REPRESENTATIVO por nikkus2008

Portada de CUENTOS

Voy a hablar un poco de este gran escritor galés, injustamente poco conocido, mientras veo de reojo rebalsar la espuma de mi vaso de cerveza rubia, helada, después de una larga jornada acompañada de un calor agobiante. Me permito una digresión. Espero me la permitan ustedes y no me insulten demasiado; pero tiene que ver con mi comentario sobre este libro y sobre el autor.

Hoy tuve que viajar a un barrio complicado de tránsito, con treinta y tres grados y nubes bajas amenazantes. Mientras viajaba en el colectivo hasta el barrio de constitución, pensé en la enorme cantidad de calles que uno desconoce; no solo las calles arboladas, hermosas, perfumadas por los tilos y refrescadas por las sombras movedizas de las copas; me refiero, más aun, a esas calles sucias, humedecidas de verduras podridas, de flores pisoteadas, ubicadas en zonas mercantiles, donde transitan cientos de personas diariamente. Veía esas calles ominosas, donde el furioso sol del mediodía hacía hervir la basura arrojada en las aceras elevando un vaho repugnante y pensé en Machen.

Tomo un trago de mi cerveza. Bien, todavía está fría. Sigo.

Recordé que sus historias transcurren en un Londres casi místico, o en bosques apretados y en meandros intransitados y tenebrosos. Mientras me goteaba la transpiración a raudales, y leía de a ratos y subrayaba con lápiz varios perfectos e inolvidables pasajes de la sorprendente novela “Salambó” de Flaubert, pensé en los crímenes que se estarían cometiendo en ese mismo momento en cada uno de los departamentos de persianas cerradas; pensé en los idiotas que en pleno siglo XXI realizan horrorosos sacrificios con animales en aras de la “magia negra” para reconquistar un amor o para adherirse a la secta de Dios Dinero; pensé y me estremecí al pensar que cada persona que viajaba a mi lado bien podía ser uno de ellos, uno de esos depravados mentales “con apariencia de normalidad y cordura”.

Decía todo esto para justificar la repetición de conceptos vertidos en las otras reseñas (parece que estoy condenado a reseñar todos los libros de Machen yo solo, ya que nadie parece leerlo) y así de esta manera me disculpen si cansan dichas repeticiones.

Y se me está calentando la cerveza por culpa de Machen. Basta, empiezo con el libro de una vez y verán que la intro tiene su razón de ser:

Hay una cualidad distintiva en los relatos de Arthur Machen, y es que en su mayoría, lo siniestro y fantástico se manifiesta de manera gradual, independientemente del lugar físico de su desarrollo; puede que sea en la umbría de bosques espesos, a través de senderos ocultos rodeados de espinos y flores bajo un puro cielo azul (donde la maldad no puede ocurrir), como en medio del laberinto de Londres, en sus calles empedradas, o en la serenidad de los suburbios y arrabales de la ciudad. Esto último es un detalle no menor, porque Machen rompe con la costumbre de situar el horror dentro de un marco clásico de casas encantadas, en castillos envueltos en densas cortinas de bruma, etc.

El primer cuento, "La luz interior", nos habla de un hombre que encierra dentro de una esfera, un bello ópalo de considerable tamaño, al alma de su esposa. El descubrimiento llena de horror al protagonista cuando descubre el secreto de la joya luminosa. Más que el argumento, más curioso que complejo, pesa el estilo descriptivo y como ya he anticipado, la costumbre de hacer caminar a sus protagonistas por las calles menos transitadas en busca de hechos insólitos e infrecuentes.

"El pueblo blanco", festejado por Borges, que ha dicho que posiblemente sea el mejor cuento de horror de todos los tiempos, es un agradable relato, exquisito por su florida prosa poética, que contiene a su vez varios relatos dentro del mismo. Se suceden tenebrosas ceremonias secretas en los bosques; el empleo de arcilla para la fabricación de muñecos guardados entre meandros ocultos, palabras y señas que sólo conocen los "iniciados", caminos nunca antes hollados por pies humanos.
Todo aquí parece trasladarnos a un cuento de hadas macabro, repleto de descripciones bellísimas, siempre aderezados con un toque de inquietud, una sensación de "amenaza" que parece provenir desde los árboles, de los lagos, arroyos, como si los bosques y una fuerza ocultaran a nuestros ojos, cosas que sólo cierta gente puede ver. Es un muy hermoso cuento, algo extraño y hasta hermético en cierto modo.

