COMO LA COPA DE UN PINO por Poverello

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Paseando por Milán, hace apenas seis meses, con una pareja de amigos de la propia ciudad se detienen ante el inmenso portal de una casa: "Oh, foto, está es la casa dónde vivió Alessandro Manzoni"- comenta Marina, la encantadora esposa. "¿Qué era, un famoso escultor?" -su mirada pétrea y el rostro tremebundo de Giorgio me hicieron descubrir de súbito mi inmensa cagada. "Nooooo, ¿no conoces I Promessi spossi?" No sabía si mentir descaradamente como un bellaco o meterme en los próximos segundos la lengua allá por debajo de la concusilla.
Evidentemente no lo pude consentir; llegué a España y lo saqué de la Biblioteca. "Tochaco", me dije. No hizo falta exceso de esfuerzo, lo aseguro, como nuestro Quijote: humor, amor, intrigas, malvados... y eso sí, decenas de páginas históricas que si no conoces el contexto o la importancia determinante en el devenir de los personajes pueden hacerse cuasi interminables.

Una cosa me quedó cristalina: no era escultor, era un escritor como la copa de un pino.

Escrita hace 12 años · 3 puntos con 2 votos · @Poverello le ha puesto un 9 ·

Comentarios

@Faulkneriano hace 12 años

Como la copa de un pino, Poverello. En Italia es una verdadera institución, y se lo merece. Su entierro fue una verdadera manifestación. La mismísima misa de Réquiem de Verdi se compuso en su honor. En España es menos leído de lo que debiera, aunque se encuentra en muchas ediciones (será porque los españoles son los malos de la novela) A tener, muy, muy en cuenta. Me encanta que sea una novela limpia, de buenos sentimientos, donde ganan los buenos...

@Poverello hace 12 años

¡Qué verdad más grande! A mí me encantó ser de los malos, ja ja.

Y también me encanta tu apodo: Faulkner ES. Punto.

@Faulkneriano hace 12 años

Lo de faulkneriano, supongo, es una declaración de principios, en estos tiempos en los que parece obligado el revisionismo y meterse con los grandes. Bienvenido, cordobés, y ponte a gusto en esta tu página.

Me había comprado I promessi spossi (me gusta más en italiano, veramente) en la edición de Letras Universales de Cátedra, con una letra muy pequeña, y fue justo cuando empezó la vista cansada (la edad, que no perdona) así que anda la novela por ahí, olvidada en el estante de los italianos. Habrá que releerla, ahora que me he decidido a comprar gafas.