Hace tiempo que quería hincar el diente a Galdós, a LOS EPISODIOS NACIONALES y en concreto a este tomo. No me faltaban motivos: adoro el periodo que narra, me interesa enormemente la Historia que trata, y el renombre del autor parecía un certificado de calidad. Para colmo contaba con la recomendación de los usuarios de la web.
Ahora he terminado la lectura y el regusto me sabe extraño.
Lo primero que viene a mi mente tras degustar el libro es un lamento por no haberlo leído en mi adolescencia en lugar de mis encariñadas “Dragonlance”, mucho más huecas. Supongo que como buen adolescente de mi época me dio por las aventuras fantásticas y no por las históricas, por la narrativa contemporánea y no por la decimonónica. Estoy seguro que de haberlo leído entonces habría disfrutado mucho más esta aparentemente sencilla epopeya naval e histórica. Estoy tan seguro de ello, como incapaz soy de imaginar que habría sido de mi de haberlo hecho.
Dije “aparentemente sencilla” porque detrás de un estilo sencillísimo, poco ambicioso, con un soso narrador incapaz de silenciar su voz y sus interrupciones, carente de completamente lirismo y a veces de intensidad, nos encontramos con un ambiciosísimo proyecto (no solo por las dimensiones) calculado minuciosamente.
Como es evidente, Galdós, heredero del espíritu ilustrado, pretende iluminar al vulgo y compensar la pésima calidad educativa –una triste constante española- enseñando con sus obras la Historia reciente (por aquel entonces) de España. Objetivo para el que aun hoy es recomendable la lectura, y no solo como apoyo. Pero su proyecto va aún más lejos, no le basta con esto sino que desea crear algo más. Desea crear españoles. Pero por lo visto en esta entrega (y la siguiente) este español es un español difícil de encontrar, de ahí la motivación del autor: Esta rareza, es un español preocupado y comprometido con su nación, pero también crítico, culto, solidario, pacifista, liberal, con fe en el progreso sin perderla por ello del todo en la religión, y es además un español con dignidad y honor. Con este fin, Galdós no solo da uso de la Historia -con su inevitable interpretación-, de ese momento histórico que fue la guerra de la independencia, simultáneamente cuna, fruto, símbolo y auge del nacionalismo español, sino que crea una estructura anti-picaresca, en la que el pícaro se va redimiendo progresivamente de sus pecados según va madurando con el lector, hasta convertirse en un correcto españolito a la galdosiana.
Es por esto y su calidad, que Galdós no ha dejado de aparecer en los libros de literatura española ni aún durante el franquismo, a cuyo protagonista tal vez le habría convenido leer atentamente estos libros. De ahí que no sepa como me habría influido en la adolescencia la lectura de estos libros. Tal vez hasta Galdós habría logrado su propósito, o tal vez sus esfuerzos se disolvieran en una sociedad tan distinta a la suya, pero a la vez idéntica en tantos otros aspectos, algunos para desgracia; en una España que ha rechazado mucho de los atributos que Galdós quería enseñar, pero que ha aceptado otros con dogmatismo. En una sociedad que siglo y medio después de la publicación de este libro se encuentra en el estado en que se encuentra…
Por todo lo anterior, el público principal al que Galdós se dirigía, eran lectores jóvenes y/o lectores sencillos, lo que justifica su prosa y el envoltorio en novela de aventuras, en este caso navales. Estas aventuras son aventuras decimonónicas que nada tienen que envidiar de las aventuras marinas de Jack London o del estilo de Verne. Tampoco a la contra.
En cuanto a mi lectura, personalmente lo que probablemente más he disfrutado, son los hechos históricos y las batallas navales, pese a que Galdós remplace el carácter emocional propio del romanticismo, por un estilo más frío, didáctico y tal vez realista. Cuenta las penurias de la guerra sin recrearse en ellas, pero de una en una, de barco en barco, intercalando reflexiones racionales. Por suerte, o por accidente, aparece inevitablemente cierto lirismo que proviene del mismo acontecer histórico. Sí, me refiero al coloso de su tiempo, al mayor barco jamás creado por un imperio marítimo, a la española “Santísima Trinidad” rendida, recogiendo la bandera española, bajándola para que ascienda la inglesa. Me refiero al contraste entre estas dos armadas, estos dos imperios, y a la larga sombra política de Francia. Me refiero al papel de España relegado de protagonista europeo a juguete. Todo queda reflejado con un simple izar de banderas en unas cuantas toneladas rotas de madera, mientras el fuego flota en las aguas escarlata.
