A VUELTAS CON BRADBURY por Faulkneriano

Portada de EL PAÍS DE OCTUBRE

La muerte de Ray Bradbury me ha hecho dudar un tanto de mis propias percepciones críticas. Cuando me enteré de la noticia, lo sentí profundamente, porque las lecturas de la adolescencia tienen algo de maravilloso, y recuerdo perfectamente el día de verano en que devoré Crónicas marcianas. Pero, como expresé ya en algún lado, tengo mis dudas acerca del Bradbury novelista y algunas certezas sobre lo irregular que podía ser el mismo Bradbury a la hora de pergeñar sus siempre entrañables cuentos. Así que he rescatado El país de octubre, espoleado por la curiosidad de asomarse a su producción más o menos (los géneros en este autor son siempre problemáticos) terrorífica.

Es el Bradbury muy joven, veinteañero, anterior incluso a sus Crónicas, que empezaba a publicar a la sombra de August Derleth, el guardián de la memoria de Lovecraft, en revistas del género. En su estilo completamente reconocible, formado ya, pergeña sus ficciones a medio camino entre la permanente nostalgia y la invención más fantasiosa. Es curioso que los cuentos se sitúen, cuando se tiene a bien indicar ese dato, a fines de los años veinte, cuando el propio Ray era un crío de pueblo del Medio Oeste. El irremediable nostálgico que fue siempre Bradbury aparece ya... ¡cuando no tenía ni treinta años!

En el campo del terror se muestra tan heterodoxo como en el de la ciencia ficción. Hay vampirismo... ¡pero vaya vampirismo! (Reunión de familia, un relato, por cierto, que anticipa esa vuelta de tuerca que se da a la noción de "normalidad" y que luego llevaría Richard Matheson a su máxima expresión en Soy leyenda) Hay cuentos "de fantasmas"... aunque tampoco sea muy apropiado el término (El lago o El emisario se animan en sus respectivos finales con presencias espectrales... muy especiales: el segundo, por cierto, tiene un final que tiene mucho que ver con el superclásico La pata de mono de W. W. Jacobs y, en última instancia, con el maestro Poe). Algunos cuentos son decididamente grotescos e incluyen escenarios muy queridos al autor: un corro de patanes (El jarro, magnífico) o las polvorientas ferias rurales que aparecen en El carnaval de las tinieblas (El enano) Otros son desesperadamente macabros, como La alcantarilla, en el que puede detectarse una morbosa complacencia en la muerte y en la corrupción. Se anticipan temas y situaciones propias de The twilight zone o del primer King (Esqueleto) Los más ambiciosos y metafóricos (La guadaña, en principio una espeluznante visión de la misión que la Muerte lleva a cabo) no son siempre los más logrados, porque el autor no está todavía muy seguro de sí y algunos temas le quedan algo grandes. Hay más de uno (y más de dos) inverosímiles y fallidos, pero se compensan con una obra maestra, a mi juicio, que pone el listón muy alto a los que traten el viejo tema de los paraísos cerrados, de los recluidos que confunden las cuatro paredes de su casa con el mundo: La caja de sorpresas.

Las colecciones de cuentos tienen eso que a algunos disgusta: son como un surtido de golosinas más o menos apetitosas. Deben tomarse poco a poco, saborearlas y grabar en la memoria, si no todas, sí aquellas que más agradaron a tu paladar, y apreciar ese aire de familia que tienen a veces tales recolectas (que es el caso de ésta) El joven Bradbury era un talentoso escritor, de eso no cabe duda, pero no siempre acertaba. Recordemos sus aciertos, ahora que ya no puede repetirlos.

Escrita hace 12 años · 5 puntos con 8 votos · @Faulkneriano le ha puesto un 6 ·

Comentarios

@_567_ hace 12 años

No he leído ninguno de los cuentos de Bradbury, aunque estoy convencido de que algunos de ellos me gustarían a tenor de los recuerdos que tengo sobre las adaptaciones que hacía Chicho Ibáñez Serrador en sus "Historias para no dormir" (donde firmaba las adaptaciones de guión como ¿Luis Peñafiel?, pero era el mismo...), posiblemente fue la primera persona a la que escuché mencionar el nombre de Bradbury, allí sentado en su sillón orejero, fumándose un puro de los buenos, con la barba y las gafas como señas de identidad y recomendando fervorosamente conocer al autor si no ya con sus colecciones de relatos, con sus clásicos (Farenheit, el árbol de las brujas...). Saludos.-

@FAUSTO hace 12 años

Seguramente tienes razón en que sea mejor cuentista, Faulkneriano. Dada mi experiencia deslumbrante con las historias de “Crónicas marcianas” y las no tan afortunadas (salvo la notable “Fahrenheit 451”, aunque fue después de una relectura) tres novelas siguientes.

¡Y cómo no!, yo también recuerdo con cierta nostalgia los programas del entrañable Chicho. Ahora mismo recuerdo uno titulado “La sonrisa” que estaba basado en un cuento de Bradbury. Con alguna semejanza a la mencionada “Fahrenheit 451”, y en un futuro parecido a la Edad Media donde se organizaban una especie de hoguera de las vanidades. Bastante impactante.

