DICKENS Y LA CUESTIÓN SOCIAL por sedacala

Portada de TIEMPOS DIFÍCILES

Hace tiempo ya que decidí que sólo escribiría en SdL de libros que me hubieran gustado. Fundamentalmente, porque no me agrada provocar —con visiones airadas de una obra— confrontaciones con otros lectores a los que si que les gustó. Bueno, pues esta norma me la voy a saltar un poco aquí, por que debo decir que “Tiempos difíciles” no me gustó; pero no me gustó dentro de que es una obra de Dickens, que —por definición— siempre me gusta. Esta contradicción implícita en mis palabras, daría ya de por si como para hacer una reseña larga y meditada, pero es el lamentable caso de que no dispongo del tiempo necesario para hacerla así de extensa, por lo que me conformaré con dar un simple esbozo del conflicto que se le plantea a mi criterio, hasta ahora plenamente entregado a la alabanza al autor, criterio que no variará en el futuro pero que sí se verá matizado con algunas conclusiones sacadas de este libro. En primer lugar hay que decir que por mucho que guste el autor, aquí se aprecia perfectamente su carácter humano y por ello sujeto —como cualquier otra persona— a errar en algún momento. Se trata de una novela que toca varios temas, a saber: 1. El proceso de industrialización del Reino Unido en el siglo XIX. 2. La consecuente agrupación de los trabajadores en sindicatos para la defensa de sus intereses. 3. La degradación de la calidad de vida de la clase obrera. 4. La emergente idea utilitarista que considera inútil integrar en la educación todo aquello que no tenga una inmediata utilidad práctica. Si la intención de Dickens con esta novela hubiese sido crear una “novela de tesis” dentro de una materia determinada, uno sólo de los temas que he mencionado ya sería más que suficiente para ello, y sin embargo se metió en los cuatro a la vez y esto sin dejar de crear también una historia sentimental perfectamente adaptada a sus usos y costumbres literarios habituales. El resultado obvio y predecible de esa falta de visión que le hizo meterse en tan complicado berenjenal, es que ninguno de estos temas los toca con un mínimo de coherencia; se pierde bastante en una maraña ideológica para cuyo tratamiento no está dotado, e incluso los personajes y la historia puramente “dickensiana”, se ven perjudicados por todo ese intento de meter demasiadas cosas en una misma novela que, sin embargo, —en contra de su costumbre— no es excesivamente extensa, algo que quizá le perjudique más que beneficiarle. Si toda la intencionalidad ideológica que vuelca en la novela no existiese, sus personajes no caerían como caen de una manera flagrante en la caricatura más exagerada (el padre, Bounderby, Stephen el obrero bueno), sus actitudes no estarían tan condicionadas (la relación de Lucía con su hermano es confusa), y el maniqueísmo, siempre presente en Dickens, no se habría llevado tan lejos como se hace aquí. Sin embargo, hay un tema que, en mi opinión, trata de manera realista y mucho más centrada, que es el del matrimonio, su gestación, su desarrollo, y sus limitaciones y desenlace. Este también era, como los otros temas políticos o ideológicos, de rabiosa actualidad en la sociedad victoriana, como también lo era por aquellas fechas en la vida personal del escritor que estaba en trance de separarse de su mujer. Pero bueno, el caso es que a pesar de todos estos defectos que aprecio, cuando se lee aparece inmediatamente el autor en su versión más genuina; él está ahí presente sobrevolando por encima de todas estas inconveniencias, y su influencia es lo suficientemente intensa como para teñirlo todo de un tono emotivo que nos hace sentir su presencia e interesarnos en la historia a pesar de todos los pesares, para así llegar al final de la novela sintiendo que se ha leído una de Dickens, lo que ya de por si vale un 7. Pero, de alguna manera, uno, que admira tanto al escritor, ha comprendido que este hombre no era perfecto y que se equivocaba, y en el planteamiento de esta novela se equivocó. No me parece, en absoluto, una obra comprometida en la defensa de la clase obrera, como he leído por ahí, por que la condición del autor era la que era y no estaba en esa línea; él estaba situado en una posición a mitad de camino entre las orgullosas clases dirigentes y la masa trabajadora (o sea que era un conspicuo miembro de la burguesía), y aún con las simpatías que le merecían los más desfavorecidos, su defensa la hacía mucho mejor desde el marco personal e individual de sus personajes que desde una perspectiva ideológica o social. En definitiva, una obra con claroscuros en la que se aprecia al gran escritor pero en la que se aprecian también los errores del gran escritor.

