NI TANTO, NI TAN POCO, PERO SIEMPRE PERSONAL por EKELEDUDU

Portada de CORUM. TRILOGÍA DE LAS ESPADAS

A Michael Moorcock, famoso autor de fantasía heroica y ciencia ficción, se le pueden reprochar muchas cosas, pero no que sea mero imitador de otros. Al contrario, es bastante personal, quizás demasiado para mi gusto. Por ejemplo, sus obras de fantasía heroica tienen lugar en un conjunto de universos paralelos al que llama "el Multiverso", término que, hasta donde tengo entendido, no inventó él, pero que contribuyó a popularizar. Todavía más extraño es el hecho de que todas esas obras cuenten con un mismo protagonista, al que Moorcock llama "El Campeón Eterno", aunque en distintas manifestaciones; más o menos como si se tratase de un mismo actor, siempre protagonizando películas de aventuras, pero en distintos papeles. Por último, digamos que el Multiverso de Moorcock aparece regido por dos fuerzas o principios opuestos, la Ley y el Caos, que deberían estar nivelados por algo llamado la Balanza Cósmica, pero tendientes, parece, a luchar cada una por el predominio sobre la otra. Cada uno de estos principios rivales tiene sus dioses, los cuales tienen su contrapartida en el bando opuesto. Más que por el Bien contra el Mal o por sus propios intereses, como suele ser habitual en la fantasía heroica, el Campeón Eterno lucha manipulado por una de estas dos fuerzas contra la otra.

Vale la pena tener todo esto en cuenta, a pesar de que EL CABALLERO DE LAS ESPADAS -primer volumen de la TRILOGÍA DE LAS ESPADAS o PRIMERA TRILOGÍA DE CORUM, que se completa con LA REINA DE LAS ESPADAS y EL REY DE LAS ESPADAS- es relativamente convencional en su inicio. Una introducción nos ubica espaciotemporalmente en un mundo donde otrora había dos antiguas razas predominantes, los Vadhagh y los Nadrhagh, eternos rivales de vidas varias veces centenarias, que desde tiempos inmemoriales se combatían mutuamente, pero sin odio. Eso está cambiando con la aparición y progresiva expansión de una tercera especie, mucho más grotesca, semibestial, brutal y destructiva: los Mabden. Si se lo prefiere: los seres humanos. En un estremecedor paralelismo con la realidad, éstos se están enseñoreando con el mundo, destruyendo mucho y liquidando a los Vadhagh y los Nadhragh, que en buen número de ellos inspiran aversiones racistas y a los que, se verá más adelante, llaman Shefanow, corrupción de sefano, término equiparable a demonio.

Tras esta entrada en clima, el argumento arranca en Erorn, un castillo Vadhagh donde el Príncipe Corum Jaelen Irsei, muy entendido en artes y ciencias, pero totalmente ignorante en lo que se refiere a pelear, es abordado por su padre para pedirle que visite a otras gentes de su raza, ya que lleva doscientos años sin saber nada de otros Vadhagh y trescientos sin ver un Nadrhagh. Teme que el Universo esté sufriendo una grave perturbación, especialmente porque, en Erorn, los Vadhagh sufren menoscabos en su capacidad de desplazarse por lo que ellos llaman los quince planos (es decir, otros tantos universos de los muchos que componen el Multiverso).