Escrita hace 12 años · 4.9 puntos con 8 votos · @Tharl le ha puesto un 7 ·
@sedacala hace 12 años
Veo que te decidiste por TRAFALGAR para comenzar a conocer a Galdós; me parece bien, ese fue también mi comienzo; y digo que me parece bien por que esta novelita, inscrita en el gran proyecto de LOS EPISODIOS…, es muy adecuada por que gusta…, aunque sea moderadamente. Quiero decir con eso, que te puede meter el gusto en el cuerpo por leer su obra, sin que, por otro lado, cuando pases a otros escalones más avanzados, notes una merma en el juicio que te va mereciendo. En esa línea diría que lo mejor es FORTUNATA Y JACINTA, y mi consejo es que lo leas cuando hayas pasado por alguna de sus otras obras menores, eso sí, dejando a un lado MARIANELA. Piensa que este hombre era una incansable máquina de escribir y su obra es ingente, quiero decir que entre tanto que escribió, en esta última novela le salió su lado más blando y llorón.
Yendo ya directamente a tu comentario sobre el libro, veo que has encontrado una gran cantidad de matices y aspectos reseñables en su lectura, más allá del simple relato de los avatares de los personajes en la gran batalla. Creo que hay algo que te hace ver cuando una lectura es auténticamente interesante de verdad, y es cuando te da pié, o se presta admirablemente a sacar a la luz un montón de reflexiones y reacciones que te ha provocado y que tienes la necesidad inmediata de escribirlas y analizarlas, para los demás y también para ti mismo. Y yo creo, que esto es lo que te ha pasado aquí. Tu reseña transmite intensamente esa sensación, aunque no sé, tal vez me equivoque.
Desde luego, ésta no es una novela en la que los personajes sean complejos y se caractericen por sus conflictos internos o sus dudas ante la vida. Y no es que eso se le dé nada mal al autor, pero claro, no aquí; este no era el sitio para todo eso. Aquí se centra en resaltar otras cosas; mencionas su interés en la creación de un sentimiento de españolidad que no era evidente ni mucho menos, en la época de la batalla, sí en la época de Galdós y por eso su intención de crear un “nacionalismo sano”, por así decir, en lugar del espurio que ya se estaba tramando en los sectores más reaccionarios de la derecha española. Me viene a la mente la jugada de Tolstoi con GUERRA Y PAZ, y no por las comparaciones literarias, que no son comparables, sino por lo del “nacionalismo sano”, o al menos, algo así me pareció a mí. Veo también, que has captado perfectamente la actitud formativa o didáctica de que quería impregnar todos sus escritos en su intento de mejorar la calidad moral de los ciudadanos, que debía dejar bastante que desear. También has captado (a pesar de su narración propia del realismo) cierto lirismo derivado de la épica impresionante de los acontecimientos, de una manera parecida, perdón por lo insistente, con la que Tolstoi resalta en su magna obra en Austerlitz o en Borodino. Por que esa épica trasladada por sus palabras puede llegar a conmovernos, por más que los españoles palmaran miserablemente allí, acompañando a aquellos orgullosos franceses. Igual que lo del Santísima Trinidad. En fin, a todo eso Galdós sabe ponerle el punto adecuado. No seguí leyendo nada más de LOS EPISODIOS…, por que me da pereza y por que sé, que tampoco es el mejor Galdós, o al menos el que a mí más me gusta. Su grandeza como creador de personajes maravillosos, no está aquí, y su lenguaje burlón y sarcástico tampoco. Creo que si perseveras en su conocimiento acabarás por disfrutar muchísimo con su lectura, mucho más de lo que se disfruta con TRAFALGAR que ya es bastante.
