DENTELLADAS DE BARRIO por Tharl

Portada de LOS JEFES - LOS CACHORROS

Se me ocurren varios puntos en común entre “Los jefes” y “Los cachorros”: las comunidades cerradas de hombres, Lima, la fascinación por el mar y los bares, las excelentes atmósferas, la habilidad para narrar la violencia y el orgullo en estas comunidades, y más; pero “Los jefes” me parece un pobre apetito para el brutal bocado que le sigue.

Me gustó la atmosfera “machista” (?) y violenta de los cuentos, en un par de ocasiones enriquecidas con destellos de western. Disfrute especialmente con “El desafío” y con “Hermano menor”. Me agradaron también “Día de domingo”, muy similar, demasiado, a “El desafío”, y “El visitante”; pero no me gustaron tanto “Los jefes”, que aún tiene su aquel, ni “El abuelo”, aburridísimo. A la colección le pondría un 6’5.


Dice Vargas Llosa, en los nostálgicos reproches a sus primeros pasos como escritor (muy interesante el prólogo), que le gustaba Faulkner pero imitaba a Hemingway. Bien, “Los cachorros” tienen poco que envidiar al escritor de “El ruido y la furia”.
Ya había leído esta “novelilla” hace tiempo. Nos la prescribió el profesor de lengua allá en secundaría (ay, Jose Ángel, con tus ropas de pastor de cabras, qué bien lo hiciste) y recuerdo que ya me impresionó. No es para menos, acabo de releerlo y sigo impresionado. Es bestial, como una dentellada en las pelotas. De corbata se me han quedado con la historia de Pichulita Cuéllar, un muchacho que, herido en la infancia, no puede crecer (e)recto. Condenado por una muerte de efecto retardado, una herida que en lugar de curar se abre con los años, sufre cómo sus amigos continúan inevitablemente sus vidas, dejándole, inevitablemente, atrás.

Apenas han pasado 10 años desde “Los jefes” pero Vargas Llosa está en plena madurez, con un dominio total de sus técnicas narrativas. La estructura es formidable: un monólogo colectivo por el barrio en que las voces individuales se deslizan como gotas de rocío, con suavidad sonora y brillantez; una capacidad para sugerir e insinuar imprescindible para reflejar las relaciones estrechas de camaradería, donde los afectos se mueven profundamente y los destilamos entre cervezas, billares, mujeres, mentiras compartidas e implícitos (el episodio de las putas es sobrecogedor); un control total de la tensión, dejando al lector compadecerse por el sufrimiento inminente aun cuando los chavales lo desconocen o se engañan… Vargas Llosa ha logrado una obra maestra de 50 páginas. Jamás en tan pocas páginas había sentido tanta compasión por una criatura tan compleja. Mario logró todo lo que se propuso:

“Soñaba con un relato sobre esa curiosa herida que, a diferencia de las otras, el tiempo iría abriendo en vez de cerrar”, “le daba vueltas a una novela corta sobre un ‘barrio’: su personalidad, sus mitos, su liturgia”, “¿cómo conseguir que el narrador colectivo no borrara a las diversas bocas que hablaban por la suya? A fuerza de romper papeles, poco a poco fue perfilándose esa voz plural que se deshace en voces individuales y rehace de nuevo en una que expresa a todo el grupo”, “quería que ‘Los cachorros’ fuese una historia más cantada que contada y, por eso, cada sílaba está elegida tanto por razones musicales como narrativas”. Felicidades Mario, no fallaste ni una.

En cuanto a las interpretaciones, también las desvela Mario en el prólogo: “parábola sobre la impotencia de una clase social, castración del artista en el mundo subdesarrollado, paráfrasis de la afasia provocada en los jóvenes por la cultura de la tira cómica, metáfora de mi propia ineptitud como narrador”. Yo soy muy simple, y cada vez menos amigo de las grandes parábolas; para mí, la historia de Pichulita Cuellar es la de un triunfador en la infancia que, incapaz de sobreponerse a sus heridas, es incapaz de crecer con el resto; la historia de un muchacho convertido emasculado por no poder relacionarse ¿por miedo, incapacidad, ? con el sexo opuesto. Un chaval consciente de que se queda atrás, que emprende una huida errática y desesperada hacia delante por un camino que no existe para él; y aun así, sigue conectado, aunque cada vez menos, a la sociedad por la matriz de la camaradería.