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 3 votos · @sedacala le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Poverello hace 11 años

Interesantísima aportación e interpretación la tuya, como siempre, sedacala. Lástima que dejes de escribir sobre lo que no te gusta, pues personalmente es con lo que más pienso y disfruto, aquello que me interroga, esté o no de acuerdo (que sabes que muchas veces no lo estoy). Si es que lo dice el título: 'Tiempos difíciles'.

De Dickens, aparte de algunos de sus cuentos, sólo leí 'Grandes esperanzas' que, como sabéis, me encantó, y ando detrás de 'Casa desolada'. No es esta la que más me atrae y antes tal vez me lanzaría a uno de sus clásicos más conocidos como Oliver Twist o David Copperfield.

@sedacala hace 11 años

La percepción que he tenido del libro es la que he expuesto, pero un análisis frío y lúcido de la significación del libro no me ha dado tiempo a madurarlo y estoy esperando que Faulkneriano o FAUSTO, que también han leído el libro me ayuden a interpretarlo correctamente. En cuanto a lo que dices, de "Casa desolada", por lo que he sabido al documentarme para leer esta, pertenece al mismo grupo de novelas, llamadas "oscuras" por lo sombrío de sus temas y en mi opinión debe tener muchos puntos en común con ésta. Desde luego, el Dickens que emociona lo encontrarás en cualquiera de sus novelas, pero si además esperas un producto "redondo" al estilo de "Grandes esperanzas" habrías de ir a las otras que tú mencionas.

Saludos Poverello.

@Tharl hace 11 años

Sigo con Dickens en mi lista de pendientes, asique poco puedo aportar a tu concisa reseña. Si te escribo es, ante todo, para animarte a escribir otras reseñas aunque sean de libros que no te gustan. Es una delicia discutir contigo, lamentaría pensar que opinas lo contrario. Espero no haber contribuido a ello.

Saludos

@sedacala hace 11 años

Tharl, verdaderamente, que alguien como tú preocupado por abarcar mucho con tus lecturas no haya leído a Dickens, supone una gran laguna en tu currículum, más que una laguna un enorme lago como el Victoria, por ejemplo, por aquello de la época en que vivió. Por cierto, no soporto aquello de la españolización de los nombres propios. ¿Por qué Esteban en vez de Stephen, o Santiago en vez de James? Pues así viene en la recentísima edición de Catedra.

@FAUSTO hace 11 años

Hola sedacala. Mi interpretación no puede aportar mucho a lo que has expuesto. Primero porque fue el primer libro de Dickens que leí y ya ha llovido, y segundo, al leer tu reseña he ido evocando la novela (lo que más recordaba era el tema de la educación y la descripción del entorno de los trabajadores, sin embargo el tema del matrimonio y la historia sentimental lo tengo en blanco) y las sensaciones que tengo de la novela concuerdan, en su mayor parte, con tu descripción. Lo único que no estoy seguro es sobre tu afirmación que Dickens no estaba comprometido con la defensa del trabajador como clase, pero al ser una lectura muy lejana tengo el tema del alegato en pro del proletariado que hace Dickens bastante difuso y puede que tengas razón en esa interpretación. En lo que coincido plenamente, juzgando por 3 novelas, es su interés por los personajes, la descripción caricaturesca de algunos de éstos y su inevitable maniqueísmo. Las dos últimas características hacen que sean un lastre para el desarrollo de los argumentos y las personalidades.

Curiosa y entendible tu definición de que no te gustó dentro de la buena valoración que has hecho y tienes de Dickens. Algo parecido, pero en otro sentido, me pasa con este escritor. Como dije en otra reseña, Dickens no está entre mis favoritos, pues las tres novelas (las otras son: “Oliver Twist” y “Almacén de antigüedades”) no han conseguido entusiasmarme (exceptuando el cuento “Canción de navidad” y aproximadamente la primera mitad de “Oliver Twist”) y las he valorado como buenas novelas: un 6. Bueno, también debo añadir a esta lista “Los perezosos”, un libro escrito conjuntamente con su amigo Wilkie Collins, aunque bastante diferente en género con los anteriores.
Estas novelas nunca llegan a “merecer” ese salto de calidad para considerarlas notables o, mucho menos, excepcionales. Sin embargo en la mayoría de los escritores de su generación y corriente literaria que he leído, si han dado ese salto aunque haya leído novelas suyas que, a mi juicio, no pasan de un mediocre 5, como pueden ser Balzac que lo considero muy interesante o Dostoievski que es uno de mis autores preferidos. En fin, quiero decir que aunque no me ha salido “rana” ninguno de sus relatos nunca me ha llegado a entusiasmarme como si lo han hecho los demás escritores encuadrados en el realismo. Espero que el próximo libro que elija (probablemente será “Grandes esperanzas” que tanto ha ensalzado Poverello y varios soperos) de un giro a mi opinión y consiga apreciar a Dickens como algo más que un buen contador de historias.

