DIOS ME HA HABLADO por Poverello

Portada de GRANDES ESPERANZAS

“Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros” (San Agustín).

Dios me ha hablado, a través del don gratuito reservado a uno de sus hijos: Charles Dickens. Comentar que estoy mudo y ahogado de emoción es quedarse muy corto, pues diría -de la manera quizá menos objetiva posible- que jamás gocé algo semejante; sólo sería capaz de acercarse un poco a este sentimiento desgarrador que me invade aquello que experimenté tras leer la visceral 'Cumbres borrascosas'. Mas ni de la forma ahora más subjetiva posible osarían mis labios comparar ambas. Y eso que no fue un inicio fácil: edición menuda y letra aun más; casi sin ganas. Pero merece la pena el riesgo de quedarse ciego leyendo (y hasta sordo y mudo) con tal de gozar lo inconmensurable de la narración y la prosa del buen Charles. Por momentos me contemplaba a mí mismo y no me era sencillo distinguir si lloraba de turbada emoción o de forzar hasta tal extremo la vista. No exagero un ápice.

De Dickens sólo había tenido la oportunidad de leer y recordar varios de sus cuentos navideños ('Historia de dos ciudades' me pilló demasiado púber y en una de esas edición... cutres, digamos, con viñetas añadidas cada ciertas páginas); esos relatitos que escribió para sacarse unas 'pelillas' en época tan propicia a la buena voluntad y a la mejor fe. 'Si por el mero hecho de embolsarse unas libras escribe así, como sin demasiado esfuerzo -me decía-, y construye a bote pronto algunos personajes tan entrañables como Trotty ('Las Campanas'), ¿qué será cuando se ponga en serio?'. Cuando le da por meterle interés le sale 'Grandes Esperanzas'. La prosa y el estilo narrativo de Dickens -ese don por el que ningún pago a cuenta hubo de hacer- da hasta rabia y desesperada envidia. Su cadencia natural, espontánea, fluida y esa innata capacidad para amarrar al potencial lector entre las dos emociones más alejadas de rango (la risa más abierta y el llanto más ahogado) en apenas dos párrafos supera toda humana posibilidad. Obra cumbre del movimiento romántico, el escritor depura hasta el cúlmen en 'Grandes esperanzas' su poderoso estilo narrativo, reteniendo lo mejor, obviando lo menos realista y resulta casi infructuosa la búsqueda de esos personajes unidimensionales tan enjuiciados como protagonistas de sus historias. Los hay tremendamente bondadosos (Joe, Biddy...) y rematadamente perversos (Compeyson, Plumblechook...), pero los actores principales de la trama, Pip, Estella, la señorita Havisham..., son tan comprensiblemente humanos que has de repetir una y otra vez con Pip que “yo mismo necesito demasiado que me perdonen y me orienten como para mostrarme severo con usted”. Claroscuros.

La necesidad de perdón planea a lo largo de esta renovada historia de hijo pródigo, pues eso es sobre todo Pip. Que nuestro querido muchacho sea pobre y aspire a revertir su situación económica es lo de menos, lo crucial es que cuando trabajaba en la fragua, compartiendo sus males y nulos remedios con gente tan 'vulgar' como él mismo, era feliz aun sin ser siquiera consciente de ello. El divertido sarcasmo de Pip a través de su vigorosa narración en primera persona desaparece de cuajo tras el primer acto (excepto gloriosos detalles como la caótica y divertidísima representación de Hamlet del capítulo XXXI); justo cuando nuestro héroe decide coronarse de majestuosidad. ¡Cuán dolorosas y humildes las palabras de Joe que opacan con lágrimas la mirada agridulce de Pip!: “no me encontrarás tantas faltas si piensas en mí vestido como para trabajar en la fragua (…). Ni la mitad de faltas si, suponiendo que quieras verme alguna vez, vienes y asomas la cabeza por la ventana de la fragua”. No importan las grandes esperanzas de Pip, la bondad o la maldad de sus fines, como no debieran importar aquellas que nos mueven a cada uno de nosotros si al hallarlas perdemos a la vez la absoluta certeza de que la felicidad no la da el vil metal sino la seguridad de no estafarse a uno mismo (“todos los estafadores del mundo no son nada en comparación con los que falsean consigo mismos”) y el descubrir que no hay oro en el mundo que pueda servir de crédito frente a las ingratitudes cometidas (“nunca, nunca, nunca podría deshacer lo que había hecho”). Dickens -saltando más allá de sus propias incongruencias- no nos invita a la resignación, sino a la bondad y a la justicia que nos elevan por encima de la imagen social, de las apariencias o de ese engañoso elitismo que pretende, a base de esfuerzo inútil, otorgar dignidad a las personas por lo que tienen o visten en lugar de por lo que son. Esa digna invitación, en su siglo y en el nuestro... es mucho.

