“Así habló Zaratustra” es un libro duro. Es duro como un martillo, pues fue escrito para amartillar conciencias y aún hoy las amartilla muy bien y muy fuerte. Es la filosofía del martillo.
Nietzsche era un destructor y un valiente. Uno puede estar de acuerdo o no con él, pero hemos de reconocerle su valentía. Cada frase, cada párrafo, cada palabra del libro está empapada de voluntad leonina. Su ambición es derribar cada ídolo, cada convicción moral, cada dios, cada farsante, cada norma: no hay normas. Es necesario crear nuevos valores, nuevos placeres, nuevas formas de hacer las cosas, de pensar, en fin, de vivir. Es necesario un giro en la existencia humana: hay que enfilar el sendero del superhombre. Pero para crear hay que destruir. Empezando por dios: “Dios ha muerto, nosotros lo hemos matado”. El propio Nietzsche lo expone en la primera parte de la obra, a través de su teoría de las tres transformaciones: la del hombre en camello, la del camello en león y la del león en niño. Al principio, el hombre es cobarde, desea someterse, pues esto le resulta más cómodo, más fácil y más seguro. Desea, como el camello, soportar pesada carga, echarse a la espalda pecados imaginarios y someterse a un amo imaginario que dice “Tú debes”. Pero entonces la voluntad leonina grita: “Yo quiero”. Y el camello se transforma en león. El león aún no puede crear nuevos valores, pero puede crearse la libertad para crearlos, y para eso ha de revelarse contra su señor y contra las normas de su señor. Debe usar toda su fuerza, toda su valentía, toda su voluntad, para enfrentar a su señor y matarlo. Ya no hay normas, ni deseo de obedecer. Entonces surge la necesidad de sustituir lo destruido por algo más nuevo, más hermoso, más elevado y más digno de ser admirado. Es entonces cuando el león se transforma en niño, pues el niño es el creador más libre que existe: no conoce normas, su imaginación no tiene límites y aún no diferencia entre el bien y el mal. Para el niño, tan solo hay una ley: “Yo quiero”. El niño todavía es amoral. A esto quería yo llegar.
Hará un par días, para variar, aprendí algo en el instituto. No directamente del instituto, eso sería mucho pedir, sino a partir de una reflexión sobre algo que oí en clase de Ética. La profesora nos hablaba de la condición moral del hombre, de que el hombre, a diferencia de los animales, puede y debe diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, el señor del gran bigote nos propone una nueva filosofía, más allá del bien y del mal. He aquí mi gran revelación: el hombre es moral, ¡pero el hombre debe ser superado! ¡Entonces la moral debe ser superada! ¡El bien y el mal deben ser superados también! El superhombre es… ¡amoral! No debe distinguir entre lo bueno y lo malo, sino entre lo hermoso y lo feo, lo superior y lo inferior, entre lo que es fuerte y dominador y lo que es débil y despreciable. Aún me queda mucho para entender a Nietzsche, pero estoy más cerca desde que caí en esto, que por otra parte estaba bastante claro, pero bueno, el verlo de la forma tan repentina y violenta como lo vi, la verdad es que me gustó mucho, fue como una especie de éxtasis mental.