@Faulkneriano hace 12 años
Estoy de acuerdo contigo, Tharl, en que ésta es una novela de la que los más jóvenes pueden disfrutar mucho, entre otras cosas porque su protagonista (ese cautivador Gabriel de Araceli que protagoniza toda la primera serie de los Episodios Nacionales, esto es, las diez primeras novelas con alguna excepción, y termina de gallardo oficial en una España libre de franceses) es un adolescente que se asoma por primera vez a la vida (y a la muerte) encaramado en lo alto de un orgulloso buque camino del desastre. También porque la novela es sencila, directa y escrita con un entusiasmo propio del que todavía no ha cumplido los treinta años y se siente llamado a muchas cosas en esto de la literatura. No creo, por el contrario, que Trafalgar sea una buena novela "naval" entre otras cosas porque Don Benito no tenía gran idea del mar y sus cosas, como probó en La vuelta al mundo de la Numancia, otro episodio nacional bastante menos inspirado. Trafalgar es una novela de aprendizaje y, como tal, es modélica dentro de sus reducidas dimensiones; la entrada al mundo adulto de Gabriel, entre la sangre y el duelo, es descrita de forma muy convincente.
No creo, Sedacala, que el Galdós de los episodios sea menos ambicioso que el de Fortunata. Al revés, creo que su ambición es tan desmedida que no tiene igual en las letras españolas (con la posible excepción de Baroja y sus Memorias de un hombre ade acción) acercándose más a Balzac o a Zola que a otros escritores peninsulares. Me he leído algunos episodios sueltos y, de una tacada, las diez primeras novelas, justamente la serie de Araceli, y algunas de ellas me parecen espléndidas y, desde luego, el conjunto, irresistible. Es un conjunto de novelas luminosas, dentro del tema grave de la guerra, porque sus protagonistas son jóvenes que se aman, se juntan, se pierden y consiguen superar todas las dificultades. Los episodios siguientes son cada vez más oscuros y menos optimistas, con personajes menos heroicos (compárase a Salvador Monsalud con el joven Gabriel) y tramas cada vez más abstractas. No decaen en interés, sino en calidez, la misma que muestra este primer episodio de Pérez Galdós, recordado por muchas generaciones de lectores españoles.
@Tharl hace 12 años
Hola a todos!
Yo tampoco creo que en los EPISODIOS... Galdós sea menos ambicioso que en otras novelas suyas por todo lo que dije antes, pero por lo que habéis comentado aquí y en otras fichas, como la de FORTUNATA Y JACINTA, creo que la ambición se enfoca en aspectos diferentes (los que comenté en la reseña), y sin duda los personajes de esas otras novelas deben estar mucho más trabajados. En los dos primeros episodios que me he leído son bastante simples, estereotipos bien definidos que suelen representar un sector de la sociedad. Supongo que la ambición de Galdós en novelas como FORTUNATA se asemeja a la de Tolstoi en GUERRA Y PAZ mientras que en los EPISODIOS... se acerca más al proyecto Zola (salvando distancias).
Hablando de las semejanzas entre Tolstoi y Galdós, yo no había caído en ellas, pero por época histórica y por lo del nacionalismo sano parecen evidentes. No obstante, los personajes de Tolstoi me parecen más trabajados, su estilo bastante más maduro, su complejidad inmensamente mayor y mientras que un caso la voz del narrador me interrumpe y molesta la narración, en GUERRA Y PAZ me parece una delicia que ayuda a dar ritmo a la novela y no a interrumpirlo. De ahí que crea, sin haberla leído, que FORTUNATA... se asemeja más a Tolstoi que estos episodios.
Otra diferencia es que Galdós se me ha hecho demasiado adoctrinador. Aunque haya podido sacar a luz varias reflexiones pierden interés en cuanto que no las fomenta, empobreciéndolas. Me recuerda a las lecciones morales paternas argumentadas “porque sí”. Me parece demasiado didáctico y maniqueo, más que reflexivo, cosa que sin duda no ocurre con Tolstoi. Y me recuerda también un poco al mal llamado Cine Social (pues cuál no lo es) que en lugar de plantear un problema, concede las soluciones y en el mejor de los casos argumenta con el fin de convencer al espectador, no de hacerle reflexionar.
