy se da en llamar paja...

@nikkus2008 hace 12 años

Excelente reseña Faulkneriano. Muy detallada y prolija, como si la perfección y colorido de la obra criticada hubiera influído en el alma de tu reseña. Siempre la estoy por leer; me diste un lindo empujoncito amigo, ya veremos...

@nikkus2008 hace 12 años

...y el empujoncito surtió efecto; ya lo estoy por terminar, y no quiero. No quiero terminar este libro. Lo dilato, le doy vueltas, leo sólo una carilla, pero ya me queda poco. Que grande que es Flaubert, capaz de escribir algo como "Un alma sencilla", algo como "Madame Bovary", algo como "Memorias de un loco" y algo como esto. Creo que es el único escritor que haya conocido capaz de semejante proeza. No es un escrito, son varios; y todos geniales. Ya reseñaré a Salambó. Espero hacerle honor, simplemente.

@nikkus2008 hace 12 años

No es UN ESCRITOR quise decir, maldito teclado...

@Hamlet hace 11 años

Vuelvo a tu maravillosa reseña para comentarte una cosa que puede interesarte. Acabo de leer (dos veces seguidas) "El cometa de Cartago" de Chaland y Yann. Es un cómic que se encuentra a la estela de la escuela de la línea clara, a la que le da una nueva vuelta de tuerca, en lo que supone un innovador progreso, y que es de 1986. Está dentro de la serie de álbums dedicados por Chaland a uno de sus personajes emblemáticos, Freddy Lombard, un homenaje personalizado y tangencial a Tintin. El dibujo es de una modernidad maravillosa, muy pop y "retro-futurista", vamos para quitarse el sombrero. Lo que quizás te interese es que hay continuas referencias a "Salambó". Si no me equivoco alguno de los personajes cita, incluso, textos descriptivos extensos sacados de la obra de Flaubert. Es un cómic extraño, con tintes muy surrealistas y crípticos, plagado de referencias, pero que más allá de todo eso produce sensaciones y experiencias que tienen su valor. Me ha hecho gracia porque releyendo tu reseña he encontrado que hablas del sacrificio a Moloch y de elefantes en la batalla nocturna. ¡Pues aquí también aparecen! Aunque con algún sentido simbólico misterioso que ya verás si alguna vez lo lees.

Le voy a dedicar una reseña en el blog cuando pueda. Si lo ves por la biblioteca no lo dejes escapar porque al menos, como curiosidad, te merecerá la pena. Yo me hecho con los dos volúmenes al precio de 20 Euros!!!! Antes costaban 23 Euros cada uno pero han relanzado a ese precio los que quedaban en stock.

Un saludo, Faulkneriano!

@Faulkneriano hace 11 años

Gracias por la sugerencia, Hamlet. Viniendo de quien viene será bien tenida en cuenta. Sí que he oido hablar de Freddy Lombard, y no me disgustaría nada echarle mano. Me choca lo de Salambó en un comic, aunque si es francés y de los años 80 es más probable. La línea clara da muchas alegrías. Hace poco leía al holandés Joost Swarte, una verdadera delicia de trazo (no tanto de guión, demasiado underground para mi gusto)

Saludos, Hamlet.

@Hamlet hace 11 años

Precisamente le he dedicado hoy una reseña a ese álbum de Freddy Lombard en mi blog. La colgaré ahora en Sopadelibros, aunque te gustará más verla allí con imágenes del cómic. Tomo nota de Joost Swarte del que no leí ningún cómic.

Saludos, amigo.