Tal vez termino exagerando, antes pido disculpas por mi ineptitud pues “una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento” (Voltaire) y soy consciente de que mis letras hacen escasa justicia a la obra de Dickens, pero me queda el maravilloso consuelo que avanzó Thoreau: “lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a leerlos todos”. Sin duda, mi reposo será ya más calmo.

Escrita hace 11 años · 4.8 puntos con 12 votos · @Poverello le ha puesto un 10 ·

Comentarios

@lucero hace 11 años

Ya salí a ver si tengo alguna edición en mi biblioteca...pero no. Pues la bajaré y la leo en el e-reader.Emotiva reseña Pove .

@Tharl hace 11 años

Guau, ante una reseña que rezuma tal entusiasmo hacia la obra no me queda otra que añadirla a mi whistlist.
Nunca leí nada de Dickens, no me atraía demasiado, aunque tengo por casa TIENDA DE ANTIGUEDADES e HISTORIA DE DOS CIUDADES, y ya tenía decidido empezar por la primera. Sea cual sea el resultado le daré otra oportunidad con esta obra que nos recomiendas.

Un saludo.

@Tharl hace 11 años

Por cierto, seguro que Dickens es romántico?
Siempre pense que era un ingles, realista y autor victoriano. De hecho, ese es el motivo por el que no me atrae demasiado.

@Poverello hace 11 años

Ciertamente Tharl, es victoriano, el ejemplo clásico, pero lo victoriano no está reñido con el romanticismo, de hecho no es un movimiento literario en sí, sino una época histórica en la que convergen muy diferentes estilos: Jane Austen, Charlotte Brönte, Walter Scott, con concepciones muy dispares a la hora de escribir. Para mí, el Dickens tardío de 'Grandes esperanzas' es una fabulosa mezcla de la tradición romántica y la realista. Digamos que conjuga lo mejor de ambas, pero el enfoque de la historia y la emoción hacia sus personajes está más cercano el romanticismo... clásico, digamos, aunque algo que sí que es común a todos los escritores y escritoras victorianos es esa empatía hacia sus protagonistas.

La mayoría de los amantes de Dickens no recomiendan 'Historia de dos ciudades', por ser como un... apósito a lo común en él. No sé, demasiado chico era.

Abrazos a ambos.

@Tharl hace 11 años

Gracias por la información Pove, sobretodo por la aclaración sobre la obra, así si descubro que no me gusta el Dickens común, puedo reconciliarme con ella :) Además creo que puede ser un acercamiento al autor mucho más afín a mis gustos.

Por otro lado, sabía que "Victoriano" hace referencia a una época y no a un movimiento, es solo que por un extraño prejuicio mio me cuesta mucho pensar que de esa época haya podido salir algo bueno, o al menos que pueda gustarme y que no sea rígido, frío y positivista. Desde luego me cuesta situar algún romanticismo en ese contexto. Por supuesto, sé que esto es absurdo, pero es que es la época que menos me atrae o interesa que pueda imaginar. Y eso que me encanta O.Wilde.
En cuanto a los autores que nombras con diferentes estilos creo que Bronte y Scott son de la primera mitad del XIX o antes (Scott) y no del último tercio del XIX, de ahí su romanticismo.

@sedacala hace 11 años

Tharl, me dirijo a ti más que a Poverello, con el que coincido en casi todo lo relativo a Dickens, porque me sorprende mucho que un lector tan activo, entusiasta y vehemente como tú, aún no haya leído nada de Dickens; me deja perplejo que nos se te haya ocurrido la idea de leerlo cuando, sin embargo, te entusiasma Victor-Hugo, que es contemporáneo suyo. En esto creo que se debe seguir un criterio de elección que permita conocer a unos y a otros. Grandes esperanzas, que como ves impactó a Poverello, u Oliver Twist, o David Coperfield, que también las leí, pueden hacerte disfrutar del genuino Dickens, en cualquiera de ellas encontrarás lo mejor de su autor. Como referencia te puedo decir que Faulkneriano a Historia de dos ciudades, le puso un cinco pelón.