Pero, ¿qué es la moral? Quien mejor para definir la moral que el hombre cuya obra, por su carácter satírico y profundamente despreciador de las convicciones sociales de su época, está muy por encima de ella: El gran Oscar Wilde. “"La moral es simplemente una actitud que adoptamos hacia las personas que personalmente no nos gustan.” –dice Oscar. Es cierto que tengo cierta tendencia a relacionarlo todo con Oscar Wilde, pero en este caso no podía resistirme, además, siempre es buen momento para nombrar a Oscar Wilde, o robarle alguna frase ingeniosa de las suyas (el pobre es una fuente inagotable de estas). Sí, pobre, ¡pobre Oscar Wilde, que tuvo que sufrir en sus propias carnes primero la cárcel y después el exilio por culpa de los defensores de la moral! Una última frase suya: “El mundo divide las acciones en tres clases: buenas acciones, malas acciones que pueden cometerse y malas acciones que no pueden cometerse. Si os atenéis a las buenas acciones, los buenos os respetan. Si os atenéis a las malas acciones que pueden cometerse, los malos os respetan. Pero si acometéis las malas acciones que nadie puede cometer, los buenos y los malos se confabulan para caer sobre vosotros, y en verdad que podéis daros por perdidos”. ¡Cuánta razón, Oscar! Y es que, ¿acaso no se han cometido infinidad de crímenes e injusticias en nombre y defensa de la moral, y lo que es peor, en nombre de dios? “Hay que romper las viejas tablas” –dice Nietzsche. Sí, es necesario romper esas guardianas y dictadoras de la moral, de lo que es bueno y malo. En realidad, no hay nada más inmoral que ellas. ¿Acaso es moral suprimir la voluntad de uno, para someterla o adaptarla a la de un ser “superior”? Pues no. ¿Se puede obligar a alguien a amar a otro, aunque no quiera? No, claro que no. ¿Y qué hay de lícito en tachar a alguien de pecador y amenazarlo con el sufrimiento eterno si se niega a amarte? Nada, pero, ¿acaso no dice el primer mandamiento que has de amar a dios sobre todas las cosas, con toda tu alma? Y ya sabemos lo que le pasa al que incumple los mandamientos: directo al fuego eterno, el gran castigo. No es mi intención ofender a nadie, pero, siempre en mi opinión, que puede estar equivocada, la religión compra la libertad de las personas. Trabaja en dos frentes: el primero, el más hermoso, es el de la Gran Recompensa, el cielo, el paraíso. “Si me obedeces, si anulas tu voluntad por la mía, tendrás el cielo, y serás feliz para siempre”-dice la religión. La verdad es que resulta difícil resistirse. Pero aún hay quien no se somete, y entonces se le amenaza con el Gran Castigo. “Si no me obedeces, irás al infierno, sufrirás eternamente” –así es como se coacciona a estos. Pero Nietzsche rompe el mito: “No hay recompensa. No hay castigo”. Yo creo que la libertad en la Tierra ya es un tesoro lo suficientemente valioso: no hay que esperar el cielo, hay que ejercer esa libertad. Esto me recuerda a algo que siempre se nos repite, año tras año, en clase de religión (mi instituto es católico): “Dios nos ha hecho libres de escoger entre el bien y el mal, pero si escogemos el mal, somos esclavos del pecado”. Y a esto que a mí se me ocurre preguntarme: “Y si escogemos el bien, ¿somos esclavos del bien?” “¿No es un camino de dos senderos?” “¿Por qué uno es válido y otro no?”. Pues resulta que no, que dios te ha hecho libre para que escojas entre el bien y el mal, pero si escoges el mal vas al infierno. ¡Vaya libertad! No digo que haya que hacer el mal, tampoco el bien. “Bien” y “Mal” no existen como resultado de una verdad objetiva, bien y mal no existen, o en todo caso, son muy relativos. Pero la religión es objetiva. . Quien tenga ojos, que vea; quien tenga oídos, que oiga; y quien tenga pies danzarines… que baile.
Conclusión: la religión no es para mí… pero Nietzsche me gusta. Aunque hay algo en lo que discrepo un poco con el señor bigotudo. Me refiero a la moral de siervos y señores. Para empezar, no creo que, en una hipotética realización del individualismo, la sociedad deba dividirse en clases de ningún tipo. Y además, creo que la compasión, la bondad o la piedad son algo más que actitudes que la gente pequeña acepta como buenas para no sentirse inferiores ante los señores. Son inclinaciones naturales del hombre, como también lo son el amor, la violencia, el afán por destruir, por crear o por poseer. Quiero decir que son igual de lícitos. Aunque la exaltación incondicional de estos valores y su aceptación general como “buenos”, frente a los valores “malos”, sí que me parece una exageración, una moral falsa e incompleta. La compasión, la piedad, la caridad… son una opción válida, no una obligación.
Sobre el supuesto antisemitismo de Nietzsche: es cierto, aunque no desde un punto de vista racial ni totalitario. Nietzsche es antirreligioso, por tanto es antijudío y anticristiano, en bastante mayor medida. La tergiversación de sus ideas por parte del régimen nacionalsocialista, aunque él siempre criticó el nacionalismo alemán, es fruto de la simpatía de su hermana, quien se encargó tras su muerte de poner sus escritos al servicio del régimen, por las ideas de Hitler.
