TALLA MENGUANTE, CORAJE CRECIENTE por EKELEDUDU

Portada de EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE
El autor de esta reseña ha idicado que contiene spoiler, mostrar contenido.

Scott Carey podría ahogarse en un vaso con agua, y no es en sentido figurado. Lo que ocurre es que, luego de verse expuesto a una ola radiactiva -y de que ésta potenciara, alterados, los efectos de un tóxico disperso previamente en el aire durante una fumigación-, el tamaño de Carey empezó a encoger de forma progresiva a razón de unos cuantos milímetros al día, para asombro de médicos escépticos que intentaron en vano detener y contrarrestar el extraño padecimiento. Y ahora, Scott, ya tan pequeño que resulta ilocalizable para las personas de talla normal, que lo dan por muerto, está atrapado en la, para él, abrumadora inmensidad del sótano de su hogar, a la búsqueda de agua y comida y bajo el constante temor de ser devorado por una viuda negra que convive en el mismo hábitat casero. Allí revive una y otra vez los instantes cruciales de su tragedia. Primero sobrevino la incredulidad, la vaga alarma silenciada por la esperanza, que se volvería cada vez más insensata, de revertir el inexplicable fenómeno; luego, la insoportable humillación de saberse distinto del resto de la Humanidad, la certeza atroz de saberse cada vez más vulnerable y la ira amarga y frustrada al convertirse su caso en un circo sensacionalista y morboso merced a los medios masivos de comunicación a medida que trascendía la noticia. Todo ello acompañado por el progresivo deterioro de sus relaciones sociales, laborales y familiares. Su mundo se transformaba con cada día transcurrido, y siempre para peor. Y ahora, en el sótano, cuando más solitario e indefenso está, todo lo que emprende empieza más o menos bien, pero termina en estrepitoso fracaso. En suma, las pasa negras.

Y sin embargo, no se rinde. A veces se siente tentado de hacerlo, a veces, seguro de que le queda poco tiempo de vida antes de disolverse para siempre en la nada, se pregunta por qué no abrevia sus padecimientos por la vía rápida, quitándose él mismo la vida; y sin embargo, el instinto de supervivencia se revela mucho más poderoso que cualquier otra cosa. El entorno de Carey se agiganta día tras día ante sus ojos, cada vez más siniestro y amenazante, pero él sigue luchando, aunque muchas veces con renuencia y angustia sin límites. Uno no puede menos que seguir sus andanzas reprimiendo casi el aliento en los momentos de mayor tensión, y prácticamente alentándolo a gritos cuando parece a punto de darse por vencido. A olvidarse del Hombre Araña, el Increíble Hulk y/o demás superhéroes invencibles o cuasi invencibles, repletos de poderes ajenos al resto del género humano y en innoble combinación con el guionista de turno para salir siempre victorioso: Carey, luchando solo un combate del que se sabe perdedor y sin el consuelo de los aplausos de un público admirado de su coraje inversamente proporcional a su talla, resulta más heroico que todos ellos juntos. Y el final de su historia, perfectamente sintetizado en la portada -en la que se lo ve esgrimiendo un alfiler contra la araña que amenaza su existencia-, será lógico y creíble. Después de todo, en el mundo real a veces no todo termina como uno desearía, pero, dependiendo de la actitud que se tome frente a la vida, ello no significa, necesariamente, que sea un mal final.

EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE es, no sólo una atrapante historia de ciencia ficción, de admirable suspenso y profundidad psicológica, sino también una metáfora intemporal. Porque aunque la ciencia niega la posibilidad de que la trama de esta novela se diera en la vida real, hallamos analogías en esas tremendas pruebas que a veces deben afrontar tantos seres humanos en evidente inferioridad respecto a sus congéneres por incapacidad física o mental, y que, sin embargo, resisten merced a un valor indecible, no menos invencibles ellos que el protagonista de EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE, dejando abrumados y avergonzados de nosotros mismos a quienes contemplamos su lucha silenciosa sabiéndonos cobardes y blandengues.

Este es el primer libro que leo de Richard Matheson, e incluye además varias obras cortas del autor, a saber: LA PRUEBA, MANTAGE, EL REPARTIDOR y EL DIABLO SOBRE RUEDAS. Este último fue convertido en un telefilme dirigido por Steven Spielberg, DUEL (1971), exhibido en cine en varios países, Argentina incluida, en este último caso bajo el título RETO A MUERTE; pero, en mi opinión, ni ése ni los otros relatos arañan siquiera la soberbia calidad literaria de EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE; y para ser franco, dudo que cualquier otra obra suya pueda comparársele, aunque, por supuesto, siempre se puede intentar.

