EL ILUSTRE DESCONOCIDO por Poverello

Portada de RELATOS JAPONESES DE MISTERIO E IMAGINACIÓN

Para considerar en toda su dimensión el sentido de la literatura en el escritor y crítico japonés Edogawa Rampo se hace necesario, de origen, un mero ejercicio lingüístico: nombrar de corrido, una vez que se sepa de memoria y teniendo en cuenta que en japonés la w se pronuncia como v, el nombre y el apellido del autor de marras. ¿A qué suena?

Rampo nació con el nombre de Hirai Tar? en 1894, en un pueblecito de la Prefectura de Mie, pero antes de cumplir los 30 años y de que viera la luz su primer relato, adoptó el seudónimo por el que se haría conocido como el maestro japonés del terror y del misterio, Edogawa Rampo, que no es sino la traslación fonética del nombre del archiconocido cuentista romántico norteamericano Edgar Allan Poe, al que admiraba profundamente.

Antes de la aparición de Rampo en el panorama literario del país del sol naciente, las únicas referencias de género para los lectores nipones tenían ascendencia occidental: el nombrado Poe y Sir Arthur Conan Doyle, quien también influyó notablemente en la obra del autor japonés. A partir de la obra de Rampo, las obsesiones, temores y tradiciones atávicas de oriente se hicieron presentes de manera muy concreta y no han dejado de fluir hasta nuestros días de la mano del cine y de la literatura.

La atmósfera y el estilo de Allan Poe y de Conan Doyle se perciben sin rascar demasiado en los relatos de Rampo, que en ocasiones parecen un calco en estructura a los del norteamericano («La butaca humana», «La oruga», o El infierno de los espejos») y en otros retoma uno de los aspectos clásicos de la novela detectivesca: el crimen perfecto («El test psicológico», «El precipicio» o «Los gemelos»). Rampo, al igual que lo hiciera posteriormente su contemporáneo Seishi Yokomizo influido por él, creo un detective al estilo de Lupin y sobre todo de Sherlock Holmes: Kogor? Akechi, el más popular de Japón, cuyas historias fueron llevadas al cine y series de anime. Una de ellas, «El test psicológico», la segunda cronológicamente, forma parte de esta colección de cuentos de imaginación y de misterio.

No deja de resultarme curioso que tanto Rampo como Yokomizo sean prácticamente unos desconocidos en nuestro país, que algunas de sus obras no hayan sido publicadas en castellano hasta la última década y que la mayor parte de ellas permanezcan inéditas. Más allá del habitual etnocentrismo dentro de la cultura occidental no encuentro otra explicación. Obviamente beben de fuentes conocidas, aunque reformulándolas, pero que por otro lado triunfen en nuestras librerías innumerables best-seller de más que dudosa calidad literaria (no digo nombres que estas cosas siempre acaban salpicando) me resulta una soberana injusticia.

Escrita hace 4 años · 5 puntos con 3 votos · @Poverello le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@arspr hace 4 años

Bueno, un agradable libro de cuentos, pero me ha entusiasmado bastante menos que a ti.

El problema yo creo que es un poco casi de "genero". Porque como reseñé en El cuarto amarillo, de Gaston Leroux, de pasar de ser un libro fetiche de mi adolescencia iniciática (o infancia postrera), pasó a ser un librito artificioso de a-ver-cómo-me-invento-un-más-imposible-todavía. Toda la apuesta al 8 negro, al ya verás lo ingenioso que soy.

Y eso mismo me pasa aquí en la mayoría de cuentos de asesinatos "perfectos". No sé, no sé, para mí al final los mejores son los más bizarros: sobre todo el primero, La butaca humana, aunque también La oruga y el último del cuadro. E incluso aquí, en La oruga, por ejemplo, el final se anticipa desde que se menciona algo clave del jardín y me quedo con la sensación de que se ha quedado en el tintero bastante posible desarrollo de la relación entre cónyuges.

Pero bueno, siempre es agradable salirse del circuito habitual.

@Poverello hace 4 años

Rampo mezcla los dos géneros, el detectivesco y el gótico, no siempre en todos los relatos pero es cierto que puede resultar un tanto desigual el resultado.

Claro, tampoco sé si has leído a Poe o a Doyle, que son muy similares en algunas cosas. El crimen perfecto es un clásico, pero nunca lo es, como trata de definir Rampo. Para mí el ejemplo clave del retorcimiento es El test psicológico.

@arspr hace 4 años

A mí el Test Psicológico me pareció flojeras... Es decir la parte de psicología (del test), al final es para concluir que no vale para nada. (Y eso sin entrar en el fallo argumental de que Rampo da por supuesto que ambos sospechosos, o cualquiera, identifican sin lugar a dudas las palabras críticas de las de relleno; lo cual es mucho suponer). Y al final, capturan al asesino por el Deus-ex-machina de que el biombo lo acababan de traer (qué casualidad) y porque el atontao de Fukiya se empeña en ser un bocazas cuando lo normal hubiese sido decir "pues la verdad, ni me fijé si el biombo tenía o no marquitas o arañazos".

Ya digo, no hemos coincidido demasiado, y supongo que si me (re)leyese a Poe o a alguno de los pocos Sherlock Holmes de mi pasado, me pasaría exactamente lo mismo. Creo que este ya no es mi género...