NO DURARÍAMOS NI SEIS MESES, NENA.. por arspr

Portada de EL LARGO ADIÓS

Vale, el "nena" lo he añadido yo pero el resto es más o menos literal, tanto como el "siempre nos quedará París".

Este libro es una novela negra, pero negra, negra, negra, tan arquetípica y tópica como cualquiera de nosotros nos podamos imaginar, con las referencias culturales generales de nuestro tiempo. Tanto, tanto que, sin conocer su versión cinematográfica (sí, reconozco mi desconocimiento e incultura, y mi falta de ganas por aumentarla en este respecto), solo me la puedo imaginar en blanco y negro (y desde luego el blanco con carácter muy testimonial), y con Humphrey Bogart con gabardina, sombrero y cigarrillo en los labios en el papel protagonista. (Insisto, ni pajolera idea si es así o no, y no voy ni a chequearlo...)

Y todo lo que he dicho puede ser positivo o negativo según las preferencias del lector. Habrá a quien le entusiasme (y con razón) y habrá a quien no le guste un pelo. Y yo me encuentro entre los últimos...

No obstante a pesar de todo, es decir, de ella misma, la verdad es que la novela me ha acabado gustando por sus otros innegables méritos.

Como le comenté en conversación privada a un usuario habitual de alto nivel de esta página (Faulkneriano), he tardado en entrar en la historia por todo el cartón piedra y toneladas de frases ingeniosas de tipo duro que plagan la narración. Es que es todo lo que os imaginéis... y algo más aún. Cada dos frases de cualquier personaje, desde Philip Marlowe al tendero de la esquina, sube el pan dos euros. (Y os recuerdo que esta novela está narrada por Philip Marlowe).

(No sé, como ejemplo arquetipo, que también pensé como título para la reseña, está la pesadez del retrato de Madison, que es evidentemente mucho más guay, cool, fashion y glamuroso que simplemente decir un billete de 5000 dólares; que por otro lado yo reconozco que ni sabía que existían).

Así pues esa primera fachada a superar, (en mi caso, ya digo que a otros les encantará), ha retrasado mi entrada en el libro que creo que es, a pesar de todo, francamente bueno. Es decir, no soy experto, ni admirador de este género, y por tanto mi opinión hay que cogerla con pinzas, pero me parece una novela muy bien construida y lograda. Nunca sabes muy bien qué está pasando, nunca sabes porqué aparece tal trama o tal personaje, pero siempre tienes la (fundada y corroborada) sospecha de que hay un bien ligado porqué detrás. Nunca sabes qué te vas a encontrar en la siguiente página y siempre la sospecha de que el detalle ese de la esquina es importante, (y que a pesar de todo ni siquiera te has dado cuenta de él). Y finalmente todo se cierra de manera bastante redonda sin defraudar ninguna de tus expectativas. (No sé, es que las únicas costuras que no me han acabado de gustar han sido los tres únicos "doctores" a investigar, la "rapidez" y/o enlace entre la depresión de Wade con el resto del asunto y la estupidez de la declaración amorosa que da lugar al título de la reseña).

Y además, aparte de una muy buena historia policiaca, pues existen suficientes (y acertadas) referencias a la podedumbre de nuestra sociedad (y al alma humana en general) como para que la novela tenga un punto de valor añadido.

Pero, ¿para todo ello era necesario tal cúmulo de tópicos? En mi opinión la novela habría ganado infinitos enteros con una narración marcadamente más neutra. Y desde luego con un Philip Marlowe mucho más humano, no la perfección moral encarnada en detective privado que aparenta. (Yo creo que los musulmanes están francamente preocupados porque les fastidia la teoría de que Mahoma es el último y definitivo profeta..., a ver, ¿sabía Mahoma jugar al ajedrez?, hala, pues Philip Marlowe, sí; 1 a 0 a su favor y el partido no acaba más que empezar).

No puedo finalizar mi reseña sin ligarla con mi inmediatemente anterior novela "El complot mongol", que personalmente me ha gustado claramente más. Sobre todo porque Guille hacía la ligazón inversa en su reseña de la misma. Y es que en mi opinión son casi, casi antitéticas. "El complot mongol" tiene una historia posiblemente débil, pero es que es irrelevante frente a la bestia parda de Filiberto García como motor de todo y sobre todo de la disección salvaje de las miserias del poder. Es decir un personaje brutal y sobre todo extremadamente creíble y de carne, hueso, y sobre todo sudor de axilas, que simplemente me ha sacado de las casillas. Esta novela es todo lo contrario, una brillante historia pero envuelta en demasiado decorado; una historia perfecta, pero que en ningún momento consigues olvidar que es eso, simplemente una buena "película" de detectives duros con gabardina interpretados por Bogart...

Escrita hace 8 años · 5 puntos con 4 votos · @arspr le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Poverello hace 8 años

Tu reseña, arspr, da para hablar largo y tendido del sentido de la novela negra.

Dos apuntes que considero básicos y ya me meto más en faena si eso con más tiempo. Cuando decimos que El largo adiós está llena de tópicos y arquetipos no sé exactamente a qué nos referimos, por dos motivos. El más importante lo resumo con un ejemplo tópico, jiji: La diligencia, de John Ford, está llena de tópicos y personajes arquetípicos. Sí, pero visto desde la perspectiva de un individuo del siglo XX-XXI, porque antes de La diligencia no existían en el western esos personajes arquetípicos, y no lo eran por entonces, claro. El segundo, es que resulta que la novela noir tiene una serie de características muy definidas, como son la crítica social, la femme fatale, el detective desencantado... Y dentro de estas realidades, Chandler tiene su estilo peculiar que es, de largo, el que más me gusta del género por encima de Ambler, Hammet, Thompson, aunque este último rompe totalmente con el arquetipo, desde luego.

