... O BIEN SU COMPLEMENTO: LA FELICIDAD DEL ESCLAVO por arspr

Portada de LA PRISIÓN DE LA LIBERTAD

Bueno, tras mi fracasado contacto con el Ende infantil (Jim Botón y Lucas el maquinista) un total acierto con un desconocido libro para mí del Ende adulto, surrealista y onírico. (Me voy a plantear releerme El espejo en el espejo).

Esta es una colección de cuentos bastante más realista que El espejo... lo cual no es decir mucho, pero a lo mejor sirve para atraer a aquellos a los que este se les atragantase por excesivo en ese aspecto. Y a mí me ha encantado. Porque dentro de su sencillez consiguen darle vueltas al archiconocido debate entre libre albedrío (y sus "riesgos") y el determinismo absoluto, así como otras vueltas de tuerca sobre nuestra mente y deseos. Nada nuevo en el horizonte pero casi casi me estaba recordando a múltiples paradojas de la recomendable bestia "Gödel, Escher, Bach: un eterno y grácil bucle".

Y es que, como ocurre en el cuento que le da título al libro, jugar con intentar cuadrar un Dios Todopoderoso (y por tanto omnisciente, y por tanto conocedor exactamente de lo que hacemos y, lo que es más crítico, de lo que vamos a hacer), con la supuesta libertad de actuación y por extensión responsabilidad individual sobre nuestros actos es cuando menos difícil. (Vamos, es imposible). Y claro los teólogos sufren (y han sufrido a lo largo de los siglos) enormemente con ello. ¡Ah, la pérfida paradoja del mentiroso, vamos el matemático teorema de Gödel disfrazado de asignatura de lengua, también conocido como los sistemas formales haciéndose el harakiri a la que te descuides! Lo cual es un entretenimiento dominical muy ameno y sesudo, (como un sudoku nivel 30), salvo cuando lo que hace saltar por los aires es tu sistema moral de referencia. (De ahí que los "filósofos", y cualquiera que reflexione mínimamente sobre su supuestamente perfecta religión, a la postre huyan como de la peste de ni acercarse a este nudo gordiano; Dios es todopoderoso e infinito y más bueno que el Kinder ese, pero tampoco pensemos mucho sobre qué se deriva EXACTAMENTE de esta premisa porque puede ser muy desagradable...)

Y como este cuento, y siempre relacionado en temática con la mente y nuestros anhelos, pues otro sobre los peligros de perseguir nuestros sueños por encima de todo, pero también y contradictoriamente otro sobre cómo tener sueños que perseguir, (y no terminar de alcanzarlos nunca), es posiblemente lo mejor que nos puede pasar, otros directamente más surrealistas sobre la percepción del espacio (aunque uno como una metáfora muy muy potente sobre el agujero negro que el nacismo supuso en Alemania), etc. etc. Además todo aderezado de la portentosa imaginación de Ende para plasmar escenas plásticamente apabullantes.

Finalizo la reseña indicando además mi favorito: Las catacumbas de Misraim. De nuevo con una temática extremadamente actual: la difícil decisión entre libertad (y el peligro que ella supone en todos los aspectos) o bien sacrificar toda (o parte) esa libertad por el supuesto bienestar de que alguien me cuide y dirija... Ya sabéis, aquello de la pastilla azul o roja de cierta película.

Escrita hace 5 años · 5 puntos con 2 votos · @arspr le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Poverello hace 5 años

Habría mucho que decir sobre en qué sentido Dios es todopoderoso, pero como no es el objeto del asunto, solo un apunte: para muchos teólogos, cristólogos y hasta gente normal, Dios es todopoderoso en el amor (al del Nuevo Testamento al menos): es decir, puede amar hasta el extremo, punto pelota, porque el amor puede morir en una cruz y en muchas otras partes a diario.

Me apunto el librejo de marras.

@arspr hace 5 años

Je, je, me encanta este tipo de discusión "lógica" a la postre inofensiva...

No se puede ser todopoderoso en más que un "sentido", que es para absolutamente todo, como su nombre indica. Porque si eres todopoderoso solo para un aspecto, o solo los domingos pero no los lunes, pues entonces ya no eres todopoderoso propiamente dicho. Y de Dios grande con mayúsculas, absoluto, pasamos a dios pequeñito, parcial, que no llega a todas partes y todos los sitios, (o que no siempre llega). Pero eso no es la base de las religiones monoteístas basadas en "el libro", ¿no?. Pero por el contrario si tienes un Dios grande y gordo, omnipresente, omnisciente, todopoderoso, a poco que te fuerces consigues construir mil y una paradojas en que esa omnisciencia, ese poder infinito, se acaban negando a sí mismos... ¿Y entonces es o no todopoderoso?

Ya digo, entretenimiento dominical que ha tenido a los filósofos perdiendo el tiempo durante eras... Porque como refería mencionando a Gödel, el problema de raíz está en el propio razonamiento lógico. No hay forma, (ni la habrá nunca), de escapar de la hidra...

Pero no obstante quería escribir este comentario para dejar meridianamente claro que este no es un libro religioso, o sobre Dios. No sea que alguien se lleve una impresión errónea de la reseña y estos dos comentarios. Es un libro sobre la mente y deseos humanos. Lo que pasa es que Dios siempre anda al acecho aunque sea de secundario...

@Tharl hace 2 años

Coincidimos en nuestro favorito arspr, esa reescritura del mito de la caverna de Platón. Aunque yo admito que no me han gustado demasiado estas historias de Ende. En sus mejores cuentos es un Borges sin la habilidad de Borges. Tal vez mi otro cuento favorito sea 'La casa de las afueras' porque es muy corto. Me gustan más estos cuentos de dispositivo que las narraciones clásicas como la del primer y el último cuento.

En tu reseña y en los comentarios asociais los relatos con paradojas teológicas, pero Ende repite varias veces de boca de sus personajes que no cree en Dios (aunque como a buen ateo le preocupa el asunto), así que yo prefiero asociarlas con las paradojas y contradicciones lógicas, matemáticas y científicas. Al fin y al cabo son exactamente las mismas. Son trampas que refieren a la propia lógica del pensamiento científico y no a su objeto de estudio. Y este es un libro repleto de contradicciones y umbrales a otro mundo que tan pronto como se traspasan ponen fin al relato.