Aun así, ya que los tengo en casa, acabaré con esta serie, a la espera de los episodios más pesimistas y abstractos de los que habla Faulkneriano. Supongo que el joven Galdós era demasiado cándido aún, no solo cálido.
@Tharl hace 12 años
*GUERRA Y PAZ es de 1865
*LA FORTUNE DES ROUGON (el primero de la saga de Zola) 1871
*TRAFALGAR 1872
Es curioso que tanto al escritor Galo como al canario les inspirara semejante ambición al mismo tiempo. ¿Sabeis si Galdós comenzo su proyecto con todas las series en mente o inicialmente se iba a conformar con la primera?
@sedacala hace 12 años
Cuando dije que no es el mejor Galdós, maticé inmediatamente, que al menos no lo es para mi gusto. Es evidente, que el alcance a que aspira con los EPISODIOS NACIONALES es muy elevado, pero no deja de ser un proyecto en el que la componente “Formación del espíritu nacional” (expresión muy cargada de connotaciones, pero de un sentido literal que viene muy al caso), está muy por encima de la componente puramente literaria. Y en ese sentido, es en el que digo que prefiero el Galdós novelista centrado en su labor de creación literaria al margen de intenciones historicistas. Es exactamente la misma razón, por la que Tolstoi me gusta un poco más (sólo un poco más) en ANNA KARENINA, que en GUERRA Y PAZ.
@Tharl hace 12 años
Completamente de acuerdo. Salvo en lo de Tolstoi, que no me leí, aún, ANNA KARENINA.
Tengo de Galdós varios otros libros suyos (MIAU, LA INCOGNITA, TRISTANA y MISERICORDIA) para leerme tras la primera saga de LOS EPISODIOS, y la verdad es que tengo ganas de probar con ese Galdós que tanto gustaba a Buñuel, aunque no sé por cual empezar.
@FAUSTO hace 12 años
Excelente reseña Tharl, y no lo digo porque Pérez Galdós sea uno de mis autores preferidos. Siendo uno de los escritores españoles que más he leído, todavía no he empezado ninguna novela de sus “Episodios nacionales”. Al contrario que tú, quiero profundizar más en sus obras realistas (tengo el propósito de leer toda su obra de este género) antes de empezar por esta saga, que lógicamente iniciaré por esta novela. La convicción de seguir con el estilo realista de Galdós, ha “contribuido” tu reseña y los comentarios que se han vertido entre las diferencias y matices entre ambas líneas literarias. Evidentemente no tengo una opinión formada en tal debate, al carecer de experiencia en la novela histórica galdosiana, pero por las diversas opiniones, y ahora aquí, que se han dicho, parece palpable la calidad superior de sus novelas encuadradas en el realismo, con matices del costumbrismo y del naturalismo. Me parece acertada el “acercamiento” que menciona Faulkneriano con la obra de Balzac; yo le considero el “Balzac español”, y la “Comedia humana” del francés tiene muchos puntos coincidentes con la obra del escritor madrileño (por adopción y sentimiento).
Sobre las obras que mencionas, dejando aparte la sobresaliente “Fortunata y Jacinta”, me parecen notables “Tristana” (con un toque más macabro y cruel en la adaptación de Buñuel) y “Misericordia” que fue la primera novela y la culpable de engancharme a la prosa galdosiana. También añadiría “Marianela”, a pesar del evidente argumento plañidero y arquetípico que denuncia sedacala.
Lo dicho, gran reseña y bienvenido al mundo del “garbancero”.
@Faulkneriano hace 12 años
Buen debate galdosiano. Vamos por partes.