No podemos menos que recordar la versión fílmica de este excelente clásico, rodada en blanco y negro en 1957 bajo la dirección de Jack Arnold y con Grant Williams encarnando a Scott Carey. Por cierto, una joya del séptimo arte, algo diferente del libro, pero de todos modos una honrosísima adaptación.

Escrita hace 12 años · 4.8 puntos con 6 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

Comentarios

@Poverello hace 12 años

La película es excelente, sin duda, y por tu reseña, un fiel reflejo de la obra literaria en la que se basa. Desde luego, el final, es como un auténtico tratado filosófico sobre el sentido de la existencia y nuestro diminuta participación dentro del Cosmos. Es una de mis películas fantásticas favoritas, y con unos efectos realmente sorprendentes para la época.

@EKELEDUDU hace 12 años

La película hizo algunas inevitables modificaciones respecto al libro, pero su espíritu permanece intacto, y especialmente en lo que hace a la filosofía que mencionabas. Da la casualidad de que también es una de mis favoritas, y sí: los efectos especiales eran notables teniendo en cuenta la época. Es más: la verdad es que a veces, los efectos especiales (y no hablemos de los guiones) parecen haber involucionado. No hay más que ver las viejas y queridas TARÁNTULA o ésta de la que acabamos de hablar, y compararla acto seguido con la más reciente (y pésima, desde mi humilde punto de vista) EL ATAQUE DE LAS ARAÑAS, para persuadirse de ello. Saludos.

@Faulkneriano hace 11 años

Matheson es un escritor que coqueteó intensamente con el cine: de hecho, todas sus novelas se llevaron a la gran pantalla, desde Soy leyenda a Más allá de los sueños, con resultados variables. La de Jack Arnold es una gran película y yo nunca pensé que la novela fuera mejor, como tuve que reconocer cuando hace unos años me decidí a leerla, con no mucho entusiasmo. Lo es, en mi opinión, porque muestra un exacerbado e hiriente realismo, una falta absoluta de heroicidad, una extraña amargura llena de detalles insólitos (como, por ejemplo, la atracción erótica que siente el protagonista, al que su mujer amedrenta, por la enana de una atracción de feria: probad a meter eso en una película norteamericana de los años 50) En fin, una pequeña joya del género fantástico, superando ampliamente los límites del género en una insólita reflexión sobre la condición humana. Muy recomendable. Y buena critica, Ekeledudu: desde luego, Scott Carey no tiene mucho que ver con un héroe al uso, pero su entereza es muy reconfortante y su extraña peripecia ilumina muchas zonas oscuras de nosotros mismos. No está mal para un escritor poco ambicioso literariamente, pero muy eficaz en según qué registros. En esta novela, desde luego, Matheson está inspirado.

@Tharl hace 11 años

Un libro más que se apunta a engrosar mi whistlist :( Tú y tu reseña tenéis toda la culpa Ekeledudu... HUM! ;)

No he visto la película, aunque me sonaba el título del libro supongo que por ella. Pero en ciertos momentos la reseña me ha recordado al magnífico corto que intercala Almodovar en HABLE CON ELLA, una delicia de corto magníficamente insertado en la que a mi gusto está cerca de ser la mejor película española jamás rodada. Supongo que ese corto es un guiño a esta obra, de hecho tiene bastante sentido que así sea si se entiende en el contexto de la trama de la película.

@EKELEDUDU hace 11 años

Tharl, lamento decir que no siento el menor remordimiento, que me encanta ser culpable y que espero seguir teniendo este tipo de culpas y a mi vez ser víctima de este tipo de "delitos" por parte de otros. Lamentablemente, no puedo decir si tenés razón en lo que hace a HABLÉ CON ELLA, porque no lo vi, y es muy difícil que pueda verlo, ya que no sé dónde proyectan este tipo de cortos, aunque se me ocurre que quizás pueda encontrarlo en Youtube. Faulkneriano, debo reconocer que yo tenía los mismos prejuicios que vos: después de ver la película, dudaba mucho de que el libro pudiera ser mejor. Muchas gracias a ambos.

@Tharl hace 11 años

HABLE CON ELLA es la película de Almodovar, el corto forma parte de la película, es un corto que ve el protagonista en el Cine Doré (la filmoteca de Madrid) y una metáfora de algo que ocurre en el film (no lo digo por posible spoiler) y en general reune el espíritu de toda la película, la cual te recomiendo enormemente.
Un abrazo, y gracias por tu "delito"

@EKELEDUDU hace 11 años

Gracias a vos también por la recomendación.