EL INFIERNO, NADA MÁS por EKELEDUDU

Portada de EL MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO

Cierto conocido mío definió recientemente a William Blake como "el menos musical de los poetas de habla inglesa". Si bien no lo decía por MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO, que no había leído, la apreciación es totalmente válida para el mismo; por lo que sorprende que pese a ello la banda noruega Ulver le haya puesto música hace ya más de una década, en un disco doble intitulado "Themes from William Blake's The Marriage of Heaven and Hell". Después de eso, no me sorprendería enterarme de que Ulver le hubiera puesto música a un tratado de leyes o incluso a una guía telefónica.

MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO (el título del ejemplar que tengo no viene precedido por el artículo "EL"), del que la edición de Need trae el texto original en inglés en las páginas pares y su traducción al castellano en las impares, tiene más partes en prosa que en verso, y la prosa que utiliza Blake difícilmente podría calificarse de "poética". Diría que PLATERO Y YO es prosa poética; también, desde luego, lo son muchas traducciones al castellano de EL PARAÍSO PERDIDO de Milton, o de LA ILÍADA, de Homero. La prosa de MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO, en cambio, me parece en general de lo más vulgar y pedestre. Y quien esto escribe no será un gran entusiasta de la poesía, pero ello no le impidió disfrutar de algunas de las RIMAS de Gustavo Adolfo Becquer, de la ANTOLOGÍA POÉTICA de Almafuerte y, cómo no, del MARTÍN FIERRO. Pero es que, para empezar nadie tenía que informarse previamente de que las mentadas obras eran poesía: uno se enteraba al leerlas. En cambio, no habría adivinado jamás, de no haberlo sabido, que MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO pretendía ser un poema.

Más allá de eso, el lector actual afronta otros problemas para acercarse a MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO. Quizás en tiempos de Blake la mayoría de los lectores cultos, o todos ellos, estuvieran familiarizados con las excéntricas teorías místicas de Emmanuel Swedenborg, curioso personaje que de ser hombre de ciencia -a la que hizo numerosos aportes- pasó a tener visiones y vivir experiencias extáticas, a conversar con ángeles y qué sé yo qué otros delirios similares. Según Borges, afirmaba que en el Cielo los ricos, al morir, son todavía más ricos, mientras que los pobres siguen siendo pobres. Ante tan nefasta teoría, que me condena a seguir corriendo la coneja incluso en el Más Allá, se me fueron las ganas de seguir profundizando en sus ideas, pese a que en base de éstas aparecieron nuevas confesiones cristianas a la muerte de Swedenborg, algunas de las cuales, tengo entendido, subsisten hasta el día de hoy.

Y todo lo dicho viene a cuento porque en este libro se habla con cierta frecuencia de Swedenborg, en contextos que yo francamente no entiendo y que, creo, casi nadie entendería ni jota. Más familiarizados estamos con el nombre de John Milton, que también aparece mencionado y que, lamentablemente, algunos vincularán sólo al filme EL ABOGADO DEL DIABLO (1997, Taylor Hackford), pero incluso quienes leímos y disfrutamos EL PARAÍSO PERDIDO nos la veremos negras para comprender a santo de qué lo trae a colación Blake.

Eso no es todo. Estaremos igualmente en figurillas para entender, si nadie nos lo dice, quiénes, o qué, son Rintrah o Urthona, que aparecen mencionados en el texto. Me parecía claro que Rintrah tenía que ser una especie de dragón, ya que se nos dice que "Rintrah ruge y agita sus fuegos en el aire denso". Bueno, pues no: según Wikipedia, se trata de una representación de la ira del profeta, y es hermano de Palamabron, Bromion y Theotormon. Mejor ni digo dónde podría meterse Blake a Rintrah y su parentela. Y si la pifio tan fiero en una de las pocas cosas que más o menos tenía claras de este poema, mejor ni imaginar en qué más le erré. Admito que me tomé demasiado literalmente los fuegos de Rintrah, pero me parece que lo que seguía no me ayudaba a entender demasiado.

En mi opinión, además, los pasajes subtitulados como "Una fantasía memorable" parecen simples delirios de mamado y, como tales, nada tienen de memorable. Rescato únicamente los "Proverbios del Infierno", que al menos permiten reflexionar sobre ellos y, más importante aún, llegar a alguna conclusión concreta sobre ellos. Porque en realidad, si es por hacer pensar, el poema lo logra todo el tiempo, pero sólo acerca de la naturaleza de lo que Blake se inyectó o fumó inmediatamente antes de escribirlo. Por supuesto, los infaltables esnobistas e intelectualoides estarán de parabienes con MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO, pero los demás, amantes de lo claro y sencillo a la cabeza, mejor abstenerse.

Escrita hace 10 años · 5 puntos con 1 voto · @EKELEDUDU le ha puesto un 3 ·

Comentarios

@Tharl hace 10 años

No me sorprende tu apreciación de Blake, Ekeledudu. No parece un autor fácil, tengo entendido que creo una mitología de raíces muy primitivas muy compleja, subversiva y muy personal. Pude ir a una exposición sobre el Blake pintor y tiene algunos pequeños cuadros que me fascinaron (en especial el de la pulga que ya conocía gracia a la genial presentación del autor que hace Moore en From Hell).

Tengo muchas ganas de leerle, pero será en una edición bien anotada y, seguramente, sea mejor empezar por otras obras suyas menos "proféticas" y delirantes.

Te dejo el único poema suyo que de verdad conozco y que tiene un algo fascinante (y seguro que es mucho más sencillo que los de la obra que comentas):

LA ROSA ENFERMA
Estás enferma, ¡oh rosa!
El gusano invisible,
que vuela, por la noche,
en el aullar del viento,

tu lecho descubrió
de alegría escarlata,
y su amor sombrío y secreto
consume tu vida.

