LA NECESIDAD DE FRUSTRARSE por Poverello

Portada de EL GRITO DE LA GRULLA

Siento un profundo displacer (es decir, me toca los huevos, con perdón) el tener que catalogar El grito de la Grulla como literatura juvenil, cuando este personal y característico cuento vuelve a hacerme saltar las lágrimas con sólo leer de nuevo su sinopsis.
Hace justito nueve años, la fecha exacta de su publicación, María, una amiga de las que se merecen de verdad tan gozoso substantivo, me dice: "Un amigo -que seguramente también debe merecerse tal nombre- ha escrito un cuento y ha conseguido que se lo publiquen como género infantil y juvenil, pero..." Ese amigo era Samuel Alonso Omeñaca y yo, que me fío mucho de l@s buen@s amig@s, no me hice esperar.
Y entendí lo que quiso decir María: El grito de la Grulla es un libro que pueden y deben leer l@s niñ@s, pero ¿por qué no hacerlo acompañado de sus padres/madres? Sobre todo de aquell@s que creen que sus nenes y nenas no deben sufrir, ni pasarlo mal, ni frustrarse... como si eso hubiera que dejarse para más adelante, cuando no reste más remedio. Yo considero un lujo, un gozo que l@s niñ@s se frustren, que se entristezcan, que lo pasen mal y a través de esa realidad sean capaces de descubrir lo bello de la vida, sus capacidades de avanzar, de ser mejores, de ayudar y empatizar con las personas que les rodean. Omeñaca no trata a l@s niñ@s como tont@s, ni a los mayores, ni a sí mismo, porque acertó a descubrir que nadie lo es, aunque la comodidad invite a ello; por eso, esta fábula sencilla, de letra grande y redonda, de lectura ágil, profunda y conmovedora es necesaria, al contrario que la inutilidad de las bombas y el desastre.
Me displace (me toca los huevos) que se trate a l@s niñ@s como tont@s.

Escrita hace 12 años · 4 puntos con 1 voto · @Poverello le ha puesto un 7 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 12 años

No pongas tantas arrobas, hombre: tampoco se nos exige aquí ser tan políticamente correcto.

Es una opinión, claro.

@Poverello hace 12 años

No lo hago por ser políticamente correcto, para mí es cuestión de justicia y co-educación, que el lenguaje ha hecho muchísimo daño, pero como sé que hay gente a la que le puede cansar intentaré usar ambos términos o buscar uno que englobe a ambos, aunque sea menos... bello. Gracias mil.