INNES: MÁS MISTERIO Y SUSPENSO, ESTA VEZ EN EL MUNDO ARÁBIGO por EKELEDUDU

Portada de EL OASIS CONDENADO
El autor de esta reseña ha idicado que contiene spoiler, mostrar contenido.

Nos encontramos en algún lugar del mundo árabe, no sabemos cuándo exactamente, pero sin duda alrededor de 1960, fecha en que vio la luz esta novela. En un Juzgado de Primera Instancia se llama a testificar a George Aubrey Grant, abogado de profesión, que alguna vez trabajó para el acusado y dejó de hacerlo recién al enterarse de que sería testigo de la acusación. El detenido fue alguna vez visto como una especie de héroe, y ahora está acusado de asesinato; por lo que no llama la atención que en la sala estén presentes distinguidos personajes y representantes de la prensa mundial. Es todo lo que sabremos por el momento de él.

La declaración de Grant -que ocupará prácticamente el resto del libro- remite a una tarde de marzo, cuatro años atrás, hasta una llamada telefónica solicitando sus servicios profesionales. Dicha llamada conduce al abogado hasta cierto domicilio de Cardiff, Inglaterra. Allí descubre que, durante una confusa reyerta familiar, ha muerto un hombre de apellido Thomas, al parecer de un ataque cardíaco, pese a lo cual es posible que por esa muerte se acuse de asesinato a su hijastro David. Trasciende más tarde que éste se ha fugado de un correccional luego de recibir una carta donde su madre declaraba no soportar más a su marido, que era un borracho violento, y proyectar suicidarse. Llegado al hogar, y durante una discusión con quien hasta ese momento creía su padre biológico, éste la había revelado su condición de bastardo. David no simpatizaba con su ahora finado padrastro, pero menos parece agradarle, sin conocerlo, quien según sabe ahora es su verdadero padre, el coronel Charles Stanley Whitaker, antiguo héroe de guerra que abandonó a la madre de David embarazada de éste y de su hermana gemela, Sue, aunque para la manuntención de ambos hacía llegar periódicamente cierta suma de dinero a través del despacho de Evans, Jones y Jones, la procuraduría donde ejerce Grant.

David rechaza los servicios profesionales de este último. Posteriormente la policía detiene al muchacho, quien sin embargo se fuga durante su traslado a la cárcel, para enseguida acudir al despacho de Grant a fin de averiguar el domicilio del coronel Whitaker, su padre. Grant desconoce la dirección exacta, pero tiene algunos datos. Tras comprensibles vacilaciones, ayuda al muchacho a colarse como polizón hasta el Golfo Pérsico y, más precisamente, hasta la isla de Bahrein, donde el coronel se ha transformado en "una especie de Lawrence de Arabia sin influencias políticas", al decir de uno de los personajes. En eso David, quien estaba obsesionado con cuanto tuviera relación con lo árabe y hasta hablaba un poco ese idioma, había evidentemente salido a su padre.

Durante los siguientes tres años, Grant se entera de pocas novedades acerca de David o de la familia de éste, excepto que el joven había llegado exitosamente a Bahrein, siendo bien recibido por su padre. Este, agradecido, había encomendado a Grant la administración de sus negocios, con la orden expresa de por ningún motivo comunicarse con él una vez que tuviera los mismos bajo su custodia. Padre e hijo estaban juntos en un oasis llamado Saraifa. Luego, de improviso, le llega la copia de un cable en el que se informaba a Sue, hermana del muchacho, que se había descubierto el Land Rover de David abandonado en pleno desierto y que al desaparecido joven se lo daba por muerto.

Más enigmático todavía, llega a manos de Grant un mensaje de David en el que parecía intuir que sería asesinado y le pedía que realizara para él cierta gestión relacionada con una compañía petrolera. David esperaba que Saraifa (el "oasis condenado" del título), atribulado por una apremiante necesidad de agua, cosechara los frutos de dicha gestión, que llevará al abogado a Bahrein y a una guerra entre oasis. Pero, ¿ de verdad ha muerto David? ¿Lo ha matado su padre, de quien aparentemente se había distanciado por vagos disensos?

Tenía que ser Hammond Innes, el autor de LA TIERRA DE CAÍN, quien nos trajera esta aventura rebosante de misterio y suspenso. El autor por lo visto tenía cierta predilección por los escenarios desolados, ya se tratara del helado páramo que era en su tiempo la Península del Labrador, ya se tratara, como en éste, del desierto arábigo, del que hace bellas descripciones. Como también poseía, sin duda, gran habilidad para crear climas misteriosos, aquí desde el mismo inicio, presentando veladamente a un acusado por homicidio, sin revelar el nombre del mismo ni de su víctima. Uno y otra podrían no ser quienes creemos.

El final es, en mi opinión, un tanto apresurado y abrupto, pero esto no desmerece la calidad de la novela, que mantiene a sus lectores reprimiendo el aliento hasta las últimas páginas. Vale la pena destacar que no hace tanto la BBC efectuó una versión radiofónica de EL OASIS CONDENADO. Buena elección: es una obra decididamente apasionante.

Escrita hace 12 años · 0 votos · @EKELEDUDU le ha puesto un 10 ·

Comentarios