@EKELEDUDU hace 10 años

Es verdad, como pintor, Blake sí demostró talento. Conozco varios cuadros de él; el único que recuerdo en este momento es EL DESPERTAR DE ALBIÓN, pero sé que vi otros y que todos me gustaron. Ahora, el de la pulga, seguro que no lo vi: trataré de buscarlo en Internet.

Tengo entendido que en un libro anterior, no recuerdo cuál sinceramente, Blake abordaba por primera vez los temas opuestos que intentaba conciliar en MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO, así que probablemente sea sabio eso de empezar con otras obras previas. Muchas gracias por el poema; sí, es mucho más sencillo y comprensible que este libro (tampoco se precisaba demasiado para que lo fuera, en realidad). Saludos.

@Tharl hace 10 años

No encuentor en internet el cuadro que comentas, pero te dejo aquí un link donde ver 'El fantasma de la pulga'. No tengo ni idea de arte pero la forma en que la monstruosa pulga mira el cesto vacio mientras se avecina un cometa es espeluznante.
astronomia2009.

@EKELEDUDU hace 10 años

Ajá, ahí lo vi, muchas gracias. Sí, creo que el arte hay que sentirlo, en realidad; "saber de arte" es para pedantes que en cualquier mamarracho buscan interpretaciones psicológicas que ningún otro mortal encuentra jamás, creo yo.

@nikkus2008 hace 10 años

Bueno EKELEDUDU, ahora si no vamos a ponernos de acuerdo; Blake pintó geniales cuadros (adelantadísimo a su época, en cuanto a estilo y creatividad) y sus escritos son justamente como sus cuadros; hipnóticos, genuinos, inigualables:

El Tigre (Cantos de la experiencia).

Tigre, tigre, que te enciendes en luz
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?
¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque? ¿Qué tremendas garras osaron sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?

Girondo dijo en su poema:

Inagotable Asombro

Este perro.
Este perro.
¡Indescriptible!
¡Único!

(¿Quién diría la forma,
la intención,
el tamaño
de todas sus membranas,
sus vértebras,
sus células,
sin olvidar su aliento,
sus costumbres,
sus lágrimas?)

Este perro.
Este perro,
semejante a otros perros
y a la vez tan distinto
a su padre,
a su madre,
sus hermanos,
sus hijos,
a los perros ya muertos,
y a todos los que existen.

Este perro increíble,
con su hocico,
su rabo,
sus orejas,
sus patas,
inédito,
viviente;
modelado,
compuesto
a través de los siglos
por un esfuerzo inmenso,
constante,
incomprensible,
de creación,
de armonía,
de equilibrio,
de ritmo.

Este perro.
Este perro,
cotidiano, inaudito,
que demuestra el milagro,
que me acerca al misterio...
que da ganas de hincarse,
de romper una silla.

Digo esto de Girondo porque ante la maravilla y el profundo misterio del propósito de la creación, solo se puede interrogar uno de estas formas, con estas palabras. Blake en "El tigre" genialmente pregunta lo mismo y cae derrotado ante lo mismo que Girondo con el perro, o Whitman con "la hoja en la ventana, superior a todos los libros de metafísica".
Es decir, esa sorpresa, ese anonadamiento, ese despertar ante el milagro de lo vivo, conmueve al que rebosa de vida, al que tiene nervio, sangre; no al cómodo, al que quiere todo servido y que mientras se rasca el sobaco y se chupa una cerveza, se lee alguna porquería pasatista y sin un mísero atisbo de genialidad.

En este libro, hay fragmentos de esa genialidad; otros serán de difícil comprensión. Sin embargo, creo que la poesía (la que rompe algo en la cabeza, la terrible, la genial, no la amariconada, la vulgar, la estúpidamente cursi, liviana, la apta para todo público, la escrita en un papel que envuelve un chocolate) no debe "interpretarse" todo el tiempo; esta, como la música, tiene su encanto, muchas veces, en lo puramente emocional, en lo que uno puede captar en cualquier forma, ya sea en la percepción de los colores, de un perfume, de un sentimiento, de una forma, etc. La poesía, como la música, son variables, como los colores del cielo un día semi-nublado sobre el mar; tiene millares de reflejos; si uno disfruta de esos mágicos destellos, difrutará entonces de esas líneas, de esos versos que "algo" provocan en uno, aunque a veces no se sepa que es.

Amigo, lamento que creas tan ligeramente que a quién le guste este escritor será un pedante o un intelectualoide. Tal vez lo tuyo sea Becquer, y no Blake, no Baudelaire, no Girondo, no Borges; tal vez Monet te resulte menos odioso que Blake, o Bosch o Brueghel; a mi me gustan todos; me acomodo tranquilamente a todos los estilos, y respeto a todos ellos, salvo a los fabricantes de best sellers y esos compiladores de mitos que tanto te gustan, esos que te dan todo remasticado, tragado y vomitado, ya sin la pulpa, sin el nervio ni la consistencia de lo "original"...

@EKELEDUDU hace 10 años

Bueno, no tenemos por qué concordar siempre, después de todo, ¿no? Y quizás me equivoque al pensar que necesariamente cualquiera al que le guste este libro tiene que ser un pedante o un intelectualoide, pero me temo que muchos sí deben serlo. No sé con este poema, pero con otras obras, por ejemplo HISTORIAS DE CRONOPIOS Y DE FAMAS, de Cortázar, me ha pasado que muchos decían que era un libro fabuloso, pero cuando les preguntaba qué tenía de bueno, ya que me parecía absurdo y aburrido, no me sabían contestar; ¿ómo no suponer, entonces, que se sentían atraídos por la obra sólo por esnobismo?