Yo Poverello, no lo calificaría de romántico aunque tomo nota de tus razones para hacerlo así. Los miserables, Ivanhoe, El conde de Montecristo, Frankenstein, o Cumbres borrascosas encajan a la perfección en los cánones del género, Dickens, en mi opinión no encaja; sus historias cotidianas dentro de la sociedad inglesa, están más cerca de mi juicio de un realismo costumbrista. No hay aventuras, ni viajes, ni ambientes exóticos o medievales, solo un prosaico y tenebroso Londres o alrededores. Además, la enorme personalidad de Dickens como escritor, y su fantástica habilidad como narrador, le convierten en una especie de caso aparte que no se suele enmarcar en este o aquel estilo porque su apabullante personalidad está por encima de todo eso.
Saludos.

@Faulkneriano hace 11 años

Bienvenido, Poverello, al club de los adoradores de Dickens. Y muy buena reseña, por cierto.

@Poverello hace 11 años

100% de acuerdo, sedacala, a Dickens no se le puede clasificar, porque de todo toma y construye algo totalmente opuesto. Tampoco soy capaz de enmarcarlo en el realismo que hablas por lo que comento de los personajes, su... moralina (en el mejor de los sentidos) y su estructura narrativa.

No sé, lo que tengo claro es que he pedido mucho el tiempo por mis prejuicios con Dickens, muy en la línea de Tharl. No se volverá a repetir.

@Poverello hace 11 años

Faulk, estoy levantando un altar en el salón. Ni por lo más sagrado releeré 'Historia de dos ciudades', se la dejo a Tharl :), no vaya a destruir la imagen como el becerro de oro.
Twist, Copperfield... me esperan. Mientras... agonizo.

@FAUSTO hace 11 años

Muy buena reseña, Poverello. Tu apasionamiento, casi una revelación (jeje, es broma), me hace confiar en las “grandes esperanzas” que tengo sobre esta novela. Dickens es un autor que no consigue entusiasmarme del todo, aunque hay fases, dentro de sus narraciones, que tienen un gran potencial: la fluidez y el atrapar al lector que explicas. Dejando aparte el relato fantástico de “Cuento de navidad” , de notable calidad y, hasta ahora, lo mejor que leído de él; las otras 3 novelas (“Tiempos difíciles”, “Oliver Twist” y “Almacén de antigüedades”) que he leído de él, y con características comunes, se han quedado en unos fuegos fatuos. Especialmente la última (aunque todas las he calificado como buenas novelas, con un 6), una narración que no llega nunca aburrir, pero sus personajes arquetípicos o, como tú los mencionas, unidimensionales llegan a desesperar, al igual que la excesiva sensiblería. Sólo se puede salvar el “malo”, Quilp, ya que está hecho a imagen del Ricardo III de Shakespeare: deforme, inteligente y capaz de encandilar con su elocuencia.
Tenía mis dudas de cual iba a ser la siguiente narración dickensiana (todavía no he tirado la toalla), estaba entre “Historia de dos ciudades”, que la tengo, y “Grandes esperanzas”; supongo que me decidiré por tu entusiasta recomendación.

Por cierto, al igual que a Tharl, me extraña un poco el término “romanticismo” que has empleado. Teniendo en cuenta los grandes protagonistas de este género, donde las emociones y los deseos gobiernan su destino, sin apenas importar otras circunstancias colaterales; mientras que las novelas de Dickens donde los sentimientos también tienen su importancia, tiene una clara tendencia a reflejar la realidad y los estragos de la Revolución Industrial, desde las condiciones de vida de la ciudad, las clases sociales, la corrupción de cualquier poder, la miseria, la delicuencia, etc.

El consejo de Thoreau es excelente, lástima (o menos mal) que para cada lector sea una fórmula diferente y con términos distintos.

@FAUSTO hace 11 años

Ups, he escrito mi comentario mientras tú ya habías contestado a la cuestión del romanticismo y el realismo.
Fallo mío, no me he dado cuenta hasta que lo he publicado.

