OMBLIGOS por Volsung

Portada de LOS RÍOS PROFUNDOS

Los ríos profundos (Uku mayu en quechua, la lengua indígena más hablada del planeta) es una novela autobiográfica de madurez. José María Arguedas, en el libro Ernesto (14 años), nos habla de sus primeros meses en el colegio jesuita de Abancay, una capital de provincias en los Andes del Perú. Es un libro sencillo, lineal, con una carga de realidad muy grande debido a su carácter autobiográfico. Arguedas es, además, un gran escritor, reconocido aun por los que luego lo han criticado por motivos políticos, como Mario Vargas Llosa.

Ernesto, protagonista y escritor, viene de una infancia difícil. Perdió a su madre a los dos años, su padre, abogado, fue marginado por cuestiones políticas y obligado a malvivir (pese haber gozado en su momento de una muy buena posición económica) de la profesión itinerante. La madrastra de Ernesto, al más puro estilo Disney, jamás lo trató como a un hijo, no lo quería ni ver y lo mandaba a vivir con los criados que, a diferencia de él, blanco y casi rubio, eran indios. Así pues hay varios momentos en la novela en que Ernesto recuerda cómo jugaba con los hijos de la cocinera, cómo aprendió a hablar el quechua casi al mismo tiempo que el castellano, cómo dormía con ellos en lechos de paja sobre el suelo o salía hacia la sierra a acompañarles en sus viajes a los pueblos, pues a nadie le importaba en la casa qué hiciera o adonde fuera. En el momento que alcanza los 14 años reclama a su padre mayor atención. Quiere ser llevado con él en sus viajes. Entonces comienza la novela y ese es el título del primer capítulo: Los Viajes. Transcurre en Cusco, antigua capital del territorio inca y que en quechua significa Ombligo, pues como ciudad sagrada y núcleo de poder de los incas, la consideraban el ombligo del mundo.

A partir de aquí la novela se desarrolla, principalmente, alrededor de cómo Ernesto siente en conflicto su posición privilegiada de niño blanco, en el colegio de pago católico al que lo lleva su padre (en las primeras páginas), con su identidad y cariño hacia la forma de vivir y sentir de los indios, entre los que se crio y con los que se siente tan ligado. Ernesto ve cómo los hacendados, los curas, los mestizos, tratan de convivir con los indios y los cholos solo si estos segundos siguen sus códigos y sus valores. El pretexto de civilizarlos. Ve cómo ese pretexto y esa convivencia no son más que una forma exquisitamente cínica de dominación y destrucción de todos aquellos códigos y valores que no comulgan con el status quo de los que tienen la piel clara, como él. Ernesto sufre por lo que se espera de él en su futuro como adulto blanco de buena familia.

La maduración personal se mezcla con la maduración social y Arguedas-Ernesto nos interpela con la historia del niño. La novela nos desafía a tratar de entender en qué se diferencia la forma de entender el mundo desde la perspectiva andina (tanto si eres blanco como él, o indio) frente a la perspectiva occidental (presente tanto en peruanos de piel clara como en indios que han adoptado totalmente su rol en ese enfoque, los indios alienados de las haciendas). El indigenismo, al final, no es más que eso, plantear que los códigos usados para hablar de la gente siempre son de manufactura europea y, por tanto, a menudo imprecisos cuando se aplican en otros continentes (además de usarse a menudo como excusa para el control socioeconómico y justificar cierto racismo ilustrado). Así que hay que atender a cuáles son los códigos de los indios, si queremos verdaderamente hablar de los indios. Nos anima a no medir el ombligo ajeno con el molde del nuestro, dejar de esperar ver lo que conocemos para llegar a ver aquello que aún no hemos aprendido.

Novela que recomiendo por ser una lectura sencilla, relativamente breve y con una actitud muy original a la hora de repensar cuestiones que creíamos trilladas. La editorial de Catedra es un lujo espectacular, pero considero que, durante una primera lectura, mejor evitar las abundantísimas notas (hay spoilers) así como el profundo estudio preliminar (misma razón, ¡además de que pueden dejarle a uno agotado!).

Escrita hace 7 años · 5 puntos con 5 votos · @Volsung le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Poverello hace 7 años

Cuando lucero escribió la reseña de esta obra tiempo ha ya la anoté en pendientes; no hay día que saque un libro de la biblioteca y la mire por si cae esta vez... Más ganas me entraron.

@Volsung hace 7 años

No es la séptima maravilla, porque creo que toca demasiados temas para lo corto que es el libro. Al mismo tiempo me parece difícil que alguien lo lea y no le resulte enriquecedor.

En la utopia arcaica, el amigo Mario Vargas dice de Arguedas que es tan buen escritor, tan imaginativo y preciso, que ha sido capaz de crear un mundo (el de los indios peruanos) que en realidad no existe. En un mismo "elogio" lo desacredita como antropólogo y como persona al llamarlo mentiroso...

@Poverello hace 7 años

Que Vargas Llosa hablé muy bien de alguien como escritor y muy mal como persona es doble elogio. Y un punto a favor del 'ofendido'.

Este libro me llamó mucho la atención porque pasé dos meses en mitad de la selva peruana. Lo mismo he estado yo más en la selva que Vargas Llosa.

@Volsung hace 7 años

Donde estuviste? Yo hace un mes viajé a Perú y pasé por Iquitos, fui amazonas arriba unos 150 km y estuve cinco días cerca de un pueblito llamado San Juan de Yanuyacu.

@Poverello hace 7 años

Por el otro lado. Contamana se llamaba (llama) el ignoto poblado en el que estuve y en el que a todos los europeos nos llamaban padrecito y madrecita porque por allí no iba ni el tato. El río que pasaba por allí era el Ucayali, padre del Amazonas junto con el Marañón, y lo más conocido cercano, en ceja de selva, Pucallpa.

Sin duda una de las más inolvidables y educativas experiencias de mi vida.