Tharl, Galdós tenía (según casi todos sus biógrafos, con Casalduero al frente) todos los episodios nacionales en la cabeza cuando comenzó a escribir Trafalgar. Puede resultar extraño en un joven que no había cumplido treinta años, pero hay que tener en cuenta varias cosas: una, que venía del mundo del periodismo, donde estas entregas seriadas eran más comunes; dos, que era un escritor extraordinariamente ambicioso, fecundo y muy seguro de sus fuerzas; y tres, last but nor least, que quería ganar dinero. Y los Episodios les produjeron mucho, mucho dinero. Ediciones sueltas, ediciones por series, ediciones ilustradas, ediciones en tafilete. Fue un asombroso éxito de público que no le impidió seguir con sus novelas "realistas" (escribió muchas, y muy buenas). Creo, además, que él no diferenciaba mucho unas y otras. De hecho, la primera novela que escribió, La Fontana de oro, era ya una novela histórica, antes de los episodios, que transcurría cincuenta años antes, durante el trienio liberal. Sus episodios, además, no introducen siempre grandes hechos (como la batalla de Borodino en Guerra y paz) sino pesquisas sociológicas muy interesantes, protagonizadas por gente común, y no por los grandes protagonistas de la historia. Hay, sí, descripciones de Trafalgar, de la batalla de Bailén, del sitio de Cádiz, de los Arapiles, de los asedios de Gerona o Zaragoza, pero muy alejadas de los parámetros de la novela de los "grandes hombres". Gerona, por ejemplo, donde no aparece Araceli, es toda ella una descripción angustiosa de la sórdida y mezquina lucha contra el hambre, verdaderamente angustiosa y de lo más antiheroica. Hay muchas novelas "de transición, donde no pasa mucho, en términos históricos, pero sí alimenta la trama "personal" de Gabriel Araceli (y demás personajes con él conectados) en busca de su fortuna. Y hablo sólo de la primera serie, porque es la que mejor conozco. No hay pues dos Galdós distintos.
Eso me lleva a lo que dices, Sedacala, sobre la "formación del espíritu nacional". Galdós era un liberal declarado, nada conservador: trató temas como el antisemitismo, la hipocresia, los males de la religión y el integrismo, la miseria de las clases bajas. Su teatro, como es sabido, movió verdaderos altercados y fue considerado hasta subversivo. Su saludable entusiasmo por novelar la historia reciente de España (cuando empezó a escribir Trafalgar se entrevistó con gente que participó en la batalla) no le impidió relatar "los males de la patria": el absolutismo, las luchas fratricidas, el inmovilismo. Si en las primeras entregas era bastante patriótico (léase Trafalgar) en las últimas era abiertamente crítico con lo que contaba: solía referirse a la época que novela en la quinta serie, de la revolución de 1868 en adelante, la más cercana a él, como "los años bobos", lo que da idea de su actitud. No me parece, pues, patriotero, conservador o acrítico, sino todo lo contrario. Pesaría también la edad. Cánovas la escribió estando casi ciego, ya en plena ancianidad.
Balzac y Zola (con Tolstoi no creo que tenga mucho que ver, aunque lo admiraba profundamente) pueden haberle guiado en sus ambiciones, como dice Fausto, pero los franceses construyeron grandes frescos sociales en La comedia humana (de tema absolutamente contemporáneo) y la saga de los Rougon-Macquart (que no es en puridad novela histórica, salvo que se inicia en los comienzos del Segundo Imperio Francés, unos veinte años atrás) Como dichos autores, los personajes de Galdós entran y salen de sus novelas como Pedro por su casa, pero sus novelas ( y no me refiero ahora a los episodios) son más independientes.
Galdós no me parece moralista (el que que haya leído a Pereda o a Palacio Valdés, que sí lo son, verán el contraste) aunque, desde luego, su voz narradora es inconfundible y a veces muy intrusiva. Es uno de nuestros grandes novelistas del siglo XIX (si no el mejor, con permiso de Clarín, gran cuentista pero poco cultivador de la novela) y no seré yo quien le ponga peros. Cuento con los dedos de una mano las novelas suyas que no me gustan (o que me parecen inferiores, aunque no exentas nunca de interés) así que cada uno comience por donde le guste. Aprovecha, Tharl, que novelistas de raza no se encuentran todos los días.
@Poverello hace 12 años
He decidido mudarme al universo de Matrix. Definitivamente. A ese apetecible lugar donde en un microsegundo aprendes a pilotar un helicóptero de élite, a dominar las más arcanas artes marciales y... ,supongo, a leer todo aquello que deseas sin estar sometido al estrés y al tiempo. La intemporal literatura necesita una vida también atemporal para poder ser fagocitada en su necesaria medida. Odio entrañablemente vuestras reseñas, vuestros comentarios y debates... Odio a Galdós, como a tantos otros clásicos de los que aún no leí nada y me someto a mí mismo a constantes latigazos.