@Faulkneriano hace 11 años

Pues si quieres poner más velas en el altar, lee Casa desolada. Aunque el bueno de Dickens tocó techo en Grandes esperanzas, para mí su novela más redonda. Dickens no tiene nada de romántico. Es... un género en sí mismo. Aunque la historia de la señorita Faversham hubiera encantado a las Bronte, y la primera y fantasmal aparición del prófugo en la novela tiene mucho de gótico (como puede verse en la magnífica versión de David Lean, Cadenas rotas)

Graciosa la ocurrencia faulkneriana. Claro, ¡qué voy a decir yo! Saludos. Ya tardas, Tharl, en leer a Dickens.

@Poverello hace 11 años

Ciertamente, como explico, se me fue la olla emotiva con lo de obra cumbre del romanticismo, como si Dickens pudiese enmarcarse... Quizá me parecía excesivo el entusiasmo de obra cumbre de la literatura universal. No era excesivo.

@Faulkneriano hace 11 años

Para nada. Grandes esperanzas es una obra cumbre de la literatura universal. Pocas cosas tengo tan claras.

@Poverello hace 11 años

A raíz del interesante debate sobre el estilo exclusivo de Dickens y su... nada romanticismo realista, recordé una curiosidad que olvidé comentar en la reseña. Justo después de terminar 'Grandes Esperanzas', un amigo y editor de Dickens (de cuyo nombre no consigo acordarme) le propuso cambiar el final, que en realidad no era el actual. Lo que sigue es spoiler gordo, por si alguien se retracta a tiempo, aunque nada podrá masacrar el goce de su lectura.
El final ideado por Dickens era de un realismo tan doloroso que fue convencido y nos dejó el actual, más... romántico y en cierta medida ilógico. La obra primigenia terminaba en el capítulo LVIII con un encuentro casual por las calles de Londres entre Estella y Pip; aquella había contraído segundas nupcias y desde luego, tampoco es que fuera muy feliz; se despiden y hasta luego. Aunque este final era más real y lógico en el plano consecuencial por el sentido trágico que rodea a lo largo de la obra cada uno de los encuentros entre ambos personajes, era frío y distante y quizá poco acorde con el tono melancólico de Pip. Por ello se cambió por el encuentro inesperado y en parte dramático de Pip y Estella en la casa donde se vieron por vez primera, pasean juntos y se reencuentran como amigos. El final original fue publicado una sola vez, por George Bernard Shaw, en una edición de los años 30, si no recuerdo mal (no es que estuviera presente, claro).
Nada hubiera desentonado, todo seguiría perfecto.

@Tharl hace 11 años

Visto lo visto en la reseña y los comentarios, estoy arrepintiéndome profundamente de no haber leído nada de Dickens, a quien siempre he relegado, pero jamás tachado. Tendré que remediarlo pronto, aunque sospecho por lo que dice Fausto que seré más de su opinión. O no, quien sabe.
Es una lastima no poder leerlo todo, Dickens, Dostoievsky, Nabokov, Zola, Balzac, Gene, Goethe, Thomas Mann… hay tantos grandes a los que deseo hincar el diente y aun no lo he hecho… :( Tengo que seguir más el consejo de Thoureau… .

Me anima más aun ver que ha bastado esta lectura para que Poverello desechara sus prejuicios similares a los míos. Me gustaría hacerlo con esta obra, pero ya que tengo en casa HISTORIA DE DOS CIUDADES y ALMACEN DE ANTIGUEDADES lo probaré con la última, aunque espero que me guste más que a Fausto.

Un abrazo!

@_567_ hace 11 años

Brutal la transformación de Pip que consiguió Dickens aquí, desde sus humildes orígenes hasta que se convierte en todo un caballero londinense, en mi opinión lo mejor de esta novela, y sin que se note en absoluto, en su pulso narrativo, el cambio de status social (y todo lo que ello acarrea) tanto en Pip como en el resto de personajes protagonistas o secundarios que gravitan a su alrededor, aquí debo apuntar que Estella me pareció excesivamente rep-Pip-i.
Por cierto, tan grande es la recreación de Pip, acaparando un protagonismo casi absoluto, que tampoco hubiera estado mal titular esta obra “Philip Pirrip” a la manera dickesiana de: “Oliver Twist” o “David Copperfield”, claro que personalmente yo hubiera prescindido de la cursilada de ese nombre completo, demasiado chirriante ¿no?, para titularla simplemente: “Pip”… claro que las grandes esperanzas del original hablan a las claras de las ambiciones de su personaje protagonista, eso sí, además, y ahora en serio, me parece un título precioso.

