DUBLÍN 1914 por sedacala

Portada de DUBLINESES

“Un caso triste”, así se llama el episodio de Dublineses que más me gustó. Pero debo decir que son historias que se disfrutan frase a frase, palabra a palabra, Joyce sabe crear momentos que, primero, son interesantes para enseguida ser intensos, sentidos y por esas y otras razones, amenos e inolvidables. Pero, fíjate, que me estoy refiriendo a momentos, lo que cuenta Joyce te llega según absorbes unas palabras capaces por si mismas de crear una tensión instantánea para, una vez planteado el esquema, de repente, desaparecer, difuminarse sin que el lector pueda concluir otra cosa que no sea la evidencia de que lo importante es esa capacidad para crear una historia leve cuyo mayor mérito es la intensa afectación a que somete al lector. Y, puestas así las cosas, es todo un logro sacar tanto de tan poco, y que la pequeña historia se desvanezca de repente en el momento en que se esperaba su desenlace, carece completamente de importancia; uno comprende que lo bueno era lo anterior, cuando el autor se recreaba en los problemas personales de estos irlandeses, que inevitablemente parecen un poco adustos y melancólicos, cuando uno los creía divertidos y juerguistas. Como siempre, los curas pueblan sus páginas con sorprendente asiduidad, y tanto la música como la bebida son temas recurrentes. Por supuesto, flota constantemente en el ambiente el asunto del nacionalismo irlandés y la cercana independencia del Reino Unido. Ya me pude dar cuenta de todo ello leyendo “El retrato del artista adolescente”, libro en el que esa capacidad que aquí detecto tan bien de crear páginas intensísimas está también presente incluso, quizás, con mayor intensidad aún. Pero aquel libro tenía otras fases más áridas en las que mi interés se apagaba, y por eso creo que como conjunto esta serie de relatos es más satisfactoria. Dije al principio, que “Un caso triste”, es el cuento que más me gustó, pero me refería a los relatos que tenían una uniformidad de extensión y formato. “Los muertos”, quizá se sale un poco de esos esquemas y merece mención aparte como la magnífica historia que es, con unos personajes espectaculares, especialmente Gabriel, su protagonista. Debo reconocer que llevaba en la memoria todo el rato la película de Houston que además me pareció especialmente bien adaptada a la obra literaria. Creo que el hecho de que el interés de los relatos se centre en la forma de contar y en los matices personales de sus protagonistas, en detrimento de las propias historias que son leves y de indefinidos desenlaces, ha influido mucho en que no me haya molestado en absoluto el formato de historia corta. No son historias cortas, son apenas breves retazos de la vida de los dublineses a los que uno como lector se adapta de inmediato, apenas se lee ya se está metido en faena, distanciándose así de lo habitual en este tipo de lecturas en las que cuando consigues entrar ya se está acabando. O por lo menos, eso es lo que me pasa a mí.

Escrita hace 11 años · 4.8 puntos con 6 votos · @sedacala le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 11 años

Pues tienes buen gusto: acabo de releer Un triste caso y me parece una espléndida y melancólica reflexión sobre las oportunidades perdidas. Constato una vez más lo terso de la prosa de Joyce, antes de lanzarse a sus descomunales empresas linguísticas. Puede que Dublineses no sea todavía Finnegans Wake, pero es una excelente colección de cuentos publicada tan solo dos años antes del Retrato del artista adolescente, ya en la treintena. No es, pues, un atisbo ni un borrador ni un calentamiento previo. Los buenos escritores nacen como Atenea de la cabeza de Zeus: con la armadura completa. Los malos no aprenden nunca, ni siquiera con la edad.

