DESCENSO A OSCURAS Y PROHIBIDAS CATACUMBAS por EKELEDUDU

Portada de CULTURA GÓTICA. UNA GUÍA PARA LA CULTURA OSCURA

Criptas tenebrosas y envueltas en telarañas; ataúdes; muertos de toda laya (algunos quizás no lo estaban tanto al ser sepultados por error, pero sí lo estuvieron después; otros lo estaban al ser sepultados, pero recobraron cierta vaga e conciencia infernal; otros lo estaban, sepultados o no, pero ahora vagan por ahí con el fin de nutrirse de cerebros; otros, también finados al descender al sepulcro, lo abandonan sólo de noche, para ir a beber un sanguíneo trago o dos y retornar con las primeras luces del día; etc.); castillos antiguos y tenebrosos; rosas salpicadas de sangre; curvilíneas doncellas próximas a dejar de serlo (en lo tocante a la doncellez), encadenadas desnudas en lo profundo de alguna oscura mazmorra; esculturas representando ángeles; ceremonias satánicas y profanaciones; héroes byronianos, carilindos, seductores, inmaculadamente elegantes y al parecer inconscientes de lo que es el peligro, ya que se internan sin la menor vacilación en lugares inquietantes y donde se puede dar por descontado que encontrarán cosas de verdad feas y temibles:lobos aullando por los bosques a la luz de una luna llena; gárgolas y otras imágenes infernales. De estos elementos y muchos más, pero siempre dentro de una onda oscura, sensual y tétrica, desafiando lo convencional y lo lícito, se nutre la corriente cultural (o subcultural, como se prefiera) que se ha dado en llamar gótica, aunque poco tenga que ver con el antiguo arte gótico. Según sabemos, un montón de jóvenes, fascinados por lo neogótico, han adoptado una forma muy particular de vestirse y hasta escuchan cierto tipo de música -oscura, no podría ser de otro modo- que también se ha denominado gótica, aunque el autor del libro que nos ocupa ahora prefiera usar el término "Goth". Otros, sin adherir tan fanáticamente, nos sentimos atraídos de tanto en tanto por el gótico. ¿Cómo explicar esa atracción?

Gavin Baddeley, el autor de CULTURA GÓTICA: UNA GUÍA PARA LA CULTURA OSCURA, además de periodista especializado en música y ocultismo, es sacerdote de la Iglesia de Satán, un dato que quizás infarte a los cristianos más recalcitrantes, a quienes poco les faltará para imaginarlo presidiendo un sacrificio humano en un altar consagrado al Maligno. Es una verdadera pena: el propio fundador de la mentada Iglesia, Anton Szandor La Vey, creía poco y nada en Satán. Incluyó ceremoniales en su Iglesia, pero sólo por creer, en mi opinión acertadamente, que el ser humano necesita de la fantasía y el rito. A él y a su Iglesia de Satán les criticaría su laxitud y permisividad en cuestiones morales como la codicia, la envidia, la ira, etc. Pienso que esas cosas pueden conducir a otras que ya ni el propio La Vey aprobaría, como el asesinato. Pero la Iglesia Católica y otras confesiones cristianas son represivas en esas mismas cuestiones morales, pese a lo cual ostentan un macabro historial de torturas y asesinatos, a veces masivos; mejor limitar, entonces, el disenso a un simple No estoy de acuerdo, y dejarse de tonterías. Por otra parte, ¿quién mejor que un confeso satanista para guiarnos por el oscuro mundo de lo gótico? Paradojas de la vida, si nos descuidamos quizás este sacerdote satánico termine guiándonos hasta el mismísimo Vaticano, que supo ser más siniestro y sangriento que el filme más gótico... Como sea, Baddeley es un tipo decididamente inteligente y que evidentemente sabe mucho de lo que está hablando. Quizás lo único que se le puede reprochar es que use demasiado palabrerío para responder a la pregunta que nos formulábamos antes, y que en su obra es tácita: ¿por qué nos fascina el gótico? Indudablemente, como él dice, porque se trata de algo romántico, de algo que es sentimiento puro, y creatividad, y escapa al raciocinio y a las ciencias exactas, que son necesarias pero no necesariamente agradables; pero añadiría que también porque con él nuestro espíritu se interna en el terreno de lo prohibido, lo enigmático y lo vagamente peligroso. Nos infunde inquietud, pero a la vez nos seduce, nos impide detenernos.

Partiendo de la hoy ridícula, pero así y todo pionera EL CASTILLO DE OTRANTO, Baddeley nos pasea por la Historia del gótico en un recorrido que excluyen lo musical. Quizás se traigan a colación algunos nombres y datos de bandas o álbumes, pero muy de pasada; lo exhaustivo es sobre todo en lo literario y cinematográfico, y ya un poco menos en lo que hace a la radio y televisión. Una serie televisiva que vi poco para opinar demasiado sobre ella, y que extrañamente (a mi entender) aparece incluida aquí es LOS EXPEDIENTES SECRETOS X: que en un capítulo o dos apareciera un vampiro o un hombre lobo, no sé si amerita que se la mencione en un libro como éste, sin que esto implique una crítica a la serie en sí. Lamentablemente, Baddeley se limita casi exclusivamente a Estados Unidos e Inglaterra, con lo que quedan afuera, por ejemplo, varios espléndidos filmes de Darío Argento; pero supongo que toda obra tiene sus límites, y la síntesis y el análisis de los que sí aparecen compensa notablemente esas ausencias, aunque eso si no nos acordamos de que LOS EXPEDIENTES SECRETOS X sí aparecen. Y los títulos en castellano son los que corresponden al estreno en España; con lo que EVIL DEAD, de Sam Raimi, que en Argentina se conoció como DIABÓLICO, figura como POSESIÓN INFERNAL; pero es una traducción hecha en España y para un público español. Hecha en Argentina y para argentinos, quedarían descontentos en España, así que entendamos también las limitaciones de los traductores: si por algún milagro complacieran a la vez a españoles y argentinos a la vez, protestarían desde Ecuador o Venezuela. Todo no se puede.

Destaco la compostura de Baddeley, que cuando tiene que tocar el tema del cristianismo o lo cristiano lo hace como todo un señor, digno y respetuoso, por lo que merece el mismo trato... Y por cierto: sé de unos cuantos ateos que podrían aprender de él... Y ya que estamos, cómo no, también varios cristianos...

Escrita hace 11 años · 3 puntos con 2 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 9 ·

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