Saludos para todos.

@sedacala hace 11 años

Hola FAUSTO. Llevo una temporada en que dispongo de menos tiempo, y eso repercute en no poder meditar con tranquilidad sobre ciertas novelas que presentan aspectos cambiantes o contradictorios de difícil análisis. Esta novela me parece una de esas, y se presta muy bien a que el lector se plantee múltiples interrogantes con ella. Por eso me interesaba más que nunca, el poder contrastar mis opiniones con las de otros lectores. Veo por lo que dices que en sentido general, Dickens no te gusta. No es que te disguste, que es cosa distinta, pero como dices, no está entre tus favoritos y decir eso precisamente de este escritor es casi equivalente a decir que no te gusta. Eso hace que el planteamiento que hago en la reseña quede invalidado, por que parto en ella de la premisa de que a mi, sí me gusta (por defecto, como se dice en argot informático) quedando entonces el lector que admira al escritor en situación de desorientación, por que, en la novela, disfruta de algunas cosas mientras que otras le desagradan. En cambio, si tú no eres un entusiasta suyo, es difícil que la suma de cuestiones que jalonan la novela, torpemente dispuestas en mi opinión, unidas a los personajes y actitudes típicos de Dickens, puedan haberte hecho disfrutar siendo además tu primera lectura de este autor. Fíjate por comparar la diferente visión que tenemos del mismo escritor, que yo he leído Grandes esperanzas, Oliver Twist, David Copperfield, y Cuento de Navidad, además de Tiempos difíciles, y de todas ellas la que menos me ha gustado ha sido Cuento de Navidad, que es la que más te gustó a ti. Pero bueno, ya sabemos que estas cosas son así.

En cuanto a lo de mi afirmación de su falta de compromiso con los obreros, debo reconocer que es una consecuencia de haber leído los comentarios previos de la edición de Cátedra. Mi primera impresión era más o menos coincidente con la tuya, pero en esas páginas te señalan una serie de ejemplos en los que efectivamente se ve que la simpatía del escritor por los obreros es a título exclusivamente personal, él se compadece de fulano o mengano que hacen de personajes de sus novelas, pero cuando se trata de opinar sobre los obreros como clase, aparece una noción casi de desprecio que hace ver que toma mucho en consideración también los puntos de vista de la clase aristocrática (patronos), con los que él, que era un miembro de la pequeña burguesía, se codeaba constantemente por su condición de escritor de éxito. El personaje de Esteban (Stephen) es muy significativo en ese sentido. Así que quedé totalmente convencido de que tachar a Dickens de escritor comprometido, es dar una visión de su obra muy superficial. Simpatiza con los obreros, pero solo por que le viene muy bien esa simpatía como elemento sentimental fácil de integrar en los personajes de sus novelas. Pero nadie creo que haya pensado seriamente que Dickens sea una especie de seguidor de Marx o Engels que, por cierto, rumiaban por entonces sus teorías precisamente en Londres.

@Poverello hace 11 años

También detesto cordialmente -que diría Faulkneriano- esa manía, sobre todo de los años 70, de traducir los nombres de las obras al castellano. Y muchas he leído así gracias a la biblioteca personal de mi madre con colecciones de esa década maldita en ese sentido: Guerra y Paz mismamente, con Pedro en vez de Pierre, o Juan Valjean en lugar de Jean en Los miserables.

Respecto a Dickens, me parece también claro que por su mentalidad no es un rompedor de ideologías predominantes, pero más que una estrategia de ventas lo considero más una limitación cultural. No es un revolucionario como sí lo puede parecer más Víctor Hugo en la nombrada Los miserables, pero leyendo la también referida Guerra y Paz no podríamos decir de Tolstoi que sea precisamente un adorable servidor de las clases bajas, antes al contrario. Y Dickens, dentro de sus limitaciones creo que sí que fue capaz de hacer consciente a la sociedad industrializada del siglo XIX que muchas personas estaban siendo utilizadas e infravaloradas, quedándose en el fango, aunque sólo fuera por lástima o de manera personal, no como clase social.