Que os den, con inmenso cariño, eso sí, porque no vivo en Matrix, me quedará algo así como tan sólo la mitad de mi vida y se me hizo tarde para cumplir demasiadas cosas. Ya tenía en mis Wishlist a 'Trafalgar', hace tiempo, a 'Fortunata y Jacinta' no quería ni tomarle cariño (casi 1000 páginas, chéeeee). Pues ya se lo tomé, y la añadí.
Un odioso y destemplado abrazo a los cuatro.
@Tharl hace 12 años
Faulkneriano, estoy de acuerdo en que los EPISODIOS NACIONALES puedan ser más sociológicos que históricos (no se hasta que punto son separables estos dos términos o si uno es una forma de lectura del otro), pero ¿No crees que la psicología individual de los personajes es, al menos en los primeros dos tomos, algo floja? Probablemente se deba a ese mismo afán sociológico, pues cada personaje representa un estereotipo social bien definido o así lo he percibido yo. Quede claro que no creo que esto sea peor, pero sin duda, es diferente a lo que me espero del Galdós de otras novelas, como FORTUNATA Y JACINTA.
En cuanto al nacionalismo de Galdós, creo que no hay por qué asociar el nacionalismo con las posturas conservadoras, y menos en el siglo XIX. Ser nacionalista, creo, que tampoco significa, al menos en esa época, ser un patriota acrítico. Supongo que de ahí el concepto de "nacionalismo sano" del que hablaba Sedacala, aunque puede que lo haya mal entendido.
Con lo que sí discrepo es con que Galdós no es moralista ni didáctico en estas novelas. A mi me lo ha parecido demasiado en las dos entregas de esta serie, aunque esté de acuerdo con muchos de los valores que maneja. La estructura antipicaresca de esta entrega es un claro indicio de ello.
Es curioso, Poverello, tu mención a Matrix. No se cuantas veces, ni con cuantos temas (no solo la literatura), habré realizado yo esa misma reflexión y envidiado (con recelo, eso sí) el provecho que sacan en la película de un microsegundo. Aunque solo fuera para una primera lectura para descartar o no una siguiente en tiempo real. =)
Un abrazo!
@Faulkneriano hace 12 años
Cierto, Tharl, que los personajes de Trafalgar son sencillos y unidimensionales: llevas algo de razón en lo de los estereotipos sociales, aunque la cosa se complica bastante a medida que avanzas. En la segunda entrega, La Corte de Carlos IV (¿la has leído ya?) aparecen personajes tan retorcidos como el de Amaranta, verdadera creación literaria, con muchas aristas, y así sucesivamente. Cierto, también, que en el siglo XIX el nacionalismo era una fuerza progresista en la mayor parte de Europa, especialmente en las comunidades "oprimidas" como Italia; pero en España las cosas iban de otra manera, y las nacionalismos arrancaron más tardíamente en la periferia del estado. Y, para acabar, moralista no es lo mismo que didáctico, como saben bien los profesores. Puede que Galdós sea didáctico: al fin y al cabo se propone escribir para todo el pueblo español capaz de leer.
Poverello, no te dé envidia de los personajes de Matrix que aprenden sánscrito en un microsegundo: total, luego se dedican a dar patadas al aire, a largar parrafadas idiotas y a vestir de pena, así que no parece que les aprovecha mucho. Mejor leer a mano, a la antigua usanza, despacito y buena letra.
@Poverello hace 12 años
Como diría tío Ben a Peter Parker: "un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Yo sería inmensamente responsable, pero quisiera tener ese poder. Qué gran idea, Faulk, aprender idiomas en un microsegundo y poder leer poesía en el idioma en el que fue escrita. Me están dando más ganas en vez de menos.
Por los comentarios me tira más 'Fortunata y Jacinta'... Pero tengo que buscar ganas, que tras 'Resurrección' de Tolstoi (con él estoy) necesito un respiro.
