KONTRACORRIENTE por _567_

Portada de WENDOLIN KRAMER

Kitsch, vendría a ser algo que pretende ser ostentoso, barroco y de mal gusto.
Retórica, vendría a ser una técnica eficiente que realza o deleita un escrito.
Amor, vendría a ser una cadena de sensaciones que nos ata a personas y cosas.
Muerte, vendría a ser el cese en sus funciones de un organismo vivo.
Empatía, vendría a ser el arte de un individuo para comprender a los demás.
Rareza, vendría a ser algo extraño que además aspira a ser poco común.

Venga, trazamos una línea vertical de arriba abajo con las mayúsculas de este primer párrafo, rollo jeroglífico davinci, y tachín tachán nos sale KRAMER, un apellido escogido al azar por la madre de la protagonista de esta novela, auténtica alma mater del microuniverso familiar formado por mami, papi y chiquitita dime por qué; un personaje delicioso capaz de arrancarte esas carcajadas literarias tan de agradecer en una novela de estas características (¿Cuáles son esas?, pues imaginen ustedes levantar la mirada del libro para cabecear en negación mientras lloran de risa y buscan una mirada cómplice entre los compañeros de viaje de un convoy de metro, un bus, una terraza de bar… nah! Se siente usted un incomprendido); también podríamos hablar un poco del sumiso padre de la chica o de algún otro de los estupendos secundarios que aparecen en la narración: Marvin Rodriguez (un treintañero que regenta una tienda de cómics en el Raval de Barcelona, dedos amarillos y uñas negras, el tío que más sabe de Spiderman del mundo, un superhéroe de barrio que comparte soledad con una muñeca hinchable llamada… Mary Jane), Francis Dómino (un ex-detective metido a gigoló que además ejerce de escritor clasicista, victoriano si me apuran, en sus ratos libres), además del resto del casting secundaprotasting que prefiero descubran ustedes mismos: Roberta Glanton, Clay Gómez, Liz Garo, o un tipejo llamado, ejem,… ‘Piscis Deprimida’.

Pero déjenme presentarles a la verdadera heroína de la función: Wendolin. Nuestra chica ya tiene 28 años, es pelirroja (recuerdo que los niños golfillos de mi banda asegurábamos que besar a una zanahoria o a una naranja debía saber… a fresa, lástima que hubiera tan pocas en ese inaccesible huerto asfáltico de la calle, y tuviéramos que conformarnos con el regusto a melocotón de las rubias), tiene la piel blanca inmaculada, los ojos profundamente negros y demasiadas pecas (dice su madre), su caótica habitación es similar a ese espacio privado en que crecen los sueños de muchos adolescentes de cualquier época: pósters de estrellas del momento, algunos libros inmortales que incitan a seguir leyendo SIEMPRE y sobre todo cómics, muchos cómics, tantos que Wen (el diminutivo lo usan sus allegados) vive en un universo paralelo donde se impone combatir a los supervillanos que pueblan nuestro mundo, y esos desgraciadamente son muchos. Y es por eso, que nuestra Superchica tiene una particularidad que la diferencia del resto de mortales: bajo sus ropas imposibles lleva siempre pegado a su piel de manzana golden un disfraz de superhéroe… por lo que pueda pasar.

Y lo que pasa es una historia rocambolesca de acción trepidante, el libro se lee casi de un vuelo, a pesar de esas casi 300 páginas, por su profusión de descacharrantes diálogos que se complementan perfectamente con el in crescendo de su rítmica trama. No piensen ustedes que otorgo una nota baja, me callo y digo que nada más lejos de la realidad de un subgénero, la literatura Freak, con esa mayúscula similar a la ‘S’ que Wendolin lleva bordada en el pecho de su traje, que además de ideal para trazar un distendido puente entre dos lecturas más ‘serias’, puede llegar a enganchar sobremanera a cierto sector de lectores amantes de la literatura basura (¡Cuantos hay mi fucking god!) y servirles de, venga va otra vez el puente, transición hacia lecturas de más hondo calado.-

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 3 votos · @_567_ no lo ha votado ·

Comentarios

@Poverello hace 11 años

Buena y curiosa reseña, Krust. No conocía a esta buena mujer, y no pretendo después del varapalo hacer un intento.

No he podido evitar acordarme de Kick-Ass, la peli, pues el cómic no lo leí. Ni asomo, ¿no? porque este me pareció pura sátira no imbecilidad.

En fin, como dijo algún compañer@ de SdL, es agradable leer una reseña que elimina opciones de la Wishlist.

Un abrazo.