Pero bueno, aparte de lo leído sobre el autor, tan sólo gocé de Grandes esperanzas y algunos de sus cuentos (bastante inferiores según mi humilde opinión), y vi pelis de sus libros, que no es lo mismo, claro.

Saludos a todos.

@Faulkneriano hace 11 años

La cuestión que suscita sedacala es muy interesante. ¿Quién le mandaría a Dickens imaginarse una ciudad industrial, Coketown, y llenar su novela de obreros? Desde luego, no lo hizo por aumentar las ventas, que no fueron especialmente buenas. Y sin embargo reincidió una y otra vez en cuestiones sociales, a su manera bienintencionada. De hecho, la novela anterior a Tiempos difíciles, Casa desolada, dibuja el tenebroso, inhumano y triturador sistema judicial británico; la siguiente, que no he leído, La pequeña Dorritt, ponía en primer plano la prisión por deudas, que le obsesionaba (su padre las visitó a menudo y Dickens se mató a trabajar para no caer nunca en la tesitura de arruinarse) También estaba obsesionado con el trabajo infantil (¡ay, esa fábrica de betunes!) y todas sus novelas, hasta las más bienhumoradas, tienen elementos de crítica social a la dickensiana manera.

El obrero no suele aparecer a menudo en la novela victoriana, y menos a mediados del siglo XIX . Tiempos difíciles se publicó en 1854. Ese mismo año, y en la revista de Dickens, comenzaba a publicar Elizabeth Gaskell Norte y Sur, novela en buena medida dedicada a glosar los efectos de la Revolución Industrial y que todavía no he tenido la suerte de leer. Pocos ejemplos más se me ocurren. Ni Thackeray, ni Wilkie Collins, ni George Eliot (a no ser que quiera incluirse en el lote Silas Marner), ni Trollope, ni Gissing, ni por supuesto Jane Austen o las Bronte (aunque Charlotte publicó la muy poco conocida Shirley sobre la rebelión ludita de Yorkshire, un argumento cuando menos extraño para una jovencita hija de clérigo)

Los socialistas británicos no escribían novelas. Lo más parecido a un socialista escritor, William Morris, dedicó su tiempo a otros menesteres y sus Noticias de ninguna parte, novela utópica de filiación socialista, aparecieron... ¡en 1890! Además, en Inglaterra literatura y movimientos sociales discurrieron por caminos separados. Si existió una literatura "militante", no es en absoluto conocida por los lectores españoles, lo que no quiere decir que no existiera; tampoco, que los grandes escritores victorianos no se preocuparan por los temas sociales. Los fabianos, esa versión "intelectual" e insular del socialismo (muy descafeinada desde el punto de vista de los "camaradas" continentales) no se constituyó hasta 1884. George Bernard Shaw y otros escritores le prestaron su voz, pero, como puede verse, en la época de Tiempos difíciles el tema obrero no era ni mucho menos común en las letras inglesas.

Tiempos difíciles no es una novela sobre la cuestión obrera. Es una crítica a los efectos colaterales de la industrialización, una enésima caricatura de la ambición, una severa diatriba contra el utlitarismo (los Hechos de Mr. Gradgring), otra emocionante revisitación de la bondad humana (y personajes no faltan que lo acrediten), un examen de las relaciones interclasista y una historia amorosa, entre otras cosas. La cuestión central que plantea sedacala es: ¿perjudica a la novela el haber intentado tocar muchos palos a la vez? Sinceramente creo que no: si alguien es capaz de hacer converger en una sólida estructura novelesca personajes, ambientes, ideas y subtemas es Charles Dickens, del que, vaya por delante, me gusta TODO lo que escribe. Hasta Historia de dos ciudades, la novela más floja de las suyas que he leído.

@Poverello hace 11 años

Qué bien te explicas, Faulkneriano. Boquiabierto me quedo. Eso de saber de historia hasta límites insospechados es un logro.

En fin... Se despide un iletrado.

@Faulkneriano hace 11 años

Si es tó mentira... La Sociedad Fabiana la creó un asturiano...