Por otro lado, quizá es un medio error (espero que me sepa explicar) leer a Marlowe cuando ya ha sido muy castigado por la vida. Quiero decir, que este tipo cambia muchísimo de carácter a lo largo de la serie de novelas y hay quien dice, porque esa no la he leído, que en la última de la serie terminada por Chandler, Playback, Marlowe es hasta tierno. En esta, existe un detalle nada típico desde luego en la novela negra, y es el valor de la amistad y la fidelidad a ella por encima de cualquier otra cosa.

Pues 'ta luegui.

@Guille hace 8 años

Buena reseña, arspr, aunque comparto los peros que te pone Poverello. Creo que Chandler es uno y de los más importantes entre los que crearon esos tópicos y arquetipos de los que hablas.

Yo me leí todas o casi todas las novelas protagonizadas por Marlowe en aquella edición "Todo Marlowe" que sacó RBA hace unos años y quizás tenga una idea del personaje algo distinta a la que se puede sacar con solo la lectura de esta novela, pero a mí Filiberto García me recordó bastante al detective americano, tanto en su ternuna como en su retranca.

@Faulkneriano hace 8 años

Siento decepcionarte, arspr, pero la versión canónica en el cine de El largo adiós es de los años 70, en technicolor y con Elliot Gould (y no Bogart, claro) de protagonista. Un trabajo, por cierto, muy estimable de Robert Altmann.

Buena reseña. Es cierto que se prodigan los trallazos secos en diálogos y descripciones. Mi favorito, no sé si en esta novela o en otra de Chandler, es algo así como: "El aire de la habitación era tan espeso que se podía colgar un sombrero". Cosas de la novela negra.

@arspr hace 8 años

Si ya os digo que no tengo ni puta idea ni de su entorno, época y estilo. Simplemente digo que no me gusta y punto. Con una visión de hoy en día me parece todo muy forzado... Pero evidentemente habrá a quien le encante.

Haciendo una analogía con el cine clásico de Holliwood de los 60. Pues me pasa más o menos lo mismo. Películas de guerra, en África o en el oeste y allí sale el prota todo guapo sin un pelo despeinado (o despeinado pero con estilo) y la guapa de turno con los labios rojo pasión y como que me chirría.

Perdonad pero me quedo con "Leon El profesional", " Sin perdón", "Días contados" o los veinte primeros minutos brutales del "Salvar al soldado Ryan". Pero insisto eso soy yo, otros preferirán a Ava Gardner y John Wayne (y posiblemente tengan razón al hacerlo)

@Poverello hace 8 años

Ya, arspr, disculpa la 'tontá' de la erudición. Era por situar en su contexto, aparte de que te pueda o no gustar más o menos. En cierta medida, considero que tener en cuenta esa idea de la contextualización de una obra me ayuda inmensamiente a valorarla en toda su amplitud. No obstante y aparte de esos detalles, considero a Chandler un absoluto maestro del género.

Por mi parte soy más del King-Kong de cartón piedra del 33 que del digitalizado de Peter Jackson, por poner un poner. En los 60, en realidad, ya salía la peña sucia y demás; Mann, en sus western era mucho de eso, que daba hasta cosa ver a James Stewart tan desarrapado por esas montañuelas de Dios, porque en las históricas sí que era más Peplum el chico: El Cid en vez de a las cruzadas parecía que fue a ver Los moros y Cristianos de Alcoy. Y a finales de la década con Peckinpah ni te quiero contar.

Prueba con algún autor de neo-noir más cercano a nuestros tiempos (Thompson no seré yo quien lo recomiende), tipo Ellroy, al que tengo en pendientes desde hace lustros.

@arspr hace 8 años

No hay de qué disculparse, Poverello.

Como ya decía es más que probable que tengas toda la razón del mundo. Es decir, en un momento tuvieron que aparecer los detectives duros con gabardina y las "femmes fatales" y por supuesto que el gran mérito de los libros que iniciaron ese camino es precisamente ese, convertir dichos iconos en tópicos.

Pero como suelo decir habitualmente, para desgracia mía no soy un lector histórico. No suelo ser capaz de abstraerme a la época y circunstancia del libro en cuestión, y siempre los juzgo desde una perspectiva bastante actual (y subjetiva por supuesto).

(Me suele pasar mucho con los "clásicos" que me rechinan a la primera tontunidad de honor/patriotismo/religión/machismo abstruso que me encuentro. Siempre teniendo en cuenta nuestra particular visión actual..., que posiblemente dentro de 3 siglos le parecerá a mi tataratataranieto igual de carca que a mí las de mi tataratatarabuelo. Vamos que soy consciente de que no soy dueño de la Verdad Absoluta ni de lejos).

Y simple y llanamente, el estilo "noir" está claro que no va conmigo. Y no va conmigo por lo que decía, tal cúmulo de poses de gallito de corral marisabiondo de manual, (aunque el manual esté escrito y puesto de moda por él mismo), me interpone una artificial barrera para que me "crea" y me identifique con el libro y los personajes.

Insisto tara mía... pero que no puedo, y, (lo que es peor para mí), posiblemente no quiero, superarlo.

Pero eso sí, considero que cuando un libro "histórico" o "antiguo" consigue pasar mi filtro, quizás, (y solo quizás), haya que tenerle medianamente en cuenta porque evidentemente tiene papeletas de haber logrado una brutal atemporalidad...