Sobre su antisocialismo: también es cierto. Y esto nace de su rechazo hacia el concepto de igualdad. Yo también rechazo el concepto de igualdad: no somos iguales, no valemos lo mismo y desde luego, si somos todos distintos, no merecemos un sistema que nos trate como si fuésemos iguales. Pero tampoco merecemos un sistema que distribuya la desigualdad sin atender a nuestras cualidades individuales, sino en función de condiciones económicas y arbitrarias, ni vivir sometidos a unos señores invisibles, un tanto abstractos, pero todopoderosos y omnipresentes llamados “mercados”. Lo cierto es que ningún sistema político puede ni podrá jamás medir objetivamente las cualidades que nos diferencian y tratarnos en función de ellas, de ahí que yo, como Nietzsche, como Borges, rechace cualquier sistema de organización política. Yo creo, como Oscar Wilde propone en su ensayo “El alma del hombre bajo el socialismo” que las personas poseen cualidades suficientes para diferenciarse unas de otras sin necesidad de tener unos más que otros, ni ser unos ricos y otros pobres. El individualismo solo puede realizarse si uno dispone de unas condiciones dignas para vivir, y sin que nadie obtenga ventaja sobre otro por su mejor situación económica, sino por sus diferencias individuales, por sus cualidades propias, es decir, en situación de igualdad económica. Por tanto, el argumento capitalista de que el liberalismo económico es el sistema que mejor permite la realización individual del ser humano es completamente falso. Qué les pregunten a los obreros asiáticos explotados, que son los que de verdad sostienen, y cada vez más, este sistema criminal de producción y consumo, si se sienten libres y realizados, ¡qué tontería! “El socialismo solo es viable porque conducirá al individualismo” –dice Oscar y, como siempre, tenía parte de razón. Por lo tanto, coincido con Nietzsche en rechazar la igualdad, con la excepción de la igualdad económica, que considero necesaria para la realización del individualismo.
Sobre su machismo: pues sí. Esto es un poco innegable, y un poco indefendible. Bien es cierto que las mujeres poseen una gracia natural para arrodillarse, al contrario que los hombres, como también es cierto que poseen una gracia natural para casi todo lo que hagan, al contrario que los hombres. Considero absurdo el machismo. Aún más absurdo que la misoginia. El machista se cree superior a la mujer, el misógino las odia porque sabe que no lo es. En realidad, siendo absurdas las dos posturas, hay muchas más razones para odiar a las mujeres que para creerse superior a ellas. Ahí se equivocaba el señor del gran bigote, pero bueno, no dejemos que esto empañe su obra.
Dios ha muerto –Nietzsche.
Nietzsche ha muerto –Dios.
Dios ha muerto, Nietzsche ha muerto y yo no me encuentro muy bien -Woody Allen.
Escrita hace 12 años · 5 puntos con 7 votos · @_926_ no lo ha votado ·
@Hamlet hace 12 años
Muy buena reseña Blackbird. ¡ felicidades!. Verdaderamente Nietzsche es un gran "seductor" del lenguaje y el pensamiento. En él se aúnan el poeta y el filósofo sin saber muy bien quien prepondera sobre quién. El interés de Nietzsche, "maestro de la sospecha", como se señalaba en reseñas y comentarios anteriores, es sobretodo en ese sentido. Como tu muy bien apuntas es temible con su martillo, ni el mismo Thor hubiera causado tal destrucción en pilares tan sólidamente cimentados generación tras generación. Cumple su promesa de que su libro es como un pozo en el que es imposible hacer descender un cubo y no recogerlo con alguna riqueza. Su problema es que su mensaje flaquea a la hora de dar soluciones y alternativas, incluso entra en él la contradicción, en su claro desprecio a los logicistas y lo sistemáticos. Son muchos los que han visto en él el último de los metafísicos, al atacar él toda metafísica pero ofreciendo a su vez la gran última metafísica: la del superhombre. De hecho, escoge como protagonista a Zaratustra (el primer o de los primeros moralistas) para atacar toda moral, pero en el fondo, sin poder evitar su esencia, acaba moralizando de nuevo.
Como comentaba en otra reseña de las que aquí aparecen, Nietzsche siempre ha sido un autor que ha sido de la predilección de los jóvenes, de los estudiantes, etc. En definitiva, de una etapa de la vida impetuosa y rebelde, pero de enorme valua para forjar un espíritu maduro, crítico, excéptico y razonable. Pero curiosamente ( como comentaba con Nikkus) es un autor en el que pocos especialistas de la filosofía se han acabado "quedando", aunque le profesaran devoción en algún momento. Vamos, y de una manera mundana, que Nietzsche es como un "sarampión" que uno debe pasar si quiere ser más fuerte, más inmune, pero en el que uno no puede restar por siempre. Él mismo decía que lo que no nos mata nos hace más fuertes.
