NO ME LO CREO por Guille

Portada de LOS RESTOS DEL DÍA

A veces me pasa, debe existir algún tipo de cortocircuito en mi cabeza, la mayoría del tiempo sin trascendencia (o eso creo), que de vez en cuando se hace notar arrojándome a esa zona marginal que hay en todo grupo que admira y babea ante esa chica cuya perfección a mí me parece de una simpleza tal que aborta inmediatamente cualquier posible amago de levantamiento… del ánimo.

Esto me pasa con esta novela. Visto el enorme éxito del libro, tanto de público como de crítica (fue incluso Premio Booker), no es extraño que me sienta un bicho raro… aunque tampoco es que eso me moleste mucho, esa es la verdad.

El caso es que yo encontré en este libro las mismas virtudes y los mismos defectos que ya encontré en Nunca me abandones (nominada al Booker), de la que en cierta medida esta obra es complementaria. Si en aquella novela se trataba de la vida por delante, de las ganas de manejar tu propio destino y de la necesidad de esperanza, por muy débil que esta sea, a la que agarrarse como a un clavo ardiendo, en esta nos encontramos al final del recorrido, en esa etapa en la que uno no puede evitar mirar atrás y hacer un balance por muy desastrosos que sean los resultados contables.

Y en este sentido, no se puede decir que Isighuro no elija temas interesantes y que no los enmarque en contextos atractivos y que su estilo, el ritmo, no sea el ajustado a la obra y esté perfectamente elaborado. Nada de eso se puede negar. Como tampoco se puede soslayar su claro afán moralizante, la obviedad del juego que nos plantea en cada ocasión, y la inhumanidad que caracteriza a sus personajes, lo que en este caso es aún más grave ya que Stevens, el mayordomo protagonista, es un personaje que fagocita la novela, y que, como esos reos que eligen defenderse a sí mismos, la caga estrepitosamente como narrador dejando muy claro el error que cometió el autor al elegir esta forma de narración.

Y es que la narración en primera persona tiene sus reglas, y no siempre es fácil atenerse a ellas. Este mayordomo, que será un hacha a la hora de planificar las tareas de una casa, que será insuperable a la hora de elegir al personal adecuado para realizarlas, es de una estulticia supina a la hora de elegir las anécdotas con las que escenificar los hechos que supuestamente deben exonerar a su amado amo de las acusaciones maledicentes y, por tanto, dar un sentido a su vida en la forma en la que él la concebía. El personaje, que es el centro de la novela, la base de su moraleja, además de inverosímil por su inhumanidad, es incomprensible por la torpeza con la que elabora su discurso, por la simpleza de la traición a sí mismo, por lo transparente del truco. Todo el intento del autor, de Isighuro no de Stevens, de describirnos al personaje por debajo de lo que el autor, Stevens no Isighuro, nos cuenta es tan artificioso como artificial es el propio personaje del mayordomo-robot. No me lo creo.

Escrita hace 8 años · 5 puntos con 4 votos · @Guille le ha puesto un 6 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 8 años

Vi la película de Ivory, bastante glacial, con Anthony Hopkins, Emma Thompson y James Fox en estado de gracia. Nunca me ha interesado leer la novela.

Es curioso: la mejor película que recuerdo sobre señores y criados (o mayordomos) es El sirviente, de Joseph Losey, basada en una obra teatral del gran Harold Pinter. Curiosamente, James Fox, bastante más joven, interpretaba allí al señor dominado por su monstruoso mayordomo (Dirk Bogarde, grande) Oscar a la mejor película sobre "criadas": El pecado de Cluny Brown (claro que es de Lubitsch, que juega en otra liga)

¿Por qué gustarán tanto las historias de mayordomos, no necesariamente asesinos? No le veo la gracia a películas como El mayordomo, de Lee Daniels. Ni a las novelas inglesas con larga nómina de servidores. parecen de consumo interno, muy british.