@Faulkneriano hace 12 años
Galdós tiene novelas de todos los tamaños: a mí me gusta mucho la serie de Torquemada, formada por cuatro novelas cortas que giran en torno a las aventuras y desventuras de un prestamista. Tormento, La de Bringas, El amigo manso, El doctor Centeno, Miau, Misericordia o Tristana son excelentes y no demasiado largas. De Fortunata y Jacinta (obra más citada que leída: la serie de televisión dispensó a muchos españolitos culturetas de su lectura) puede echar para atrás su comienzo. esas decenas de páginas en las que traza la historia familiar, económica y social de los Santa Cruz, muy del estilo de Zola. Sedacala las recordará, que leyó Fortunata no hace mucho. El que persevere, encontrará un tesoro.
@sedacala hace 12 años
Hace ya año y medio que leí la historia de los Santa Cruz y demás familia, por que como el libro es largo, algunos personajes te acaban pareciendo como de la familia (de la del lector). Esto, Poverello (lo del tamaño) en este caso no es inconveniente, porque como te encariñas con los personajes, la lectura se convierte en algo bastante entrañable y no pesa. Pero creo que es mejor, el orden de menor a mayor; yo leí Tormento y Miau (nada que ver con gatos), y no tengo duda de que Tormento está mas cerca del estilo lacrimógeno, y Miau más cerca del estilo Zola por lo que recomiendo esta última sin dudar. Pero es en Fortunata donde al final, el lector se encontrará con una panoplia de personajes maravillosos, personajes complejos, pero a la vez entrañables, a los que acabas queriendo, sabedor de sus debilidades y de sus manías. En, fin Faulkneriano y yo podríamos estar aquí hablando horas, sobre los matices de cada uno; una delicia, de verdad que no pesa.
@Poverello hace 12 años
Pues creo que me lanzo a lo largo del verano con 'Fortunata y Jacinta'. También me pesa porque sería de biblioteca y lo máximo que te dejan aquí son 21 días (si nadie lo pide se puede renovar) y la presión no es buena compañera a la hora de leer.
Pues ya os iré diciendo cuando le meta mano. Gracias por todos vuestros comentarios.
@Tharl hace 12 años
Faulkneriano, me leí LA CORTE DE CARLOS IV justo el día que subí esta reseña, asique aun tengo pendiente subir la otra. Es cierto que el personaje de Amaranta es atractivo, pero al menos de momento, no le he visto las aristas de las que hablas. Es similar, de momento, repito, a toda dama intrigante de corte de tantos otros libros. Me pregunto en que personaje histórico se basa, si no recuerdo mal en un momento la asemeja con la Maya de Goya, asique tal vez sea la Duquesa de Alba.
Tienes razón en que moralismo no es lo mismo que didáctico, pero Galdós, al menos de momento, pretende inculcar valores morales.
Importante aclaración la de MIAU y los gatos, me lo había preguntado =)
No puedo hablar de FORTUNATA Y... pero personalmente adoro los libros de esas dimensiones (cuando son buenos. Excluid PILARES DE LA TIERRA). Creo que se entabla una relación emocional muy especial y única con ellos, su autor y sus personajes. Me veo incapaz de describir correctamente la sensación que me queda tras terminar un libro así, algo similar a una despedida de verano.
@Faulkneriano hace 12 años
Amaranta experimenta una larga evolución a partir de La corte de Carlos IV: sin desvelar secretos de la trama, te diré que tiene un papel crucial en el destino de Gabriel. Es, desde luego, un horroroso y antipático especimen de cortesana, con muchos secretos. No responde a un personaje histórico concreto, aunque Galdós tuviera in mente varios referentes, entre ellos la duquesa de Alba que mencionas (tan decidida como ella pero menos antipática). Como puedes ver, los verdaderos protagonistas de los episodios son personajes imaginarios, cosa que prefiero de largo. Me estomagan las novelas que cuentan las idas y venidas de Napoleón o Alejandro: para eso ya están los historiadores. En esto, curiosamente, Galdós sigue a su maestro, Walter Scott: Ivanhoe o Bois-Gilbert (por poner el ejemplo de una novela recientemente comentada en esta página) son imaginarios, aunque se codeen con el rey Ricardo o Robin Hood. Galdós hace lo mismo, y concede amplio protagonismo al pueblo llano. Si te fijas, cuanto más alta es la extracción social de los personajes, más sombras aparecen.
