TERRORISMO RELIGIOSO por EKELEDUDU

Portada de HISTORIA DE LOS INFIERNOS

Los líderes de las distintas confesiones católicas, para convertir a los no creyentes e incentivar a los fieles, podrían haber hablado del amor de Dios; a veces lo hicieron. Podrían haber impulsado la idea del combate espiritual, que mentábamos hace poco al comentar otro libro; a veces lo hicieron, y por lo general los resultados fueron nefastos, porque el concepto de desvió del sentido original. Pero de todos modos, el recurso preferido fue el más detestable y horrendo que podría haberse elegido: el Infierno. Muchos autores sostienen que todas las religiones creyeron en que, post mortem, el alma del justo era premiada y la del malvado era castigada. Craso error: al comienzo de este libro se hace precisamente un repaso de distintos Infiernos mitológicos que, en el peor de los casos, y aunque eternos, eran equiparables al letargo de los animales en hibernación, o al limbo que, durante varios siglos, los católicos aceptaron como destino final de las almas de los niños no bautizados. El Sheol judío, al que se menciona constantemente en el Antiguo Testamento, entraría en esta categoría.

Más tarde llegó Jesús, quien, sin embargo, habló poco y nada del Infierno; en todo caso, no concedió al tema, ni de lejos, la importancia que luego le concedería la Iglesia. Y es que Jesucristo, yo no lo dudo, nos quería mucho. Por lo tanto, fundamentalmente vino a hablar de amar a Dios y amar al prójimo. El Nuevo Testamento mantiene esa sobriedad de Jesús, ese laconismo a la hora de tratar del Infierno. Hay quienes suponen que esas menciones son alegóricas, hay quienes piensan que pueden estar equivocadas, hay quienes presumen que fueron alteradas por error o deliberadamente. Y es que la noción de un lugar de eternos suplicios reservado a los impíos, ni con la mejor buena voluntad del mundo es compatible con la imagen de Dios como un padre que nos ama.

Ahora bien, queda claro que los que no siempre amaron a su grey, fueron los líderes cristianos. De hecho, la forma de concebir el Infierno dice más de quien la profesa, que de la verdad tras dicha creencia; y ahí está el famoso Tertuliano, revelando una crueldad monstruosa mientras se regocija por adelantado con los sufrimientos que padecerían, según él, los pecadores. Cómo alguien pudo regodearse de manera tan abiertamente sádica, y pese a ello llamarse seguidor de Cristo, es algo que no se entiende. Y es que, en realidad, muy poco hay que comprender. Una cosa es segura: ahora Tertuliano y otros como él saben por experiencia propia si hay Infierno o no.

George Minois -de quien lamentamos que sólo otra de sus obras, HISTORIA DE LA VEJEZ: DE LA ANTIGÜEDAD AL RENACIMIENTO, haya sido traducida al castellano) nos habla en este libro de los vaivenes que a lo largo de la Historia experimentó este morboso dogma católico, compartido por otra parte con muchas otras confesiones cristianas. Se distinguirán infiernos teológicos y otros populares, autores que tenían visiones más moderadas y otros que competían en sadismo al describir los tormentos infernales. Veremos que algunos autores imaginaban el Infierno como una estancia temporal, similar, en consecuencia, a lo que luego fue el Purgatorio; que otros imaginaban que en el Infierno los réprobos gozaban de al menos un día semanal de descanso; que algunas estimaciones no muy mayoritarias teorizaban acerca de que algunos paganos y niños no bautizados se salvaban de la condenación eterna. Nos enteraremos de ciertos extremistas, que imaginaban que el sólo hecho de experimentar placer, reír o leer novelas (con lo que Sopa de Libros, me imagino, pasaría a ser algo así como un abominable antro de perversión) bastaba para ganarse el dudoso honor de arder por toda la eternidad; extrema injusticia, veremos que en algunas ocasiones se predicó a la aristocracia acerca de que el Infierno, para ellos, consistiría en poco más que una reprimenda por parte del Señor, mientras que a los demás se les aseguraba que les aguardaban torturas sin fin. También veremos cómo algunos autores pensaban que el Infierno en realidad no podía ser eterno, pero que no había que decírselo a los fieles, así éstos se portaban bien. ¿Cuándo se iba al Infierno: inmediatamente después de la muerte, o luego del Juicio Final? ¿Cuántos y quiénes serían los condenados?