Corum emprende el viaje a petición de su padre y no tardará en descubrir que las anomalías son provocadas por los Señores del Caos, en un intento de imponerse por encima de sus contrapartes de la Ley Los Nadhragh han desaparecido o son una cruel caricatura de lo que solían ser; Erorn es todo lo que queda de los Vadhagh, y muy pronto saldrá de escena atacado por los Mabden, haciendo que Corum pase a ser el último de su raza, y uno no muy típico (como él mismo reconocerá más tarde), puesto que pronto experimentará emociones que nunca había sentido antes, particularmente el odio. Un temible grupo Mabden, los Denledhyssi , liderado por un cierto Glandyth-a-Krae, se apodera de Corum y lo tortura. Corum logra salvar su vida saltando a otro plano, pero no sin antes sufrir una mutilación que lo priva de una mano y un ojo. Luego, cada vez más sediento de venganza, irá a dar primero al castillo Moidel, gobernado por una Mabden llamada Rhalina, y luego a la guarida de un hechicero llamado Shool-an-Jyvan, que tiene la "humilde" ambición de convertirse un poderoso dios. Rhalina se aliará con Corum de corazón, por enamorarse de él; pero Shool, mucho más inescrupuloso, planea explotar el odio del Vadhagh para persuadirlo de que mate al primero de los dioses del Caos, Arioch, el Caballero de las Espadas, cuyo corazón necesita el hechicero para concretar sus "modestos" fines. Y cuando Corum acepta, reemplaza la el ojo y la mano que ha perdido con lo que podríamos definir como prótesis mágicas, el Ojo de Rhynn y la Mano de Kwll. El Ojo le permitirá ver hacia ciertas regiones misteriosas; la Mano, convocar ayuda de esas mismas regiones.

Seamos justos: la TRILOGÍA DE LAS ESPADAS, cuyos libros leí por separado en las viejas ediciones de Francisco Arellano, entretiene y hasta tiene momentos verdaderamente impresionantes, sobre todo, en el caso de EL CABALLERO DE LAS ESPADAS (para no adelantar demasiado de los otros dos volúmenes) en la introducción, la tortura y mutilación de Corum, el instante en que éste descubre, horrorizado, que la Mano de Kwll parece tener vida propia, y la reflexión acerca de los amores poco ortodoxos -en este caso entre seres de distinta especie: Corum, un Vadhagh, y Rhalina, una Mabden-. También me cayó simpático el pintoresco Jhary-a-Conel, personaje que irrumpe en la trilogía, junto a un extraño gato alado, en LA REINA DE LAS ESPADAS; pero aun así, la trilogía no me convence del todo; sigue pareciéndome demasiado delirante. Esa sensación comienza ya en EL CABALLERO DE LAS ESPADAS, pero se incrementa con LA REINA DE LAS ESPADAS y llega al tope en los tramos en que, en EL REY DE LAS ESPADAS, Corum comparte cartel con Elric de Melniboné y Erekose, personajes también de Moorcock que protagonizan otros libros del "Ciclo del Campeón Eterno" al que pertenecen estas tres novelas. Claro que derecho a pensar distinto, todo el mundo lo tiene; y en este caso, quienes discrepan conmigo forman legiones. La verdad, viendo las cosas que se publican a vecs ahora, yo mismo tengo mejor opinión de la TRILOGÍA DE LAS ESPADAS, pero nunca estarán a la altura, en mi gusto personal, de EL SILMARILLION, EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, HARRY POTTER, UN MAGO DE TERRAMAR, VOLKHAVAAR, EL SEÑOR DE LA NOCHE o ESPADAS CONTRA LA MUERTE, por nombrar sólo algunas célebres joyas de la literatura fantástica.

Escrita hace 12 años · 4 puntos con 2 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 6 ·

Comentarios

@nikkus2008 hace 12 años

Ya he agradecido arriba las críticas de ustedes, como la de otros usuarios que se esmeran en hacer un análisis profundo de cada libro que reseñan. Ya he agregado varios libros a mi lista de deseos por sus explicaciones. Un abrazo!

@EKELEDUDU hace 12 años

Oh, bueno, Nikkus, todos nos esmeramos en ese sentido, y eso te incluye. Yo mismo añadí unos cuantos libros a mi lista, también por críticas hechas por vos o por otros usuarios. De eso se trata todo esto, después de todo: de ampliar nuestro panorama de lecturas en base a la orientación que sepamos darnos unos a otros. Gracias, abrazo para vos también.