ENSAYO NOVELADO por Guille

Portada de AMERICANAH

Igual que a un personaje femenino de la novela, alguien le tuvo que decir a la autora: “Quizás deberías convertir eso en una novela”. El personaje no hizo caso de la recomendación y su libro pasó sin pena ni gloria y ella entró en una depresión del cagarse, que diría aquel. Adichie sí lo hizo y además no cayó en el error que tal personaje veía a la hora de escribir tal libro: “ser tan lírica y sutil que el lector que no lee entre líneas ni siquiera se entere de que el libro trata sobre la raza”. Aquí todo está claro como el color de la piel de un blanco, protestante y anglosajón.

El libro es un collar de escenas, diálogos y lucubraciones más o menos bien engarzadas en un no demasiado interesante hilo conductor que es la vida de Ifemelu, una inteligente y más que capacitada mujer nigeriana que emigra a EEUU. Su objetivo principal, sino único, es la denuncia del racismo que impera en EEUU y que es disimulado de mil maneras o, lo que es aun más grave, ni siquiera es advertido por los propios racistas. Y aunque esto es, con mucho, lo fundamental, también se habla del clasismo, aunque solo sea para significarlo como una de las excusas del racista para defenderse de tal acusación. Tampoco faltan comentarios sobre la emigración, aunque se debe tener presente que, pese a todo, el retrato de la emigración que representa Ifemelu es parcial: no es que haya llegado en patera a EEUU, cuenta con el apoyo de su tía, residente en el país, una beca para estudiar en la universidad, no tiene problemas de idioma y además goza de una belleza que le facilitará muy mucho la labor. La otra cara de la emigración, que podría haber sido desarrollada con el otro personaje principal, Obinze, exnovio de Ifemelu, en su estancia en el Reino Unido se queda corta y pobre. Por último, la novela también es, y esto ha sido uno de los mayores atractivos para mí, una comedia de costumbres en la que se trata con mucho humor y sarcasmo algunas peculiaridades culturales tanto americanas como nigerianas y el choque que se produce en su encuentro. Todo lo demás simplemente responde al sabio consejo que ya nos diera Mary Poppins: con un poco de azúcar esa píldora que os dan…

Y no se puede decir que el azúcar sea de mala calidad. El talento narrativo de Adichie, más que notable, sus magníficos diálogos, su sentido del humor y sus observaciones agudas, inteligentes y provocadoras me mantuvieron a su lado durante todo el camino -más de 600 páginas- sin aburrirme un momento a pesar de la insustancial historia de amor encargada de vertebrar el relato y a pesar de que la autora cae en uno de los peores errores que un autor puede cometer y que no es otro que el de menospreciar al lector. La parte novelada está tan al servicio del tema principal que la autora no intenta disimular en lo más mínimo la obscena forma que tiene de dirigir y controlar las impresiones y juicios que debemos tener sobre cada uno de sus personajes, en los que no gasta ni un minuto más de lo necesario en su planteamiento y desarrollo, con la excepción de los 2 o 3 principales. Y el gran tema de la novela, aunque es difícil no estar de acuerdo con todas y cada una de sus observaciones, llega a ser tan repetitivo y machacón que hay que hacer serios esfuerzos de contención para resistir las ganas de llevarle la contraria.

Escrita hace 8 años · 4.8 puntos con 5 votos · @Guille le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Tharl hace 8 años

Buena reseña Guille. Afroamericana, feminista, progresista, sensible, lírica, biempensante (¿vegetariana?, seguro) ...y sigue y sigue 600 páginas. Qué aburrimiento, ¿no? Escucho tantos laureles y propaganda hacia la joven promesa que me he aburrido antes de abrir un libro suyo. Y todavía no escuché nada atrevido, nada que se salga del territorio de lo común.

@Guille hace 8 años

Pues ya te digo que no me ha aburrido a pesar de los muchos peros que le pongo a la novela: algo tendrá. Y tampoco es que descubra nada nuevo pero impresionan, uno detrás de otro, tal cantidad de detalles racistas que pueden fácilmente pasar inadvertidos. Es sí, no hay una gran historia dentro de la novela ni es la obra maestra que algunos, muchos, han publicitado.

@Volsung hace 8 años

Este libro y esta reseña me recuerdan mucho a otro que os recomiendo con entuasiasmo: El color púrpura, de alice walker. Me gustó mucho más que la peli de woopy wolberg (o como se escriba). Es muy corto, con un estilo narrativo austero, directo y muy potente. Una gozada leerlo.

@Poverello hace 8 años

¿Tienes algo contra los vegetarianos, Tharl? Ji.

¿Algún sopero o sopera me podría decir si conoce a alguien que se considere a sí mismo machista, clasista o racista? Yo a los que conozco que lo son sin reconocerlo dicen que son machotes, ricos y patriotas. Claro, que, al fin y al cabo, es casi lo mismo, pero uno cree no quedar tan mal.

@Tharl hace 8 años

Jaja, no tengo nada personal en contra de los vegetarianos, Poverello (ni contra las feministas, o afroamericanos, desde luego). Sé que no es necesario decirlo, pero nunca se sabe.

Como Chimamanda, yo también he sido educado en la pequeña burguesía biempensante. No necesito ni una ni seiscientas páginas para conocerme al dedillo el catecismo de la buena persona. Pero la lectura corrompe y ahora prefiero a quienes muestran sus contradicciones y desenmascaran lo oculto en este dogma de clase media que a sus comprometidos cruzados de la pluma.
Ya salió en otra ficha: algo ha fallado para cambiar críticos brillantes como Judith Butler por la superficialidad de Chimamanda.

Comprendo mucho la compulsión de Guille por llevar la contraria a la convencida Chimamanda. Os podéis imaginar la perversión que me produjo a mí El color púrpura (la película) con sus atajos emocionales y esa forma de revolcarse por el lirismo y el sentimentalismo.