¿DICCIONARIO? por EKELEDUDU

Portada de DICCIONARIO DE RELIGIONES, SECTAS Y HEREJÍAS

Vamos a ver. Trescientas sesenta y cinco páginas; debería estar muy completo, ¿no? Pues bien, busquemos a los ANIOTAS: no están. Busquémoslos como SOCIEDAD DE LOS LEOPARDOS: tampoco figuran. Bué... No son exactamente una secta, son una sociedad secreta. Algo parecido, sí... Pero no exactamente lo mismo. Busquemos a los THUGS; éstos sí eran una secta Er... No, no 'tán. Bien, intentemos con SWEDENBORG, cuyos delirios sobre viajes etéreos, conversaciones con ángeles y demonios (o cosa por el estilo) y demás, fueron el punto de inicio de distintas iglesias, hasta donde tenemos entendido. No están; bueno, ¡pero se trataba de un hombre; no de una religión, secta o herejía! De acuerdo; pero entonces, ¿por qué si están Lutero, Calvino, Juan Huss y hasta Hunerico, un rey vándalo que profesó la fe arriana y persiguió a los católicos, pero que, en definitiva, no fue tan trascendente en materia religiosa como sí lo fue Emmanuel Swedenborg? Por otra parte, si los aniotas no figuran por no ser exactamente una religión, ni una herejía, ni una secta, ¿por qué sí figura la entrada MASONERÍA, que aparece definida como una "Asociación y sistema civil, de carácter benéfico y secreto, y cuyos orígenes se hacen remontar a tiempos antiquísimos", lo que tampoco la hace encajar en ninguno de los tres conceptos que son, supuestamente, las materias de las que se ocupa este diccionario? ¡Ni siquiera figura la entrada CIENCIOLOGÍA, y eso que esta secta es famosa, por contar muchos adherentes en Hollywood, John Travolta y Tom Cruise entre ellos! De acuerdo, el libro se publicó originalmente en 1975, en ese entonces la cienciología no era tan célebre como ahora: pero, ¿no es que esta edición fue "actualizada, corregida y aumentada por el Prof. Ladislao Vadas"?

Decir que por ello este libro es inútil sería exagerar. Contiene muchas entradas con nombres extraños, hasta estrambóticos, como por ejemplo ESTAURÓLATRAS, KBLYSTY, KARAMITAS, HERNUTOS, FRATERNIDAD SUBUD y muchas otras. Pero el problema con todas éstas es que la mayoría de nosotros jamás habremos sentido hablar de ellas en nuestra vida antes de toparnos con ellas en este libro; mientras que, por ejemplo, no es tan difícil que tengamos un conocimiento superficial sobre los thugs, y querramos saber más de ellos. ¿Quién no leyó sobre ellos en los libros de Emilio Salgari, quien los enfrentó, bajo el liderazgo del temible y fanático Suyodhana, primero a Tremal-Naik, "el Cazador de la Jungla Negra", y luego a Sandokán, el inolvidable "Tigre de la Malasia"? Tal vez Swedenborg no alcance los mismos índices de popularidad, pero saber quién diablos era él resulta fundamental si uno pretende leer, por ejemplo, el (para mí) sobrevalorado MATRIMONIO DEL CIELO Y EL INFIERNO, de William Blake, y tener una mínima pista de lo que el autor quiso decir, o de qué se supone que habla. Por supuesto que toda empresa humana, incluyendo esta obra, tendrá siempre sus limitaciones, pero omisiones como ésas que acabamos de mencionar no son demasiado excusables. Más lo serían, me parece, ESTAURÓLATRAS o KBLYSTY, por ser menos conocidos y que, por lo mismo, nadie pensaría en encontrar en este diccionario.

Por otra parte, la vieja ley que postula que "El que mucho abarca, poco aprieta" a menudo es perfectamente aplicable para Ruiz. Habla del hereje Pelagio, pero no se explaya acerca del pelagianismo, la herejía que él predicó (es cierto que no hay gran cosa que añadir a lo que comenta en la entrada reservada al hereje, pero de todos modos, hay); de Juliano el Apóstata menciona las famosas últimas palabras que se le atribuyen ("¡Venciste, galileo!"), pero no agrega que todo indica que jamás las pronunció, y que son una invención posterior.

En realidad, el valor de este libro como diccionario no está tanto en la información que pueda hallar quien recurra a él sólo para evacuar una duda acerca de una religión, secta o herejía. El tema es que unas cuantas personas, yo entre ellas, tenemos la costumbre de simplemente leer diccionarios por diversión, abrirlos al azar y leer las entradas que figuren allí donde lo abramos. Entonces sí el libro resulta valioso, porque uno encuentra datos sobre los que nunca habría consultado o investigado, por ni saber que existían siquiera. Sería una cretinada para mí, por ejemplo, no admitir que fue gracias a este libro que por primera vez supe de Alfred Loisy, aunque más tarde hallé información sobre él en VICARIOS DE CRISTO, de Peter de Rosa (y ratificando, hasta donde recuerdo, lo que sobre ese autor decía Ruiz) o sobre Oegger, "el último cainita" (y a éste no lo vi mencionado en ningún otro libro, aunque hay alguna información sobre él en Internet). El mérito de este DICCIONARIO DE RELIGIONES, SECTAS Y HEREJÍAS radica, en definitiva, menos en su capacidad de despertar curiosidad sobre nuevos temas, que en la de evacuar dudas que uno ya tenga. La entrada CAMISARDOS, de los que yo tenía algún conocimiento previo a través de un libro de Jean-Charles Pichon, por ejemplo, es tan escueta, que da risa; la entrada HEREJÍA, consigue marear; de la mayoría de las religiones no aporta ningún conocimiento que no podamos encontrar en cualquier otro libro. Quienes compartan conmigo la costumbre antes mencionada, entonces, quedarán razonablemente satisfechos con este libro, que hasta nos habla de (y aquí sí evacúa dudas) esa dichosa ESCUELA CIENTÍFICA BASILIO que en Argentina parece ocupar cada vez más edificios, y de la que muchos no sabíamos cómo conciliar el hecho de que bajo el cartel anunciando a la tal Escuela Científica, otro aclare su número de registro en la Dirección Nacional de Cultos. ¿Ciencia, o espiritualidad? Respuesta: espiritismo (y créase lo que se quiera sobre el mismo). A los demás... Hmmm... Digamos que yo no se los recomendaría.

Escrita hace 11 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 7 ·

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