@Tharl hace 11 años

Jajajajaja me ha encantado eso último, tenía qure decirlo.
Me siento brillante en esta conversación jaja

@sedacala hace 11 años

Pues si tú Faulkneriano, lo crees así, puede que tengas razón pero yo creo que no sería una novela perjudicada, sino una buena novela a la manera de Dickens, pero con unos mimbres endebles.

Endebles son:
La caricatura de trazo grueso de Bounderby.
La extraña actitud de Lucía hasta que salta en pedazos.
La extrema actitud de su hermano.
La aparición de Esteban a consultar a Bounderby como actuar.
La estrafalaria historia de la mujer de Esteban.
El tal Santiago que viene no se sabe porqué a liar a Lucía.
Y sobre todo, la increíble escena del pozo.

Y todo ello, montado sobre una historia de base obrera sobre la que todo esto no encaja, pero con el sello propio de las maravillosas historias características suyas, que a mí también me gustan mucho. Es decir, que será una magnifica novela, como dices, pero fabricada con elementos muy endebles y eso, así planteado, no sé si tiene coherencia, no sé si es posible. Tampoco sé, si me consigo explicar bien.

@Faulkneriano hace 11 años

Ya reconocía más arriba mi parcialidad, mi subjetividad a la hora de hablar de Dickens. Es como si me preguntan si mi mujer está bien o si mi hijo es buena gente. No puedo entrar a comentar en detalle los lances de la novela, porque guardo una impresión general, fruto de una lectura ya antigua: demasiado antigua, quizá. No es la mejor obra de Dickens, pero raya a gran altura. Que incluya ambientes obreros no le quita ni le pone nada, en mi opinión. La tierra, de Zola, y Los bravos, de Jesús Fernández Santos, son de ambiente campesino y una me gusta mucho y la otra no tanto. Germinal es una obra protagonizada por obreros y Middlemarch por gentes de clase media y ambas son novelas muy estimables. Dickens es siempre Dickens, aunque es verdad que hay temas que le son más próximos y domina mejor. Precisamente en Historia de dos ciudades se lanza al ruedo de la Revolución Francesa, de la que tenía un conocimiento un tanto apresurado, y le revuelcan un poquillo. A lo mejor, en tu opinión, aquí le pasa lo mismo por meterse, contra la corriente general de la literatura de su tiempo, en camisas de once varas.

@sedacala hace 11 años

Por cierto, me olvidé, tengo que leer Norte y Sur; es un poco voluminosa pero me gustó el estilo de la señora Gaskell.

@Poverello hace 11 años

Como siempre interesantísimos comentarios entre ambos.

Lo de la sociedad fabiana ha sido tronchante.

@sedacala hace 11 años

Pues si para ti ha sido tronchante Poverello, para mi ha sido interrogante. ¿Que es eso de la sociedad Fabiana? Ahora ya lo sé, gracias a Wikipedia. Estos ingleses...

@sedacala hace 11 años

No leì a Dickens, no sé que es la sociedad fabiana y adoro estas conversaciones y, por Dios, sedacala, ni se te ocurra no reseñar lo que no te gusta! que para eso opinamos acá, con respeto y fundamento.
(qué es algo tronchante?)
Saludos ibéricos

@lucero hace 11 años

Me sacó el sistema, perdón

@sedacala hace 11 años

Troncharse, es partirse algo por su mitad por efecto de una acción mecánica. En sentido figurado, troncharse es quebrarse el cuerpo bruscamente por efecto de una risa irreprimible. Y lo ibérico, en España hace referencia a los embutidos cárnicos de cierta regiones peninsulares, de tal modo que los saludos ibéricos, bien podrían tener que ver con el chorizo, si este proviniera de la región que habita nuestro amigo Faulkneriano.

@sedacala hace 11 años

Troncharse, es partirse algo por su mitad por efecto de una acción mecánica. En sentido figurado, troncharse es quebrarse el cuerpo bruscamente por efecto de una risa irreprimible. Y lo ibérico, en España hace referencia a los embutidos cárnicos de cierta regiones peninsulares, de tal modo que los saludos ibéricos, bien podrían tener que ver con el chorizo, si este proviniera de la región que habita nuestro amigo Faulkneriano.

@sedacala hace 11 años

Brgggggg...

@lucero hace 11 años

jajaja literatura de embutidos!! es Argentina les decimos ibéricos a los españoles! saludos sedacala