La pregunta es, ¿hace falta que un perro desgarre la virilidad de un mordisco para ser un inadaptado Pichulita?, ¿la historia está planteada como una tragedia popular pero, tenía Pichulita Cuellar escapatoria?, ¿existía fuera de ese entorno: esa cultura “machista” (?), esos amigos, esa familia?

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 6 votos · @Tharl le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Nastenka hace 10 años

Tharl, creo que me lié un poco... A la colección le pondrías un 6,5, pero tu votación es 9. ¿El 9 es por "Los cachorros"?

@Tharl hace 10 años

Claro, claro. "Los jefes" es una coleccion de cuentos que, desde mi punto de vista, no es mas que un valor añadido del libro. El verdadero interes del libro, su nucleo central, aquel que me movió a la compra en su momento y a su lectura es, sin duda, "Los cachorros". A esta pequeña joya es a la que puntuo con un 9

@Tharl hace 10 años

Claro, claro. "Los jefes" es una coleccion de cuentos que, desde mi punto de vista, no es mas que un valor añadido del libro. El verdadero interes del libro, su nucleo central, aquel que me movió a la compra en su momento y a su lectura es, sin duda, "Los cachorros". A esta pequeña joya es a la que puntuo con un 9

@lucero hace 10 años

Bravo Tharl, Don Mario te inspira y qué bien escribís!!!! Tengo que releer Los cachorros! hace ya muchos años que lo hice y no lo recuerdo bien.
Saludos amigo .Tenes que leer La guerra del fin del mundo, que creo que es lo más acabado de V.Ll. Y hacerle reseña ja, yo ha iba a hacer...pero no me va a salir tan buena...

@Poverello hace 10 años

Pues 50 páginas no parece demasiado esfuerzo para disfrutar al señor don Mario. Tengo alguno en la recámara antes, pero no lo descarto.

"La ciudad y los perros". Ese es el siguiente, Tharl.

@Tharl hace 10 años

El libro se lee en una tarde, así que es de (re)lectura obligatoria. Por mi parte, estoy seguro de que volveré a hincarle el diente.

Además de éste, tengo en mi casa “La guerra del fin del mundo”, “Travesuras de la niña mala”, y “El sueño del celta”. Aún recuerdo tu entusiasmada crítica, poverello, a “La ciudad y los perros”. Creo que el libro tendrá bastantes puntos en común con “Los cachorros” (solo los separa 4 años) y estoy seguro que me encantará, pero justo ése no lo tengo… Vamos, que seguiré el consejo de Lucero y me lanzaré por “La guerra del fin del mundo” que pinta estupendo. Pero son casi 1000 páginas, puf… Escribe reseña Lucero, que así seguro que me animo :)

Saludos!

@Faulkneriano hace 10 años

Buena reseña, Tharl. Es un libro que, inexplicablemente, se me ha pasado. Está un poco a la sombra de La ciudad y los perros, casi un ensayo previo, dicen algunos críticos: quizá sea por eso que no lo he leído. De cualquier forma, eso tiene fácil remedio.

De los que tienes en casa, haz caso a Lucero y lee La guerra del fin del mundo. Sobre El sueño del celta, remito a mi dolorida reseña.

@FAUSTO hace 10 años

Emotiva reseña, Tharl. Si felicitas a Mario por no haber fallado, yo tampoco he patinado con Mario. En novela (hasta ahora cuatro) es el único autor que habiendo leído varias obras, he calificado con un notable como mínimo, y eso que considero a otros escritores mejores; pero sin duda figura entre mis favoritos. Teniendo en mi biblioteca este libro (y otros 2 más) no puedo tardar mucho en darle la “dentellada”, que, por cierto, tu descripción de la historia de Pichulita (vaya nombrecito) me recuerda a mi primera novela, también una lectura escolar: “La ciudad y los perros”, una historia con muchos “mordiscos”.