@FAUSTO hace 11 años

Vaya, sedecala, no es frecuente leer reseñas tuyas sobre libros de relatos, aunque lo denominas retazos de vida, que por otra parte no te falta razón. Bastante de acuerdo con tu explicación de la esencia de este libro: cotidianidad, matices personales, descripción de momentos… donde nada es casual y banal.
Mi descubrimiento de Joyce fue con el cuento “Los muertos”, en una edición de “Alianza cien” (librillos de los años 90 con pocas páginas y en pequeño formato que costaba, como su nombre indica, cien pesetas), que me deslumbró (un notable alto o rozando el sobresaliente) y no tuve más remedio que conseguir “Dublineses”. Adquirí una excelente edición de Cátedra con un detallado prologo, buenas notas explicativas y con fotos. Notas que ayudan a desentrañar el mundo personal de Joyce con abundantes referencias culturales, religiosas, topografía de la ciudad, etc. Siendo una buena recopilación de cuentos, con altibajos, me decepcionó un tanto al no encontrar la genialidad de “Los muertos” salvo en contados pasajes. También debo confesar que recuerdo muy poco de los relatos, exceptuando el final de uno de ellos con la muerte del cura y con una enigmática sonrisa (una de las notas sugiere un matiz sexual) y del ya mencionado “Los muertos”: una soberbia historia que va ganando enteros desde el inicio con los preparativos de la fiesta y sus pinceladas de personajes y situaciones que sugieren y dicen mucho, hasta el drama final con su apoteosis de revelaciones, deseo, amor, celos, amistad y muerte.

En fin, que mi “amor a primera vista” se ha convertido en un amor ciego (o, por lo menos, con problemas de visión, algo similar a los que tuvo el autor), y no lo digo por “Dublineses”, que me gustó, y por mi intento fallido pero voluntarioso y esforzado por leer “Ulises”, sino por mi constante aplazamiento a volver a leer a Joyce, ya sea otra tentativa con el “Ulises” u otro texto suyo. Tu comentario me ha “espoleado” a releer algunos de estos cuentos (no consigo recordar “Un caso triste”, lo mío es un ídem) o puede que todo el libro o, quizá, otra de sus novelas. Ya veremos lo que dura el estimulo.

Saludos.

@lucero hace 11 años

Estimulante reseña, sedacala, lo tengo en la biblioteca y me lo llevo.

@Poverello hace 10 años

Lo acabo de terminar esta mañanita y bueno, lo primero que me urge decir es que ciertamente el 'relato' de "Los muertos" es ciertamente bárbaro. Una pasada, vamos.
En el resto, pues estoy de acuerdo con Fausto. Altibajos, como suele ser habitual en libros de cuentos excepto rarísimas excepciones. Por mi parte he tenido la suerte de leerlos en orden (no primero "Los muertos") y eso creo que es positivo para que no me haya sentido condicionado por la calidad excelsa de este último y haber disfrutado de bastantes otros, como el que nombras, sedacala en tu reseña, o lo arrebatador de relatos como 'La casa de huéspedes', 'Dos galanes'... Pero hay otros que poco me dijeron a pesar de ser también dolorosos y mostrar muy bien, como apuntas acertadamente en la reseña, la realidad del Dublín de principios de siglo, como 'Duplicados', 'Una madre'.
También creo que la edición que he leído, de una colección de "El País" ausente de esas notas de las que habla Fausto ha lastrado algo mi lectura porque muchos párrafos eran de difícil interpretación para un neófito en la realidad irlandesa y hubiera sido más jugosa de haber contado con ellas.

A nivel de estilo y bondades literarias no puedo menos que coincidir con Sedacala y Faulkneriano de que la capacidad de Joyce era inmaculada desde el principio. En este sentido y en una línea similar a lo que comentaba sobre la edición la importancia de una buena traducción es fundamental, y no ir a la buena de Dios, a pesar de lo difícil que es encontrar una que reúna tanto fidelidad al texto como al estilo y manías literarias del autor. En este caso parece ser que era prácticamente inviable aunar ambas cosas, pues la traducción dicen que mejor en virtud del respeto hasta límites enfermizos de la cadencia y concepción gramatical de Joyce es la de Cabrera Infante, que es cubano y es la que yo he leído, pero que aparte de contar con términos como 'pollera', 'carro'... extraños para nosotros españolitos, puede que no sea tan fiel literalmente al texto en sí como la última (de hace años, eso sí) de Chamorro. El caso es que yo la he disfrutado mucho, y que cuando un libro está deliciosamente escrito, las imperfecciones me resultan menos imperfectas.