"De las profundidades de la tierra" trata sobre una horda de niños perversos, niños "con caras de viejo, de rostros abogatados con ojos lascivos". No es un gran cuento, pero esta breve descripción de estos niños malditos y crueles, quiénes son capaces de hacer correr sangre y reírse a carcajadas, me llena de pavor.

"Un chico listo" es un cuento en el que el horror, no se manifiesta de manera tan evidente como en otros relatos del autor. Aunque no carece de cierto ingenio.

"Los niños de la charca" es excelente. Un gran cuento de terror, con acertadísimas dosis de psicología. Un hombre, comete o cree haber cometido alguna acción aberrante en su pasado, algo que no quiere recordar. Al volver a su condado natal, al cabo de muchos años, comienza por recorrer los verdes valles, a perderse por caminos recorridos tantos años atrás. Llega hasta una charca negra, un lago de aguas oscuras, borboteantes, donde crecen espantosas hierbas acuáticas. Una voz, en medio del bosque tenebroso, le susurra su nombre, una y otra vez. El hombre corre hasta su posada preso de un gran terror. Más tarde, unos golpes en ventana lo sobresaltan. Y una vez más escucha “aquella voz”, que le refiere hechos pasados. El hombre sufre un estado de nervios y se vuelve al fin a Londres.
La visión de la charca, la voz en la ventana y en el bosque, despiertan el él, ciertos recuerdos que habían quedado olvidados en algún rincón de su memoria. Esas imágenes feas, horribles, se convierte en símbolos y le presentan en su mente paralelismos con aquel hecho. Machen especula con el crecimiento de esa semilla, posiblemente un hecho en sí insignificante, pero que al pasar los años, se va agrandando hasta tomar dimensiones terribles y hacen volver al "monstruo" en su interior.
Este relato creo, puede tener más de una lectura y resulta muy interesante.

"N" es el último relato del libro y posiblemente el mejor. En este cuento, Machen plasma sus ideas, sus creencias sobre lo oculto, lo extraño y fantástico detrás de las apariencias normales casi como en ninguna otra obra (obviando "La colina de los sueños" y "Un fragmento de vida"). La narración es fluida, entretenida, y es beneficiada por una deliciosa prosa, sutil y elegante; nos absorbe y nos sumerge dentro del argumento. Machen descorre el velo ordinario que cubre las fachadas de las casas, de las calles comunes y conocidas, y emergen de su imaginación floridos y espesos valles, senderos que desaparecen en los confines, una casa de "hadas", estanques borboteantes y flores amarillas, rojizas y purpúreas como piedras preciosas. Es de los cuentos más destacados y reconocibles de este escritor.

Ya saben entonces, a mirar bien las grises y humedecidas calles de sus barrios; ¡Desgarren los velos de lo ordinario y tal vez puedan observar!...

Se me calentó la cerveza, al final (el sexto vaso, claro está).

Escrita hace 12 años · 4.7 puntos con 6 votos · @nikkus2008 le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@lucero hace 12 años

Muy completa tu reseña. Otro libro más que pongo en mi lista de deseos.
Cuando lo consiga y lo lea releo tu comentario.

@nikkus2008 hace 12 años

Hola lucero, gracias por tus palabras. Yo también tengo una lista de deseos cada vez más grande; ¿de donde sos?, porque en España seguro lo vas a conseguir; en Argentina (de donde soy) hace poco había un ejemplar en mercadolibre, pero me acabo de fijar y ya no está. Espero que lo puedas conseguir, ya que no te vas a arrepentir. "El pueblo blanco" y "N" justifican el libro largamente. Un abrazo y contame si lo llegaras conseguir y leer.

@lucero hace 12 años

Soy de Argentina. Si ya hiciste la búsqueda no me tomo el trabajo. Rasteo en bibliotecas y si no lo hallo voy a ver en Internet para leer en el e-reader. Saludos !