@Faulkneriano hace 8 años

Pues a mí la de Ivory no me parece nada fría. Es más, creo que sus metódicas y contenidas formas, plasmadas con mucha elegancia, esconden mucho calor. Calidez a la que llegamos gracias a unas interpretaciones (como bien dices geniales) que saben ejecutar esto de manera que esa distanci, se convierta, con un sencillo gesto o mirada, en una cercanía muy emocionante (lo reprimido en Hopkins, por ejemplo, lo encuentro muy pasional). Para mí es una película muy poco o nada aséptica.

La de Losey, que no la vi hace tanto, parece haberse consagrado como obra de culto. Me gusta tirando a mucho, aunque sin apasionarme. Reconozco que su falta de convencionalismo a veces me irrita un poco (aunque también sea, seguramente, algo que la define en un gran porcentaje).

@sedacala hace 8 años

Suelen pasar estas cosas con las lecturas: unos se creen lo que leen y otros no. Y cuando el meollo del asunto consiste en aceptar como creíble lo que nos cuentan, o no hacerlo, creo que no hay que andar con muchos análisis ni explicaciones, hay que dar por buenas esas percepciones y ya está. Algo de esto es lo que pasa con este libro, tú Guille, tus razones tienes, no aceptas que pueda darse la confluencia de esos tres personajes fundamentales, el mayordomo, ella, y su señor, y no concibes su comportamiento que, sobre todo en el caso de Stevens, te parece de una estulticia inasumible.

Esta novela la han leído en SdL ocho personas, de las que cinco han votado un 7, otra ha votado un 8, tú has votado un 6, y yo un 9, de manera que ambos representamos los dos extremos, menos y más desfavorables de las valoraciones existentes. Pero a pesar de todo, como ya sabes, yo tengo una irreprimible tendencia al análisis y a extraer conclusiones, y aquí lo único que se me ocurre decir es que en la novela flota, a lo largo de toda su extensión, una atmósfera especial creada por el escritor en la que se inscriben las pautas que dirigen los actos de Steven y de los otros, permitiendo que esos personajes lleguen al lector y convirtiéndolos en verosímiles. ¿Cómo?, pues haciendo un derroche de expresividad de sentimientos con el manejo de su prosa que me pareció admirable. A mí particularmente me gusta mucho ese tipo de ejercicio, debe ser que soy muy sentimental, algo que ya le he dicho a Faulkneriano en varias ocasiones. Esa es mi visión. Y veo que la tuya no se presta a unos juegos que, si no son aceptados, todo se derrumba.

Luego viene lo que hace referencia Faulkneriano: la película, que yo ya había y visto y que recordaba como un poco fría, aunque no glacial, pero con el encanto ese que los ingleses saben atribuirle a su cine, más aun si va de mayordomos y señores que como dices Faulkneriano, son algo muy británico. Lo cierto es que me ayudó, como siempre, el poder ponerles cara a cada uno, pero lo que verdaderamente me gustó fue la novela porque, al llegar a la mitad, ya me había olvidado completamente de la película y estaba disfrutando, solamente, con su lectura.

Pero le he puesto tantas veces el único suspenso a muchas novelas, generalmente muy bien votadas en SdL, que ser el único que le ha votado bien a esta, casi me produce cierta satisfacción.

Saludos a ambos.

@Atticus hace 8 años

El comentario de arriba es mío.

@Kodama hace 8 años

Veo por tus comentarios, @Guille, que además de "Los restos del día", también te defraudó "Nunca me abandones" (de idéntico autor).
Kazuo (escritor británico como bien atestigua su nombre y apellido :) ) es uno de esos autores que siempre tengo pendiente pero nunca acabo de lanzarme. Y es que por norma general, lectores conocidos (entre los que os incluyo) nunca me han hablado demasiado bien de sus novelas.
De momento, sólo puedo opinar de "Nunca me abandones" pero de la película. Algo irregular, comienza bien pero se va desinflando. A ver si algún día le doy una oportunidad a alguna de sus novelas. ¿Sugerencias?