@Faulkneriano hace 11 años

Toda una moda, paralela al desembarco de la Marvel, con toda su artillería, en el cine desde hace unos años: la revisión del concepto de superhéroe, desde perspectivas paródicas, humorísticas, míticas, sicológicas, religiosas o vete tú a saber. En televisión (Heroes) , en el cine, en el comic (el Kick-Ass que citaba Poverello, entre otros muchos) y ahora en la literatura. Ya en 1998 Rafael Marín Trechera, gaditano y buen escritor de ciencia ficción, escribió Mundo de dioses, en el que los superhéroes existían de verdad... Creo que aquí los tiros van por otro lado. Eso sí, la contraportada no se corta y cita a Kurt Vonnegut, nada menos.

Me he reído mucho con tu reseña, Krust. En estos días oscuros, se agradece.

@_567_ hace 11 años

No tergiverses mi opinión, Poverello, en ningún momento vapuleo la novela sino al contrario. Digamos que intento disfrazarla, ponerle un traje, de elogio. No creo que deba dar explicaciones a la nota de puntuación personal, un cinco es un aprobado, un Suficiente, para este tipo de lectura que en todo caso se acercaría más al 6 que al 4, aunque mirándolo bien quizá no haya entendido del todo bien tu comment…

Y perspectivas sociológicas también, Faulk, aunque no vas demasiado desencaminado con el resto de adjetivos que citas a la moda sobre estos autores tan irreverentes y diferentes en su autenticidad. A mí me gusta descubrirlos de tanto en tanto, aunque sólo me lleguen los más cercanos: Kiko Amat, Javier Calvo, ahora Laura, por lo que se agradece que cites al gaditano, ya sabes que esta gente suele moverse en circuitos muy pequeños, incluso locales, pero estoy convencido que los buenos de verdad acaban llegando al lector gourmet… Uff, la referencia Vonnegut, que a mí me gusta mucho, es una carga que puede resultar demasiado pesada para una escritora novel, pero apunta maneras…

• Por cierto, para quién pueda interesar, debido al relativo boom de esta Wendolin entre mucho frikilector, entre los que orgullosamente me incluyo, se ha anunciado la reedición de la primera novela de Laura Fernández, “Bienvenidos a Welcome”, ya puse la ficha en su momento, que se agotó debido al éxito de esta. Me alegro, porque me apetece leerla también.

Saludos a los dos y gracias por sobrevolar heroicamente esta reseña.-

@Poverello hace 11 años

Ok, Krust. Quizá me quedé más con el final ese de literatura basura, que visto bien no lo refirieras al libro en cuestión, que con lo del divertimento y distensión.

Y no he sobrevalorado tu reseña, que también me ha parecido enormemente divertida como comenta Faulk.

PD: la tergiversación no ha sido voluntaria sino interpretativa. Mis disculpas.

@lucero hace 11 años

Divertida y sagaz tu reseña, tu picardía nos confunde. Yo también quiero ser una frikilectora...pero qué es? Qué lee un friki?
Pero ahora, hablando en serio, defiendo quijotescamente las lecturas "puerta". Si sirven para despertar el placer de la lectura, de la conversación interior, abren otros mundos e ilustran con otras miradas...ya son libros buenos...para alguien, que luego saltará hacia otra calidad literaria...o no. Pero que en estas épocas ejerza la gimnasia lectora, es mucho.

@_567_ hace 11 años

No pasa nada, Poverello, ya sabemos que a veces cuesta mucho interpretar un escrito y por supuesto expresarse en los comentarios, que a veces dan lugar a malentendidos que en todo caso nunca deberíamos hacer demasiado transcendentales…

La reseña no sé, supongo que he intentado darle un toque acorde a la lectura que la ha provocado, lo que si que es cierto es que esta Wendolin es una novela muy divertida.
Me pones en un compromiso, Lucero, a la hora de definir lo que es un frikilector, aunque lo cierto es que tu misma lo defines muy bien con esa afirmación de “…cosas que provocan la conversación interior, abren otros mundos e ilustran con otras miradas”; viene a ser un poco eso: atreverse a adentrarse en aventuras arriesgadas, sin miedo a lo que puedes llegar a encontrarte entre líneas, con la mente abierta de par en par para que se ventile con el aire nuevo de jóvenes, y quién sabe si en un futuro geniales, propuestas.
Sí, en estas épocas negras, como apuntáis, se agradece la risa sana y bienintencionada.

¡Contra los Supervillanos, siempre!

@lucero hace 11 años

Soy frikilectora!!!!!!!!!!!! yes