De veras, pienso que es un autor excepcional e imprescindible, vital en la trayectoria del pensamiento occidental. Eso no quita que haya que ir más allá de Nietzsche a posteriori como han hecho muchos y relevantes pensadores, sin olvidarlo nunca, sin despreciar las trampas que él señaló con tanta vehemencia en la historia del pensamiento.
Si te interesan los temas de este calado existencial o antropológico-filosófico te recomendaría "El puesto del hombre en el cosmos" de Max Scheler, entre otros. Y si quieres algo más literario, post-nitzscheano, pero claramente heredero de él, lee a Hermann Hesse, si no lo has hecho ya. Te recomiendo "Peter Camenzind", "Demian", "Bajo las ruedas" o "Narciso y Goldmundo". También "El lobo estepario", aunque yo empezaría por cualquiera de los otros. Yo lo descubrí por "Narciso y Goldmundo" y me conquistó para siempre. En él podrás apreciar uno de los caminos más interesantes y positivos de su herencia.
Me ha gustado mucho leer tu reseña. De nuevo, felicidades.
@Hamlet hace 12 años
Muy buena reseña Blackbird. ¡ felicidades!. Verdaderamente Nietzsche es un gran "seductor" del lenguaje y el pensamiento. En él se aúnan el poeta y el filósofo sin saber muy bien quien prepondera sobre quién. El interés de Nietzsche, "maestro de la sospecha", como se señalaba en reseñas y comentarios anteriores, es sobretodo en ese sentido. Como tu muy bien apuntas es temible con su martillo, ni el mismo Thor hubiera causado tal destrucción en pilares tan sólidamente cimentados generación tras generación. Cumple su promesa de que su libro es como un pozo en el que es imposible hacer descender un cubo y no recogerlo con alguna riqueza. Su problema es que su mensaje flaquea a la hora de dar soluciones y alternativas, incluso entra en él la contradicción, en su claro desprecio a los logicistas y lo sistemáticos. Son muchos los que han visto en él el último de los metafísicos, al atacar él toda metafísica pero ofreciendo a su vez la gran última metafísica: la del superhombre. De hecho, escoge como protagonista a Zaratustra (el primer o de los primeros moralistas) para atacar toda moral, pero en el fondo, sin poder evitar su esencia, acaba moralizando de nuevo.
Como comentaba en otra reseña de las que aquí aparecen, Nietzsche siempre ha sido un autor que ha sido de la predilección de los jóvenes, de los estudiantes, etc. En definitiva, de una etapa de la vida impetuosa y rebelde, pero de enorme valua para forjar un espíritu maduro, crítico, excéptico y razonable. Pero curiosamente ( como comentaba con Nikkus) es un autor en el que pocos especialistas de la filosofía se han acabado "quedando", aunque le profesaran devoción en algún momento. Vamos, y de una manera mundana, que Nietzsche es como un "sarampión" que uno debe pasar si quiere ser más fuerte, más inmune, pero en el que uno no puede restar por siempre. Él mismo decía que lo que no nos mata nos hace más fuertes.
De veras, pienso que es un autor excepcional e imprescindible, vital en la trayectoria del pensamiento occidental. Eso no quita que haya que ir más allá de Nietzsche a posteriori como han hecho muchos y relevantes pensadores, sin olvidarlo nunca, sin despreciar las trampas que él señaló con tanta vehemencia en la historia del pensamiento.
Si te interesan los temas de este calado existencial o antropológico-filosófico te recomendaría "El puesto del hombre en el cosmos" de Max Scheler, entre otros. Y si quieres algo más literario, post-nitzscheano, pero claramente heredero de él, lee a Hermann Hesse, si no lo has hecho ya. Te recomiendo "Peter Camenzind", "Demian", "Bajo las ruedas" o "Narciso y Goldmundo". También "El lobo estepario", aunque yo empezaría por cualquiera de los otros. Yo lo descubrí por "Narciso y Goldmundo" y me conquistó para siempre. En él podrás apreciar uno de los caminos más interesantes y positivos de su herencia.
Me ha gustado mucho leer tu reseña. De nuevo, felicidades.
@_926_ hace 12 años
Muchas gracias, Hamlet. La verdad es que Nietzsche ha cambiado en algo mi forma de pensar, o de entender las cosas. A pesar de no coincidir con él en todo, lo considero el autor más valiente que he leído. Es cierto que no propone muchas soluciones o alternativas, que, en esencia, es un destructor, pero creo que está bien así. Creo que no propone nada después de la destrucción porque supone que todo aquello que hagamos o creemos, una vez superadas las limitaciones del bien y del mal, de la moral, será lícito y positivo, de este modo no nos dice lo que hemos de hacer, sino que nos incita a destruir lo que hay y construir algo nuevo, lo que sea, en su lugar.