@Guille hace 8 años

Por qué no te ha interesado leer la novela, Faulkneriano?

La película me gustó mucho (estoy con Atticus, no me pareció fría, sino todo lo contrario); me gustó y me gusta y en este caso he de decir que supera al libro, y lo supera, curiosamente, siendo absolutamente fiel a la trama.

La primera diferencia que yo encuentro entre ambas es que Ishiguro no consiguió alcanzar la sutileza necesaria para narrar las dos historias, la de superficie y la que transcurre de forma soterrada, que es la fundamental. Aquí la imagen tiene una ventaja clara, pues tiene ambos niveles fácilmente a su disposición, el diálogo y la imagen de los que dialogan.

En segundo lugar, me parece que la película consigue retratar mejor al personaje, que realmente “es” la película tanto como “es” el libro. Está mejor construido, capta más aspectos, lo hace más complejo. En el libro me pareció artificial de tan inhumano.

Por último, pero no menos importante, me parece crucial la diferencia en el punto de partida. En el libro queda sobradamente obvio el interés del mayordomo a la hora de evocar su pasado de exculpar a su amo, a través del cual vivió una vida vicaria, y de exculparse, por tanto, a sí mismo. Esta no es la impresión que me dio la película en su momento y es importante porque la elección de esos recuerdos es tal que vienen a decirnos exactamente lo contrario de lo que el mayordomo pretende. Ese juego, siempre difícil pero que puede dar estupendos resultados si se juega bien, está aquí realizado de una forma patosa, dejando al pobre mayordomo como un bobo redomado que es incapaz de darse cuenta del abismo que separa lo que dice de lo que intenta decir.

Sobre El sirviente, qué decirte, es de mis películas preferidas y en este caso no tengo ninguna duda en recomendarte el libro.

Sedacala, estas cosas pasan en los mejores foros, no hay que preocuparse. Es más, acabo de puntuar regular un libro con una muy buena nota de Faulkneriano y estoy camino de puntuar muy bien un libro al que tanto tú como Faulkneriano otorgasteis una pésima nota.

Ya he explicado cuales son mis peros al libro (a lo mejor en la comparación con la película han quedado más claros) y uno no es la confluencia de esos tres personajes. El problema estriba totalmente en EL PERSONAJE que en el libro no me parece creíble. La estulticia a la que me refiero no es tanto la esclavitud que se autoimpone como los recuerdos y argumentos que utiliza para esa exculpación que en el libro es el motivo que le lleva a escribir sus impresiones.

Kodama, no sé qué decirte. Los dos son libros que han tenido críticas en su mayoría entre buenas y muy buenas, uno premio Booker y el otro finalista del mismo, y con miles de seguidores incondicionales. Pero quizás, como en el chiste, lo que estoy diciendo es que son todos los demás los que están conduciendo en sentido contrario.

@Faulkneriano hace 8 años

Guille, lo de Flannery O'Connor no tiene nombre. Por las huestes de Dormammu y el ojo de Agamoto, te mando al limbo de los lectores apresurados.

Es broma: a veces coincidimos. Mira si no Mario Bellatin.

@Guille hace 8 años

A ver. Me da mucha pereza escribir algo sobre el conjunto de sus cuentos, algo como para que no me den dos o tres estrellas por lo corto del comentario como a veces veo por ahí.

De sus relatos me han gustado mucho como diez o doce, otros no me han gustado apenas y el resto (un buen montón) me parecen copias de esos diez o doce que me han gustado pero con peores resultados. Al final he sacado la media y he puesto la nota.

@arspr hace 4 años

Bueno, bueno, pues después de leer tu reseña y el comentario largo de sedecala, claramente por mi nota caigo más en el grupo del segundo.