No sabía esa vinculación con Hemingway y su intento de imitarle, desde luego nunca lo hubiera sospechado. Será que Hemingway nunca me ha llegado a convencer, me parece un autor sobrevalorado. Para mí, hay una diferencia (estilo, temas y gusto) abismal entre los dos Premios Nobel.

@Tharl hace 10 años

Faulkneriano, "Los cachorros" fue escrito cuatro años más tarde de "La ciudad y los perros". Aunque por todos vuestros comentarios parecen tener una temática muy similar, no creo que se pueda considerar "Los cachorros" como un ensayo previo, más bien como una síntesis o condensación cuatro años después. Si lo lees –te recomiendo pasar una agradable tarde con él-, ya me dirás si el resultado es un mero reciclado o algo nuevo. ¡Qué pena no tener la otra novela por casa!

Me ha llamado la atención que la influencia de Faulkner y Hemingway es idéntica en Gabriel García Márquez y en Vargas Llosa: ambos, el primero en su prólogo a los cuentos de Hemingway y el segundo en el prólogo a "los cachorros", confiesan haber adorado en/desde su juventud a Faulkner pero haber seguido los pasos de Hemingway. Imagino que la influencia de Hemingway se deja notar sobre todo en los primeros cuentos -lo he podido comprobar en “Los jefes”- y que, más adelante, los dos Premio Nobel desarrollaron un estilo personal distinto al de su admirado cuentista.

Dice GGM en su prólogo que Hemingway es un autor de distancias cortas y que se deshinchaba en las novelas, no sé si será cierto, tal vez sea lo que te ha pasado. Yo me he lanzado a conocerle por sus cuentos. Con tres cuentos leídos, aventuro que es la temática violenta/aventurera y el estilo conciso de Hemingway, de frases cortas y vigorosas, con comienzos in media res lo que más se deja notar en “Los jefes”. Sinceramente, con “La breve vida feliz de Francis Macomber” y, sobre todo, el magnífico “Las nieve del Kilimanjaro”, Hemingway ya me ha conquistado para siempre. Curiosamente, el otro cuento que leí suyo me parece muy regular.

@Faulkneriano hace 10 años

Cierto, Tharl. Me refería a los relatos de Los jefes.

Sobre lo que decís, todo el boom fue faulkneriano en pleno, con Onetti a la cabeza. Y si me preguntáis quién me gusta más, si Faulkner o Hemingway, pues... está claro. Algunos cuentos de Hemingway son excelentes: hasta ahí puedo leer, como decían en Un, dos, tres... No creo que Hemingway sea influencia determinante en Vargas Llosa. Es más, Vargas Llosa me parece muy superior al norteamericano.

@lucero hace 10 años

Comparto Faulk, Don Mario aventaja por km a Hemingway, todavía recuerdo lo densa que me resultó "Por quién doblan las campanas". Sí me gustó el viejo y el mar.
Es cierto que está muy sobrevalorado, cosas del marketing norteamericano, época dorada de Hollywood y Hemingway estaba siempre en la cresta de la ola. Se hacía notar bah.
Creo, modestamente, que las influencias literarias (como todas, en todos los campos) no necesariamente reflejan el estilo.
No veo a Faulkner en M.V.L., y menos a Hemingway.

@Nastenka hace 10 años

Bueno, pues después de mi fallido intento con La ciudad y los perros, allá que he ido yo a ver si encontraba la genialidad de Vargas Llosa en Los cachorros. Y no. No me hago con él. Me invade como una cierta... desgana literaria.
Y ya, ya... soy yo, no es él.

@lucero hace 10 años

Nastenka, hay escritores que a uno no le van y eso aún reconociendo sus virtudes literarias. A mí me pasa con Carlos Fuentes, y eso que adoraba sus comentarios y reseñas periodísticas, pero su narrativa....no, no puedo. Algo parecido me pasó con Bolaño, pero tengo que leer algo más.

@Guille hace 7 años

Coincido contigo, Tharl. Los jefes son unos cuentos poco más que normalitos pero Los cachorros son otra cosa... mucho más allá.