SÍ A BERNHARD por Guille

Portada de SÍ

El narrador de este texto es un Woody Allen sin gracia o con esa gracia especialísima que emana de una narración atropellada, caótica, repetitiva, neurótica, circular hasta la náusea (solo le faltaba el tartamudeo, pero eso quizás hubiera sido demasiado).

La anécdota del texto (absolutamente brutal) se circunscribe a las diez últimas páginas, todo lo demás es prácticamente un retrato del narrador a través de su escritura. Y esta escritura, al igual que me pasó con El malogrado, hipnotiza, a pesar de ser, o posiblemente por ser, exagerada, repulsiva, cansina, pero también por ser conmovedora de tan sincera, primitivamente provocativa, un grito tan furibundo contra todo y todos pero sobre todo contra sí mismo que enternece leerle. Bernhard, como sus personajes, es de ese tipo de personas que piden a la vida lo que la vida no les puede dar y no se resignan; reclaman y reclaman sin obtener, claro está, respuesta alguna; un tipo herido, sufriente, que se desespera y que, al igual que el narrador de este libro, escribe Sí para no tener que decir Sí. Y eso que nosotros salimos ganando.

Tras esta segunda lectura, Bernhard entra con muchísima fuerza en mi lista de escritores ultrapreferidos, aunque soy consciente de que cada lectura solo será un capítulo más a añadir a su único libro.

“por inútil que sea, y por temible y desesperado que sea, hay que probar siempre de nuevo cuando tenemos un tema que nos aflige siempre y siempre con la mayor obstinación y no nos deja en paz. Aun sabiendo que nada es seguro y que nada es completo, debemos, aun en medio de la mayor inseguridad y de las mayores dudas, comenzar y perseguir lo que nos hemos propuesto, si siempre renunciamos antes de haber empezado, caemos en definitiva en la desesperación y en definitiva y finalmente no salimos ya de esa desesperación y estamos perdidos”

Escrita hace 8 años · 5 puntos con 2 votos · @Guille le ha puesto un 8 ·

Comentarios