¡MAMÁ, MAMÁ, ALTHUSSER ME ESTÁ INTERPELAAANDOOO! por _926_

Portada de IDEOLOGÍA Y APARATOS IDEOLÓGICOS DE ESTADO. FREUD Y LACAN

Hace tiempo que, por unas y otras cosas (no leo ficción desde que terminé la Recherche en Agosto, salvo algún libro para el instituto, la filosofía marxista me tiene secuestrado) no escribo nada por aquí, y quiero quitarme la espinita. Así que no podía desaprovechar la ocasión de pegar aquí cierto trabajo de síntesis (de esos voluntarios-obligatorios) que acabo de hacer para clase de Filosofía, ya que de todos modos tenía pensado reseñar este libro (pero la pereza). No son más que algunas notas esquemáticas sobre este texto de Louis Althusser, filósofo que de un tiempo a esta parte me tiene enamoraíto. Muchas frases (sobre todo a partir de "la ideología") son textuales suyas. Pero en fin, quizá esta "reseña" pueda resultar útil para alguien que quiera acercarse al texto. Además, así me curo en salud, pues tras haber alcanzado cierta "madurez" de pensamiento (culpo a Sartre, a Godard, a Marx...) mis anteriores reseñas me parecen un PUAGH muy grande. Pero bueno, que queden ahí como testimonio de mi "crecimiento" (era mu' chiquitito cuando las escribí).

Toda formación social necesita, para perpetuarse, reproducir las condiciones de producción al mismo tiempo que produce. Se hace precisa, entonces, la reproducción de: a) Las fuerzas productivas b) Las relaciones de producción vigentes

La reproducción de la fuerza de trabajo y su calificación:

Es condición indispensable de la producción la reproducción de los medios de producción y de las fuerzas productivas. Analizaremos ahora los mecanismos que aseguran la reproducción de aquello que distingue a los medios de producción de las fuerzas productivas: la reproducción de la fuerza de trabajo. Esta se opera, esencialmente, fuera de la empresa, y se asegura dándole a la fuerza de trabajo el medio material para que se reproduzca, es decir, el salario. El salario representa solamente la parte del valor producido indispensable para reconstituir la fuerza de trabajo, aclaremos, para que el trabajador esté en condiciones de volver a ocupar su puesto de trabajo al día siguiente y para criar y educar a los niños en que se reproduce, además de un mínimo histórico conquistado por la clase obrera a lo largo de una larga lucha de clases.

Ahora bien, no basta con reproducir la fuerza de trabajo, pues esta fuerza de trabajo ha de ser apta para desempeñarse satisfactoriamente en el proceso de producción, lo cual engendra la necesidad de reproducir, al mismo tiempo, la calificación de la fuerza de trabajo, según las exigencias de la división social-técnica del trabajo, en un modo de producción determinado. En el capitalismo, esta reproducción de la calificación de la fuerza de trabajo tiende a asegurarse cada vez más fuera de la producción, por medio del sistema educativo capitalista y de otras instituciones que Althusser define como aparatos ideológicos de Estado (AIE). En la escuela se aprende a leer, a escribir, a realizar operaciones matemáticas… según el nivel de estudios, se adquiere un determinado nivel de conocimientos científicos, literarios, etc. Se aprenden, en definitiva, habilidades utilizables en los distintos puestos de producción. Pero junto con estas habilidades se aprenden las normas del respeto a la división técnica-social del trabajo, las reglas del orden establecido por la dominación de clase, en una palabra: al mismo tiempo que se reproduce la calificación de la fuerza de trabajo se asegura también la reproducción de su sumisión ideológica a la clase dominante. Nos encontramos, pues, con una nueva realidad: la ideología.

Infraestructura y superestructura:

Según Marx, la estructura de toda sociedad está constituida por dos niveles o instancias: la infraestructura o base económica (unidad de las fuerzas productivas y las relaciones de producción) y la superestructura, determinada en última instancia por la infraestructura y articulada a su vez en dos niveles: la superestructura jurídico-política (derecho y Estado) y la superestructura ideológica (cultura, moral, religión, etcétera).
Es importante señalar que los elementos de la superestructura funcionan de forma relativamente autónoma con respecto a la infraestructura, no siendo determinantes en última instancia, pero si determinantes a su manera, es decir, determinantes en tanto que están determinados por la base económica. Por lo tanto, existe una “reacción” de la superestructura sobre la infraestructura.