En suma, el caudal de información recopilado por Minois es impresionante. Mete la pata, hay que reconocerlo, al hablar del apócrifo EVANGELIO DE NICODEMO como un libro distinto de los HECHOS DE PILATO: son uno y el mismo. Sin embargo, prolijo hasta en el yerro, lo que dice de cada una de estas obras -es decir, de la misma, aunque no lo sepa- es absolutamente exacto, y de eso puedo dar fe, por haber leído el Evangelio de Nicodemo. El repaso sigue un riguroso orden cronológico, y así podemos ver cómo iban cambiando de manera progresiva los vientos que soplaban en la Cristiandad respecto a este tema, hasta la época actual, en que sólo muy pocos profesan la tradicional creencia en el Infierno. No está de más, ya que estamos, hacer saber a esos pocos que ni vale la pena que se gasten en convencernos de su postura. Adoran a un Dios tiránico y monstruoso, aunque con absurdos pretendan hacernos creer lo contrario, y para adorar a un Dios así, mejor no adorar a ninguno... Aunque debido a ello uno vaya al Infierno. En tales circunstancias, al menos incluso allí sería mejor la compañía... En especial si el simple acto de leer nos hace acreedores a las penas eternas.

Escrita hace 11 años · 5 puntos con 4 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

Comentarios

@lucero hace 11 años

Excelente reseña EKELEDUDU. Invalorables son tus aportes en SdL de libros que no sean literarios y de temas religiosos, teológicos y de historia del cristianismo. No son comunes lectores de estos temas y menos que hagan comentarios calificados como el tuyo. Aprendo.
El infierno fué una herramienta muuuuy útil, bien utilizada. El miedo domina al ser humano. El miedo, la culpa, la cercanía de la muerte. Las inconsistencias de la Iglesia es lo que está llevando a la migración de su feligresía hacia otros cultos....o hacia ninguno. Un desamparo espiritual es lo que deja el cristianismo si no cambia su perimido discurso y se deja de pavadas como el infierno. Medieval che.

@Poverello hace 11 años

Buena reseña, Ekeledudu.

Curioso lo del tema del Infierno, del que también comulgan -valga la estupidez- nuestros hermanos y hermanas islámicos y judíos. Lo del dogma este de pacotilla viene auspiciado sin duda por la ascendencia judía de la religión cristiana, igual que lo de construir templos como si Jesús no dijera clarísimamente que Dios está en todas partes y hay que adorarle en espíritu y en verdad, no en este templo ni en Jerusalén.

Un dato importante es lo que comentas de la importancia que Jesús le da al tema de la Gehena -bastante escasa comparada con otros, desde luego, a pesar de ser creyente judío-. El evangelio en el que toma un papel más claro es en mateo, justo el único de los tres sinópticos dirigido y escrito para lectores judíos; en el resto de evangelios, las menciones al Infierno están condicionadas a que su auditorio sea judío o al hecho de hablar en parábolas (que casi siempre coinciden ambas), del mismo modo que cuando hace referencia a los mandamientos de la Torá, sólo lo hace cuando le pregunta un judío.

Creo que, como a mí, a Jesús le preocupaba más que fuéramos construyendo aquí un 'cielo' para todos que el si vas a quemarte vivo para toda la eternidad. Lo que está claro es que a ese tema le dedicó bastante más tiempo.

Saludines.

@EKELEDUDU hace 11 años

Gracias a ambos. Sí, en mi opinión la creencia en el Infierno degrada a Dios a la condición de vulgar tirano al que hay que adular y servir insinceramente, so pena de sufrir las consecuencias... Me parece que el Señor merece y quiere otra clase de fieles. Saludos, muchachos.

@Faulkneriano hace 11 años

Muy interesante, Ekeledudu, tu reseña. Yo soy más optimista y me leía hace ya años Historia del cielo, de McDannell y Dang. Puestos a elegir...

@EKELEDUDU hace 11 años

Pues el tema es que ése ni sabía que existiera. Muchas gracias.

@Tharl hace 11 años

Probablemente sean cosas mías, consecuencia de una imagen de la obra de Dante no comprobada, pero siempre me ha llamado la atención la semejanza entre el infierno y la laguna estigia. Así como todo coctel entre religión judeo-cristiana y pagana.

@EKELEDUDU hace 11 años

Bueno, un cuadro de Delacroix representa a Dante y Virgilio en el Infierno... Atravesando la Laguna Estigia, precisamente. Hermoso cuadro, por cierto.