TODO LO QUE ACERCA DE ELLAS SE OPINABA EN EL MEDIOEVO por EKELEDUDU

Portada de MISOGINIA Y DEFENSA DE LAS MUJERES

Este texto pertenece a la colección Feminismos, publicada por Ediciones Cátedra, algunos de cuyos títulos, es preciso admitirlo, en principio suenan más aburridos que chupar un clavo. Claro que el contenido, como todo, depende del gusto del lector. En este caso, quien quiera aproximarse a la visión que de la mujer se tenía en el medioevo, o simplemente las feministas, o los apasionados de lo medieval, posiblemente tenga interés en este libro, pero como el mismo no es precisamente barato, más vale especificar tanto como sea posible su contenido a fin de que el eventual lector no quede defraudado y encima más empobrecido de lo que ya estaba.

Probablemente no sólo en la Edad Media, sino en ningún lugar y época, las mujeres fueron vistas de igual modo por el sexo masculino; como mucho, predominaba un punto de vista. En la Edad Media (y es lamentable decirlo, pero también posteriormente, y quedan todavía residuos en la actualidad), ese punto de vista era negativo. Evidentemente la tradición judeocristiana, según la cual Eva había sido la primera en morder el fruto del árbol prohibido y arrastrado en su caída a Adán, tuvo en ello bastante que ver, pero no fue el único motivo. En todas las culturas primitivas -y no tan primitivas- existió siempre un horror instintivo hacia la menstruación; y autores clásicos como Aristóteles, Galeno y Juvenal fueron notoriamente misóginos. En ellos tanto como en algunos otros dudosos próceres de la extrema misoginia como Tertuliano, más otros un tanto más moderados como San Agustín y Santo Tomás de Aquino -por supuesto, cristianos todos ellos- y la misma Biblia, se apoya buena parte de la considerablemente nefasta visión que imperó de la mujer en la Edad Media. Algunos autores posteriores, por cierto, ennegrecieron esa imagen hasta extremos ya delirantes, caso de un tal Andreas Capellanus que en 1174 escribió una obre intitulada SOBRE EL AMOR, donde decía que la mujer es avariciosa, envidiosa, maldiciente, ladrona y muchas cosas más que renunciamos a enumerar aquí, para concluir en que es incapaz de sentir amor por un hombre.

Afortunadamente, otras fuentes, sin duda más escasas pero de todos modos contundentes, sirvieron de fundamento a otros autores para defender a la mujer; entre ellas, Ovidio, los hoy apócrifos libros de Esdras 3 y 4 y, para dójicamente, la misma Biblia, una prueba más de que por desgracia a las Escrituras se las puede interpretar a gusto según la propia y falible mentalidad, manifestada en este caso por el hecho de que se las haya usado en apoyo de dos puntos de vista tan opuestos. Entre las varias obras medievales que defienden a las mujeres, podríamos destacar la DEFENSA DE LAS VIRTUOSAS MUJERES, de Alvaro de Luna, y algunos pasajes de la CÁRCEL DE AMOR, de Diego de San Pedro. Hubo además otros autores que eludieron -ya sea a favor o en contra de la mujer- el estilo serio y formal en favor de la sátira.

Párrafos clave de éstas y otras obras, junto con las explicaciones que vengan al caso, es lo que mayormente encontraremos en MISOGINIA Y DEFENSA DE LAS MUJERES, pero es menester aclarar que los extractos conservan su duro y anticuado castellano original. El estilo arcaico no me molestó en ciertas obras como el DECAMERÓN, de Boccaccio, pero debo admitir que en este caso sí me resultó en general un tanto pesado.

Sin embargo, no he encontrado hasta el momento otra obra que aborde esta temática con tanta profundidad, y a quienes nos atrae el Medioevo y tenemos por otra parte un concepto del sexo débil (que mientras tanto ha demostrado, después de todo, no ser tan débil, pero hacia el cual los hombres igualmente podríamos tener la deferencia de mostrarnos más protectores de lo que nuestro machismo nos lo permite) mucho más elevado del habitual, siempre nos producirá placer constatar que, aunque haya sido un período menos romántico de lo que se supone, al menos tampoco era mentalmente mucho más cerrado y troglodítico de lo que es ahora. Porque, efectivamente, habrá que reconocer que la misoginia sigue vigente, aunque ahora no por el pecado de Eva sino por las supuestas diferencias entre el cerebro del hombre y la mujer o cosa por el estilo. Qué se le va a hacer, siempre habrá pretexto para justificar la estupidez dañina...

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

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