Breve resumen de la teoría marxista-leninista del Estado:

Antes de proseguir mi exposición, para hacerla más comprensible trataré de sintetizar lo esencial de la teoría marxista-leninista del Estado. Es fundamental distinguir entre el poder de Estado y el aparato de Estado. Toda la lucha política de las clases gira alrededor de la posesión del poder de Estado por una clase social. Sin embargo, la Historia muestra como gran parte del aparto del Estado puede seguir en pie bajo acontecimientos que afecten a la posesión del poder de Estado. Los clásicos del marxismo han afirmado que: a) El Estado es el aparato represivo de Estado. b) Ha de distinguirse entre poder de Estado y aparato del Estado. c) El objetivo de la lucha de clases concierne a la posesión del poder de Estado y por lo tanto a la utilización del aparato del Estado por la clase en el poder, en función de sus objetivos de clase. d) La clase obrera ha de tomar de forma revolucionaria el poder de Estado, y transformar el Estado en uno completamente diferente: un estado obrero, que elabore un progreso radical hacia la destrucción del Estado (fin del poder de Estado y de todo aparato de Estado).

Los aparatos ideológicos de Estado:

Según la teoría marxista, el aparato de Estado comprende el gobierno, la administración, el ejército, la policía… lo que llamaremos aparato represivo de Estado, que se diferencian de los AIE en que funcionan principalmente por la violencia (no necesariamente física), al menos en situaciones límite, y secundariamente por la ideología, mientras que los AIE funcionan principalmente por la ideología y solo secundariamente por la violencia.

Los principales aparatos ideológicos de Estado que distingue Althusser son los siguientes: AIE religiosos (sistema de las distintas iglesias), AIE escolar (sistema de las distintas escuelas públicas y privadas), AIE familiar, AIE jurídico, AIE político (sistema político del que forman parte los distintos partidos), AIE sindical, AIE de información (prensa, radio, televisión…), AIE cultural (literatura, artes, deporte, etcétera).
La pluralidad de los AIE y sus contradicciones se encuentran unificadas bajo la unidad de la ideología dominante.

Mientras que el aparato represivo de Estado pertenece enteramente al dominio público, los AIE provienen principalmente del dominio privado. No obstante, la distinción entre lo “público” y lo privado” se da solamente en los dominios del derecho burgués. No alcanza al dominio del Estado, pues este se encuentra más allá del Derecho. El Estado, que es el Estado de la clase dominante, no es público ni privado, sino que, por el contrario, es la condición de toda distinción entre lo público y lo privado.
Ninguna clase puede tener en sus manos el poder de Estado de forma duradera sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre los AIE. Por lo tanto, los AIE pueden no solo son objeto de la lucha de clases sino también lugar de esta lucha. La clase dominante no puede imponer su ley tan fácilmente en los AIE como en el aparato represivo de Estado, no solamente porque las antiguas clases dominantes pueden conservar fuertes posiciones en ellos durante mucho tiempo (como, por ejemplo, la nobleza francesa en la Iglesia tras las revoluciones burguesas de 1789, 1830 o, incluso, tras la de 1848), sino porque la resistencia de las clases explotadas puede encontrar en ellos el medio y la ocasión de expresarse, aprovechando las contradicciones existentes y conquistando posiciones de combate mediante la lucha.

A continuación trataré de resumir las distintas tesis que Althusser desarrolla en este texto acerca de la ideología:

La ideología no tiene historia. Aunque las distintas ideologías tienen una historia propia, determinada en última instancia por la lucha de clases, la ideología en general no tiene historia, pues es eterna, es decir, omnihistórica, pues está presente, de forma inmutable, en toda la Historia; en una palabra: su historia es la historia de la lucha de clases.

La ideología representa la relación imaginario de los individuos con sus condiciones reales de existencia. Dicha relación es el punto central de toda representación ideológica y por lo tanto imaginaria del mundo real. La naturaleza imaginaria de esta relación sostiene toda la deformación imaginaria que se puede observar en toda ideología. Concluimos, pues, que en la ideología no está representado el sistema de relaciones reales que gobiernan la existencia de los individuos, sino la relación imaginaria de esos individuos con las relaciones reales en que viven.
La ideología tiene una existencia material. Los AIE y sus prácticas son la realización de una ideología, es decir, que en un aparato y sus prácticas existe siempre una ideología de forma material, pues las ideas de un sujeto humano existen en sus actos, en tanto que esas ideas son actos materiales insertos en prácticas materiales reguladas por rituales materiales definidos, a su vez, por el aparato ideológico material del que proceden las ideas de ese sujeto.