@Poverello hace 10 años

Lo acabo de terminar esta mañanita y bueno, lo primero que me urge decir es que ciertamente el 'relato' de "Los muertos" es ciertamente bárbaro. Una pasada, vamos.
En el resto, pues estoy de acuerdo con Fausto. Altibajos, como suele ser habitual en libros de cuentos excepto rarísimas excepciones. Por mi parte he tenido la suerte de leerlos en orden (no primero "Los muertos") y eso creo que es positivo para que no me haya sentido condicionado por la calidad excelsa de este último y haber disfrutado de bastantes otros, como el que nombras, sedacala en tu reseña, o lo arrebatador de relatos como 'La casa de huéspedes', 'Dos galanes'... Pero hay otros que poco me dijeron a pesar de ser también dolorosos y mostrar muy bien, como apuntas acertadamente en la reseña, la realidad del Dublín de principios de siglo, como 'Duplicados', 'Una madre'.
También creo que la edición que he leído, de una colección de "El País" ausente de esas notas de las que habla Fausto ha lastrado algo mi lectura porque muchos párrafos eran de difícil interpretación para un neófito en la realidad irlandesa y hubiera sido más jugosa de haber contado con ellas.

A nivel de estilo y bondades literarias no puedo menos que coincidir con Sedacala y Faulkneriano de que la capacidad de Joyce era inmaculada desde el principio. En este sentido y en una línea similar a lo que comentaba sobre la edición la importancia de una buena traducción es fundamental, y no ir a la buena de Dios, a pesar de lo difícil que es encontrar una que reúna tanto fidelidad al texto como al estilo y manías literarias del autor. En este caso parece ser que era prácticamente inviable aunar ambas cosas, pues la traducción dicen que mejor en virtud del respeto hasta límites enfermizos de la cadencia y concepción gramatical de Joyce es la de Cabrera Infante, que es cubano y es la que yo he leído, pero que aparte de contar con términos como 'pollera', 'carro'... extraños para nosotros españolitos, puede que no sea tan fiel literalmente al texto en sí como la última (de hace años, eso sí) de Chamorro. El caso es que yo la he disfrutado mucho, y que cuando un libro está deliciosamente escrito, las imperfecciones me resultan menos imperfectas.

@sedacala hace 10 años

Tienes razón Poverello, a pesar del uso de un vocabulario americano que, a veces, rechina en nuestras mentes, el tono general de la traducción de Cabrera Infante no rechina en absoluto, al contrario, me parece especialmente bien adaptado a los relatos. Casi me olvidé de que estaba leyendo algo traducido. El casi (es lógico), es debido a los vocablos extraños al castellano de España.

@Poverello hace 10 años

Cada vez lamento más no saber ningún idioma más allá del de Cervantes. No digo dominar, porque este tampoco lo domino. Y si nos referimos a la poesía, pues ya es mejor ni hablar. También es de rigor decir que los responsables directos del caos respecto a las escasas traducciones en castellano la tienen las editoriales, que no pagan a un buen traductor niahorcándolos, con lo que sólo queda usar las que ya existen, aunque sean de los años 40-50 del siglo pasado y sus dijoles, asombrose, etc... o sean de procedencia hispanoamericana. A ver, a costumbrarse tocan; no va uno a leer solo obras escritas originalmente en español.

@sedacala hace 10 años

Es verdad, sigues teniendo razón, pero yo insisto en que la traducción de Cabrera Infante está escrita en un buen castellano, aunque sea, inevitablemente, un castellano de América.

@Poverello hace 10 años

Sí, sí, sedacala, tienes razón, no quería decir que la traducción esta en concreto fuera un fiasco, más bien me parece una maravilla, pero no es siempre el caso.

Saludines.