AUTOFLAGELARSE por Poverello

Portada de A SANGRE FRÍA

"Cuando Dios te da un don, también te da un látigo, y el látigo es únicamente para autoflagelarse". Lo dijo Truman Capote, y quizá sería más que necesario recordar la frasecita y tenerla presente antes de meter la nariz entre las páginas duras y subyugantes de "A sangre fría". ¿Y eso? Es muy probable que hasta el propio escritor no la olvidara en una sola de las líneas que pulen su relato del horrible crimen cometido en Holcomb por Dick y Perry, y del que todo el mundo sabe ya las consecuencias (sin temor a spoiler).

Es fácil juzgar -casi todos lo hacemos a diario, se nos da de lujo-, lo jodido es entender, ponerte en el lugar de... "No critiques a tu hermano antes de haber caminado diez kilómetros en sus mocasines", que decía el proverbio indio. Perry y Dick son unos desgraciados, unos degenerados hijos de perra, sí ya lo sabemos... pero no hemos andado diez kilómetros, ni un solo palmo con sus mocasines.

Dicen, con algún margen de error pues ese logro habría de llevárselo quizá Rodolfo Walsh con "Operación masacre", que "A sangre fría" inaugura la época del llamado Nuevo periodismo, pero no restemos méritos al escritor estadounidense en ninguna de sus facetas. Si la virtud de un periodista habría de estar en no prejuzgar, en intentar -dentro de la absoluta imposibilidad de nuestra humana condición- ser imparciales, contar lo que ha pasado permitiendo que el lector/a sea quien se coma el tarro... justo es eso lo que consigue Truman Capote: tras leer la última hoja, el último renglón de la obra, los pensamientos, rabias, congojas con los que te quedaste a solas son exclusivamente tuyos, y no has de culpar a nadie por ellos, únicamente a ti.

Dick, minutos antes de ser ahorcado, y como absurda contradicción de lo que es su verdad nos clava sus últimas palabras: "Sólo quiero decir que no os guardo rencor. Me enviáis a un mundo mejor de lo que este fue para mí". Yo soy incapaz de verlo como ironía, será deformación profesional, por mi trabajo en una Comunidad Terapéutica con personas con problemas de drogadicción, donde casi a diario descubro lo cierto de la máxima de Renoir: "Lo terrible de este mundo es que todos tienen sus razones" (La regla del juego). Quien no haya hecho alguna burrada que tire la primera piedra.

Y bueno, ya que me ha dado hoy por las frases, para quien no soporte la crueldad de la novela, para quien la acuse de espesa (no digo que no lo sea, pero el buen café debe ser así, sino no es café), he de terminar con otra de Capote: "El buen gusto es la muerte del arte". Adiós muerte, bienvenido Capote.

Escrita hace 12 años · 4.6 puntos con 5 votos · @Poverello le ha puesto un 8 ·

Comentarios

@lucero hace 12 años

Es espesa y es mordaz, comparto tus apreciaciones. Se odia y compadece a esos dos desgraciados.
T.Capote como Walsh y tambien T.Eloy Martínez toman la crónica y la llevan al género narrativo, carecen a menudo de un trabajo con la palabra, no debemos esperar descripciones ni belleza alguna en el texto, sino realidad tirada a la cara del lector.El escritos se involucra con la historia, ES parte de la historia, visitando a los detenidos y entrevistándolos.
Luego, Capote imprime un cinismo sutil que no se percibe hasta que ha pasado un tiempo y uno recuerda "A sangre fría" y no sabe si es el crimen, los asesinos o Capote los que dejaron ese regusto.
Gracias por tu reseña.

@Poverello hace 12 años

Vaya que sí, Lucero; yo soy incapaz de sacármelo de la cabeza y lo leí hace como un año o más. La historia -pasada y presente- de los dos pobres desdichados, con su sequedad descriptiva, daña porque casi no sabe uno a qué atenerse. Es una pena que en la película de Brooks (que me encanta, no tengamos conclusiones equivocadas) se centraran más en el thriller que en el drama brutal de ambos personajes. "Infamous", siendo pero film, es capaz de ahondar algo más, pero una vez más, parece no ser políticamente correcto -aún más en los USA- comprender a "los malos".