Y no es que no esté de acuerdo con un apreciación central, la estulticia y sobre todo en la inverosimilitud de Stevens. Es que básicamente para mí es irrelevante. Es decir, Stevens para mí es un mero ejercicio literario, es un personaje arquetípico extremo para montar la novela. Es un "imaginémonos un tipo con horchata, perdón té Earl Grey, en las venas" y vamos a montar una exquisita historia sobre ello. Y por supuesto todo es artificial, todo es increíble a poco que rasques (como las sucesivas "coincidencias" de momentos clave vitales en la vida de Stevens y de la historia alrededor de la Primera y Segunda Guerras Mundiales).

Pero como le pasa al propio Stevens, (que lee novelas románticas por el mero hecho de paladear sus señoriales y caballerescos diálogos), así me ha pasado a mí con la exquisitez de la escritura que me ha bastado y sobrado pese a que se le intuyan todas las trampas y dobleces.

Y aún así, tampoco hay que despreciar al propio personaje central. Evidentemente es un personaje totalmente extremo y artificial. Esa descripción de un tontolaba centrado en "las formas", ese "esclavo vocacional" que solo vive para "su amo" sin pararse ni a medio pensar durante medio segundo si lo que hace su amo tiene pies o cabeza, que solo "sigue sus órdenes" que para eso está, que ni siquiera se da cuenta de que está sacrificando toda su vida personal para absolutamente nada en definitiva, es evidentemente una hipérbole máxima. Pero a poco que busques puedes encontrar mil formas parecidas de estupidez similar en casi todas las personas (y lo peor; en uno mismo). Será que no hay mil millones de veces en que no sacrificamos todos nuestra vida por la mierda del trabajo (que además poco lo nos van a agradecer), será que no hay beatos y beatas que no se fijan más que en las formas y el qué dirán y asistir muy formales a misa de diez además a escuchar las barrabasadas llenas de supremacismo del arzobispo de turno, será que no hay (o habemos) millones de funcionarios, policías, etc. que "solo cumplen (cumplimos) órdenes" cuando reparten desahucios, hostias, o embargos injustos, etc., etc. (Y sin que la alternativa contraria y "correcta" sea sencilla de ejecutar, o ni siquiera de simplemente identificar como tal).

Me repito como el ajo, a mí me ha encantado. Y además poniéndola en paralelo a "Nunca me abandones", creo que sale totalmente reforzada porque lo que aquí y allí es una narración "tramposa", donde continuamente pero de manera un tanto trapichera se me escamotea información, aquí encaja perfectamente con el propio personaje construido de Stevens (en sus pocas luces, en su autoengaño continuo, en su vocación de esclavo) y allí no (recordemos que una mujer adulta me narra lo que pasaba como aparentando que no sabe lo que pasaba, cuando ya sí lo sabe en el momento de narrarlo). Además aquí no hay construido un artificio de ciencia ficción poco creíble como decorado, sino simplemente una reflexión sobre ciertos hechos más o menos importantes de S.XX. Y por otro lado sus puntos fuertes son similares e incluso aquí más acuciados, con un desarrollo intimista de los personajes perfecto, y con cuatro pinceladas, (incluso del tontolaba de Stevens), que era realmente lo que para mí también funcionaba en "Nunca me abandones", y en este caso con una narración plástica simplemente perfecta, de diez realmente. De verdad es que yo que lo he leído en inglés, casi casi podía OÍR a Stevens hablar con todo el estereotipo, flema y desgana del mayordomo inglés de nuestro imaginario.

@Faulkneriano hace 4 años

Pues, Atticus, debo reconocer que la película no está nada mal. He vuelto a verla y me ha parecido emocionante. Será la edad....Desde luego, los actores siguen estando fabulosos. arspr, si quieres oir a Stevens (y ya puestos verle, con su cabeza gacha y su mirada esquinada) no tienes más que ver a Hopkins.