De Hermann Hesse he leído "Demian" -uno de mis libros favoritos- y "Bajo las ruedas", que no me pareció tan bueno como el primero pero que también me agradó muchísimo, de modo que tomo nota de tus recomendaciones, incluyendo "El puesto del hombre en el cosmos".
@Hamlet hace 12 años
De nada, Blackbird. Tienes razón. Nietzsche obliga a la construcción de algo lejos de errores anteriores. No me extraña que digas que te ha cambiado algo la forma de pensar. Es uno de sus grandes talentos: ser un revulsivo, que nos sacude con fuerza, y que nos induce a la "sospecha", a replantearnos las cosas, lejos de la cálida e inconsciente comodidad. "La genealogía de la moral" es otro de los suyos que me impactó muchísimo, sobretodo su teoría de la "transmutación de los valores". Es cuestionable filológicamente pero potentísimo intelectualmente, muy interesante.
Nietzsche siempre me recuerda algo que un profesor de la facultad de filosofía nos solía decir, que era algo así como "...si lleváis demasiados días felices, contentos, inquietaos y desconfiad. Algo va mal. Algo estáis pasando por alto" jaja Eso si es "sospecha". jejeje
Veo, también, que compartimos la admiración por Hesse!! jeje No dudes en darle un vistazo a los que te comenté, que espero te gusten tanto como "Demian".
Un saludo, amigo. Un placer leerte.
@_926_ hace 12 años
Otro para ti :)
@Poverello hace 12 años
Personal e intransferible reseña, Blackbird. Visceral al estilo del alemán. Tantos palos tocas que cualquier digresión al respecto se convertiría sin querer en un ensayo.
Comparto al 100% los comentarios de Hamlet. Nietzsche es a la filosofía y a la cultura lo que Freud fue para la psicología y la medicina. Sin ambos y sus sospechas no existirían la sociedad ni la cultura tal y como la entendemos, pues muchos de los pensadores posteriores hubieron de pensar lo que pensaron y concluir lo que concluyeron gracias al martillo (como bien dices) de estos dos seres tan apasionados como escasamente lógicos. Del mismo modo que muchos de los presupuestos médicos y psicoanalíticos de Freud han sido ampliamente superados e incluso corregidos con posterioridad, el cauce filosófico de Nietzsche ha necesitado ser concretado y 'logiquizado' más allá de su fuerza e ímpetu primigenios.
Soy católico y creyente, pero al igual que tú y que Hamlet, tengo muy claro que gracias a Nietzche mi forma de pensar y de enfrentarme (o mejor afrontar) mis creencias ha evolucionado y se han hecho mucho más lógicas y consecuentes. Tras leer la obra que nos ocupa me puse como un poseso a leer 'Genealogía de la moral', 'Más allá del bien y del mal', 'Anticristo', 'Crepúsculo de los dioses'... Lo que he aprendido a pensar gracias a Nietzsche y a los maestros de la sospecha no puedo agradecerlo con palabras.
Nietzsche nos pone frente al error del objetivismo, pero puede conducir si no reflexionamos con entereza al otro extremo de la balanza (igualmente dañino) del relativismo puro. Este es un tema infinitamente complejo e imposible de tratar en tan sólo unas líneas (ni miles), por lo que tan sólo invitaría a algo que aplaudiría el propio Nietzsche, que es a desconfiar de él mismo y sus planteamientos. Si no terminamos haciendo lo que bien apunta Hamlet: moralizar de nuevo y quedarnos en eso. El pensamiento se nutre y se elabora en base a conceptualizaciones, que de objetivas no suelen tener mucho; cuando tu profesor de religión te suelta la consabida perorata sobre Dios, la libertad, el bien, el pecado y la esclavitud está concibiendo esos términos según su propia elaboración de pensamiento, que ha su vez está condicionado por preceptos e ideas morales provenientes de su historia social, cultural y familiar. ¿Eso quiere decir que está equivocado? Pues es probable, como todos los estamos si no asimilamos que cada vez que hablamos lo hacemos desde unas concepciones morales propias y las hacemos objetivas y verdades absolutas. Lo dijo Melville, muy inteligentemente: 'todo el mundo está preso, quien no lo crea que intente escapar'. Como dije soy creyente, y no opino para nada que la libertad y la esclavitud se parezcan a esas entelequias de las que habla tu profesor de religión. Del bien y el mal para qué hablar, cuando lo único comúnmente aceptado por todas las culturas como 'raro' e inmoral (y con matices) es el incesto.