La ideología interpela a los individuos como sujetos. La ideología solo existe para los sujetos y por el sujeto. Por tanto, la categoría de sujeto es constitutiva de toda ideología en tanto que la ideología tiene por función la constitución de individuos concretos en sujetos. Es propio de la ideología imponer las evidencias como evidencias que no podemos dejar de reconocer. En esta reacción se ejerce la función de reconocimiento ideológico, una de las dos funciones de la ideología como tal (su contrario es la función de desconocimiento). Pero reconocer que somos sujetos y que funcionamos en los rituales prácticos de la vida cotidiana más elemental nos da solamente la conciencia de nuestra práctica del reconocimiento ideológico, y no nos da, en absoluto, el conocimiento científico del mecanismo de dicho reconocimiento. La existencia de la ideología y la interpelación de los individuos como sujetos es una y la misma cosa. Lo que parece suceder fuera de la ideología sucede en realidad en la ideología, por eso aquellos que están en la ideología se creen en realidad fuera de ella: uno de los efectos de la ideología es la negación práctica por la ideología del carácter ideológico de la ideología. Es necesario estar fuera de la ideología (es decir, en el conocimiento científico) para poder decir: yo estoy / estaba en la ideología. Esto quiere decir que la ideología, para ella, no tiene afuera, pero al mismo tiempo no es más que un afuera (para la ciencia y la realidad).

La ideología interpela a los individuos como sujetos, por tanto debemos suponer, dado que la ideología es eterna, que los individuos son siempre-ya interpelados por la ideología como sujetos, son siempre-ya sujetos.

A través del ejemplo de la ideología religiosa cristiana, Althusser muestra como la estructura de toda ideología, al interpelar a los individuos como sujetos en nombre de un Sujeto Único y Absoluto, es especular y redoblada, lo que asegura a la vez: 1) la interpelación de los individuos como sujetos. 2) Su sujeción al sujeto. 3) El reconocimiento mutuo entre los sujetos y el Sujeto, y entre los sujetos mismos, y finalmente el reconocimiento del sujeto por el mismo. 4) La garantía absoluta de que todo está bien como está y que, con la condición de que los sujetos reconozcan lo que son y se conduzcan en consecuencia, todo está bien como está.

El resultado de este cuádruple sistema es que, en la inmensa mayoría de los casos, los sujetos “marchan solos”, es decir, que se sujetan a las normas del orden social existente, con la excepción de los “malos sujetos”, que provocan la intervención ocasional del aparato represivo de Estado. De este modo se asegura la reproducción de las relaciones de producción en el comportamiento de los individuos sujetos que ocupan los puestos que la división técnico-social del trabajo les ha asignado en la producción. La realidad de este mecanismo es, por tanto, aquella necesariamente desconocida en las formas mismas del reconocimiento: la reproducción de las relaciones de producción y de las relaciones que de ella dependen.

Perdón por el tochazo.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 6 votos · @_926_ no lo ha votado ·

Comentarios

@LaChata hace 10 años

Hola Blackbird, gracias por tu aportación y reflexión sobre la teoría-práctico-vivencial de "la fuerza del trabajo", ji. Estoy de acuerdo en que la ideología interpela a los individuos como sujetos y es tan eterna como el individuo en sí. El sujeto creador de la ideología eternamente interpelado, la ideología es la estructura necesaria para la vida, pero claro está que la vida es más que una ideología.
Un saludito, LaChata

@Faulkneriano hace 10 años

No dejes que te interpele, Blackbird. Y no menoscabes tus reseñas "juveniles": a mí me gustan. Claro que uno tiende a ser más implacable consigo mismo que con cualquier otro.

@Poverello hace 10 años

No te preocupes, Blackbird, que en unos años lo mismo esta reseña también te parece PUAGH sin serlo. Por eso que comenta Faulkneriano posiblemente, y porque cuanto más sabe uno más cuenta se da de que no tiene ni idea.

Te pondrían buena nota, ¿no?

@lucero hace 10 años

Consistente la reseña....