@Faulkneriano hace 12 años

Fausto, ya veo que has leido (somos los únicos, al parecer) La feria de las tinieblas. A mi me gustó aún menos que a ti, al parecer. Debe ser una de esas novelas de Bradbury "no tan afortunadas" que citas. No he visto novela que tuviera más papeletas para gustarme: las ferias antiguas siempre me han parecido un terreno abonado para lo misterioso. Pero aquí el sentimentalismo de Bradbury echa todo a rodar y el desenlace es tan aleccionador como pueril. Lástima, porque tenía un planteamiento deslumbrante.

@nikkus2008 hace 12 años

Gracias por recordar a Bradbury. De este libro he leído la mitad de los cuentos, por esta razón aun no lo he reseñado. Me has aliviado la tarea Faulk. Coincido en la irregularidad de las colecciones de cuentos y con tu comparación de las golosinas. Me ha gustado sin embargo ese relato terrible en su significado que es "La guadaña". Hay otro que creo no has mencionado que me parece excelente y que es "La multitud"; esto si no estoy metiendo la pata y este relato está contenido en este volumen. Dicho relato, habla de (y me da escalofríos) de esa extraña multitud que se agolpa luego de un accidente de tránsito, aun en lugares despoblados, inhóspitos. Está bien narrado y a partir de aquel momento siempre observo ese misterio, tan espantoso por ser absolutamente cierto.
Me gusta Bradbury más que a vos evidentemente, pero es cierto que este no fue, hasta donde lo leí, lo mejor de él.
Gran reseña, con detalles y precisiones de los relatos más destacados, como me gusta a mi.

@Faulkneriano hace 12 años

Cierto: La multitud es un buen cuento. Muy inquietante, muy moderno, de buena factura (el joven Bradbury se permitía algunos experimentos formales que luego abandonó) y de perenne actualidad: hay algo malvado en las multitudes de mirones, de los degustadores de la desgracia ajena. Da que pensar. Lástima de final, un tanto aguado. La guadaña es algo ampuloso, aunque la imagen de un hombre enajenado, con los ojos vacíos, segando un campo como un poseso, es poderosa.

@nikkus2008 hace 12 años

Voy a interrumpir "Vuelo nocturno" para leerme esos dos cuentitos: "La caja de sorpresas" y "El jarro". Me está gustando este de Saint-Exupery; esas descripciones de las vastas extensiones del sur argentino, cuando el crepúsculo se avecina, es emocionante. La soledad del sur (no del sur alegre y verdoso y lleno de lagos azules: no de Bariloche, San Martín de los Andes, El Bolsón, etc.) es infinita; la sensación casi agobiante de la enormidad del espacio y el peso formidable del tiempo (con su carga milenaria, infinita) se te meten como una profunda espada en el pecho; hacia el atardecer, en medio de dichas extensiones, desérticas, yertas y casi heladas, aun en verano, digo, hacia ese momento tan particular del día, cuando la luz del sol pega una enfermiza y y no ya dorada, espléndida luz, sino esa luz desganada, agonizante, tan característica de los ocasos invernales, en los flancos de las montañas marrones, no verdes, dan unas bellas ganas de fundirse con la tristeza del paisaje, lentamente.
Me fui al diablo, pero para quienes tengan la posibilidad de ver el sur argentino, tanto el triste como el rebosante de vida, no pierdan esa oportunidad.

@lucero hace 12 años

Me sumo a la invitación de @nikkus2008, el sur argentino es un desierto deslumbrante, donde sólo vive el viento y la luz. Hermoso mi país...

@FAUSTO hace 12 años

La verdad es que fue una lástima “La feria de las tinieblas”. La he calificado como una “buena” novela por el inicio llamativo del argumento, donde la trama tiene un halo de misterio con esa feria mágica y el personaje enigmático del “hombre ilustrado” (más tarde descubrí que era el título de una selección de cuentos). Luego, se va diluyendo el interés según pasan las páginas y el final, no recuerdo si era pueril como dices, pero sí bastante decepcionante.

@Faulkneriano hace 12 años

Lucero, nos coge un poco lejos... y estamos en crisis. Y Nikkus, no pares de leer Vuelo nocturno: es una novela verdaderamente buena, que demuestra la gran calidad de la poética escritura de Saint-Exupery mucho más claramente que el Principito de marras, por el que siento un cordial rechazo.

@nikkus2008 hace 12 años

No me "pinchen el globo" con "La feria de las tinieblas"; trataré entonces de ser lo bastante pueril como para que me guste; tal vez la advertencia sea para mejor. Estaré preparado para cuando le toque su turno.
Y te hice caso Faulk, no paré la lectura; es tan breve el libro que ya debería haberlo terminado, pero ando con poco tiempo, demasiado poco; después de esto, volveré a la novelita.
Gracias por sumarte querida lucero, pero parecemos, los dos, de una agencia de viajes, jeje; si nos pagaran algo de "guita" al menos...¿o no?

@lucero hace 12 años

Nooo, decimos que nuestro país es hermoso, un poco de buena pubñicidad en Europa nos hace falta....
No he hecho aportes para este libro de Bradbury, que sé que leí, hace milenios y del que casi no recuerdo nada...por eso ni lo voté.