La libertad del Dios en el que creo consiste en parte en que le importa un verdadero pimiento que creas o no en él y ni hace depender de eso que seas feliz o que te... salves. Eso sí, hay algo que también es aceptado y común en todas las religiones, culturas y sociedades humanas aunque se le haga poco caso y que proviene como mínimo del Código de Manu, del que por cierto también habla Nietzsche en 'La voluntad de poder': "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti".
Perdón por la extensión para no decir nada, ja ja. Saludos a ambos.
@Tharl hace 12 años
Interesantísima reseña y comentarios. Poco podría añadir de valor aunque le dedicara más lineas de las que llevais escritas. Solo quiero plantear una cosa:
Eso que comenta poverello del común denominador de todas las religiones del "no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti" puede ser cierto (creo que sí aunque no pondría la mano en el fuego) pero se refiere (casi) siempre a los iguales... Y siempre hay aceptadas excepciones: a veces por que le quitan el status social a X y otras porque justifican los motivos de Y.
Curioso y conflictivo tema ese de la existencia o no de una mínima base moral universal. Piedra de toque para toda la problemática del relativismo moral y dogmatismo (etnocentrismo, etc.) Para aquellos que piensen que la filosofía es inutil y sin aplicaciones prácticas q
@Tharl hace 12 años
(se me cortó :S)
...y sin aplicaciones prácticas, que traten de comprender los DDHH y sus aplicaciones y reivindicaciones al margen de esta cuestión, e incluso que traten de conciliar los irreconciliables DDHH y Derechos de los Pueblos (en redacción desde hace años por la ONU).
Me leeré esta obra de Nietchsze a ver si me arroja algo al cubo que me ayude con estas cuestiones que me traen de cabeza desde hace años.
Saluditos! =)
@Poverello hace 12 años
También curioso lo de los DD.HH. que comentas, Tharl. Una Declaración 'Universal' redactada y aprobada por países occidentales, cuando la mayor parte de la humanidad no responde a esa realidad, y que ni tiene en cuenta aspectos tribales y de sociedades organizadas según otros cánones y obvia culturas ancestrales como la hindú. Vaya Universal que le ponemos.
Inciso. Cierto lo que dices de las leyes de Manu, de ahí mi apunte sobre que en ocasiones poco se cumple en base a protección del grupo, pero volvemos al inicio de la moralidad y la conceptualización: ¿qué entienden los pueblos por iguales? No todos lo mismo, ni dentro ni fuera de la propia sociedad. Hay infinidad de sociedades que consideran iguales a toda la humanidad intentando evitar hasta el límite cualquier confrontación: los esquimales, los lepchas, los yaganes... incluso algunos indios de Norteamérica como los soshones. Complejo todo, vaya.
@Tharl hace 12 años
Difícil esta la cosa para una moral universal entonces, con las repercusiones practicas y legales que eso tiene, si la esperanza es un relativismo moderado según las leyes de Manu (bastante relativas ya de por sí) y si dentro de estas el termino "igual" es una variable cultural, entonces bastante jodidos andamos compañeros. Parecemos abocados a un relativismo moral absoluto, con sus consecuencias...
Y ya no entremos en que racionalmente se puede considerar a todos como iguales, pero emocionalmente la cosa es bien distinta. Una cosa es la familia y otra el "otro"... por mucho que nos digamos lo contrario. Cuanto más se abre el círculo moral más fácil se desmorona ante los problemas...
Y luego están los DDHH que siendo universales presuponen una antropología culturalmente determinada detrás, y se pretende no solo que sean firmados, sino apoyados defendidos y seguidos en todo el mundo (para algo son universales), en nombres de la paz y la tolerancia. Y luego por otro lado se pretenden desarrollar Derechos de los Pueblos...
La moral parece un complejo despropósito, ¿Qué hacemos con ella después de que Nietzsche la destruyera?
Maldito Friedrich! Qué ganas tengo de leerte.
*Blackbird disculpa si me alejé sin querer del objeto de tu reseña.
@_926_ hace 12 años
¡No te disculpes! Divagando surgen muchas cosas interesantes, como lo de Manu, que, disculpad mi ignorancia, no sé quién es, pero me interesa mucho eso de su "relativismo moderado" ¡Iluminadme un poco, por favor!
Saludos a todos :)