Miau es una espléndida novela sobre el tema del cesante y el fantasma del desempleo, tema que adquiere una rara actualidad en estos días.
@_567_ hace 12 años
Como he comentado mediante correo privado con uno de los contertulios de esta reseña, disfruto como un xino con los debates literarios de gran calado como este, este es el objetivo de este comment. Creo que no he leído nada de Galdós, puede que caiga algo en un futuro dada la gran variedad de obras que escribió, o por aquello de tener al menos uno en la lista para poder hablar con propiedad, pero también es posible que mantenga mi virginidad con este autor, lo de la “formación del espíritu nacional” es algo que me tira irremisiblemente para atrás, también mis innumerables, y reconocidos, reparos hacia cierto tipo de clasicismo literario.
Puede que me pierda algo bueno, claro que sí, en todo caso supongo que es una cuestión de seleccionar entre tantas lecturas por descubrir.
@Tharl hace 12 años
Pues ya somos dos chinos, Krust. :D
Falkneriano, apunto lo de Amaranta y lo sumo a mis argumentos para seguri con la serie =)
@lucero hace 12 años
Qué charla, por favor!!!!! Soy una ignorante galdosiana, tengo Misericordia abandonada y me siento culpable!!! Hago mutis....y sigo leyendo a los que saben...
@Hamlet hace 12 años
Impresionantes y admirables comentarios los vuestros a la fantástica reseña de Tharl. Leyéndoos, además de aprender uno se ve enardecido para seguir leyendo novelas, ensayo y lo que sea. Está conversación es un magnífico ejemplo de lo que es esta página: informativa, enjundiosa, amena, docta, variada, y un larguísimo etc. Gracias amigos por compartir está magnífica conversación.
Saludos a todos.
@Tharl hace 4 años
Me paso por aquí ocho años después aprovechando que estoy releyendo los Episodios nacionales. Me ha dado un poco de bochorno releer la reseñita que publiqué en su momento y otro tanto de nostalgia recordar nuestra conversación.
Ahora que he leído otras novelas de Galdós creo que puedo valorar un poco mejor Trafalgar. Lo que más me admira es la edad de Don Benito, ni si quiera treinta años. Y que en ese 1873 el panorama narrativo de España era la nada. El joven liberal optimista que era Galdós entonces no sólo pretendía crear españoles, tenía que crear al lector de novelas realistas que después disfrutaría además de Galdós, Pardo Bazán y Clarín. Es una pasada.
Me gusta un poco más que Trafalgar, La corte de Carlos IV que tengo ahora mismo a medias. Es más novelesca, con muchos más recursos y aparecen ya los personajes principales de esta serie de la que Trafalgar es sólo una justa introducción.
Una cosa que me sorprendió tantísimo de Trafalgar: no hay escenas. Como novela naval Trafalgar es un desastre. Creo que Faulkneriano acertaba de pleno. Pero aún más sorprendente es que siendo una novela de aventuras no haya acción, es decir, ¡ni una escena! Lo más parecido es la descripción concreta de un momento que se lee como si fuese una litografía de la época: dos viejos marinos fantaseando como niños con la guerra, el niño jugando como un reflejo de ellos, la esposa pillándoles infraganti. En cambio, todos los sucesos de la batalla de Trafalgar resultan traspuestos en estilo directo por otro personaje. No son escenas, son relatos retóricos de los hechos por personajes pintorescos.
Este es, tal vez, mi mayor inconveniente con el joven Galdós de estos episodios. Es demasiado retórico. Creo recordar que para Gerona ya iba volviéndose más moderno, pero estos dos primeros episodios parecen escritos con el mismo amor a la retórica que tiene el padre de Inés por Horacio. Incluso en el Galdós de Fortunata y de Miau queda algo de esta afectación retórica, pero allí Galdós ha aprendido a construir escenas y de Dickens la alegría de los detalles de tal modo que es más un rasgo de estilo que una limitación.
@Faulkneriano hace 4 años
¿Ocho años? Qué barbaridad.... Menos impresión me causaba cuando las reseñas o comentarios se fechaban como "más de un año"