* No abuses de las citas ni de esos pensamientos místico-religiosos que tanto parecen guiar tu camino!!! Por lo demás, buena reseña y comments de cola. Saludos.-

@Faulkneriano hace 11 años

El final, abierto (aunque poco: el lector avisado sabe ya a qué carta quedarse) es de una gran melancolía y uno de los más hermosos de Dickens. El título, como bien dice Krust, está muy bien pensado: aunque sea una novela "de personaje" como Oliver Twist o David Copperfield, no le cuadraría igual como título el nombre del protagonista, porque ésta, a su manera (y como Tiempos difíciles, otro titulo programático) es una novela de tesis.

@Poverello hace 11 años

Hola, Krust.

No sé el tiempo que hace que leíste 'Grandes esperanzas', pero mi percepción no se parece casi en nada a lo que dices respecto a Pip y especialmente a Estella, pero como todo sería un soberano spoiler pocos apuntes puedo hacer sobre Pip. Estella es una niña sin corazón, en el sentido menos dúctil que pueda hacerse, y no soy capaz de considerar repipi a un ser educado en la frialdad y el daño.

Por otro lado, respecto a las citas y los pensamientos me ha sorprendido tu comentario, hablando de abuso. Pienso que son percepciones personales en base también a los propios condicionamientos sociales. Mis... pensamientos místicos los uso exclusivamente en las reseñas de autores cuyas obras tienen un alto componente espiritual o religioso y que, al igual que yo o cualquiera, elaboren el sentido de sus obras en virtud de su experiencia vital: léase Tolstoi, Hawthorne, Chesterton o el propio Dickens. Otra cosa es que no se comparta la opinión o el enfoque, que para eso se hicieron los gustos, pero si lees cualquiera de mis restantes reseñas: la última de 'Palestina' de Joe Sacco, Rimbaud, Céline, Hauptmann, O'Brien... no encuentro eso de lo que hablas por ningún lado, a menos que la ternura, la bondad y la justicia resulten ser términos religiosos y espirituales, esta vez sí en el sentido más peyorativo de la palabra.

Un abrazo, Krust, y disculpa si no he logrado explicarme bien en el último párrafo. Los defectos míos y de la escritura.

@BriGid hace 11 años

Tharl, yo personalmente para estrenarte con Dickens no elegiría ninguno de esos dos títulos que tienes, ya que de ameno tienen muy poco sobre todo "Tienda de antiguedades". Prueba si quieres "Oliver Twist" o "David Copperfield". A mi estas dos fueron de las que más me gustaron sin contar "Cuenta de Navidad" por supuesto.

@EKELEDUDU hace 11 años

No estoy seguro, pero creo que ALMACÉN DE ANTIGÜEDADES fue precisamente el único libro de Dickens que cayó en mis manos, y que me aburrió soberanamente; con lo que, pensando que toda su obra sería así, no me animé con otro. Tendré en cuenta el consejo que me diste a Tharl, Brigid, muchas gracias. Poverello, gracias a vos también por tu reseña. Entre ésta y los comentarios que han dejado, creo que volveré a animarme con Dickens, aunque más adelante, ya que si algo no me falta en este momento es libros esperando a ser leídos.

@Mayte hace 11 años

Gracias Poverello, al leer tu reseña me atreví con esta obra, y te estaré eternamente agradecida.
Adoro el personaje de Estella, es el que más ternura me inspira, conocer su historia y sus circunstancias vitales me ha suscitado más simpatía que el propio Pip, o Joe y Biddy (arquetipos de la bondad por excelencia), será que nunca me han gustado los malos malísimos y los buenos buenísimos..., si no la ambigüedad que pueden suscitar determinados personajes.
Me voy a por Casa Desolada...

@Poverello hace 11 años

No sabes lo que me alegro de haberte 'inducido' a leer "Grandes esperanzas" si te ha gustado, Mayte.

A mí, como comento en la reseña, me apasionaron todos los personajes, por muy extremos que fueran, tal vez, porque como he señalado en otros comentarios, me da rabia que nunca seamos capaces de creer que haya gente tan maravillosa como Joe sin poner en duda que los haya tan degenerados como Plumblechook, y en mi vida me he encontrado por suerte con personas tan extremas en bondad y maldad.

Yo también iré por 'Casa Desolada' en una de estas.